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Zapata

martes, 19 de noviembre de 2013

JFK (Segunda Parte 19 de Noviembre 2013)

Diferencias con los directores de las agencias de inteligencia de Estados Unidos


Después del fracaso de Bahía de Cochinos, Kennedy sustituyó a Allen Dulles en la CIA, y en su lugar nombró a John McCone. Sin embargo, en el FBI estaba el intocable John Edgar Hoover, quien había sido director de esa agencia desde 1924, cuando fue nombrado al frente de ella a los 29 años de edad.

Como se sabe, Hoover tenía sus propios estándares para definir a los enemigos de Estados Unidos, y sobre todo a partir de los años treintas, se concentró en los pro-nazis y en los pro-comunistas.

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial el furor anticomunista prevaleció en las agencias de seguridad norteamericanas, y Hoover consideró como posibles sospechosos a todos aquellos que criticaran o se opusieran a las decisiones del gobierno de Estados Unidos, por lo que en sus archivos había expedientes de luchadores por los derechos civiles, como Martin Luther King o Malcolm X, políticos demasiado liberales como el propio John F. Kennedy, desde sus tiempos como congresista, y hasta artistas y músicos como Pablo Picasso, John Lennon, Elvis Presley, Marilyn Monroe y Lucille Ball.

La realidad es que Hoover trataba de obtener todo tipo de información confidencial de figuras públicas de cualquier actividad política, económica o social, como un medio para chantajearlas, no con objeto de obtener dinero, sino más información y sobre todo evitar que figuras de la sociedad norteamericana pudieran influir para quitarlo de su poderosa posición. 

El garlito le fue útil toda su vida, pues fue director del FBI hasta su muerte en 1972, sobreviviendo al mandato de ocho presidentes.

Es bien sabido que Hoover odiaba a los Kennedy pues los veía como niños ricos, que jugaban a la política, y no entendían los riesgos que el país enfrentaba ante la URSS y ante los "enemigos internos", por lo que tuvo continuos choques tanto con el presidente JFK, como con su hermano Robert, a la sazón procurador de Justicia y por lo tanto jefe directo de Hoover.

Por lo que respecta a la CIA, si bien en el puesto de director de la misma, Kennedy colocó a un hombre de su confianza, en los niveles intermedios y operativos existía la sensación de que no eran respaldados por las políticas de la Casa Blanca y no había un gran entusiasmo por apoyar al joven presidente estadounidense.

Decisiones económicas

Destaca en esta área la confrontación, sumamente ríspida, que la administración Kennedy tuvo con los industriales del acero, quienes sin consultar con el gobierno, determinaron en Abril de 1962 un alza generalizada a sus productos del 3.5%, lo que generaba una presión muy importante en el resto de precios de la economía.

Kennedy ordenó a todo su gabinete emitir comunicados en los que resaltaban los daños que esa medida ocasionaría al país, en los diversos sectores.

Robert Kennedy ordenó al FBI  investigar y hasta mandar llamar a los principales directores de las empresas acereras, acusándolos de "arreglo de precios", lo que el Wall Street Journal de la época consideró como una clara intimidación, por encima de la ley.

La reacción de la administración Kennedy llevó a una caída en el mercado de valores, todo lo cual obligó a las empresas acereras a retractarse de su incremento; pero las relaciones con el gobierno de Kennedy quedaron muy lastimadas.

La otra decisión importante en materia económica, que tuvo sus repercusiones también en el sector de la defensa, fue la que se tomó para la construcción del jet bombardero TFX, pues el contrato inicial por 6500 millones de dólares, para construir 1700 aviones, que había sido asignado a la Boeing, fue cambiado para dárselo a la General Dynamics, empresa que tenía como principal accionista a Lester Crown, hijo del famoso empresario de origen judío de Chicago, Henry Crown (nombre original Henry Krinsky) a quien se le relacionaría después con la mafia de dicha ciudad (declaraciones del informante James Ragen en 1946 al FBI, en las que señaló a dos prominentes empresarios judíos de Chicago, Walter Annenberg y Henry Crown y a la cadena de hoteles Hilton, de ser los verdaderos jefes de la mafia de esa ciudad; el periodista Drew Pearson, quien fungió como contacto entre Ragen y el FBI, incluyó esta información en su Diario, que fue publicado póstumamente en 1974).

