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Zapata

viernes, 29 de noviembre de 2013

Un año decepcionante (29 de Noviembre 2013)

Enrique Peña Nieto cumple un año de gobernar a México el próximo 1 de Diciembre y el saldo hasta ahora es decepcionante.

La apuesta de Peña fue en tres vertientes:

1. Quitarle al tema de seguridad pública el protagonismo que había tenido en el sexenio pasado. El objetivo era sacar a las malas noticias relacionadas con la violencia en el país, del constante escrutinio de los medios de comunicación y con ello disminuir su relevancia mediática para la población, con lo que si bien no se resolvería el problema, al menos se le quitaría presión al gobierno, con lo que ganaría tiempo para desarrollar alguna estrategia que permitiera la disminución efectiva del fenómeno de la violencia.

2. Apostar todo el capital político del nuevo gobierno a impulsar las tan publicitadas "reformas estructurales", que de hecho son las reformas de segunda generación del proyecto instaurado por el salinismo: la laboral (aprobada al final del gobierno de Calderón, con el visto bueno de Peña); la de telecomunicaciones (aprobada por las dos grandes televisoras, pues no afecta en lo esencial sus intereses); la financiera (aprobada por los bancos, sobre todo por contar con medidas draconianas para hacer valer las garantías en los créditos); la educativa (dirigida a desmantelar el poder del sindicato, y en especial el de la Coordinadora); la hacendaria (cuyo objetivo es recuperar algo del dinero que perderá el gobierno cuando cambie el régimen fiscal de Pemex); la político-electoral (para repartir mejor el "pastel" de cargos públicos, y así lograr la conformidad de los actores políticos con la profundización del modelo económico vigente); y la estrella de las reformas, la energética (para permitir a las grandes transnacionales de la energía acceder al petróleo y a la renta petrolera del país).

3. Amarrar las dos primera vertientes a través de un acuerdo cupular (Pacto por México) con los principales partidos políticos de oposición (PAN y PRD), con objeto de evitar que las reformas quedaran entrampadas en el Poder Legislativo, o "peor aún", que la población pudiera exigir alguna intervención en la discusión y eventual rechazo de alguna de estas reformas; y bajar el perfil al discurso político de condena al tema de inseguridad.

En la primera vertiente, en los meses iniciales pareció que se lograba el objetivo de bajar el perfil al tema de la violencia e inseguridad, y enfocarse más en el tema de las reformas. Para ello ayudó la decisión de Peña de remover un obstáculo importante para una de sus principales propuestas, la reforma educativa, cuando se realizó la aprehensión de la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, el 26 de febrero de este año, acusada de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada; a los que después se sumó el de defraudación fiscal. 

Gordillo es uno de los personajes de la política mexicana más identificados con la corrupción, el abuso de poder y los acuerdos obscuros con los gobiernos en turno para mantener los privilegios y la influencia de la cúpula sindical del magisterio, por lo que su aprehensión fue bien vista por la mayoría de los sectores sociales y medios de comunicación.

Sin embargo, a medida que han transcurrido los meses, la violencia ha surgido por todos los rincones del país, pues la supuesta estrategia para contenerla, aún no está plenamente en funcionamiento: I) Planeación; II) Programa Transversal de Prevención; III) Programa Nacional de Derechos Humanos; IV) Coordinación entre niveles de gobierno; V) Reestructuración de las policías estatales y de la procuración de justicia; VI) Evaluación; división estratégica del país en 5 regiones geográficas para llevar a cabo dichas políticas de seguridad; y creación de la Gendarmería Nacional.

Ahí está la respuesta de la sociedad en distintas entidades, para defenderse del embate de la criminalidad (aunque no se sabe con certeza si algunos grupos están relacionados con organizaciones criminales rivales), como las "autodefensas" en Michoacán, las "policías comunitarias" en Guerrero, las declaraciones de diversos grupos en el estado de México para organizarse de la misma forma, los linchamientos de supuestos criminales en pueblos y comunidades, etc.

Así también, desde el exterior se señala que Peña no ha cambiado en lo esencial, la estrategia de confrontación que implantó Calderón, lo que sigue alimentando a la violencia en todo el país.

Human Rights Watch (HRW)
"A casi un año de que el presidente Enrique Peña Nieto tomara posesión de su cargo, no ha habido resultados para frenar las violaciones de derechos humanos en el país, advirtió Human Rights Watch (HRW).
Mediante una carta enviada al titular del Ejecutivo Federal, el director de la organización, José Miguel Vivanco, señaló que al asumir la Presidencia, Peña Nieto encontró a un país 'sumido en una crisis de derechos humanos', con una impunidad casi absoluta ante los 'abusos generalizados', incluidas torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas.
El especialista encomió que el gobierno actual ha adoptado algunas medidas positivas en este ámbito, como promulgar la Ley General de Víctimas y reconocer la magnitud del problema de las desapariciones.
Sin embargo, lamentó, 'a casi un año de gobierno, el cambio en su estrategia de derechos humanos continúa siendo, en gran medida, exclusivamente retórico. Su gobierno no ha mostrado avances significativos en la investigación de abusos del pasado, y se continúan produciendo nuevas violaciones graves de derechos humanos con impunidad'.
Para sustentar su afirmación, Vivanco puntualizó que las fuerzas oficiales de seguridad siguen cometiendo desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas."

Washington Office for Latin America (WOLA)
"Durante el primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se han registrado muy pocos avances en materia de seguridad y derechos humanos, pues se sigue cometiendo una enorme cantidad de violaciones a esas garantías, en medio de total impunidad, señaló la Oficina de Washington en América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés).
Mediante un documento firmado por Maureen Meyer y Clay Boggs, el colectivo recordó que al asumir el cargo, el Presidente prometió reducir la violencia y combatir los delitos que más afectan a la población, pero hasta ahora los resultados han sido decepcionantes.
WOLA destacó que tras una ligera caída en septiembre de este año, los homicidios relacionados con la delincuencia organizada repuntaron en octubre.
La violencia sigue siendo desenfrenada en muchas partes del país, y el secuestro y la extorsión se encuentran en niveles récord, lo cual ha provocado el surgimiento cada vez mayor de grupos de autodefensa, apuntó."

Institute for Economics and Peace (IPE)
El costo directo de la violencia para la economía mexicana es de 3.8% del PIB, mientras que los costos indirectos ascienden a 12% para un total de 2 billones 490 mil millones de pesos (15.8% del PIB), según el Institute for Economics and Peace (IEP).
Al presentar los resultados del Índice de Paz México 2013 (IPM), el organismo añadió que "en condiciones óptimas, si no hubiera violencia en México, la economía tendría el potencial de mejorar hasta en un 27.7%".
Precisó que "esta cifra (27.7%) incluye los costos directos e indirectos y el flujo de la actividad económica adicional que eventualmente se añade a la economía. El estudio pone de relieve que si todos los estados de México fueran tan pacíficos como Campeche, el estado más pacífico en el país, México obtendría un beneficio económico de 2.26 billones de pesos".
Según el organismo,  en los últimos 10 años, el PIB de los estados más pacíficos se incrementó en 9% frente a 4% en los estados menos pacíficos". 
México cayó al lugar número 133 entre 168 países, en los indicadores de paz en el país, advirtió Steve Killelea del IPE,  lo que se refleja en los niveles de corrupción, que ubica al país en los últimos sitios a nivel mundial, la impunidad de quienes cometen un crimen y la debilidad del sistema judicial.
Al mostrar las estadísticas, Killelea subrayó que el impacto económico total de la violencia en México se estima conservadoramente en 333 mil millones de dólares por año, cantidad que representa el 27.7 por ciento del PIB nacional, por los efectos indirectos y directos en las víctimas -cifra que es superior a la que dio hace unas semanas la secretaria de Salud, Mercedes Juan López.
Alertó sobre el hecho de que la policía registra también los niveles más altos de corrupción, con más del 90 por ciento, y que otras instancias que enfrentan al crimen, las Fuerzas Armadas, han mejorado al reducir esa percepción en más de un 50 por ciento.

En resumidas cuentas, la "estrategia" de Peña para contener (que no resolver) el tema de inseguridad y violencia, ha resultado en un sonoro fracaso, por más que el secretario de Gobernación y el Procurador General de la República insistan en que se está avanzando y que la violencia en el país está retrocediendo.

En la segunda vertiente, relativa a las reformas, gracias a que Peña ha amarrado la aceptación de los principales actores políticos y económicos mediante el Pacto por México, ha podido aprobar las reformas de telecomunicaciones, financiera, educativa y hacendaria (con alguna oposición de los grandes empresarios a esta última, que finalmente aceptaron, siempre y cuando reciban su compensación con la reforma energética).

En donde ha encontrado la mayor oposición ha sido en la educativa, pues la Coordinadora Nacional de Trabajdores de la Educación (CNTE), mantiene sus movilizaciones en rechazo a la misma; y sigue el rechazo a la reforma energética, lidereada por Andrés Manuel López Obrador, y secundado por los partidos de izquierda, incluído el PRD, que de manera diferenciada había dado su aprobación a las anteriores reformas.

