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Zapata

lunes, 31 de agosto de 2020


INFORME DE LÓPEZ OBRADOR
Hoy el presidente de México dará su segundo informe de gobierno ante invitados especiales, pues la entrega formal del mismo se hace desde hace varios años por parte del secretario de Gobernación en turno (en este caso la secretaria Olga Sánchez Cordero), directamente al Congreso de la Unión, sin mensaje presidencial ante los legisladores, debido al caos que se armaba en la sala de sesiones por las protestas de los partidos opositores, principalmente de izquierda, contra los gobernantes priístas y panistas.
El informe se da en medio de la pandemia del coronavirus que sigue situando a México entre los países con más contagios en el mundo (8º lugar mundial) con casi 600,000 contagiados; y el 4º lugar mundial en muertes con 64,414.
Sin embargo, el gobierno del presidente López Obrador afirma que la pandemia está controlada en el país; que no se ha rebasado la capacidad de respuesta del sistema de salud; y que ha comenzado a bajar la intensidad de los contagios y de muertes.
Si esto es cierto o no, se podrá verificar en los próximos dos meses, cuando se advierta si efectivamente hay una constante disminución de contagios y de muertes, o si por el contrario se mantiene la tendencia elevada; y peor aún, comienzan rebrotes debido a la gradual reapertura de las actividades económicas y sociales.
Por el cierre de actividades por la pandemia, se considera ya que México vive su peor crisis económica en 100 años, con una caída del PIB del -18.7% en el segundo trimestre; y unas previsiones para el 2020 del orden de entre -7.5% (SHCP) y -10.5% (FMI); que según el propio titular de la Secretaría de Hacienda, Arturo Herrera, va a impactar la recuperación todavía durante 2021 (cuando se espera un crecimiento de entre 3 y 3.5%), ya que aunque no se contrate nueva deuda, por las variaciones del tipo de cambio, el endeudamiento del país crecerá entre un 10 y un 17% (ya supera en estos momentos el equivalente al 50% del PIB).
Así que, suponiendo un escenario optimista, esto es, que durante este año la economía “sólo caiga” -7.5%, e igualmente suponiendo que crezca los siguientes dos años a una tasa de 3.5%, para casi recuperar todo lo perdido durante el 2020, al gobierno del presidente López Obrador ya nada más le quedarían un año y 10 meses para sumar algo de crecimiento real a la economía del país.
Aún así, el presidente confía en que se mantenga la creación de empleos, la recuperación del salario real, el control de la inflación y la atracción de inversión extranjera, gracias a sus obras públicas (aeropuerto de Santa Lucía; refinería de Dos Bocas; Tren Maya; ferrocarril y proyecto del Istmo de Tehuantepec; inversiones en Pemex, etc.) y al tratado que entró en vigor el 1º de julio con Estados Unidos y Canadá.
De la misma forma el presidente ha hecho énfasis en que la responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas, las medidas de austeridad en el gasto gubernamental, el mejor cobro de impuestos y el decidido combate a la corrupción, están dando los recursos económicos suficientes para cumplir con los objetivos gubernamentales y sentar las bases de la recuperación de la economía.
En materia de inseguridad, después de que en 2019 fue el año en que se registraron más asesinatos en el país (34,000), desde que existe este registro, y la percepción de inseguridad de la población se situó en cerca de 75%; las últimas cifras de asesinatos, durante el primer bimestre del año se situaron en 5,751 víctimas, lo que proyectado en el año, con un número similar, alcanzaría la cifra de 34,500; es decir, la tendencia actual es que se mantendrá el nivel de violencia que prevaleció el año pasado, por lo que la percepción de inseguridad de la población seguramente seguirá elevada.
En suma, en los temas principales que afectan a la población, los datos son de verdadero miedo, y de no corregirse el rumbo, mejorar la eficiencia gubernamental, cambiar políticas públicas ahí en donde presentan insuficiencias, y afianzar los programas y planes que estén funcionando, el gobierno del presidente López Obrador, a pesar de su altísima popularidad (lo que no necesariamente se refleja en solución de los problemas de la gente), va a quedar muy corto respecto a las altas expectativas que generó; y por supuesto, toda la narrativa de la Cuarta Transformación podría quedar en un proyecto más que se perderá en la historia de México. Por el bien del pueblo y de las frágiles instituciones de este país, más vale que eso no suceda.
Versión estenográfica del Segundo Informe: https://www.gob.mx/presidencia/articulos/version-estenografica-2-informe-de-gobierno-2019-2020?idiom=es

