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Zapata

miércoles, 30 de septiembre de 2015

PUTIN+OBAMA

Impresionante, increíble y ojalá positivo para la paz del mundo. Hace unos minutos Sergei Lavrov y John Kerry en el edificio de la Naciones Unidas determinaron que Netanyahu, el lobby pro Israel, el complejo militar-industrial y de seguridad de Estados Unidos (más aliados) y los "minions" conservadores del partido republicano, no definen la política de las superpotencias (Estados Unidos y Rusia); no definen si hay guerra contra Irán y el gobierno de Bashar el Assad; no definen si se escala la lucha entre Rusia y los Estados Unidos. Son Obama y Putin los que deciden qué se hace en Siria, qué se hace en el Medio Oriente y qué se hace para mantener la paz mundial.
Lavrov y Kerry señalaron que Rusia y Estados Unidos (al menos el gobierno de Obama), establecerán cómo se va a combatir al Estado Islámico (se pondrán de acuerdo en la forma de combatirlo, sin interferirse mutuamente); cómo se intentará establecer un camino para lograr la paz y la reconciliación en Siria (con o sin Assad, eso es lo de menos); cómo evitarán más daño a la población siria y cómo detendrán el flujo de refugiados hacia Europa. En suma, el mensaje es, nosotros somos los que mandamos aquí; ningún lobby, arrogante primer ministro (Netanyahu) o histérica televisora (llámese Fox o CNN); o enanos congresistas republicanos (pagados por Sheldon Adelson, Paul Singer, Ruppert Murdoch o los hermanos Koch), van a definir las relaciones internacionales del planeta. Aquí sólo los líderes y comandantes en jefe de los principales ejércitos del mundo definen qué se hace y cómo. Esperemos que sea por el bien de la humanidad.

martes, 29 de septiembre de 2015

Emergencia salarial
EDITORIAL DE LA JORNADA
29 de Septiembre de 2015
En una conferencia de prensa conjunta ofrecida ayer, el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida, y el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), Basilio González, acompañados por los dirigentes de las cúpulas empresariales, informaron sobre la unificación del salario mínimo en todo el país y que a partir del mes próximo la percepción básica se incrementará en un peso con 82 centavos para quedar en 70.10 pesos diarios. Navarrete Prida aseguró que lo anterior significa una recuperación y ensalzó el trabajo de la Conasami por esforzarse tanto en su trabajo para lograr la mejoría de los salarios.
El optimismo del funcionario parece injustificado si se coteja con el hecho de que quienes perciben el salario mínimo se encuentran, de acuerdo con todos los criterios aplicables, en situación de extrema pobreza: un ingreso medio mensual de 2 mil 103 pesos es a todas luces insuficiente para cubrir las necesidades de una persona, y no se diga de una familia.
Por añadidura, el salario mínimo establecido es manifiestamente anticonstitucional. Cabe citar lo que señala la Carta Magna en su artículo 123, sección a, inciso VI, al respecto:Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.
Un argumento tradicional del poder político y de los voceros empresariales para justificar esta circunstancia inadmisible es que son muy pocos los trabajadores que ganan el salario mínimo, que es una mera referencia y que la mayoría recibe ingresos superiores. Tal alegato es doblemente falso: por un lado, las estadísticas oficiales refieren que hay más de 750 mil empleados con ese nivel salarial; por el otro, el monto promedio de los sueldos –los mínimos y los no tanto– en el país es desoladoramente bajo, y para demostrarlo basta con compararlos con los ingresos en otras naciones.
El minisalario en México equivale a 20 por ciento del que rige en Argentina, menos de 40 por ciento del correspondiente a los de Brasil, Uruguay y Paraguay, 70 por ciento del boliviano, 45 por ciento del de Colombia, 30 por ciento del chileno, 20 por ciento del venezolano, 30 por ciento del costarricense, y es menor a los vigentes en cualquier nación centroamericana. En esta materia nuestro país se encuentra en niveles semejantes a los de Nigeria, Mauricio, Kazajstán, Indonesia y Botsuana. Si se compara con los salarios mínimos promedio vigentes en las entidades fronterizas de Estados Unidos (California, Arizona, Nuevo México y Texas), los nacionales son 15 veces inferiores a los del otro lado del río Bravo (4.13 dólares versus 63.6 dólares).
En cuanto a promedio de ingresos, el sitio about.com indica que, consideradas las diferencias en los precios de las respectivas canastas básicas, un contador mexicano recibe, en promedio, 9.94 dólares por hora, frente a los 9.97 que gana un colega suyo en Colombia, 10.53 en Chile, 14.64 en España, 23.31 en Estados Unidos y 23.82 en Argentina; un maestro mexicano gana 4.36 dólares, mientras en Brasil se le pagan 6.72, en Chile 10.09, en Estados Unidos 13.85, en Argentina 16.74 y en España 18.49.

Este panorama de desastre, que deriva de tres décadas de políticas de contención salarial a toda costa con la justificación de combatir la inflación, no sólo se ha traducido en un drama social intolerable y peligroso, sino que lastra negativamente el conjunto de la economía, por cuanto condena al mercado interno a una permanente depresión. A la larga, la devaluación deliberada de los salarios conlleva a una devaluación de la población en sí misma y coloca en el terreno del absurdo cualquier intento de disminuir la pobreza y los contrastes sociales. Debe reconocerse, por ello, que México está en una situación de emergencia salarial, que las actuales políticas en la materia resultan insostenibles y que es imperativo desechar el marco neoliberal del que son parte, así como emprender una estrategia de rescate de los asalariados.

lunes, 28 de septiembre de 2015

¿DE AYOTZINAPA A LA MOVILIZACIÓN NACIONAL?