Aún así, ya comienza a encontrar sus primeros obstáculos serios el "pactismo", con la reforma político-electoral, y como era previsible, con la energética, ante la oposición del PRD y los otros partidos de izquierda a avalarlas, en especial la segunda, pues insisten -con razón- que especialmente la energética debería consultarse a la población, mediante mecanismos previstos en la nueva reforma político-electoral, lo cual no está siendo considerado.

De ahí que el propio Pacto por México ahora se encuentre en su fase más crítica, pues el PRD se ha retirado del mismo, si no se permite que al menos algunas de sus propuestas sean consideradas en las dos reformas que están por aprobarse en el Congreso.

Así que, si bien en el avance de las reformas que su gobierno ha propuesto, Peña lleva las de ganar hasta ahora, para los próximos meses puede enfrentar crecientes protestas y oposición, especialmente cuando varias de ellas comiencen a ser aplicadas, y diversos sectores de la sociedad se vean afectados.

En el frente económico, este año ha resultado decepcionante pues cuando mucho se alcanzará el 1% de crecimiento del PIB; siguen creciendo las protestas del sector campesino, tanto en el D.F., como en otras entidades (Chiapas por ej.), por la crisis de precios y de producción por la que pasa el sector, sin apoyo real de parte del gobierno; los salarios se mantienen rezagados (cifras de CEPAL y OIT señalan que en el último año los salarios en México crecieron sustancialmente menos en comparación con otros países de la región latinoamericana); no hay cifras sobre el desarrollo del programa contra el hambre que encabeza la Secretaría de Desarrollo Social; y los fenómenos meteorológicos (tormentas Ingrid y Manuel; frentes fríos), han golpeado severamente a la mayor parte de la República, lo que ha implicado la erogación de  recursos extraordinarios para hacer frente a la destrucción causada por los mismos.

El gobierno de Peña Nieto va a ser evaluado dentro de 5 años, no por las cifras alegres que se pasa enunciando en sus discursos (llegarán miles de millones de dólares de inversión, se crearán millones de empleos; bajarán los precios del gas y la electricidad; en fin, el país de las maravillas), según él, gracias a sus reformas, sino por la mejoría real en los datos duros en materia de seguridad, desarrollo social y económico.

Según Coneval, hasta el 80% de la población sufre alguna vulnerabilidad en materia de alimentación, salud o educación, vivienda, ingreso, etc.

¿Al final del sexenio Coneval podrá anunciar que se redujo a 70% la población vulnerable? Eso sería un avance, no espectacular, pero sí importante. 

El coeficiente de concentración del ingreso (el coeficiente de Gini), conservadoramente se supone que es de 0.47 en México (0 igualdad absoluta; 1 completa desigualdad). 

¿Al final del sexenio será de 0.43 o 0.40? Ello sería un avance importante.

La pobreza, según Coneval, al inicio del sexenio (considerada como un conjunto de variables), afectaba al 45.5% de la población.

¿Al final del sexenio podrá señalar el Coneval que es de 40% o 35%? Significaría que vamos en la dirección correcta.

El nivel de impunidad en el país es del 95% (crímenes no resueltos).
  
¿Al final del sexenio podremos decir que se redujo ese índice al 85 u 80%? 

México está en el lugar 105 en percepción sobre la corrupción, según Transparencia Internacional.

¿Al final del sexenio podrá informar que ahora estamos en el 95 o en el 90?

No se pide que en un sexenio se superen todos los problemas del país, pero al menos que en los hechos, en los datos duros, en la percepción de la población, se adviertan avances claros. Ya no queremos discursos, promesas y demagogia, Se necesitan resultados, de lo contrario la ingobernabilidad, la anarquía, y con ello la represión desenfrenada, se van a apoderar, más pronto que tarde, de este país.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Seguridad Nacional (27 de Noviembre 2013)

En los últimos días se han generado varias noticias que tienen que ver con la seguridad nacional de México.  Tan sólo ayer se registraron explosiones en sucursales bancarias en el D.F. y Toluca, que hasta el momento no se ha adjudicado ningún grupo. La semana pasada las autodefensas en Michoacán, tomaron la alcaldía de Tancítaro y escenificaron enfrentamientos con el grupo criminal denominado "Los Caballeros Templarios"; ayer el ex director del CISEN (2007-2011) Guillermo Valdés, confirmó en declaraciones a la prensa, que durante el gobierno de Felipe Calderón se crearon centros de "fusión" de información en varias partes de la República, en donde participan activamente miembros de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, aunque no quiso confirmar la versión de que había en territorio mexicano por lo menos un centro de recolección de información, manejado sólo por los estadounidenses. Y, vale la pena mencionar, que entre el 21 de octubre y el 20 de noviembre pasados, distintos grupos armados han dado a conocer 6 comunicados (EPR, ERPI y la Coordinación Revolucionaria Libertad).
Dentro de estas noticias, tampoco se puede dejar pasar la visita oficial del presidente de Israel a México, Shimon Peres, en momentos en que Israel lleva a cabo una "ofensiva" mundial para descarrillar los acuerdos entre Irán y el P5+1, sobre el programa de energía nuclear de los iraníes (aunque oficialmente se señala que la visita tiene que ver con la firma de acuerdos en materia de cooperación comercial y de manejo y tratamiento del agua).
Si bien cada evento tiene su propia motivación y dinámica, así como actores y escenarios diferenciados, el hilo conductor es que se están acumulando cada vez más retos para el aparato policíaco-militar y de inteligencia del Estado Mexicano, tanto en su vertiente subversiva, como en los retos que plantea la violencia de las organizaciones criminales y la respuesta a dicha violencia por parte de segmentos armados de la sociedad civil; como en el ámbito de las relaciones internacionales; y en las próximas semanas, en la movilización contra la reforma energética que según el gobierno y el PRI, está muy próxima a ser aprobada en el Congreso.

Demasiados frentes abiertos, y no se percibe un planteamiento estratégico del Estado Mexicano para canalizar inconformidades de diverso calibre, en distintos ámbitos, dispersas, pero que tienen dos vertientes muy claras:

1. Hay una inconformidad transversal entre diferentes sectores de la población mexicana, por los efectos que el conjunto de reformas que impulsa el gobierno tiene y tendrá en sus vidas cotidianas. Destaca por supuesto el gremio de los maestros, por la reforma educativa (CNTE), pero también se están movilizando en diversas partes del país organizaciones campesinas, que no advierten un real apoyo de parte del gobierno; y cada vez más los jóvenes (sean anarquistas o no), salen a las calles para exigir atención a la falta de lugares en universidades y preparatorias públicas; a la falta de empleo, etc. Y, por supuesto están los sectores movilizados en contra de la reforma energética, estos sí más directamente vinculados con partidos políticos de izquierda.

2. La segunda vertiente tiene que ver con la violencia en el país, ya sea de las organizaciones criminales (o simplemente de la delincuencia común), contra la población, o los enfrentamientos entre ellas y con las autoridades. Esto está generando la respuesta de las llamadas "autodefensas" en Michoacán o las "policías comunitarias" en Guerrero, o linchamientos de supuestos delincuentes por parte de pobladores, en diferentes localidades del país. Es decir, las autoridades de todos los órdenes (municipal, estatal y federal), están siendo rebasadas (en algunos casos ampliamente), por el fenómeno de la violencia, tanto la realizada por los criminales, como la ejercida en respuesta por sectores de la sociedad. Si a esto le sumamos una posible reactivación de grupos armados, especialmente en el Sur y Centro del país, entonces tendremos un cuadro preocupante para los próximos meses.

Estas dos vertientes no están vinculadas, pero si las protestas por las reformas gubernamentales aumentan, y las autoridades toman un talante represor contra ellas (la Secretaría de la Defensa sigue exigiendo que se le den al Ejército facultades de policía, para poder continuar con la lucha anti crimen; la Asamblea Legislativa del D.F. aprobó severas sanciones contra manifestantes que ejerzan violencia contra las autoridades, tal como se ha establecido nuevamente en Egipto, y se está proponiendo en España), entonces grupos armados e incluso los de autodefensa, pueden realizar acciones violentas en apoyo de sectores sociales que se sientan reprimidos y coaccionados por las autoridades.
A lo anterior hay que sumar las presiones internacionales para que México siga profundizando su dependencia en materia de seguridad e inteligencia con respecto a los Estados Unidos, y peor aún, se sume a la estrategia guerrerista de sectores políticos de Estados Unidos, que han visto en la "Guerra contra el Terror", una forma de aumentar su poder político y económico, y mantener controladas a ciertas regiones del mundo, como el Oriente Medio, por lo que el giro en favor de la diplomacia en esa parte del mundo que ha dado la administración Obama, no les conviene, y están dispuestos a presionar a cualquier país que lo permita, para sumarlo a la estrategía confrontacionista que privilegian (de ahí que no se pueda pensar que la visita de Peres a México sólo tenga la inocente intención de firmar algunos acuerdos sobre tratamiento de aguas residuales).
Desgraciadamente lo que se percibe en el gobierno federal es una fe ciega en que la sola aprobación de las reformas, de alguna manera, desinflará la oposición a ellas, y de esa forma será más fácil controlar a los grupos radicales, utilizando los mecanismos tradicionales de infiltración y represión. No se percibe una estrategia para aminorar los efectos secundarios que esas reformas van a tener en diversos sectores sociales, y que los puede llevar a situaciones desesperadas, que a la postre generen un reto de mayor envergadura para el Estado Mexicano.
Por lo que respecta a la violencia, se ha puesto la mayor atención a recuperar las capacidades de inteligencia del Estado para combatir de mejor manera a las organizaciones criminales. Hasta el momento no se percibe que esté dando los mejores resultados; además, la población en varias regiones del país no puede esperar a que dichas capacidades den todos los frutos que se espera de ellas (ni que la tan mencionada Gendarmería vaya a resolver por sí sola el problema), por lo que están tomando la justicia por propia mano.
Por último, está claro que los organismos de inteligencia mexicanos quedaron subordinados a los de Estados Unidos durante la administración de Felipe Calderón, y ello los hace dependientes de las prioridades y necesidades del enorme aparato de seguridad e inteligencia de Estados Unidos, por lo que se ve muy difícil que puedan reorientar sus capacidades en el corto plazo, hacia los retos que está enfrentando el país en estos momentos, y es posible que se queden cortos en sus previsiones sobre la serie de eventos que seguramente pondrán en jaque al gobierno mexicano en los próximos meses.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Irán y "la bomba" (24 de Noviembre 2013)