domingo, 30 de agosto de 2020


AUGUST 28, 2020
This year is the 75th anniversary of the end of World War Two. One of the biggest frauds of the final stage of that war was the meeting at Yalta of Soviet dictator Joseph Stalin, British Prime Minister Winston Churchill, and President Franklin Roosevelt. Yalta has become a synonym for the abandonment of oppressed people and helped inspire the 1952 Republican the campaign theme, “20 years of treason.”
The American media uncorked a barrage of tributes to Roosevelt on the 75th anniversary of his death in April. CNN, for instance, trumpeted Roosevelt as “the wartime president who Trump should learn from.” But there was scant coverage of one of his greatest betrayals.
Roosevelt painted World War II as a crusade for democracy — hailing Stalin as a partner in liberation. From 1942 through 1945, the U.S. government consistently deceived the American people about the character of the Soviet Union. Roosevelt praised Soviet Russia as one of the “freedom-loving nations” and stressed that Stalin is “thoroughly conversant with the provisions of our Constitution.” But as Rexford Tugwell, one of Roosevelt’s Brain Trusters and an open admirer of the Soviet system, groused, “The Constitution was a negative document, meant mostly to protect citizens from their government.” And when the government is the personification of benevolence, no protection is needed.
Harold Ickes, one of Roosevelt’s top aides, proclaimed that communism was “the antithesis of Nazism” because it was based on a “belief in the control of the government, including the economic system, by the people themselves.” The fact that the Soviet regime had been the most oppressive government in the world in the 1930s was irrelevant, as far as Roosevelt was concerned. As Georgetown University professor Derek Leebaert, author of Magic and Mayhem, observed, “FDR remarked that most of what he knew about the world came from his stamp collection.”
Giving Stalin everything
The Roosevelt administration engineered a movie tribute to Stalin — Mission to Moscow — that was so slavish that Russian composer Dimitri Shostakovich observed that “no Soviet propaganda agency would dare to present such outrageous lies.” In his 1944 State of the Union address, Roosevelt denounced those Americans with “such suspicious souls — who feared that I have made ‘commitments’ for the future which might pledge this Nation to secret treaties” with Stalin at the summit of Allied leaders in Tehran the previous month. Roosevelt helped set the two-tier attack that permeated much of postwar American foreign policy — denouncing cynics while betraying foreigners whom the U.S. government claimed to champion. (Someone should ask the Kurds if anything has changed on that score.)
Prior to the Yalta conference, Roosevelt confided to the U.S. ambassador to Russia that he believed that if he gave Stalin “everything I possibly can and ask for nothing in return, noblesse oblige, he won’t try to annex anything and will work with me for a world of democracy and peace.” Stalin wanted assurances from Roosevelt and Churchill that millions of Soviet citizens who had been captured during the war by the Germans or who had abandoned the Soviet Union would be forcibly returned. After the war ended, Operation Keelhaul forcibly sent two million Soviets to certain death or long-term imprisonment in Siberia or elsewhere. Aleksandr Solzhenitsyn called Operation Keelhaul “the last secret” of World War II and it was covered up or ignored by Western media until the 1970s. The fact is that those mass deaths that were facilitated by the U.S. and British governments rarely rated even an asterisk by the media-beloved historians who tout the “Good War.”
In the final communiqué from Yalta, Roosevelt, along with Churchill and Stalin, declared that “a new situation has been created in Poland as a result of her complete liberation by the Red Army.” Liberation? Tell that to the Marines. A few weeks later, on March 1, 1945, he gave a speech to Congress touting his triumph at Yalta. In it, he declared, “The decision with respect to the boundaries of Poland was, frankly, a compromise…. It will include, in the new, strong Poland, quite a large slice of what now is called Germany.” He agreed with Stalin at Yalta on moving the border of the Soviet Union far to the west — thereby effectively conscripting 11 million Poles as new Soviet Union citizens.
Poland was “compensated” with a huge swath of Germany, a simple cartographic revision that spurred vast human carnage. As author R.M. Douglas noted in his 2012 book Orderly and Humane: The Expulsion of the Germans after the Second World War (Yale University Press), the result was “the largest episode of forced migration, and perhaps the single greatest movement of population, in human history. Between 12 million and 14 million German-speaking civilians — the overwhelming majority of whom were women, old people, and children under 16 — were forcibly ejected from their places of birth in Czechoslovakia, Hungary, Romania, Yugoslavia, and what are today the western districts of Poland.” At least half a million died as a result. George Orwell denounced the relocation as an “enormous crime” that was “equivalent to transplanting the entire population of Australia.” Philosopher Bertrand Russell protested, “Are mass deportations crimes when committed by our enemies during war and justifiable measures of social adjustment when carried out by our allies in time of peace?” Roosevelt signed those death warrants at Yalta. Freda Utley, the mother of the late publisher and author Jon Utley, did some of the first and best reporting on the vast suffering ensuing from the German expulsions. Chapters from her book The High Cost of Vengeance are available at fredautley.com. (The U.S. government approved similar brutal mass forcible transfers in former Yugoslavia during the Clinton administration.) But the German civilians killed after the war were simply another asterisk that could safely be ignored by Good War chroniclers.