En México los movimientos sociales se han desarrollado en los últimos 60 años alrededor de demandas específicas, relativas a ciertos sectores sociales (o a través de la visión marxista, clases sociales), ya sean el obrero (movimientos ferrocarrilero y petrolero a fines de los cincuentas; los electricistas y trabajadores universitarios en los setentas), el campesino (por ej. la lucha del "jaramillismo" durante los años cuarenta y cincuenta en el estado de Morelos), el estudiantil (movimiento estudiantil 1968-1971); los pueblos indígenas (a raíz de la aparición del EZLN en 1994), el magisterial (fines de los cincuentas, ochentas, noventas y hasta la actualidad); la lucha contra la minería y las hidroeléctricas, especialmente a partir del inicio de este siglo; etc.
Con el crecimiento desbordado de la violencia relacionada al crimen organizado (lucha por territorios y "mercado"; "guerra contra el crimen organizado", etc.) en los últimos 20 años, la movilización nacional ha sido tanto de estratos medios como de sectores populares, en busca de respuesta a su reclamo de seguridad, de justicia por los asesinatos, desapariciones forzadas, abuso de autoridad, violaciones a los derechos humanos, etc.
Otra por supuesto ha sido la vertiente de la protesta política, relacionada sobre todo con la exigencia democrática, el repudio al fraude y la extensión de los derechos políticos a diferentes grupos (1988, 1994, 2000, 2006, 2012).
Si hiciéramos un recuento de la protesta, de la movilización por motivos políticos, económicos y sociales de la población mexicana, nos podremos dar cuenta que esta última dista mucho de ser pasiva (aunque en principio esa es la impresión que se tiene), conforme, "satisfecha" (según varias encuestas de los últimos años) y favorable al régimen político y al sistema económico imperantes.
Sin embargo, rara vez todas estas protestas se traslapan en el tiempo, en la geografía o en el tipo de demandas hacia las autoridades locales, estatales o federales.
Casi siempre se detonan en sectores específicos, en regiones y en lapsos definidos, que permiten al Estado dar respuesta de diferente manera a esas exigencias. Ya sea difiriendo la solución (la más común), a través de respuestas burocráticas, con objeto de desgastar al movimiento en específico, y en especial al conjunto poblacional que las apoya; dando respuestas "a medias" que puedan permitir "desactivar" el conflicto, accediendo a algunas de las peticiones, negando otras y difiriendo la respuesta a otras más; cooptando a los líderes, a través de prebendas, trato diferenciado o de plano mediante posiciones políticas o beneficios económicos. Normalmente si estas vías no sirven para desactivar la protesta y la movilización, se recurre entonces a la "cerrazón" y a la definición de opciones limitadas (o aceptan la propuesta oficial o no reciben nada), utilizándose también la descalificación de la protesta y de sus líderes a través de los medios de comunicación; lo que comúnmente lleva a la radicalización del movimiento (o por lo menos a una parte de él); y ello finalmente deriva en la represión.
Si bien, no es necesariamente una secuencia precisa de cómo responde el Estado a los movimientos de protesta, pues ello depende del ámbito en el que se realiza (local, estatal, regional o nacional); del nivel de gobierno que lo debe atender, del tipo de recursos que se le exigen a la autoridad para resolverlo (leyes, decisiones administrativas, recursos económicos, etc.) y de la sensibilidad de los encargados de solucionar, diferir o negar las peticiones o exigencias que se hacen desde la sociedad civil, sí resume el catálogo de instrumentos que el sistema político y económico utiliza para procesar las demandas sociales que llegan a la movilización y a la protesta, en ocasiones de manera violenta.
A raíz de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Brugos de Ayotzinpa, hace más de un año en Iguala, por parte de la policía municipal de esa ciudad, la de Cocula y sicarios del cártel Guerreros Unidos, con la complacencia y/u omisión de autoridades estatales y federales, en diversas organizaciones sociales y partidos de izquierda, se ha planteado la posibilidad de que Ayotzinapa pueda convertirse en el núcleo de una movilización transversal, que pueda aglutinar a numerosos sectores inconformes con la política económica, social, de seguridad, etc. del actual régimen, con objeto de articular un gran movimiento nacional que pueda cambiar al país de fondo.
Esta pretensión surgió en su momento con el movimiento estudiantil de 1968, del que se esperaba fuera el detonador para una movilización general de diferentes sectores que llevara a un cambio político y económico de gran envergadura. La represión primero, la cooptación después, la radicalización misma de la protesta (la guerrilla urbana de los setentas), el desgaste del movimiento y algunos cambios dentro del propio sistema político, desbarataron esa posibilidad.
El quiebre dentro del aparato priísta en 1986-88, con la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, volvió a abrir la esperanza de cambiar, ahora a través del sistema politico-electoral, al sistema. El fraude y los amagos de represión, más la prudencia (otros la llamarían falta de carácter) del principal protagonista de este episodio, permitieron al sistema salir airoso del reto, y no sólo eso, también terminar de constituir una nueva coalición de intereses, con un proyecto de subordinación al exterior, reflejado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La aparición del EZLN en 1994, fue un reto, primero armado, y después social y político, que cobró fuerza como un intento de desestabilizar a todo el sistema político y económico prevaleciente. Sin embargo, el sistema respondió rápidamente evitando la respuesta violenta (sólo duró 10 días), y pudo acotar las demandas al ámbito indígena (aunque tuvo también su repercusión en el ámbito político electoral), evitando así que la rebelión zapatista se convirtiera en el corazón de una protesta más vasta, a nivel nacional. Finalmente, no pudo trascender el sector del que surgió, el de los pueblos originarios de México.
Andrés Manuel López Obrador fue quien puso en riesgo al sistema con sus dos campañas presidenciales de 2006 y 2012, principalmente porque desde la izquierda política cuestionó la política económica y social, así como la corrupción y sus propuestas coincidieron en el tiempo con el auge de los gobiernos progresistas en Latinoamérica, que comenzaron a dar resultados positivos en materia de disminución de la pobreza y redistribución del ingreso.
Sin embargo, el sistema una vez más utilizó todos los instrumentos a su disposición (el fraude electoral, la descalificación del contrario mediante un uso amplio de los medios de comunicación; gran cantidad de recursos económicos para "comprar" voluntades en diferentes sectores; represión selectiva, etc), y el reto lopezobradorista fue derrotado en ambas ocasiones.
Con motivo de las "reformas" estructurales" de Peña Nieto, se intentó generar protestas en contra de ellas, especialmente contra la energética y la educativa. En el primer caso la oposición quedó tan desarticulada y con tan poca presencia popular en las protestas (además de que se aprobó "fast track" en el Congreso, gracias a la mayoría oficialista), que no tuvo mayor problema en concretarse; ha sido la educativa la que ha encontrado mayor oposición por parte del magisterio, pero el Estado ha decidido utilizar la fuerza para imponerla (como en Oaxaca), sin que ello haya generado una respuesta popular en apoyo de la posición magisterial.
Vale la pena aquí recordar lo que Sergio Zermeño comenta en su libro México una democracia utópica. El movimiento estudiantil del 68 (Siglo XXI editores; 2a. edición; México; 1981; p. 266):
"El movimiento mexicano....proviene de dos fuentes de heterogeneidad: una externa, propia de la sociedad global, y otra interna, propia de la alianza transitoria de los sectores que la componen...Todo permanece en espera de la respuesta de los sectores populares y se busca un recalentamiento y un debilitamiento del orden que pueda conducir a una crisis general; pero mientras eso no sucede, el movimiento gravita en función de las actitudes de su adversario, en un campo en donde la correlación de fuerzas le es altamente desfavorable".
De ahí que el caso Ayotzinapa se encuentra en la dinámica propia de la protesta en favor de la justicia (una investigación creíble, que explique lo que sucedió con los estudiantes; castigo a todos los culpables y que el Estado realmente asuma su responsabilidad en lo sucedido); pero ello conlleva necesariamente jugar el juego de las autoridades (incluidas las instancias internacionales), y por lo mismo el paso del tiempo (por más que la protesta haya podido mantenerse durante un año), puede tender a desgastar, si bien no al núcleo de la protesta (padres y compañeros de los estudiantes), sí al resto de actores sociales que la han acompañado.
Así también, la discontinuidad en la protesta social en diferentes sectores, ámbitos geográficos y niveles de autoridad a la que va dirigida, impide una coordinación nacional de la misma, lo que se suma a su dispersión y heterogeneidad, y ello permite al Estado desconectar todos estos movimientos, aislarlos y en alguna medida acotarlos en su dimensión y riesgo hacia el sistema.
En el mejor de los casos, Ayotzinapa se ha convertido en el referente del desastre que es el país en materia de desapariciones forzadas, de irrespeto a los derechos humanos y de incompetencia e indiferencia de las autoridades ante esta crisis mayúscula. Pero que de aquí se pueda articular un movimiento nacional que realmente ponga en jaque a todo el sistema político y económico del país, parece más un ejercicio voluntarista, que una posibilidad realista.