El primer acuerdo al que han llegado en 10 años los "representantes" de la comunidad internacional, el llamado P5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania) y el gobierno de Irán, para congelar el programa nuclear iraní por seis meses, a cambio de levantar una parte de las sanciones económicas (por alrededor de 7 mil millones de dólares), es una resquebrajadura en el frente pro-guerra lidereado por el "halcón" Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y sus palafreneros en el Congreso de los Estados Unidos (esos que se levantaron para ovacionarlo 29 veces, la última vez que estuvo en el Capitolio).

Netanyahu insiste en que Irán desea fabricar una bomba atómica, para 5 minutos después (o quizás sólo un minuto después), lanzarla directamente sobre Tel Aviv, Jerusalem o Haifa, y así "desaparecer a Israel de la faz del planeta".

La razón para hacer eso, según Netanyahu, es un odio irracional, un anti-semitismo enraizado, un afán de destruir a Israel, por parte de los "imanes", "mullahs" y "ayatollahs" de Irán.

Sin duda, es la explicación más absurda y pedestre en la historia reciente de las relaciones internacionales, pues resulta que los dirigentes de Irán, a quienes les costó 25 años derrocar al títere de Occidente que gobernaba Irán, el Sha Reza Pahlevi, y otros 34 años sobrevivir, entre otras cosas, una guerra atroz contra Saddam Hussein (1980-88), instigado y apoyado en ese entonces por Estados Unidos; así como la hostilidad constante de Estados Unidos y de sus vecinos mayoritariamente sunnitas (como Arabia Saudita), para hecharlo todo por la borda, lanzándose a una estúpida agresión contra Israel. La cual no lo destruiría por completo, y tan sólo provocaría la respuesta inmediata y contundente, igualmente con bombas atómicas, del propio Israel (cuenta con un arsenal de entre 200 y 400 armas nucleares), de Estados Unidos y hasta de la Gran Bretaña, que ellos sí destruirían por completo Irán.

La "lógica" inverosímil de Netanyahu ha sido el principal motivo por el cual la administración Obama lo ha abandonado en su demencial estrategia dirigida a atacar las instalaciones nucleares iraníes, para según él y sus asesores, terminar así con la "amenaza existencial" contra Israel.

Si en Israel hubiera habido un gobierno con visión estratégica, talento diplomático y con verdadero sentido de la prudencia, la proporción y la paciencia, es posible que Estados Unidos no estaría negociando con Irán ahora, sino aplicando aún más sanciones económicas, como las que pretenden aprobar en el Senado de Estados Unidos los acólitos del gobierno israelí, que más bien representan a dicho país, y no a quienes supuestamente los eligieron en las urnas.

Sin embargo, fue tanta la insistencia del gobierno de Israel y de sus influyentes aliados en el Congreso, los medios de comunicación y el gran empresariado de Estados Unidos, por bombardear las instalaciones nucleares iraníes, o al menos, llevar hasta el extremo las sanciones económicas, que una buena parte del establishment político y militar de Estados Unidos, harto ya de estar embarcado en guerras e intervenciones en el Oriente Medio (lo mismo que buena parte de la ciudadanía de ese país), decidió poner un hasta aquí a esa locura.

El caso de Siria fue el primer aviso para Netanyahu de que sus tácticas intimidatorias, su lenguaje duro y las presiones a través de sus aliados en Estados Unidos, estaban generando más molestia y oposición, que simpatía y apoyo.

Como ya sabemos, los israelíes, después de estar un poco al margen del conflicto en Siria (tan sólo aprovechando la debilidad del gobierno de Bashar el Assad para bombardear algunas posiciones del ejército sirio, lo que ya de por sí era un intervencionismo en favor de los rebeldes), esperando que la guerra civil acabara por destruir a los contendientes, decidió virar en favor de la intervención militar de Estados Unidos, cuando se dio cuenta que Assad estaba a punto de derrotar a los rebeldes, e inició una serie de presiones para que el gobierno de Obama entrara en el conflicto.

El pretexto fue el uso de las armas químicas contra la población civil (que hasta ahora no se sabe si fue el ejército sirio el que las usó o fue una acción realizada por los propios rebeldes para culpar a Assad); algo que Obama había señalado como "la línea roja" que no debía ser cruzada, sino Estados Unidos intervendría en el conflicto.

Pero la opinión pública estadounidense y en alguna medida los propios miembros del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos consideraron un alto riesgo entrar en un conflicto como el de Siria, en momentos en que se está preparando la salida definitiva de Afganistán, y los resultados de la invasión a Irak fueron desastrosos. Aunque el secretario de la Defensa Chuck Hagel mantuvo en público que estaban preparados para lanzar ataques con misiles y/o aéreos cuando el presidente lo ordenara, es muy probable que en privado le hayan expresado al presidente Obama sus serias dudas sobre la conveniencia de intervenir en Siria, y en especial los altos costos que ello implicaría, en momentos en que se debate en ese país el elevadísimo déficit que enfrenta el gobierno, en buena medida causado por los gastos de las guerras de Irak y Afganistán.

Cuando Obama decidió enviar al Congreso la "papa caliente" de Siria, para que ellos dieran el visto bueno o lo rechazaran, la suerte estaba hechada, pues ello indicaba la división que existía en el gobierno norteamericano sobre esa cuestión, lo que puso a Israel y a sus aliados al descubierto (normalmente les gusta ejercer las presiones sobre los miembros del Congreso de una manera menos pública), pues se lanzaron desbocadamente a presionar a los congresistas para que aprobaran los ataques.

Fue entonces que la diplomacia rusa, más avezada que la norteamericana, arregló con Siria la propuesta de destruir el armamento químico de ese país, para así evitar los ataques de Estados Unidos y con ello salvarle la cara a Obama (éste por supuesto que aceptó de inmediato la salida que le brindaba Moscú, y sólo armaron la escena en la que Kerry lanzó dicha proposición, como si lo hubiera hecho sin pensar).

El asunto de Siria, no sólo no le abrió los ojos a Netanyahu, sino que lo convenció de arremeter con más fuerza en sus presiones y su lenguaje apocalíptico, todo lo cual lo fue aislando cada vez más en la comunidad internacional, que lo que menos quiere ahora es una nueva guerra en el Medio Oriente, y la mayoría de los países de la región están dispuestos a darle una oportunidad a la diplomacia.

La verdadera amenaza que ve Israel en Irán, no es un intento absurdo para destruirlo, sino a un país con población, recursos económicos, historia y un mar de petróleo, así como un gobierno central fuerte, que está dispuesto a jugar un papel de primer orden en el Medio Oriente, y ello pone en peligro, no la existencia de Israel, sino su hegemonía en ésa región del mundo, y recordemos que ningún país que se beneficia del dominio (militar, político y económico) sobre una región, está dispuesto a compartir ese poder con nadie; e Irán tiene los argumentos como para quitarle una porción de esa hegemonía a Israel.

Por supuesto el otro perdedor en este asunto es el régimen autoritario de Arabia Saudita, que ve en Irán una amenaza a su dominio sobre el Islam. La familia Saud es la encargada de custodiar los lugares sagrados del Islam sunnita, y no desean que los chiitas de Irán puedan expandir su versión del islamismo y con ello competir (religiosa, ideológica, política y económicamente), con esa poderosa y astronómicamente rica familia (con todas sus ramificaciones), que ha cosechado los frutos de su buena relación con las potencias occidentales por muchos años (hasta que llegó el 9/11), y de su monopolio sobre los lugares más sagrados del Islam.

Netanyahu va a insistir en descarrillar los acuerdos a los que se llegue entre el P5+1 e Irán, con presiones en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia (ya se vio que ahí también tienen un gran aliado en el presidente F. Hollande, quien por cierto proviene de una familia judía francesa), esperando que cualquier retraso o falta mínima de Irán repercuta en la confianza de sus interlocutores, y con ello se pueda hechar abajo este importantísimo avance para evitar nuevas aventuras bélicas en el Medio Oriente.