El subsecretario de Defensa, Roswell  Gilpatrick, había sido abogado de General Dynamics, y presionaba para que el contrato se le adjudicara a esta empresa (a fines de los años sesentas se comprobó que este funcionario público utilizó sus influencias en el caso, por lo que fue condenado en una corte).

La disputa la ganó General Dynamics, cuando dos días después del asesinato de Kennedy, la administración del nuevo presidente Lyndon B. Johnson, otorgó el contrato a General Dynamics, que acabó construyendo cada avión en precios elevadísimos, de entre 6 y 8 millones de dólares, mientras que el precio original era de 3.5 millones de dólares; además de que la eficiencia de los aviones de General Dynamics fue muy cuestionable durante su participación en la guerra de Vietnam.

Oposición a que Israel fabricara una bomba atómica

Si bien la administración Kennedy desde un inicio demostró su apoyo al Estado de Israel, proveyéndolo de sofisticado armamento para su defensa, y de apoyo político y diplomático en el ámbito internacional, también fue muy clara en que no estaba de acuerdo en que las instalaciones nucleares de Dimona, que Israel construía con apoyo francés, pudieran servir para fabricar armas atómicas, pues ello generaría una carrera armamentista en el Medio Oriente, que pondría en peligro la paz mundial.

El presidente de Israel, David Ben-Gurion afirmó una y otra vez que las instalaciones eran para producir energía nuclear para la desalinización del agua, y con ello apoyar a la agricultura.

Estados Unidos exigió a Israel que la Agencia Internacional de Energía Atómica inspeccionara las instalaciones, a lo que Israel se opuso, y en su lugar se convino que fueran inspectores de Estados Unidos.

Sin embargo, cuando en 1962 los estadounidenses intentaron inspeccionar las instalaciones, los israelíes armaron laboratorios e instalaciones falsos, además de cerrar otras partes del complejo de Dimona, para evitar que los estadounidenses verificaran los verdaderos propósitos de las mismas.

Kennedy nunca estuvo satisfecho de ese acuerdo con Israel, pues los israelíes siempre sabían con anticipación de la llegada de los inspectores, y podían ocultar las instalaciones en donde fabricaban sus bombas atómicas (ahora se considera que el arsenal de Israel es de entre 200 y 400 armas nucleares).

Combate a organizaciones criminales y a sus vínculos con sindicatos, como los "teamsters"

Robert Kennedy, el hermano menor de JFK y procurador de Justicia, inició una cruzada contra el crimen organizado, que llevó a aumentar en 800% los arrestos de figuras relacionadas con la mafia (Wikipedia), lo que le ganó la eterna animadversión de J.Edgar Hoover, quien prefería "controlar" y "presionar" a los líderes mafiosos, y no meterlos a la cárcel (incluso en alguna ocasión llegó decir que la "mafia" no existía en Estados Unidos).

Los vínculos del líder del sindicato de camioneros de Estados Unidos, conocidos como los "teamsters", Jimmy Hoffa, con figuras de la mafia como Anthony Giacalone y Anthony Provenzano, con quienes tenía diversos negocios y acuerdos, como por ejemplo el manejo por parte de la mafia del fondo de pensiones del sindicato, para lavar sus ganancias ilícitas, lo pusieron en lo más alto de la lista de prioridades de Robert Kennedy, quien en sus tiempos de senador ya había intentado destronar a Hoffa de su poderosa posición.

Si bien Hoffa no fue arrestado sino hasta después del asesinato del presidente Kennedy, esto es, hasta 1964, acusado de fraude, fue durante los años de la presidencia de JFK que toda la virulencia de la confrontación entre Hoffa y sus aliados de la mafia con los Kennedy, llegó a las primeras planas y los noticiarios de todo el país.

Política en favor de los derechos civiles

La resuelta actitud de JFK en favor de los derechos civiles de la población negra y su apoyo al movimiento de Martin Luther King (la famosa Marcha a Washington de Marzo de 1963, con el discurso "I Have a Dream"), le ganaron aún mayor odio de parte del director del FBI J. Edgar Hoover, así como de gobernadores del sur como Ross Barnett de Mississippi, que se oponía a permitir la entrada de estudiantes negros a la universidad de dicho estado.