jueves, 24 de septiembre de 2015

OBAMA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

El presidente de Estados Unidos llegó a ese puesto con la "bendición" del complejo militar-industrial y de seguridad, de Wall Street y de las grandes empresas y medios de comunicación estadounidenses.

Y esto fue así porque Obama recibió el apoyo, desde el inicio de su carrera política, de dos poderosas familias judías de Chicago, los Crown, dueños de la empresa de armas General Dynamics, y los Pritzker (una Pritzker, Penny, es hoy la Secretaria de Comercio del gabinete de Obama), dueños de la cadena de hoteles Hyatt.

Así también, James P. Rubin, hijo de Robert Rubin (actual presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, influyente “think tank” patrocinado por la familia Rockefeller, ex CEO de Citigroup y ex secretario del Tesoro de Bill Clinton), fue el principal recaudador de fondos de Obama en Wall Street.

Obama nombró como su primer secretario del Tesoro a Tim Geithner, ex presidente de la Reserva Federal en Nueva York (ex miembro de Kissinger y Asociados y del propio Consejo de Relaciones Exteriores) y alumno y protegido de Robert Rubin; y para substituirlo en su segundo período presidencial nombró a Jack Lew (ex director de Administración y Presupuesto en la Casa Blanca tanto con Obama, como con Bill Clinton), todos ellos miembros prominentes de la comunidad judía de Nueva York.

Así también, el principal estratega político en la campaña presidencial de Obama en 2008 fue un conocido consultor judío en materia electoral, David Axelrod; y de la misma forma una de las principales estrategas políticas de Obama durante su primer período presidencial fue Karen Kornbluh, también judía y protegida de Robert Rubin.

El actual alcalde de Chicago, Rahm Emmanuel, ex inversionista en Wall Street, fue el primer jefe de personal en la Casa Blanca (Emmanuel, miembro de la comunidad judía de Chicago, incluso hizo su servicio militar en Israel).

Ello explica por qué no importó a estos patrocinadores del joven Obama, el que este hubiera sido hijo de un keniano musulmán, que le puso como segundo nombre Hussein, ni que fuera hijo de una activista blanca de izquierda; tampoco que durante su niñez hubiera vivido en Indonesia (el país con el mayor número de musulmanes en el mundo), ni que durante su juventud y temprana madurez hubiera asistido a la iglesia de un conocido crítico del poder e influencia judías en Estados Unidos, Jeremiah Wright, pastor emérito de la Trinity Union Church of Christ de Chicago. Obama se distanció públicamente de él en 2008, y Wrigth por su parte se retiró desde entonces del ministerio de su iglesia.

De ahí que el poderoso lobby pro Israel no tuviera dudas de que Obama se comportaría a la altura de las expectativas de sus patrocinadores y “controladores”, tal como lo habían hecho Clinton y Bush.

Pero resulta que Obama no fue tan manipulable como se pensaba, y especialmente al iniciar su segundo período presidencial comenzó a decidir por su cuenta, esto es, sin los condicionamientos y exigencias (al menos no todas) del complejo militar-industrial y de seguridad, de Wall Street y del lobby pro Israel.

Y así, decidió retirar a las tropas estadounidenses de Irak, una vez que dicho país no quiso renovar el convenio de “inmunidad” para esas tropas (una verdadera “patente de corso” para que pudieran matar y violar derechos humanos de todos los iraquíes a placer); disminuyó la presencia militar en Afganistán; se negó a bombardear al ejército sirio a raíz del ataque con armas químicas a la población civil, supuestamente por parte del gobierno de Bashar el Assad, pero en realidad cometido por los propios rebeldes sirios, asesorados por turcos e israelíes.

Y el colmo de la rebeldía, fue el inicio de negociaciones, y su final conclusión, del acuerdo sobre el programa nuclear con Irán, apoyado por los otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (más Alemania), a pesar de la férrea e histérica oposición del gobierno israelí, del Partido Republicano y de buena parte del complejo militar-industrial y de seguridad de Estados Unidos (así como de la cadena de televisión Fox).

Si bien Obama representa a esos intereses del imperio estadounidense (finalmente para eso lo pusieron de presidente), en varias situaciones ha decidido que la visión neoconservadora, guerrerista, confrontacional de sus patrocinadores originales (el lobby pro Israel, Wall Street y la industria armamentista), está perjudicando en mayor medida a Estados Unidos en su conjunto (y por supuesto al mundo), en beneficio de unos cuantos grupos de poder y “aliados” que pretenden que los estadounidenses se desangren militar y financieramente y se desprestigien (aún más) políticamente, en beneficio de sus particulares intereses.