Serán los líderes de Estados Unidos e Irán los que tendrán que mantener una comunicación permanente, un contacto constante, para evitar malentendidos y seguir avanzando en los acuerdos, porque de lo contrario, Netanyahu y cía. tratarán de generar desconfianza y rupturas en cualquier posibilidad que se les presente.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Insisten en el encubrimiento (21 de Noviembre 2013)

Durante toda esta semana hemos podido ver un esfuerzo concertado entre las principales televisoras de Estados Unidos (y sus rémoras mexicanas), para insistir que las "teorías de la conspiración" sobre el asesinato de JFK no tienen fundamento alguno, y que la explicación del "asesino solitario", Lee Harvey Oswald es la que debemos creer, porque así lo dicen las élites de Estados Unidos, que están muy conformes con esa teoría, pues así se evita preguntarse quiénes se beneficiaron del asesinato del presidente Kennedy, qué políticas fundamentales de ese país cambiaron, y con ellas el rumbo de la historia contemporánea, y como dichos cambios han afectado de manera negativa al mundo.

De ninguna manera pretendemos establecer aquí que JFK era el salvador del planeta, pero como ya analizamos en los dos artículos anteriores, JFK no estaba dispuesto a entrar en una desbocada carrera armamentista con la URSS, ni tampoco deseaba sacrificar a miles de jóvenes estadounidenses en las selvas vietnamitas.

Kennedy también se oponía firmemente a que Israel iniciara en el Medio Oriente una carrera armamentista, con su programa de fabricación de armas nucleares, y es muy probable que, como en su momento lo hizo Dwight. D. Eisenhower en 1956, hubiera obligado a Israel a salir del Sinaí en 1967, territorio que conquistó en la Guerra de los Seis Días, y no hubiera dejado pasar el criminal ataque de la aviación israelí al USS Liberty.

Es muy probable que Kennedy tampoco hubiera estado de acuerdo con el programa de espionaje del FBI, COINTELPRO, que permitía a J. Edgar Hoover mantener vigilados, no sólo a potenciales subversivos o criminales, sino a todo aquél personaje que a él le pareciera "sospechoso" o incluso "desagradable".

Además, Kennedy no protegía adecuadamente los intereses de ciertos grupos mafiosos judíos e italianos de Chicago, que al parecer ya estaban hartos de las políticas anticrimen de Robert Kennedy desde la Procuraduría de Justicia.

En resumen, varios grupos con enorme poder en Estados Unidos veían sus intereses y sus ambiciones seriamente afectados por Kennedy, y lo que menos deseaban es que estuviera otros 4 años en el poder, por lo que tramaron y ejecutaron su asesinato, con al menos la complacencia del vicepresidente Johnson, otro personaje que odiaba a los Kennedy.

De ahí que todo ese establishment, que sigue manejando los destinos de Estados Unidos, desee enterrar cualquier investigación seria que demuestre que el pobre diablo de Oswald, no fue más que un instrumento de esos mismos grupos, que lo utilizaron como "chivo expiatorio". Pero lo que nunca imaginaron era que el trastornado Oswald, no lo estaba tanto, y desde que fue arrestado la tarde del 22 de noviembre de 1963, no dejó de afirmar que él era sólo un "patsy", un simplón manipulable, que sirvió para cargarle la culpa. Por ello lo mataron, utilizando a otro mafioso de poca monta, el judío Jack Ruby, ligado a los criminales de Chicago, quien "de repente" tuvo una epifanía patriótica que lo llevó a matar a Oswald, cerrando así toda posibilidad de realizar una investigación a fondo sobre los móviles del supuesto asesino de Kennedy (Ruby entró armado a las instalaciones de la policía de Dallas, como "Pedro por su casa", y se acercó a Oswald sin que nadie lo detuviera).

Resulta de pena ajena ver la insistencia con que Televisa trata de vincular la errática estancia de Oswald en México con el asesinato, y peor aún, intentando implicar al régimen de Castro, por unas supuestas declaraciones de la escritora Elena Garro, a quien nadie en su sano juicio hizo caso nunca.

Todavía más patético resulta escuchar a los comentaristas de CNN afirmar que no hay duda de que fue Oswald quien mató a Kennedy, aunque no dan un sólo motivo de porque supuestamente lo hizo, y entrevistan a "testigos" y "expertos" que señalan que son mentiras todas las "teorías conspirativas" (las que si valen son las teorías de los locos, que se les ocurre matar presidentes); pero eso sí, no se atreven a analizar mínimamente ni una de esas "teorías", ni explican las vueltas inverosímiles de la bala "mágica", ni como los disparos desde atrás, se convirtieron en un disparo de frente que le voló la mitad de la cabeza a Kennedy, y decenas de hechos más, que por supuesto no tienen la intención de aclarar, sino sólo decir que no hay dudas de que Oswald fue el único tirador (tres disparos perfectos en menos de 7 segundos; o sea el mejor tirador del mundo entero).

Pero ¿por qué la familia Kennedy ha aceptado esta estúpida explicación del asesino solitario? Primero, recordemos que Bobby Kennedy nunca la creyó, y él deseaba aclarar el crimen, pero sabía que estaba rodeado de los enemigos de su hermano y de él mismo. 

Por ello buscó la presidencia en 1968, para denunciar la política criminal de Johnson en Vietnam y cambiarla, y desde la presidencia buscar las claves del asesinato de su hermano.

Los perpetradores del magnicidio de JFK no podían permitir que otro Kennedy los pusiera en riesgo y nuevamente no tuvieron ningún remordimiento en asesinar a Bobby (este año se cumplieron 45 años de ese asesinato, que por cierto pasó desapercibido para la mayoría de la gente). La clave de la conspiración para matar a JFK fue el asesinato de Bobby Kennedy, pues ello demostró que los mismos grupos de poder estaban decididos a evitar que esta influyente familia pusiera en peligro sus intereses y ambiciones.

Después del asesinato de Bobby Kennedy, le quedó claro a esta familia que enfrentarse a dichos grupos de poder (altos mandos de las fuerzas armadas y de los servicios de inteligencia, poderosos empresarios del complejo militar industrial, empresarios y políticos coludidos con la mafia, el lobby pro Israel que apoyaba todas las barbaridades y abusos de este país, y políticos ultraderechistas contrarios a las políticas demasiado liberales de los Kennedy), sería poner en peligro a toda su descendencia, por lo que optaron mejor por callarse e intentar colocar a otros miembros de la familia en posiciones políticas (por el asunto de Chappquiddick, los mismos grupos, lograron evitar que Edward buscara la presidencia; y , después vino ese extraño "accidente" aéreo en el que el hijo de JFK pereció en el mar).

De ahí que si se quiere buscar la verdad sobre estos hechos, no habrá forma de hacerlo a través de los medios de comunicación establecidos, pues ellos defienden estos crímenes, en la medida en que sus posiciones de poder, intereses y ambiciones, se ven favorecidos; y esperan que los ingenuos y desinformados televidentes, lectores o espectadores en los cines, a fuerza de presentar su mentira del asesino solitario una y otra vez, la acaben creyendo.

martes, 19 de noviembre de 2013

JFK (Segunda Parte 19 de Noviembre 2013)

Diferencias con los directores de las agencias de inteligencia de Estados Unidos


Después del fracaso de Bahía de Cochinos, Kennedy sustituyó a Allen Dulles en la CIA, y en su lugar nombró a John McCone. Sin embargo, en el FBI estaba el intocable John Edgar Hoover, quien había sido director de esa agencia desde 1924, cuando fue nombrado al frente de ella a los 29 años de edad.

Como se sabe, Hoover tenía sus propios estándares para definir a los enemigos de Estados Unidos, y sobre todo a partir de los años treintas, se concentró en los pro-nazis y en los pro-comunistas.

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial el furor anticomunista prevaleció en las agencias de seguridad norteamericanas, y Hoover consideró como posibles sospechosos a todos aquellos que criticaran o se opusieran a las decisiones del gobierno de Estados Unidos, por lo que en sus archivos había expedientes de luchadores por los derechos civiles, como Martin Luther King o Malcolm X, políticos demasiado liberales como el propio John F. Kennedy, desde sus tiempos como congresista, y hasta artistas y músicos como Pablo Picasso, John Lennon, Elvis Presley, Marilyn Monroe y Lucille Ball.

La realidad es que Hoover trataba de obtener todo tipo de información confidencial de figuras públicas de cualquier actividad política, económica o social, como un medio para chantajearlas, no con objeto de obtener dinero, sino más información y sobre todo evitar que figuras de la sociedad norteamericana pudieran influir para quitarlo de su poderosa posición. 

El garlito le fue útil toda su vida, pues fue director del FBI hasta su muerte en 1972, sobreviviendo al mandato de ocho presidentes.

Es bien sabido que Hoover odiaba a los Kennedy pues los veía como niños ricos, que jugaban a la política, y no entendían los riesgos que el país enfrentaba ante la URSS y ante los "enemigos internos", por lo que tuvo continuos choques tanto con el presidente JFK, como con su hermano Robert, a la sazón procurador de Justicia y por lo tanto jefe directo de Hoover.