Roosevelt boasted to Congress, “As the Allied armies have marched to military victory, they have liberated people whose liberties had been crushed by the Nazis for four long years.” At that point, he and the State Department knew that this was a total lie for areas that had fallen under the control of the Red Army, which was busy killing or deporting to Siberia any potential political opponents. Roosevelt claimed that the deal at Yalta was “the most hopeful agreement possible for a free, independent, and prosperous Polish people.” But he betrayed the exiled Polish government in London and signed off on Soviet-style elections with no international observers — effectively giving Stalin unlimited sway on choosing Poland’s rulers. Any illusions about Soviet benevolence towards Poland should have been banished when the Red Army massacred the Polish officer corps at Katyn Forest — an atrocity that the U.S. government assiduously covered up (and blamed on the Nazis) during the war.
The façade of benevolence
In a private conversation at Yalta, Roosevelt assured Stalin that he was feeling “more bloodthirsty” than when they previously met. Immediately after the Yalta conference concluded, the British and American air forces turned Dresden into an inferno, killing up to 50,000 civilians. The Associated Press reported that “Allied air bosses” had adopted the “deliberate terror bombing of great German population centers as a ruthless expedient to hasten Hitler’s doom.” Ravaging Dresden was intended to “‘add immeasurably’ to Roosevelt’s strength in negotiating with the Russians at the postwar peace table,” as Thomas Fleming noted in The New Dealers’ War. Vast numbers of dead women and children became simply one more poker chip. Shortly after the residents of Dresden were obliterated, Roosevelt pompously announced, “I know that there is not room enough on Earth for both German militarism and Christian decency.” Government censorship and intimidation helped minimize critical coverage of the civilian carnage resulting from U.S. carpet-bombing of cities in both Germany and Japan.
Roosevelt told Congress that the Yalta Agreement “spells the end of the system of unilateral action and exclusive alliance and spheres of influence.” By the time he died the following month, he knew that democracy was doomed in any turf conquered by the Red Army. But the sham had been immensely politically profitable for Roosevelt, and his successors kept up much of the charade.
U.S. government secrecy and propaganda efforts did their best to continue portraying World War Two as the triumph of good over evil. If Americans had been told in early 1945 of the barbarities that Yalta had approved regarding captured Soviet soldiers and the brutal mass transfer of German women and children, much of the nation would have been aghast. War correspondent Ernie Pyle offered a far more honest assessment than did Roosevelt: “The war gets so complicated and confused in my mind; on especially sad days, it’s almost impossible to believe that anything is worth such mass slaughter and misery.”
In the decades after Yalta, presidents continued to invoke lofty goals to justify U.S. military intervention in Vietnam, Afghanistan, Iraq, Libya, and Syria. In each case, massive secrecy and perennial lies were necessary to maintain a façade of benevolence. Americans have still not seen the secret files behind the harebrained, contradictory interventions in Syria from the George W. Bush administration onwards. The only certainty is that, if we ever learn the full truth, plenty of politicians and other government officials will be revealed to be bigger scoundrels than suspected. Some of the orchestrators of mass misery might even be compelled to reduce their speaking fees.
“Presidents have lied so much to us about foreign policy that they’ve established almost a common-law right to do so,” George Washington University history professor Leo Ribuffo observed in 1998. Presidents have perennially used uplifting rhetoric to expunge their atrocities. On the 75th anniversary of Yalta, Americans have no reason to presume that presidents, top government officials, or much of the media are more trustworthy now than they were during the finale of the Good War. Have there been other Operation Keelhaul equivalents in recent years that Americans have not yet learned about? Yalta’s betrayals are another reason to be wary when pundits and talk-show hosts jump on the bandwagon for the next killing spree abroad.
This essay was originally published by the Future of Freedom Foundation.