Ello no quiere decir, ni por equivocación, que Obama defiende el interés de la humanidad. Su interés es defender al imperio estadounidense y nada más.

Sin embargo, la forma en que la élite política, militar y económica de Estados Unidos ha estado haciéndolo los últimos 20 años, ha generado caos y problemas en el mundo; y enormes costos políticos, financieros y militares a Estados Unidos, por lo que Obama, y una parte reducida del establecimiento político de Washington, han decidido enfrentar a esos intereses, buscando otra forma de mantener al imperio, sin necesidad de entrar en permanente confrontación militar y ocasionando reiteradas crisis en diversas regiones del planeta, pero especialmente en el Medio Oriente.

Ello explicaría el por qué Obama está recibiendo con tanta apertura y buena voluntad al Papa, quien ha criticado duramente la aplicación permanente de la fuerza en las relaciones internacionales y se pronuncia por la resolución pacífica de las controversias; por qué no escucha los “cantos de sirena” que piden elevar el nivel de confrontación con China, y en cambio recibe en una visita de Estado al presidente de ese país, Xi Jinping, para tratar de des-escalar las muchas diferencias que hay entre ambos países; y por qué está dispuesto a reunirse con Vladimir Putin para tratar diversos conflictos (Siria, Ucrania, rearme en Europa del Este) que están llevando peligrosamente a ambas superpotencias a una posible confrontación bélica de incalculables consecuencias.


Todo pareciera indicar que Obama, si bien no puede alejarse de las prioridades que las élites política, militar y económica de su país le imponen (dominio sobre todo el planeta, proyección de fuerza militar, “liderazgo”, “excepcionalidad”, etc.), también intenta utilizar la fuerza de los otros países que resultan afectados por estas políticas (Rusia, China, Irán, el Vaticano, etc.), para contrarrestar estas presiones, que pueden salirse de control y llevar al mundo al borde de una Guerra Mundial, que esta vez sí sería la última. ¿El bien contra el mal?

martes, 22 de septiembre de 2015

PREOCUPACIÓN DE ESTADOS UNIDOS E ISRAEL POR PRESENCIA RUSA EN SIRIA

En los últimos días los gobiernos de Estados Unidos y de Israel se han puesto en contacto con el gobierno de Vladimir Putin, para expresar su preocupación, y en el caso de Washington, su oposición al envío de aviones rusos (S-30), vehículos militares y personal a la ciudad de Latakia, en el Norte de Siria, en donde además se están mejorando las condiciones de la base aérea que los rusos tienen ahí (así como también, un poco más al Sur, las instalaciones de su base naval en Tartus), con objeto de apoyar al ejército sirio de Bashar el Assad.
Esta decisión de Putin puede ser un "game changer" en la situación actual de Siria, pues recordemos que en las últimas semanas Estados Unidos había logrado (por fin), convencer al gobierno de Turquía de permitirle usar la base aérea en Incirlik para realizar los bombardeos contra las posiciones del Estado Islámico, y de la misma forma Francia, Gran Bretaña y Australia decidieron apoyar las misiones aéreas de Estados Unidos contra las fuerzas de los radicales islámicos en Siria.
Si bien la retórica de las potencias occidentales es que están atacando al Estado Islámico, la realidad es que con tal cantidad de aviones en el espacio aéreo sirio, lo que se estaría conformando en realidad es una zona de "no vuelo" para la aviación siria, que ha sido usada por Bashar el Assad como su principal arma contra los grupos rebeldes apoyados por Arabia, Turquía, Israel y las petromonarquías del Golfo, así como contra el Estado Islámico; en vista de que su ejército se ha ido mermando en esta lucha que ya supera los 4 años, y así también, la salida de hasta 4 millones de sirios del país, ha disminuido la población que puede ser utilizada para reclutamiento en el ejército.
Las fuerzas de Assad están concentradas en el sur-oeste y nor-oeste de Siria, tratando de proteger los principales centros urbanos del país, en donde se concentra la mayor cantidad de población, y en especial en donde están las minorías alawita, drusa y cristiana, que son los principales blancos de los rebeldes sunnitas y de los radicales islámicos (Al Nusra y el Estado Islámico).
De conformarse esa coalición aérea de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Australia, Israel (que bombardea posiciones de Hezbollah, aliada de Assad) y hasta cierto punto Turquía (que más bien está dedicada a bombardear a los kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que al Estado Islámico), entonces la aviación siria muy probablemente se podría encontrar con alguna de estas aeronaves, lo que propiciaría incidentes o hasta combates, lo que daría el pretexto perfecto para establecer abiertamente la "zona de no vuelo" para la aviación siria, con lo que el régimen de Assad perdería su arma más preciada.
De ahí que Putin decidió apoyar a Assad mandando a su propia aviación (más apoyo terrestre), para evitar que los occidentales, turcos e israelíes dominen por completo el espacio aéreo sirio.
De ahí que Obama y Kerry prácticamente obligaran al Secretario de Defensa Ashton Carter a reunirse con su homólogo ruso, D. Shoigu, para establecer un esquema de coordinación que permita a ambas fuerzas aéreas (de Estados Unidos y Rusia), operar en Siria, pero evitando encuentros desafortunados que pudieran llevar a un escalamiento del conflicto entre ambas superpotencias.
Lo mismo se puede decir de B. Netanyahu, que fue inmediatamente a Moscú (acompañado de su Jefe de Estado Mayor del Ejército, el General Eisenkot y el de la Inteligencia Militar, el General Halevi), para establecer también una coordinación en las operaciones que realizan ambos países, pues recordemos que Israel continuamente bombardea posiciones de Hezbollah (que ya opera dentro de Siria desde hace tiempo), y Rusia iniciará operaciones contra el Estado Islámico (y seguramente otros grupos rebeldes, como Al Nusra, apoyado por Israel).
Pero además, Netanyahu pretendió advertir a Putin de que el sofisticado armamento que está entregando a Siria, no debe caer en manos de Hezbollah, pues ello amenazaría directamente a Israel. Por supuesto Putin le aseguró que eso no sucederá, lo cual es mucho muy difícil que no ocurra, dada la gran colaboración que hay entre las milicias de Hezbollah y el ejército de Assad,. Baste recordar que en la guerra que Israel inició contra Hezbollah en 2006, invadiendo el Sur de Líbano, el orgullo de las Fuerzas de Defensa Israelíes, los tanques Merkava, fueron duramente golpeados con los misiles antitanque Kornet de fabricación rusa; y, en esa guerra cayeron cientos de cohetes rusos Katyusha sobre las fuerzas israelíes.
Así que Putin le habrá dado todas las seguridades que quiera Netanyahu, pero lo más probable es que Assad distribuya el material bélico que reciba como mejor le convenga a sus fuerzas armadas. Recordemos que Netanyahu también le advirtió a Medvedev en su momento (cuando fue presidente de Rusia), que no se le vendiera a Irán el sistema anti-aéreo S300, pues ello implicaría que Israel no podría bombardear las instalaciones nucleares iraníes o sus bases militares, sin enfrentar una amenaza mayúscula para su fuerza aérea. Medvedev se echó para atrás y aceptó las presiones de Israel y Estados Unidos; pero no así Putin quien al parecer ya envió a Irán la primera parte de dicho sistema anti-aéreo.
Putin no se va a dejar amedrentar por el belicoso Netanyahu, y menos cuando éste ataca a su aliado Assad, no sólo directamente, bombardeando posiciones del ejército sirio (por lo que también habló con Putin sobre esto, para evitar "daños colaterales rusos" que provoquen una respuesta rusa), ayudando a los "yihadistas" de Al Nusra y apoyando a trasmano al régimen de Poroshenko en Ucrania. Pero Putin, a diferencia de los pre candidatos republicanos a la presidencia, que afirman que no negociarían con los "enemigos de Estados Unidos" (llámese Rusia, China o Irán), el presidente ruso sabe que mientras más contacto tenga con sus enemigos (Estados Unidos, Israel, Europa Occidental), más conoce sus fortalezas y debilidades, y puede establecer mejor la estrategia para enfrentarlos, dividirlos o incluso llegar a acuerdos con ellos. Sin duda, la diplomacia rusa es más avezada y con mayor visión estratégica que las de los países occidentales e Israel.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Ukraine’s ‘Democratic’ Dictatorship
They’re banning journalists, books, movies, and even actors
by Justin Raimondo, September 21, 2015
ANTIWAR.COM