Por lo que respecta a la CIA, si bien en el puesto de director de la misma, Kennedy colocó a un hombre de su confianza, en los niveles intermedios y operativos existía la sensación de que no eran respaldados por las políticas de la Casa Blanca y no había un gran entusiasmo por apoyar al joven presidente estadounidense.

Decisiones económicas

Destaca en esta área la confrontación, sumamente ríspida, que la administración Kennedy tuvo con los industriales del acero, quienes sin consultar con el gobierno, determinaron en Abril de 1962 un alza generalizada a sus productos del 3.5%, lo que generaba una presión muy importante en el resto de precios de la economía.

Kennedy ordenó a todo su gabinete emitir comunicados en los que resaltaban los daños que esa medida ocasionaría al país, en los diversos sectores.

Robert Kennedy ordenó al FBI  investigar y hasta mandar llamar a los principales directores de las empresas acereras, acusándolos de "arreglo de precios", lo que el Wall Street Journal de la época consideró como una clara intimidación, por encima de la ley.

La reacción de la administración Kennedy llevó a una caída en el mercado de valores, todo lo cual obligó a las empresas acereras a retractarse de su incremento; pero las relaciones con el gobierno de Kennedy quedaron muy lastimadas.

La otra decisión importante en materia económica, que tuvo sus repercusiones también en el sector de la defensa, fue la que se tomó para la construcción del jet bombardero TFX, pues el contrato inicial por 6500 millones de dólares, para construir 1700 aviones, que había sido asignado a la Boeing, fue cambiado para dárselo a la General Dynamics, empresa que tenía como principal accionista a Lester Crown, hijo del famoso empresario de origen judío de Chicago, Henry Crown (nombre original Henry Krinsky) a quien se le relacionaría después con la mafia de dicha ciudad (declaraciones del informante James Ragen en 1946 al FBI, en las que señaló a dos prominentes empresarios judíos de Chicago, Walter Annenberg y Henry Crown y a la cadena de hoteles Hilton, de ser los verdaderos jefes de la mafia de esa ciudad; el periodista Drew Pearson, quien fungió como contacto entre Ragen y el FBI, incluyó esta información en su Diario, que fue publicado póstumamente en 1974).

El subsecretario de Defensa, Roswell  Gilpatrick, había sido abogado de General Dynamics, y presionaba para que el contrato se le adjudicara a esta empresa (a fines de los años sesentas se comprobó que este funcionario público utilizó sus influencias en el caso, por lo que fue condenado en una corte).

La disputa la ganó General Dynamics, cuando dos días después del asesinato de Kennedy, la administración del nuevo presidente Lyndon B. Johnson, otorgó el contrato a General Dynamics, que acabó construyendo cada avión en precios elevadísimos, de entre 6 y 8 millones de dólares, mientras que el precio original era de 3.5 millones de dólares; además de que la eficiencia de los aviones de General Dynamics fue muy cuestionable durante su participación en la guerra de Vietnam.

Oposición a que Israel fabricara una bomba atómica

Si bien la administración Kennedy desde un inicio demostró su apoyo al Estado de Israel, proveyéndolo de sofisticado armamento para su defensa, y de apoyo político y diplomático en el ámbito internacional, también fue muy clara en que no estaba de acuerdo en que las instalaciones nucleares de Dimona, que Israel construía con apoyo francés, pudieran servir para fabricar armas atómicas, pues ello generaría una carrera armamentista en el Medio Oriente, que pondría en peligro la paz mundial.

El presidente de Israel, David Ben-Gurion afirmó una y otra vez que las instalaciones eran para producir energía nuclear para la desalinización del agua, y con ello apoyar a la agricultura.

Estados Unidos exigió a Israel que la Agencia Internacional de Energía Atómica inspeccionara las instalaciones, a lo que Israel se opuso, y en su lugar se convino que fueran inspectores de Estados Unidos.

Sin embargo, cuando en 1962 los estadounidenses intentaron inspeccionar las instalaciones, los israelíes armaron laboratorios e instalaciones falsos, además de cerrar otras partes del complejo de Dimona, para evitar que los estadounidenses verificaran los verdaderos propósitos de las mismas.

Kennedy nunca estuvo satisfecho de ese acuerdo con Israel, pues los israelíes siempre sabían con anticipación de la llegada de los inspectores, y podían ocultar las instalaciones en donde fabricaban sus bombas atómicas (ahora se considera que el arsenal de Israel es de entre 200 y 400 armas nucleares).

Combate a organizaciones criminales y a sus vínculos con sindicatos, como los "teamsters"

Robert Kennedy, el hermano menor de JFK y procurador de Justicia, inició una cruzada contra el crimen organizado, que llevó a aumentar en 800% los arrestos de figuras relacionadas con la mafia (Wikipedia), lo que le ganó la eterna animadversión de J.Edgar Hoover, quien prefería "controlar" y "presionar" a los líderes mafiosos, y no meterlos a la cárcel (incluso en alguna ocasión llegó decir que la "mafia" no existía en Estados Unidos).

Los vínculos del líder del sindicato de camioneros de Estados Unidos, conocidos como los "teamsters", Jimmy Hoffa, con figuras de la mafia como Anthony Giacalone y Anthony Provenzano, con quienes tenía diversos negocios y acuerdos, como por ejemplo el manejo por parte de la mafia del fondo de pensiones del sindicato, para lavar sus ganancias ilícitas, lo pusieron en lo más alto de la lista de prioridades de Robert Kennedy, quien en sus tiempos de senador ya había intentado destronar a Hoffa de su poderosa posición.

Si bien Hoffa no fue arrestado sino hasta después del asesinato del presidente Kennedy, esto es, hasta 1964, acusado de fraude, fue durante los años de la presidencia de JFK que toda la virulencia de la confrontación entre Hoffa y sus aliados de la mafia con los Kennedy, llegó a las primeras planas y los noticiarios de todo el país.

Política en favor de los derechos civiles

La resuelta actitud de JFK en favor de los derechos civiles de la población negra y su apoyo al movimiento de Martin Luther King (la famosa Marcha a Washington de Marzo de 1963, con el discurso "I Have a Dream"), le ganaron aún mayor odio de parte del director del FBI J. Edgar Hoover, así como de gobernadores del sur como Ross Barnett de Mississippi, que se oponía a permitir la entrada de estudiantes negros a la universidad de dicho estado.


Como podemos apreciar la lista de enemigos de Kennedy (y en general de su familia), era larga. Desde los generales del Pentágono que deseaban enfrentar de manera más firme y decisiva al comunismo en todo el mundo; pasando por miembros de las agencias de seguridad e inteligencia que veían a Kennedy muy débil para enfrentar las amenazas externas y a los grupos opositores internos; sumados a poderosos grupos empresariales que veían afectados sus intereses por las políticas de la administración, en especial los relacionados al complejo militar-industrial que veían en una escalada contra el comunismo, la oportunidad de jugosos contratos; más una parte de la influyente comunidad judía, que aún veía a Kennedy con resentimiento por la posición asumida por su padre en la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo porque apoyaba los deseos de Israel de conseguir armas nucleares, a lo que se oponía JFK; aunado a los grupos de la mafia que eran atacados por Robert Kennedy, así como poderosos sindicatos como los "teamsters", que veían afectados sus intereses por dicha política; y para cerrar, los grupos más derechistas del sur de Estados Unidos (e incluso de algunas ciudades del Norte), que estaban en contra del apoyo a los grupos pro derechos civiles y consideraban demasiado complaciente a JFK con ellos.

El Asesinato

Según Wikipedia, la cadena Fox realizó una encuesta en 2004 en la que se preguntó a una muestra representativa de estadounidenses, si creían que el presidente Kennedy había sido asesinado como consecuencia de una conspiración, y el 66% contestó que sí, mientras que otro 74% consideró que al menos hubo un "encubrimiento" para que no se supiera la verdad.

La famosa Comisión Warren, designada por el presidente Johnson para investigar el asesinato, y presidida por el entonces presidente de la Suprema Corte Earl Warren (integrada entre otros por el ex-director despedido por Kennedy de la CIA, Allen Dulles, y el entonces congresista republicano y quien después sería presidente de Estados Unidos, Gerald Ford), omitió una gran cantidad de hechos y testigos, como se pudo comprobar en la investigación que hizo el fiscal del distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, a partir de 1966, quien después de leer el Informe Warren, se dio cuenta que había muchas conexiones con su ciudad, que habían quedado sin investigar.

Finalmente Garrison presentó cargos en 1969 contra un empresario llamado Clay Shaw, a quien acusó de haber sido parte de una conspiración para matar al presidente Kennedy.

Es en esa investigación de Garrison que aparecen todas las contradicciones y explicaciones inverosímiles, como la "bala mágica" que después de pegar en el presidente Kennedy y en el gobernador Connaly (dando vueltas increíbles), fue encontrada intacta en una camilla (teoría inventada por el político de origen judío Arlen Specter, quien estuvo cambiando del partido Demócrata al Republicano y viceversa). Toda la trama ha sido publicada en libros y sobre todo se hizo más popular con la película de 1991, JFK de Oliver Stone.