Como podemos apreciar la lista de enemigos de Kennedy (y en general de su familia), era larga. Desde los generales del Pentágono que deseaban enfrentar de manera más firme y decisiva al comunismo en todo el mundo; pasando por miembros de las agencias de seguridad e inteligencia que veían a Kennedy muy débil para enfrentar las amenazas externas y a los grupos opositores internos; sumados a poderosos grupos empresariales que veían afectados sus intereses por las políticas de la administración, en especial los relacionados al complejo militar-industrial que veían en una escalada contra el comunismo, la oportunidad de jugosos contratos; más una parte de la influyente comunidad judía, que aún veía a Kennedy con resentimiento por la posición asumida por su padre en la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo porque apoyaba los deseos de Israel de conseguir armas nucleares, a lo que se oponía JFK; aunado a los grupos de la mafia que eran atacados por Robert Kennedy, así como poderosos sindicatos como los "teamsters", que veían afectados sus intereses por dicha política; y para cerrar, los grupos más derechistas del sur de Estados Unidos (e incluso de algunas ciudades del Norte), que estaban en contra del apoyo a los grupos pro derechos civiles y consideraban demasiado complaciente a JFK con ellos.

El Asesinato

Según Wikipedia, la cadena Fox realizó una encuesta en 2004 en la que se preguntó a una muestra representativa de estadounidenses, si creían que el presidente Kennedy había sido asesinado como consecuencia de una conspiración, y el 66% contestó que sí, mientras que otro 74% consideró que al menos hubo un "encubrimiento" para que no se supiera la verdad.

La famosa Comisión Warren, designada por el presidente Johnson para investigar el asesinato, y presidida por el entonces presidente de la Suprema Corte Earl Warren (integrada entre otros por el ex-director despedido por Kennedy de la CIA, Allen Dulles, y el entonces congresista republicano y quien después sería presidente de Estados Unidos, Gerald Ford), omitió una gran cantidad de hechos y testigos, como se pudo comprobar en la investigación que hizo el fiscal del distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, a partir de 1966, quien después de leer el Informe Warren, se dio cuenta que había muchas conexiones con su ciudad, que habían quedado sin investigar.

Finalmente Garrison presentó cargos en 1969 contra un empresario llamado Clay Shaw, a quien acusó de haber sido parte de una conspiración para matar al presidente Kennedy.

Es en esa investigación de Garrison que aparecen todas las contradicciones y explicaciones inverosímiles, como la "bala mágica" que después de pegar en el presidente Kennedy y en el gobernador Connaly (dando vueltas increíbles), fue encontrada intacta en una camilla (teoría inventada por el político de origen judío Arlen Specter, quien estuvo cambiando del partido Demócrata al Republicano y viceversa). Toda la trama ha sido publicada en libros y sobre todo se hizo más popular con la película de 1991, JFK de Oliver Stone.

Según la investigación de Garrison, fueron altos miembros del establishment de seguridad nacional, como el Pentágono, el FBI y la CIA, en complicidad con importantes miembros de la mafia y de exiliados cubanos (estos dos últimos como operadores directos del asesinato), los que fraguaron y ejecutaron el magnicidio.

No se dan nombres específicos, pero se da a entender que los altos niveles del mando militar y de agencias de seguridad de Estados Unidos, urdieron y facilitaron el magnicidio, con objeto de cambiar las políticas exterior, de defensa, de derechos civiles y contra el crimen organizado que había llevado a cabo la administración Kennedy.

Es claro que la muerte de Kennedy abrió la posibilidad de reconsiderar varias políticas en las que diversos sectores (ya mencionados) no estaban de acuerdo, y que con el vicepresidente Johnson, sería más factible reorientar.

Al menos las relativas a la política exterior y de defensa cambiaron de manera relevante, pues en 1964 Johnson utilizó un incidente en el Golfo de Tonkin en Vietnam (un supuesto ataque de barcos norvietnamitas a buques de guerra de Estados Unidos, que años después se supo fue falso), para iniciar la tremenda escalada en la Guerra de Vietnam, que provocaría la muerte 50 mil estadounidenses y de millones de vietnamitas (ya fuera directamente o a consecuencia de enfermedades, hambre, etc.), que duró por más de una década.

Así, tanto los generales del Pentágono, sus socios de la industria de armamentos, como las agencias de inteligencia y seguridad vieron cumplido su anhelo de enfrentar resueltamente al comunismo y los presupuestos en estos rubros se elevaron continuamente.