The media narrative about Ukraine – that the “Maiden revolution” was a democratic European-values oriented revolt against a tyrannical Russian-controlled puppet – has always been  a fairytale, largely perpetrated by the Western media in complicity with the US State Department and the European Union. Yet now that same media is being forced to reexamine their bias in the wake of the Ukrainian government’s banning of 34 journalists and seven bloggers from entering the country. The list of the banned includes journalists from Britain, Switzerland, Israel, Slovakia, Germany, Spain, Kazakhstan, Hungary, Estonia, Bulgaria, Germany, Latvia, Moldova, Macedonia, and Serbia.
Unlike most of the rest of the English-speaking news media, the Committee to Protect Journalists is reporting that the list of banned journalists represents but a portion of a larger blacklist consisting of 388 individuals and over 100 organizations forbidden from entering the country on the grounds of “national security” and an alleged threat to Ukraine’s “territorial integrity.” Here is the complete list (in Ukrainian). TheGuardian is reporting that the list also includes businesspeople and journalists from the United States.
After an uproar – not over the existence of such a list, but over the fact that three BBC reporters were included, along with two Spaniards who have been captured by the Islamic State in Syria, and a German writer – the six Western journalists everyone was making such a fuss about were removed from the list. The rest remain.
In his statement defending the ban, “President” Petro Poroshenko averred that the move to censor the international media was taken "in coordination with our partners from the European Union, the United States of America and other countries.” Which explains why we haven’t heard a word about this – not a peep of public protest – from the US State Department, or the EU, who authored the coup that brought Poroshenko to power in the first place.
I don’t know if I’m on the list, as I don’t read Ukrainian, but I have to say I’ll be verymuch disappointed to discover that I’m not – and I’ll be working assiduously to ensure that I’ll be added.  Hopefully this column will serve to wake the Ukrainian authorities up to the fact that I represent a threat to their dictatorship.
For a dictatorship it is: in a statement accompanying the ban, Poroshenko made it clear the move was “in response to the rebels’ plan to hold local elections in October and November in territory they control. ‘This adventurism and irresponsible decision requires our exact, coordinated reaction to the threat that has been created to the Minsk (peace) agreements.’”
Shorter Poroshenko: We don’t want the international media covering those elections.
And of course the Minsk agreements, both of them, call for local elections to be held in the disputed eastern part of the country, as well as a reasonable degree of autonomy for the rebellious region.
When the Western-backed coup overthrew the democratically-elected government of Viktor Yanukovich, I warned that – in spite of the Western media narrative depicting the “Maiden” rebellion as “democracy”-loving liberals – Ukraine was headed forauthoritarian rule. My prediction has been borne out several times over. The media crackdown in Ukraine is nothing new: the television journalist Ruslan Kotsaba was arrested on “treason” charges last year – for making a video opposing Ukraine’s conscription law. His story was ignored or buried in the Western media, and as far as I can tell he’s still in detention – facing a possible death penalty.
Speaking of the death penalty, the prominent writer Oles Buzina was murdered in cold blood recently, along with several opposition figures who – we were told – simply committed “suicide.” Not one word of protest was heard from those ubiquitous “democracy”-promoters in the West. People have been rounded up and jailed for their political views routinely in Poroshenko’s “democratic” utopia, and the silence in the West was deafening – until, that is, a couple of BBC journalists were banned from the country.
The irony is that BBC coverage of the Ukrainian civil war has been decidedly pro-Kiev, and at pains to take the Ukrainian government line that what is in fact a civil war is really a Russian “invasion.” Are the Ukrainians just stupid or did they get wind that one of the banned BBC’ers used to work for Russia Today, and was that a factor? We’ll never know, but I’m betting on the stupidity factor, never a loser when we’re talking about the Kiev coup leaders.
And it isn’t just journalists, bloggers, and NGOs who are being banned from Ukraine:actorssingersmoviesbooks – nothing and no one is safe from the prying eyes of the censors. (And it’s spreading here, in Canada and the United States.) Yet we in the West have heard very little about this – now why do you suppose that is?
The reason is because the US government and its European sock puppets have installed a friendly regime in Kiev, and are determined to subsidize and even protect the oligarch Poroshenko from his own people by military force – all under the guise of resisting “Russian aggression.” The reality is that the only real aggression taking place in Ukraine is the Kiev government’s directed at Ukrainian citizens, in the western provinces as well as in the east. Tens of thousands of young people are fleeing the country in order to avoid being conscripted into Poroshenko’s slave army, while the few remaining independent media outlets are being shut down by government decree.
And the worst is yet to come. Radical right-wing nationalists are gathering their swelling forces in a bid for power. Angry that the Europeans, led by Germany, are insisting on Poroshenko’s adherence to the Minsk accords, they are accusing the Kiev coup leaders of “betraying the revolution,” and have been staging violent protests in Kiev and around the country. The specter of fascism – real fascism, complete withneo-Nazi symbols and skinheads wielding truncheons – looms large over Ukraine.
Meanwhile, US “trainers” are in Ukraine, putting the neo-Nazi Azov battalion through their paces, and the Pentagon is dusting off war plans designed to confront nuclear-armed Russia.
This is utter madness. We have no business supporting the Ukrainian dictatorship and the idea of going to war with Russia is Strangelovian, to say the least. It is nothing short of criminal that Washington is provoking a showdown with Russia in the interests of a regime in Kiev that is as outright authoritarian as our own cold warriors imagine Russia to be.
Ukraine is on a path to unabashed fascist rule – and its rulers are taking us on the road to war. Who will stop this craziness before it’s too late?