Según la investigación de Garrison, fueron altos miembros del establishment de seguridad nacional, como el Pentágono, el FBI y la CIA, en complicidad con importantes miembros de la mafia y de exiliados cubanos (estos dos últimos como operadores directos del asesinato), los que fraguaron y ejecutaron el magnicidio.

No se dan nombres específicos, pero se da a entender que los altos niveles del mando militar y de agencias de seguridad de Estados Unidos, urdieron y facilitaron el magnicidio, con objeto de cambiar las políticas exterior, de defensa, de derechos civiles y contra el crimen organizado que había llevado a cabo la administración Kennedy.

Es claro que la muerte de Kennedy abrió la posibilidad de reconsiderar varias políticas en las que diversos sectores (ya mencionados) no estaban de acuerdo, y que con el vicepresidente Johnson, sería más factible reorientar.

Al menos las relativas a la política exterior y de defensa cambiaron de manera relevante, pues en 1964 Johnson utilizó un incidente en el Golfo de Tonkin en Vietnam (un supuesto ataque de barcos norvietnamitas a buques de guerra de Estados Unidos, que años después se supo fue falso), para iniciar la tremenda escalada en la Guerra de Vietnam, que provocaría la muerte 50 mil estadounidenses y de millones de vietnamitas (ya fuera directamente o a consecuencia de enfermedades, hambre, etc.), que duró por más de una década.

Así, tanto los generales del Pentágono, sus socios de la industria de armamentos, como las agencias de inteligencia y seguridad vieron cumplido su anhelo de enfrentar resueltamente al comunismo y los presupuestos en estos rubros se elevaron continuamente.

De la misma forma, Israel recibió un cheque en blanco por parte de Johnson para fabricar armas nucleares, e incluso en la llamada Guerra de los Seis Días de 1967, en la que Israel se expandió enormemente (Sinaí, las alturas del Golan, Gaza, etc.) Johnson prefirió voltear al otro lado cuando la aviación israeli, con perfecto conocimiento de causa intentó hundir al USS Liberty, un buque de comunicaciones de la Armada de Estados Unidos que estaba interceptando mensajes frente a las costas israelíes, y que estaba claramente identificado como buque norteamericano.

Los israelíes, no deseando que los estadounidenses se enteraran de los excesos que estaban cometiendo en la guerra, decidieron hundir el barco y le ocasionaron serios daños (34 muertos y más de 170 heridos), pero no consiguieron mandarlo a pique, lo que permitiría después saber la versión del capitán y de los marinos, que sin lugar a dudas señalaron que los israelíes sabían que era un buque de Estados Unidos.

Johnson aceptó las disculpas israelíes (e incluso hubo "comisiones de investigación"), quienes argumentaron que había sido un error de identificación, lo que demostró claramente que el nuevo presidente de Estados Unidos no enfrentaría los abusos del Estado de Israel, como en cambio sí lo hubiera hecho Kennedy.

Cabe mencionar que cuando Johnson fue congresista (antes de ser Senador ), por el estado de Texas, ayudó a traer a ese estado a varios cientos de judíos de Europa Oriental en los años treintas, lo que le ganó la muy buena voluntad de esa comunidad en los Estados Unidos.

En materia de derechos civiles, Johnson mantuvo su apoyo a la población negra, y de hecho promulgó la legislación que soportaba sus demandas, pero por otro lado le dio "manga ancha" a Hoover para llevar a cabo su programa de vigilancia COINTELPRO, contra los "comunistas" y "subversivos", lo que llevó a excesos, que años después se supieron a través de la desclasificación de documentos confidenciales.

De ahí que el propio Lyndon Johnson haya sido considerado como otro de los posibles autores intelectuales, sobre todo porque él fue el inmediato beneficiario de la muerte de JFK.

Dentro de la misma versión establecida por la investigación de Garrison, se ha desarrollado con los años una más detallada (conocida como la confesión de James L. Files), que involucra a los empresarios Crown de Chicago, en vista de que un abogado de esta familia, Albert J. Jenner fue nombrado en la Comisión Warren como encargado de investigar si Lee Harvey Oswald había actuado sólo o no; y si el hombre que mató a Oswsald (antes de que este pudiera decir la verdad, pues el poco tiempo que lo tuvieron en custodia aseguró que él era un "patsy", o sea un "chivo expiatorio"), el empresario judío Jack Ruby, también había actuado solo o no. Jenner llegó a la "conclusión" de que ambos habían actuado solos.

Por otro lado, en la confesión de un criminal, estando preso en una correcional de Illinois, James L. Files, éste aseguró que él y otros dos tiradores, de nombres John Roselli y Charles Nicoletti, fueron quienes dispararon desde diferentes puntos en la Plaza Dealy de Dallas, Texas, al presidente Kennedy, por órdenes del mafioso Sam Giancana, quien a su vez trabajaba para los "mafiosos judíos" Marshall Korshak, Henry Crown y Jacob Avery http://www.bollyn.com/the-man-who-admitted-shooting-jfk/

Si bien esta versión tiene algunos elementos que se conectan con la que se desprende de la investigación de Garrison, aún no han aparecido otras evidencias que la confirmen, y en todo caso la versión original de la conspiración y el encubrimiento posterior, desde las altas esferas del gobierno de Estados Unidos, ya contemplaba como posibles "ejecutores" del magnicidio, a miembros de la mafia.

En resumen, cada vez hay un mayor convencimiento de que JFK fue asesinado como parte de un complot urdido en las altas esferas de la política y los negocios de Estados Unidos, que estaban insatisfechos con las políticas aplicadas por Kennedy, y que no deseaban que siguiera como presidente de Estados Unidos por 4 años más, pues ello lastimaría gravemente sus intereses, que por cierto no tienen mucho que ver con los del pueblo de Estados Unidos, y menos aún con los del resto de la humanidad.



lunes, 18 de noviembre de 2013

JFK (Primera Parte 18 de Noviembre de 2013)

El próximo 22 de noviembre se cumplen 50 años del asesinato del presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy (JFK).

Hablar de Kennedy, de su carrera política, de su vida privada, de su asesinato, de las consecuencias que este tuvo en la política exterior y en la de defensa de los Estados Unidos y de su impronta en la historia del Siglo XX, nos llevaría años y miles de páginas para analizar ese universo de información. Se han escrito libros, artículos, se han hecho películas, programas de televisión y sólo en Google hay 42,900,000 resultados al poner las letras JFK.

Por eso, si bien hoy este primer artículo es en conmemoración de uno de los presidentes más recordados en Estados Unidos, y quizás en todo el mundo, también tiene el objetivo de explorar algunas posibles causas que se combinaron para que el presidente número 35 de los Estados Unidos fuera asesinado.

Primero, habría que mencionar que Kennedy fue hijo de Joseph Patrick "Joe" Kennedy, empresario e inversionista de origen irlandés, que también incursionó en el gobierno y en la industria del cine. Si bien es cierto que el patriarca de la familia Kennedy amasó una enorme fortuna a través de su ingenio, rudeza en los negocios y una amplia red de relaciones políticas y familiares, también es cierto que en el camino fue acumulando odios y enemigos de muy diversa naturaleza.

Cuando Joe Kennedy fue nombrado por su amigo Franklin Delano Roosevelt embajador ante la Gran Bretaña en 1938, Kennedy se opuso a que Estados Unidos entrara en la guerra en favor de los ingleses, y fue de las pocas voces dentro del gobierno que sugirió algún tipo de entendimiento con el régimen de Adolfo Hitler, lo que le valió la oposición y las acusaciones de anti-semita por parte de la poderosa e influyente comunidad judía de los Estados Unidos.

Esa oposición de Kennedy a que Estados Unidos se involucrara nuevamente en una guerra en Europa (lo mismo que el famoso aviador Charles Lindbergh), le generó tales antipatías en el gobierno y en el numeroso grupo de empresarios estadounidenses que deseaban que su país entrara en la guerra, que lo llevó a renunciar a la embajada en 1940.

En la novela de la autora inglesa Janet Miriam Holand Taylor Caldwell, Capitanes y los Reyes de 1972, se narra la historia de un multimillonario de origen irlandés, que alcanza un enorme poder e influencia en los Estados Unidos, y que en un momento dado enfrenta la oposición de los otros magnates cuando su hijo, en su camino a la presidencia, desea cambiar las prácticas del capitalismo salvaje y trata de controlar los abusos de los poderosos, lo que a la postre le cuesta la vida, siendo asesinado.

El paralelismo con la vida de Kennedy y con las disputas que tuvo su padre con otros grupos de poder dentro de los Estados Unidos, resulta evidente.

Si bien es cierto que JFK llegó a la presidencia en buena medida ayudado por las relaciones que el viejo Joe tenía con numerosos "bosses" de la política estadounidense (significativamente Richard Daley en Chicago y la familia de su esposa, los Fizgerald en Boston), también es cierto que una parte relevante del establishment político y empresarial del país no quería su llegada a la presidencia, incluidos importantes miembros del partido demócrata, como el influyente líder del Senado de origen tejano, Lyndon B. Johnson, quien tuvo que ser "convencido" de apoyar a Kennedy, con la candidatura a la vicepresidencia.