De la misma forma, Israel recibió un cheque en blanco por parte de Johnson para fabricar armas nucleares, e incluso en la llamada Guerra de los Seis Días de 1967, en la que Israel se expandió enormemente (Sinaí, las alturas del Golan, Gaza, etc.) Johnson prefirió voltear al otro lado cuando la aviación israeli, con perfecto conocimiento de causa intentó hundir al USS Liberty, un buque de comunicaciones de la Armada de Estados Unidos que estaba interceptando mensajes frente a las costas israelíes, y que estaba claramente identificado como buque norteamericano.

Los israelíes, no deseando que los estadounidenses se enteraran de los excesos que estaban cometiendo en la guerra, decidieron hundir el barco y le ocasionaron serios daños (34 muertos y más de 170 heridos), pero no consiguieron mandarlo a pique, lo que permitiría después saber la versión del capitán y de los marinos, que sin lugar a dudas señalaron que los israelíes sabían que era un buque de Estados Unidos.

Johnson aceptó las disculpas israelíes (e incluso hubo "comisiones de investigación"), quienes argumentaron que había sido un error de identificación, lo que demostró claramente que el nuevo presidente de Estados Unidos no enfrentaría los abusos del Estado de Israel, como en cambio sí lo hubiera hecho Kennedy.

Cabe mencionar que cuando Johnson fue congresista (antes de ser Senador ), por el estado de Texas, ayudó a traer a ese estado a varios cientos de judíos de Europa Oriental en los años treintas, lo que le ganó la muy buena voluntad de esa comunidad en los Estados Unidos.

En materia de derechos civiles, Johnson mantuvo su apoyo a la población negra, y de hecho promulgó la legislación que soportaba sus demandas, pero por otro lado le dio "manga ancha" a Hoover para llevar a cabo su programa de vigilancia COINTELPRO, contra los "comunistas" y "subversivos", lo que llevó a excesos, que años después se supieron a través de la desclasificación de documentos confidenciales.

De ahí que el propio Lyndon Johnson haya sido considerado como otro de los posibles autores intelectuales, sobre todo porque él fue el inmediato beneficiario de la muerte de JFK.

Dentro de la misma versión establecida por la investigación de Garrison, se ha desarrollado con los años una más detallada (conocida como la confesión de James L. Files), que involucra a los empresarios Crown de Chicago, en vista de que un abogado de esta familia, Albert J. Jenner fue nombrado en la Comisión Warren como encargado de investigar si Lee Harvey Oswald había actuado sólo o no; y si el hombre que mató a Oswsald (antes de que este pudiera decir la verdad, pues el poco tiempo que lo tuvieron en custodia aseguró que él era un "patsy", o sea un "chivo expiatorio"), el empresario judío Jack Ruby, también había actuado solo o no. Jenner llegó a la "conclusión" de que ambos habían actuado solos.

Por otro lado, en la confesión de un criminal, estando preso en una correcional de Illinois, James L. Files, éste aseguró que él y otros dos tiradores, de nombres John Roselli y Charles Nicoletti, fueron quienes dispararon desde diferentes puntos en la Plaza Dealy de Dallas, Texas, al presidente Kennedy, por órdenes del mafioso Sam Giancana, quien a su vez trabajaba para los "mafiosos judíos" Marshall Korshak, Henry Crown y Jacob Avery http://www.bollyn.com/the-man-who-admitted-shooting-jfk/

Si bien esta versión tiene algunos elementos que se conectan con la que se desprende de la investigación de Garrison, aún no han aparecido otras evidencias que la confirmen, y en todo caso la versión original de la conspiración y el encubrimiento posterior, desde las altas esferas del gobierno de Estados Unidos, ya contemplaba como posibles "ejecutores" del magnicidio, a miembros de la mafia.

En resumen, cada vez hay un mayor convencimiento de que JFK fue asesinado como parte de un complot urdido en las altas esferas de la política y los negocios de Estados Unidos, que estaban insatisfechos con las políticas aplicadas por Kennedy, y que no deseaban que siguiera como presidente de Estados Unidos por 4 años más, pues ello lastimaría gravemente sus intereses, que por cierto no tienen mucho que ver con los del pueblo de Estados Unidos, y menos aún con los del resto de la humanidad.



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