viernes, 18 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE TRÁGICO

Hoy regresaron de Egipto los seis mexicanos que sobrevivieron al brutal ataque del Ejército egipcio a un grupo de turistas de nuestro país, que visitaba una zona del desierto al oeste de El Cairo, el pasado domingo 13 de septiembre. Otros ocho mexicanos fueron asesinados, así como los 4 guías egipcios.

La versión del gobierno egipcio es que las camionetas que trasladaban a los turistas eran muy similares a otras que los helicópteros del ejército perseguían y que eran de grupos islámicos radicales (al parecer identificados con el Estado Islámico), que justo en la mañana de ese domingo habían comentado en redes sociales, que acababan de atacar posiciones del ejército en esa zona.

Ya sea que los guías se hubieran equivocado en la ruta, adentrándose en una zona restringida, como lo menciona el gobierno de ese país; o que, como suele suceder, las fuerzas armadas de cualquier Estado, una vez que entran en combate, ya no distinguen amigos de enemigos y disparan a todo lo que se mueve a su paso, sin molestarse en verificar si a los que disparan son realmente objetivos militares o son civiles inocentes, la realidad es que el operativo del ejército refleja el talante del tipo de gobierno que dirige los destinos de Egipto, es decir, una dictadura. He ahí porque en las guerras las poblaciones civiles son las que más sufren, puesto que los militares no están para dilucidar quirúrgicamente quién es aliado y quien enemigo (y en ocasiones lo hacen con el claro objetivo de aterrorizar), y por ello los "daños colaterales" (eufemismo atroz para hablar de las muertes de inocentes) se elevan exponencialmente en conflictos convencionales o en enfrentamientos asimétricos como los que se dan contra grupos subversivos o terroristas.

Al mes de Septiembre se le considera en México el mes de la Patria, no sólo por el festejo del Grito de Independencia la noche del 15, y el desfile militar el 16, sino también porque en el calendario cívico se encuentra la gesta de los Niños Héroes que defendieron el Castillo de Chapultepec y fueron masacrados, en ocasión de la invasión estadounidense a nuestro país, el 13 de septiembre de 1847, que derivaría el 16 del mismo mes, en el izamiento de la bandera de Estados Unidos en el Palacio Nacional, justo el día en que se festejaría la independencia nacional.

Si bien en México, tan señalada derrota y humillación, ha querido ser salvada en los libros de historia oficial como una gesta heroica, por el sacrifico de unos adolescentes que estudiaban en el entonces Colegio Militar, y que era prácticamente ya la última línea de defensa de la Ciudad de México ante los invasores, la realidad es que esa fecha resulta ignominiosa por la afrenta que el pueblo de México sufrió entonces, perdiendo la soberanía nacional y a raíz de ello, más de la mitad del territorio a manos de los estadounidenses (que ahora se dicen "invadidos" por los mexicanos, que de alguna forma están regresando al territorio que alguna vez fue de su país).

Mañana 19 de septiembre es otra fecha trágica, pues se cumplen 30 años del sismo que devastó una parte de la ciudad de México, y ocasionó destrucción y muerte en diversos estados del centro del país (Michoacán, Jalisco, Colima, Guerrero, Estado de México). El terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, considerado el más destructivo en la historia mexicana, provocó miles de muertes (el gobierno reconoció oficialmente menos de 4000, pero diversas estimaciones consideran hasta 20 mil muertes; la cifra exacta nunca se supo), la destrucción de 250 mil viviendas y daños por un valor de 8 mil millones de dólares, así como miles de heridos.

El terremoto del 85 sirvió para que el pueblo de México se diera cuenta de la incompetencia de sus gobernantes, que reaccionaron tardía y burocráticamente, por lo que la población se organizó sola en las primeras horas de la tragedia, ante el pasmo de las autoridades; y por ello el 19 de Septiembre se puede considerar como un renacimiento de la sociedad civil, que ya había tenido un despertar durante el movimiento estudiantil de 1968, el cual sería brutalmente reprimido.

Precisamente en septiembre de 1968, destacan dos fechas emblemáticas, por lo que significaron como representación del autoritarismo príísta, cuando el Ejército tomó las instalaciones de Ciudad Universitaria el 18 de septiembre de ese año, deteniendo a más de 500 estudiantes, profesores y trabajadores que se refugiaban en dichas instalaciones.

Unos días después, el 24 de septiembre el Ejército tomaba por la fuerza las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional en el Casco de Santo Tomas, a sangre y fuego, hiriendo a varias decenas de estudiantes.

Como sabemos, este escalamiento de la violencia gubernamental contra los estudiantes llegaría a su clímax el 2 de octubre con la matanza en la Plaza de las Tres Culturas y con ello se lograría la "pacificación" del país, 10 días antes del inicio de los Juegos Olímpicos (12 de octubre).

Y una vez más, septiembre es el mes de las tragedias para el pueblo de México, pues el próximo 26 se cumplirá un año de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa (y del asesinato de tres de ellos y de otros tres civiles), por parte de las policías municipales de Iguala y Cocula (en el estado de Guerrero), junto con sicarios del grupo de narcotraficantes conocido como Guerreros Unidos, con la complacencia (y quizás participación) de las autoridades estatales, la Policía Federal y el Ejército Mexicano.