El 8 de noviembre de 1960, JFK derrotó al candidato del Partido Republicano, Richard Nixon, por una ventaja insignificante de 49.71% contra el 49.55%, una diferencia de apenas 113,000 votos. En Illinois, por ejemplo, Kennedy (a pesar de Richard Daley y su maquinaria electoral), sólo ganó por 8,858 votos, y en Texas, el terruño de Lyndon B. Johnson, el triunfo fue apenas por 23,500 votos (Kaspi, André; John F. Kennedy; Biblioteca ABC; 1993)Aún así, los demócratas conservaron la mayoría en ambas cámaras, lo que en teoría le permitiría a Kennedy llevar adelante sus políticas, sin que el Poder Legislativo las pudiera obstaculizar.

Si pudiéramos identificar las políticas que le generaron a Kennedy más animadversión de diferentes grupos de poder dentro de los Estados Unidos, podríamos mencionar, en orden de importancia, las siguientes:
  1.  Política exterior y de defensa hacia la URSS, especialmente en los casos de Cuba y de Vietnam.
  2.  Diferencias con los directores de las principales agencias de seguridad del gobierno (CIA y FBI)  para enfrentar al "comunismo", así como a grupos disidentes dentro de Estados Unidos.
  3.  Decisiones en materia de política económica hacia sectores específicos, especialmente producción de  acero y de armamento sofisticado para las fuerzas armadas.
  4. Oposición a que Israel adquiriera la capacidad de construir armas nucleares.
  5. Combate a organizaciones criminales y a sus vínculos con sindicatos como los "teamsters".
  6. Política en favor de los derechos civiles de la población negra, y oposición del establishment blanco del Sur, del Partido Republicano y del ala más conservadora del Partido Demócrata.

Política exterior y de defensa hacia la URSS

A Kennedy el complejo militar-industrial -del que el anterior presidente Dwight. D. Eisenhower había señalado como un riesgo que debía ser controlado- lo vio desde un inicio como un presidente inexperto (tenía 43 años), débil y "blando" en materia de defensa y política exterior.

El primer choque de Kennedy con los "señores de la guerra" del Pentágono y de la CIA (Allen Dulles ) y el FBI (J. Edgar Hoover), tiene que ver con una invasión a Cuba, que había venido preparándose desde meses atrás y que se le presenta a Kennedy como un "hecho consumado" al llegar a la presidencia, por lo que el novel presidente la aprueba.

La invasión de Bahía de Cochinos (Abril de 1961), realizada por exiliados cubanos, requería el apoyo aéreo de Estados Unidos, una vez iniciada. Pero es tan mal ejecutada y en un lugar tan inapropiado, además de que la falta absoluta de discreción entre los cubanos había alertado a Castro con mucha anticipación, que el primer asalto resulta en un fracaso absoluto; esto implicaba un apoyo directo de aviones y buques estadounidenses para salvar la situación, lo que Kennedy se negó a aprobar, y ello selló la suerte de los exiliados, que cayeron muertos o fueron aprehendidos fácilmente por los castristas.

Ese fiasco provocó una enorme molestia en los círculos pro-guerreristas y anticomunistas de las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia de Estados Unidos, pues consideraron que aunque la invasión estuvo mal planeada y ejecutada (lo que obviamente comprometía a los jefes de las fuerzas armadas y de la CIA), eso sólo era un pretexto para iniciar una intervención estadounidense, derrocar a Castro y recuperar a Cuba para el bando capitalista.

A partir de entonces el propio Kennedy comenzó a tener serias reservas sobre las propuestas de los generales y jefes de la inteligencia (lo que llevó al cambio del director de la CIA, por ejemplo), y se centró en su círculo íntimo de asesores y allegados con los que tenía más confianza, para tomar las decisiones en materia de política exterior y de defensa.

Un nuevo desafío se presentó ese mismo año de 1961 (Agosto), cuando los soviéticos y los alemanes orientales levantaron un muro (primero de alambre con púas y después de concreto) entre Berlín Oriental (comunista) y Berlín Occidental (capitalista), con objeto de evitar la fuga de miles de alemanes que no querían vivir bajo el yugo soviético.

Nuevamente los "halcones" del Pentágono y de los sectores duros del Partido Republicano, presionaron por una respuesta contundente, que sin duda hubiera provocado una guerra en Europa. Kennedy se negó a iniciar acciones bélicas contra los soviéticos, y a lo único que se comprometió fue a defender y apoyar a Berlín Occidental, lo que nuevamente dejó un muy mal sabor de boca a los cada vez más inconformes promotores del enfrentamiento con los soviéticos. Veían a  Kennedy débil y cediendo en cada confrontación con el Kremlin.

El tema Vietnam estuvo permanentemente en la mesa de Kennedy. Eisenhower había enviado "asesores" desde mediados de los años cincuenta para ayudar a Vietnam del Sur en su lucha contra los comunistas de Vietnam del Norte y contra la guerrilla comunista que operaba en el sur. 

Kennedy estaba convencido de que la ayuda a Vietnam del Sur debía continuar, por lo que siguió enviando "asesores", pero no estaba seguro de que Estados Unidos debía involucrarse en gran escala en el conflicto, sino ayudar al gobierno sudvietnamita a contener al régimen comunista del Norte y derrotar a la guerrilla en el sur.

Esta estrategia era vista como "perdedora" por el Pentágono y los "halcones" de la política norteamericana, que presionaban por una intervención mayor de Estados Unidos (calculaban inicialmente una fuerza expedicionaria de hasta 200,000 hombres), no sólo para salvar a Vietnam del Sur, sino para recuperar Vietnam del Norte y así enviar el mensaje a la URSS y en especial a la China de Mao (que apoyaba a los comunistas en el Este de Asia), que Estados Unidos ya no permitiría más avances de los "rojos" en ninguna región del mundo.

La crisis de los misiles en Cuba, en Octubre de 1962, con todo su dramatismo, le dio a Kennedy un sonoro triunfo diplomático, en especial sobre los "halcones" en el establishment estadounidense, pues demostró que una combinación de diplomacia (las negociaciones secretas que se realizaron con Kruschev durante toda la crisis) y de fortaleza (el bloqueo naval a Cuba), hicieron retroceder a los soviéticos, con lo que se recuperó la credibilidad de Estados Unidos, a pesar de que los "guerreristas" proponían nuevamente la invasión a Cuba cuando se descubrieron los misiles soviéticos en la isla (en la película Thirteen days del año 2000, se aprecia cómo los generales presionaron constantemente por una intervención armada en la isla, a lo que Kennedy se negó).



jueves, 14 de noviembre de 2013

Violencia en México (14 de Noviembre 2013)

La secretaria de Salud de México, Mercedes Juan López al inaugurar la Sexta Reunión de Hitos sobre la Campaña Mundial de Prevención de la Violencia informó que las diversas causas que provocan muertes y heridas a través de situaciones violentas en nuestro país (esto es que no tienen que ver con enfermedades o vejez), le cuestan al país entre el 8 y el 15% de su Producto Interior Bruto (PIB) en "daños materiales, pérdida de productividad, atención médica, rehabilitación por discapacidades, servicios de seguridad y desinversiones".

Dijo que los homicidios pasaron en 2012, de ser la décima causa de muerte, a la sexta; y que en México la primera causa de muerte por lesiones externas se ubica en individuos de 5 a 44 años de edad. Además, resaltó que el año pasado por estas causas murieron 59,562 personas, que incluyen homicidios, suicidios, accidentes de tránsito, caídas, ahogamientos, quemaduras y envenenamientos. Nota: Ahora la Secretaría de Salud "rectifica", seguramente después de que le llamaron la atención desde Presidencia por estar diciendo la verdad, y señala que el costo no es de 8 a 15% del PIB, sino sólo del 1.5%. ¿Que acaso no checan estas cifras antes con SHCP o el INEGI? Más bien parece un tardío y desaseado control de daños (15 de Noviembre de 2013).

Según el Fondo Monetario Internacional, en el 2012, México estaba en el lugar 14 entre los países con mayor PIB del mundo, con un total de $1,162,891,000,000 (un millón de millones, ciento sesenta y dos mil, ochocientos noventa y un millones de dólares), equivalentes a 15 billones, ciento diez y siete mil, 583 millones de pesos (tomando una paridad de 13 pesos por dólar).

Esto quiere decir que cada año, la violencia en sus diversas manifestaciones, le cuesta al país entre un billón, doscientos nueve mil, cuatrocientos seis millones de pesos y dos billones, doscientos sesenta y siete mil, seiscientos treinta y siete millones de pesos.

PIB = 15,117,583,000,000 de pesos
8%  =   1,209,406,000,000 de pesos
15%=   2,267,637,000,000 de pesos

De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en los últimos dos años, 500,000 mexicanos se sumaron a la pobreza, para quedar en un total de 53.3 millones en 2012.

La pobreza pasó de 52.8 millones en 2010, que representaba el 46.1% de la población a un 45.5% en 2012. Esta disminución porcentual se debe a la variación poblacional en ese periodo de tiempo, ya que el número de mexicanos pasó de 114.5 a 117.3 millones, según el Consejo Nacional de Población (Conapo).

