La virulenta retórica anti mexicana de Donald Trump, desde
que lanzó su campaña presidencial en 2015 y hasta esta fecha, ha enraizado en
la psique de la población blanca (y de una parte de negros y mexico-americanos,
por increíble que parezca), culpando a México y a sus ciudadanos de los
principales problemas que enfrenta Estados Unidos, equiparándolos casi al mismo
nivel que los “terroristas islámicos”, Irán
y Corea del Norte.
Sitios en la red como Breitbart y Vdare[1],
comentaristas xenófobos y racistas como Ann Coulter, Laura Ingraham, Sean
Hannity, Lou Dobbs; y los consabidos supremacistas blancos (Spencer, Macdonald,
etc.) han explotado al máximo las invectivas de Trump contra los “no blancos-extranjeros”
que dañan a los estadounidenses quitándoles sus trabajos (con especial énfasis
en los que provienen de la frontera sur), al entrar ilegalmente al país y
deprimir los salarios; “vivir” de los programas sociales y ayudas del gobierno;
“costarle” millones de dólares al ciudadano estadounidense, que tiene que
desembolsar los gastos de esas ayudas; “sufrir” el crimen y las violaciones a
la ley de esos inmigrantes; especialmente el aumento del tráfico de drogas y la
epidemia de muertes por drogadicción; y aumentar significativamente el número de personas de otras culturas, que no saben el idioma y que no se “adaptan” o “asimilan”
al modo de vida estadounidense; o lo ponen en peligro con acciones y críticas
contrarias al mismo.
Así también, México succiona los empleos y las empresas
manufactureras de Estados Unidos, debido a sus bajos salarios y a que el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), “favorece” al vecino
del sur.
Toda esta explicación, que tiene mentiras completas y
verdades a medias, sirve a las élites estadounidenses para dirigir hacia el "otro", la ira de
las clases trabajadoras y medias, que han visto como se estanca o decrece su
nivel de vida, debido al aumento exponencial de las ganancias financieras del
1%[2], debido a la globalización y a la política económica neoliberal; así como al
masivo fraude instrumentado por los usureros-especuladores cosmopolitas de
Nueva York en 2008, que han acumulado la mayor parte de la riqueza del país más
poderoso del mundo, en detrimento del resto de la población.
Y en vista de que ese mecanismo de extracción de la riqueza
va a continuar, pues Trump intenta bajar aún más los impuestos a las clases
altas, permitir que repatrien miles de millones de dólares del exterior, con un
mínimo pago de impuestos; y, está luchando por volver a desregular al sistema
financiero, después de las muy laxas leyes aprobadas a raíz del mega fraude del
2008; lo que va a suceder va a ser una mayor depauperación del ciudadano medio
estadounidense, y por lo mismo aumentará la insatisfacción e ira de la población, que
tendrá que ser redirigida hacia los “chivos expiatorios”, que pagaran el precio
de estas políticas depredadoras: los indocumentados y los países débiles (como
México) o considerados “enemigos” de la potencia hegemónica o en su defecto,
del “alter ego” de Estados Unidos, es decir Israel (Irán, Siria, Corea del
Norte, Venezuela, Cuba y por supuesto Rusia y China).
En el caso mexicano, el problema radica en que sus clases
dirigentes, en su gran mayoría, son lacayos del imperio estadounidense,
empleados de las grandes trasnacionales de ese país o subordinados del aparato
de seguridad e inteligencia de Washington, por lo que poco o nada harán para
contrarrestar la ola de acusaciones, críticas, ataques y represalias que el
aparato gubernamental estadounidense y la base electoral de Trump lanzarán
contra México y los mexicanos; especialmente el próximo año, que es año
electoral en ambos países, y en el que muy probablemente se termine el TLCAN,
pues de esa forma Trump incentivará aún más a sus partidarios, asegurándoles
que está resolviendo la pérdida de empleos en Estados Unidos y el déficit
comercial del país; además de que iniciará la construcción del muro en algunas
zonas de la línea fronteriza.
Todo ello dará energías renovadas a la muy extendida población xenófoba y
racista estadounidense, que así verá reivindicados sus ancestrales prejuicios;
y también de esa forma la élite estadounidense podrá pasar desapercibida de la
ira ciudadana, por la continua depredación económica que realizan, a costa de
los trabajadores estadounidenses, los inmigrantes y los países lacayos del
imperio estadounidense.
[1]
Vale la pena revisar los comentarios racistas contra los mexicanos que hacen
los estadounidenses, en un artículo favorable a México, en un sitio no
caracterizado por su xenofobia o racismo: http://www.unz.com/freed/from-tex-mex-to-mex-tech/
[2]
De hecho el 0.1% más rico de Estados Unidos, pasó de tener el 7% de la riqueza
del país en 1978; a poseer el 25% en la actualidad. https://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2016-11-11/estados-unidos-desigualdad-riqueza_1287760/
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