Nuevamente la juventud mexicana siendo masacrada y/o desaparecida por instancias estatales, para defender un régimen espurio, criminal, corrupto y arrogante, que pretende lavarse la cara con la ayuda (que además es su obligación) brindada a los mexicanos agredidos en Egipto, pero que no puede dar respuesta a las miles de familias lastimadas por la violencia de criminales, ya sean narcotraficantes, policías o militares, que se benefician de la impunidad prevaleciente en todo el territorio nacional

Septiembre trágico en la historia del país. Ojalá ya no tengamos que sumar más fechas como éstas en este calendario del horror.


jueves, 17 de septiembre de 2015

ESTADOS UNIDOS CONTRA EL MUNDO

Cada vez resulta más atemorizante escuchar a esos precandidatos republicanos que buscan la nominación de su partido para la contienda por la presidencia el próximo año.
Ayer fue el segundo debate entre los 11 que tienen más puntos en las encuestas (antes se había realizado el de los 4 con menos puntaje: Rick Santorum, Lindsay Graham, George Pataki y Bobby Jindal), organizado por la CNN.
Caben varias reflexiones sobre lo que se desprende de las respuestas a distintas preguntas realizadas por los moderadores a los precandidatos, y por sus declaraciones sobre diversos temas.

Primero: Está claro que Mike Huckabee, Marco Rubio, Ted Cruz, Chris Christie y Carly Fiorina tienen un "cordón umbilical" con sus donadores y patrocinadores pro israelíes, pues constantemente se refirieron a la necesidad de proteger, ayudar y apoyar incondicionalmente a Israel; incluso llegando al extremo de Carly Fiorina señalando que lo primero que haría al llegar a la Oficina Oval de la Casa Blanca sería "llamar por teléfono a mi amigo Bibi Netanyahu", dando a entender que no dará un paso o tomará una decisión sin antes consultarlo con quien parece ser el verdadero jefe de ella y de estos precandidatos señalados antes. 
Esto refleja el nivel de condicionamiento (no sólo financiero, sino incluso mental), que estas personas tienen con el lobby pro Israel, que con ello demuestra el nivel de dominio que tiene sobre el establecimiento republicano en materia de política exterior y seguridad de Estados Unidos hacia el Medio Oriente, y el porqué de su frustración y enojo al no haber podido doblar a Obama en el caso del acuerdo nuclear con Irán, ni en la propuesta para bombardear al ejército sirio, a lo que Obama se ha negado consistentemente.

Segundo: A excepción de Rand Paul, todo el resto de los precandidatos está atrapado en la narrativa neoconservadora sobre la necesidad de enfrentar prácticamente todos los problemas y crisis internacionales a través de la proyección del poderío militar, de la intimidación y de provocar miedo en el resto del mundo (aunque ellos esconden este objetivo con el concepto de liderazgo y de "hacer que los respeten").
Esta manera de lidiar con el resto del mundo refleja el enorme temor que los republicanos en general tienen hacia "el otro", hacia "el diferente", por un lado; y por otro, su gran inseguridad en las propias fortalezas, pues prácticamente ven al mundo como un riesgo, un peligro, y no como una oportunidad. En su mente sólo existe la posibilidad de dominar o de lo contrario ser dominados. No parece haber opciones de cooperación, complementariedad, ayuda, multilateralismo, etc. Para ellos la "excepcionalidad", "el liderazgo", "la fortaleza" de Estados Unidos, radica en subordinar al resto del mundo a sus designios; cualquier cosa menos que eso es el desastre, "la debilidad", prácticamente la destrucción del país. Esa forma de ver el mundo sólo va a llevar a más confrontaciones, guerras y destrucción, en caso de que cualquiera de estas personas llegue a la presidencia de los Estados Unidos.

Tercero: Su desconocimiento del mundo, de otras culturas, de las realidades que se viven en distintas latitudes, es pasmosa. Son unos aldeanos, que sólo conocen el mundo a través de la interesada mirada de los medios de comunicación de su propio país (el mismo Donald Trump lo acepta sin ambages; él se documenta leyendo las revistas, viendo los programas de televisión), y a excepción de Jeb Bush y Marco Rubio que hablan español (quizás Ted Cruz lo entienda algo), no conocen otro idioma, y por lo tanto desconfían de aquellas personas que pueden comunicarse en distintas lenguas (el caso Trump es paradigmático nuevamente, pues ha criticado a Bush por contestar preguntas en español).

Cuarto: A excepción de John Kasich y Ben Carson, y en alguna medida Rand Paul y Jeb Bush, el resto no parece tener ninguna intención de entenderse, o al menos de intentar entenderse, con los demócratas, pues están dispuestos a desbaratar todo lo que haya logrado Obama en política exterior (acuerdo con Irán, reanudación de relaciones con Cuba, retiro de tropas de Irak y en alguna medida de Afganistán, etc.), o interior (propuesta para detener las deportaciones a jovenes estudiantes indocumentados, reforma al sistema de salud, aceptación de uso de marihuana para fines recreacionales en varios estados, etc.).

Quinto: En materia económica no hay claridad sobre lo que harán en materia de tratados comerciales y de servicios, como los que se están negociando con Europa (TTIP) y con varios países de la Cuenca del Pacífico (TPP), pues mientras Trump ha amagado con aumentar tarifas en materia de comercio exterior a los países con los que Estados Unidos tiene déficit comercial (China, Japón, México), los otros candidatos no han externado abiertamente cuál será su parecer respecto a dichos tratados o a la postura de Trump.
Así también, ninguno ha señalado cómo abatirá la deuda (19 millones de millones de dólares), y en materia fiscal existen diversas propuestas, todas con la intención de simplificar el cobro de impuestos, pero unos poniendo el énfasis en cobrar impuestos progresivos (Trump) y otros en impuestos al consumo (Huckabee).

En suma, temor hacia el mundo, disfrazado de "fortaleza"; desconocimiento de las realidades internacionales, expresado en desprecio hacia lo diferente; falta de claridad para retomar el camino del crecimiento económico y ninguna propuesta firme para rescatar a los grupos más desfavorecidos de la sociedad norteamericana (que crecen día a día), de su situación.