Según los mismos datos del Coneval (de 2012), solo 19.8% de la población, esto es unos 23.2 millones de mexicanos, no es pobre ni vulnerable (con alguna carencia básica).

Constituye una verdadera tragedia que cada año se pierdan por los efectos de la violencia entre uno y dos millones de millones de pesos, en un país con tanta pobreza como la que tiene México, en donde sólo el 20% de la población está exenta de alguna carencia (o vulnerabilidad como le llama el Coneval); esto es sólo uno de cada 5 mexicanos está realmente libre de los efectos de la pobreza, la desigualdad y la marginación.

Pues bien, la violencia tiene que ver mucho con esas carencias socio económicas, pues la falta de recursos económicos, de un empleo digno (o simplemente la falta de empleo, punto), de acceso a los satisfactores más básicos, empujan a cada vez más gente a la desesperación, el enojo, la frustración, la depresión. Todo ello contribuye al aumento de la violencia en sus diversas manifestaciones, con lo que se afecta aún más el desarrollo económico y social del país, por la gran cantidad de recursos que se tienen que destinar para atender sus efectos, no sus causas, y ello refuerza el círculo vicioso de pobreza-desesperación-frustración-violencia-desviación de recursos-más pobreza.

Sólo dicho así, al aire, sin definir las causas primarias de esa violencia, como lo hizo la secretaria de Salud, no resuelve nada.

Propone políticas de atención a niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, adultos mayores, para prevenir la violencia, o para atender a las víctimas de ella; pero en ningún momento se plantea el porqué han aumentado los homicidios, los suicidios, los accidentes, etc.

¿Cuáles son las causas?

1. Concentración del ingreso muy elevada en las capas superiores de la población y una distribución del ingreso inequitativa (México está en el lugar 125 entre todos los países, en materia de distribución del ingreso, con un coeficiente de Gini de 0.47; 0 es la igualdad total y 1 la desigualdad absoluta).

2. Un nivel salarial rezagado (los salarios reales de los trabajadores en México durante la primera mitad de 2013 crecieron menos de medio punto porcentual respecto a igual periodo del año pasado, lo que contrasta con el alza de entre un punto y 4.5 puntos porcentuales que registraron las percepciones de sus homólogos de Uruguay, Brasil, Colombia, Chile y Panamá, indican estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y de la Organización Internacional del Trabajo).

3. Una corrupción extendida y no combatida, es más tolerada y hasta alentada por las prácticas cotidianas de funcionarios, políticos, empresarios y ciudadanos (según Transparencia Internacional, México se ubicó en el 2012 en el lugar 105 de un total de 176 países evaluados; los países menos corruptos del mundo, Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda obtuvieron un puntaje de 90; México sólo obtuvo 34).

4. Impunidad extendida ( la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -UNODC- revela que 95% de los delitos no se aclaran en México).

Y así podríamos seguir y seguir apuntando estadísticas que confirman que los grandes problemas de este país surgen de una concentración de poder político y de los ingresos en una minoría, que no está dispuesta a compartirlos de ninguna forma, lo que genera círculos viciosos de pobreza-violencia-migración-subdesarrollo-más violencia.

Por supuesto, nuestros gobernantes y las capas superiores del empresariado nunca aceptarán esto, y por el contrario siempre estarán buscando esconder las verdaderas causas que generan los grandes problemas y rezagos nacionales.

Con unas élites política y empresarial tan irresponsables y prácticamente podría decirse criminales, el país no tiene un horizonte promisorio, a pesar de todos los discursos y la demagogia con que nos intoxican día tras día, a través de los medios de comunicación.

Las reformas que ahora impulsan esas mismas élites, como ya se mencionó en otro artículo de este blog (Reformas para unos cuantos, 7 de Octubre de 2013) sólo están destinadas a asegurar esa posición de poder y privilegios para ellas. No resolverán ningún problema mayúsculo (es factible que incluso los agudicen), por lo que la gran mayoría de la población quedará nuevamente frustrada y engañada por sus dirigentes, como ha venido sucediendo desde hace décadas.

sábado, 9 de noviembre de 2013

A 24 años de la caída del Muro (9 de Noviembre de 2013)

Hoy se cumplen 24 años de la "caída del Muro de Berlín", levantado el 13 de Agosto de 1961, para dividir a Berlín Este (comunista), de Berlín Oeste (capitalista). La historia del Muro, su significado como símbolo de la Guerra Fría, la tragedia que significó para el pueblo alemán, las fugas de una parte a otra de la ciudad, los muertos en el intento (casi 100 en sus más de 28 años de existencia) y su espectacular "caída", el 9 de Noviembre de 1989, que significó el derrumbe del "socialismo real" -ese trágico experimento que se inició con la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia- está ampliamente documentado en libros, revistas, periódicos, películas y videos, por lo que no tiene mucho caso regresar a ello en esta ocasión.

Lo que vale la pena señalar ahora son las consecuencias para el mundo de ese hecho histórico.

1.- El balance que existía entre el campo capitalista y el comunista, especialmente en materia de armamento convencional y nuclear, se inclinó en favor de Estados Unidos y sus aliados, pues con la desaparición de la Unión Soviética (1991-92) y con ella del Pacto de Varsovia, sólo quedó una superpotencia en el mundo, con verdadero alcance global., lo que cerró las posibilidades a muchos países subdesarrollados de compensar su debilidad en el ámbito internacional, aprovechando la rivalidad entre Estados Unidos y URSS, pues ahora sólo había un campo al cual adherirse.

2.- La desaparición del "comunismo" como una "opción" (sic) de desarrollo (pues China ya tenía más de una década de haber abierto su economía al libre mercado, y países como Corea del Norte y Cuba estaban en crisis al caer su principal apoyo, los soviéticos), permitió que el "capitalismo salvaje" se expandiera por el mundo, provocando incontables crisis (más cercanas unas de otras, y cada vez más profundas), como la de México en 1995 que golpeó a Latinoamérica; y las de Rusia y Sureste de Asia, también en los años noventas; siguiendo con la crisis de las empresas "punto com" a principios del siglo XXI en los Estados Unidos; hasta llegar al desastre del 2008 y sus secuelas en todo el planeta, con especial énfasis en Europa.

3.- El complejo militar-industrial de Estados Unidos, perdió una fuente inagotable de contratos y recursos económicos con el fin de la Guerra Fría, por lo que rápidamente se buscaron nuevos conflictos que pudieran mantener a la maquinaria de guerra estadounidense andando. Por un tiempo, el combate al narcotráfico y los conflictos regionales (como en los Balcanes), ayudaron a evitar el encogimiento abrupto de la estructura militar, de inteligencia y de producción que soporta a la política de defensa y seguridad nacional de Estados Unidos. Sin embargo, esto no fue suficiente, hasta que llegó el 9/11  (en Estados Unidos se anota primero el mes y después el día), que abrió las puertas del presupuesto para la "Guerra contra el Terrorismo" (por ello incluimos ayer un link sobre este tema), con lo que los contratos y la producción de armamentos y tecnología en materia de seguridad se elevaron exponencialmente. Ahora tenemos un verdadero monstruo en materia de seguridad nacional (fuerzas armadas, organismos de inteligencia, industrias relacionadas, contratistas de seguridad privada, "think tanks" etc), cuyo tamaño en recursos, alcance y poder lo obliga a seguir creciendo, para lo que necesita exagerar, crear o buscar nuevas amenazas que alimenten esta inagotable sed de recursos económicos, materiales y humanos.

4.- Los excesos cometidos por Estados Unidos como única superpotencia global (guerras en Irak y Afganistán; Abu Graib y Guantánamo; vuelos "secretos" de la CIA ; espionaje sin límites de la NSA, ataques  indiscriminados con drones; "excepcionalismo" estadounidense, amenazas de nuevas intervenciones en Siria e Irán etc.), generaron un "contrabalance internacional", si se le puede denominar así, en los últimos diez años. Se ha desarrollado un entendimiento mayor entre los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que han tenido que mantener en bajo perfil y administrar mejor sus muchas diferencias (especialmente las de China con Rusia e India), para poder enfrentar un poder arrogante y que parecía sin contrapeso, como el de Estados Unidos y sus aliados más cercanos (Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel).

5.- Todo indica que la escuela realista de las relaciones internacionales, en la que el poder es el elemento fundamental, se ha impuesto y como en los mejores tiempos del "balance del poder" (Siglo XIX), ahora está surgiendo una coalición de países que intentan equilibrar a la superpotencia hegemónica y de esa manera evitar que imponga sus políticas irresponsablemente al resto del mundo, pues como ya se ha visto con la crisis económica iniciada en 2008 y la "guerra contra el terrorismo", las consecuencias para la humanidad han sido catastróficas.

Por ello, si bien para muchos analistas y académicos 1989 parecía el inicio de una etapa de paz, entendimiento, triunfo de la democracia y el libre mercado (el famoso "fin de la historia" de Fukuyama, que por cierto él mismo ha criticado), resultó ser una época más peligrosa y compleja que la anterior de la Guerra Fría.

Y el mayor peligro radica en que Estados Unidos está empeñado en mantener su hegemonía, aún a costa de la paz y el bienestar del resto del mundo.