Y por supuesto, sigue resultando grave para México que se le vea como una de las "causas" de los problemas de Estados Unidos (migración indocumentada, grupos criminales, déficit comercial, pérdida de empleos por relocalización de industrias; incluso temor a "mexicanización" en materia cultural), y por ello se pretendan instrumentar políticas que afectaran, no a la subclase política corrupta y subordinada mexicana, ni a sus socios criminales y empresariales que son los que se aprovechan del sistema económico depredador y excluyente que existe en el país, sino a la mayoría de la población que sufrirá en carne propia la ira de estos "talibanes occidentales", fundamentalistas y xenófobos, que tratan de culpar al mundo de las barbaridades y errores que las propias élites política y económica de Estados Unidos han cometido a lo largo de décadas.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Is Russia Invading Syria?
If Washington won’t take on Islamists, Putin will
by Justin Raimondo, September 14, 2015
Antiwar. com

Having given up waiting for the supposedly “imminent” Russian assault on Kiev, which we’ve been told for lo these many months is coming down the pike momentarily, our new cold warriors are now in a frenzy over the sudden discovery of a Russian presence in Syria. It started in the Israeli media, and then spread outward in waves, emanating various levels of hysteria. Ynet “reported”:
“According to Western diplomats, a Russian expeditionary force has already arrived in Syria and set up camp in an Assad-controlled airbase. The base is said to be in area surrounding Damascus, and will serve, for all intents and purposes, as a Russian forward operating base.
“In the coming weeks thousands of Russian military personnel are set to touch down in Syria, including advisors, instructors, logistics personnel, technical personnel, members of the aerial protection division, and the pilots who will operate the aircraft.”
The Western media soon took up the cry: “The Russians are coming!” But by the time this old cold war meme spread to Reuters “thousands” had inexplicably shrunk down to what sounded more like dozens. Unnamed US officials pointed to “a small number of naval infantry forces.” Oh, but don’t worry, the Russians are coming: "They have started in small numbers,” one anonymous Lebanese source confided to Reuters, “but the bigger force did not yet take part.” Where is this “bigger force”? No doubt right behind those Russian troops who have been about to march on Kiev for the past year or so.
Aside from the inflated numbers of this “Russian expeditionary force,” there is also the overwrought response to the addition of a few more Russian advisors on the scene: after all, as Ishaan Tharoor points out in the Washington Post, there is nothing new about the Russian presence in Syria. They’ve been there since 1971, when Leonid Brezhnev signed an agreement with Hafez al-Assad, father of Bashar al-Assad, the current head of the Ba’athist regime. Russia has been a major source of weapons for the Syrian military, and many top Ba’athist officials were educated in the old Soviet Union. In short, there is nothing new about the Russo-Syrian alliance: Putin has backed Assad in his war against the Islamist rebels from the get-go.
So why is the media now in a frothy-mouthed frenzy over this latest “discovery” of Russian “aggression”? Why is John Kerry on the phone with the Kremlin warning them to back off?
ISIS is edging toward central Damascus, and is already in the suburbs. US airstrikes have been ineffective, and indeed the “everything’s coming up roses” scenario officially promulgated by the Obama regime has been thoroughly debunked by rebellious intelligence analysts, who have a far different story to tell.
The reality is that Washington’s real target in Syria isn’t ISIS, it’s Assad. The phony war against the Islamic State has enabled the would-be Caliphate to expand its control of territory until the very existence of the Ba’athist regime is now problematic. The US program that is supposed to be training “moderate” Islamist rebels wound up deploying around 50 “vetted” fighters – who were promptly killed and captured by Al Qaeda, including the leader. And their captors were more than likely former US-funded “moderates,” who have defected to ISIS and al-Nusra (Al Qaeda) in droves.
The US has repeatedly rejected Russian attempts to parlay a peaceful settlement that would include the Ba’athist regime, and specifically Assad, as one of the participants. The “moderate” rebels, such as they are, also reject such a proposal – and of course ISIS and al-Nusra, the Syrian affiliate of the official Al-Qaeda organization, are interested only in deposing the “infidel” Assad and slaughtering those Christians, Alawites, and Druze still resident in Syria.
Washington’s alignment with the Islamists goes much further, however, as the line between “moderate” Islamists and “extremists” – never clear to begin with – gets blurrier by the hour. For now we have none other than former CIA chief DavidPetraeus calling for an alliance with “moderate” elements in Al Qaeda.
“Members of al Qaeda’s branch in Syria have a surprising advocate in the corridors of American power: retired Army general and former CIA Director David Petraeus.
“The former commander of U.S. forces in Iraq and Afghanistan has been quietly urging US officials to consider using so-called moderate members of al Qaeda’s Nusra Front to fight ISIS in Syria, four sources familiar with the conversations, including one person who spoke to Petraeus directly, told The Daily Beast.
“The heart of the idea stems from Petraeus’s experience in Iraq in 2007, when as part of a broader strategy to defeat an Islamist insurgency the US persuaded Sunni militias to stop fighting with al Qaeda and to work with the American military.”
Given his former job, one has to wonder if this is a proposal or a defense of an ongoing policy. Before his disgrace in a sex-and-security scandal, Petraeus was certainly in a position to carry out this loopy idea. Indeed, he argued for arming the Syrian rebels, along with then Secretary of State Hillary Clinton and Defense Secretary Leon Panetta. Obama vetoed the plan, which would have put US arms in the hands of radical Islamists, but who knows what shenanigans Petraeus and his fellow spooks were up to before the President put the kibosh on his plan? We know that arms from fallen Libyan leader Moammar Qaddafi’s storehouses found their way to the Syrian battlefield. How did they get there? We know that entire platoons of US-trained “moderate” rebels defected to ISIS and al-Nusra almost as soon as they hit the battlefield – but who “vetted” them?
The Petraeus proposal merely makes explicit what was our covert policy all along: the destruction of Assad’s regime even if that means handing Syria over to the folks who brought down the World Trade Center and attacked the Pentagon.
The Russians have good reason to fear a jihadist state in Syria, what with the Chechen Islamists marauding throughout the Caucasus and central Asia. They are quite well aware that Washington would like to do to Putin what they’re doing to Assad – and that the West has no compunctions about allying with the heirs of Osama bin Laden in order to pull it off. US and British support to the Chechens is a matter of record – yet more evidence that the vaunted “war on terrorism” is just a façade for the same old regime-change game.
The Syrian government, in spite of its brutality, enjoys widespread support – after all, consider the alternative. It is also the only major fighting force on the ground resisting the advance of ISIS and Al Qaeda. To demand Assad’s ouster while claiming to fight “terrorism” is absurd. And remember that the same people who are self-righteously declaring “Assad must go” because he’s not a nice guy are openly backing the Saudis in their vicious assault on Yemen, where thousands are being slaughtered in a merciless air campaign made possible by US complicity.
This is where we are fourteen years after 9/11 – in a de facto alliance with radical jihadists who want to establish a “caliphate” in Syria.