James Bovard is the author of Attention Deficit DemocracyThe Bush BetrayalTerrorism and Tyranny, and other books. Bovard is on the USA Today Board of Contributors. He is on Twitter at @jimbovard. His website is at www.jimbovard.com  This essay was originally published by Future of Freedom Foundation.

viernes, 28 de agosto de 2020


Kamala Harris pledges unconditional support for Israel
Joe Biden's running mate says military assistance will not be linked to 'any political decision' that the Israeli government makes
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 in 
Washington
Published date: 27 August 2020
Democratic vice-presidential candidate Kamala Harris reiterated that Joe Biden will not impose any conditions on US aid to Israel, saying that assistance would not be linked to "any political decision" made by the Israeli government.
Her remarks, about eight weeks before the election, come at a time when the right-wing government of Prime Minister Benjamin Netanyahu is still considering annexing large parts of the occupied West Bank.
"Joe has made it clear he will not tie security assistance to any political decisions that Israel makes, and I couldn't agree more," Harris told a virtual fundraiser with Jewish-American voters on Wednesday.
That California senator went on to promote Biden's "unwavering support" for Israel and his role in securing military assistance for the Israeli government when he served as Barack Obama's vice president.
"I pledge to you the Biden-Harris administration will sustain our unbreakable commitment to Israel's security, including the unprecedented military and intelligence cooperation pioneered during the Obama-Biden administration and the guarantee that Israel will always maintain its qualitative military edge," Harris said.
Sidelining Palestinians
Israel receives about $3.8bn in US military aid annually. Before leaving office in 2016, Obama signed a memorandum of understanding that ensures $38bn of assistance to Israel spread over 10 years.
During the Democratic primaries, Senator Bernie Sanders proposed imposing human rights conditions on the military aid to Israel - an idea that Biden promptly rejected.
Harris's remarks completely ruling out using military aid as leverage to advance US policy, including Biden's own opposition to settlement expansion and annexation - which he said would choke off chances of peace - add to the frustration of Palestinian rights advocates with the Democratic campaign.
"Although Palestinian and Arab Americans in the US understand as well as anyone else the historical importance of this election, the Democratic Party mainstream makes it supremely difficult to #VoteBlueNoMatterWho," Hatem Abudayyeh, co-founder of the US Palestinian Community Network (USPCN), told MEE in a statement.
"Trump is clearly the worst human being and leader this country has seen in modern times, but when you dig deep on the policy level, you realize that Harris and Biden are the right-wing of the Democratic Party - as it relates to annexation and other crimes against Palestinians, and health care and racial justice right here at home."
Iran deal
Asked about Biden's stated plan to return to the Iran nuclear deal, Harris vowed that a Democratic administration would not allow the Islamic Republic to obtain a nuclear weapon.
Pro-Israel groups, including the American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), had ferociously opposed the 2015 multilateral nuclear agreement, known as the Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA).
Some hawkish Democrats, including the outgoing chair of the House Foreign Affairs Committee, Eliot Engel, had also pushed against the deal. In 2015, Netanyahu addressed Congress without an invitation from the White House, and bashed the JCPOA in a major breach of diplomatic protocol.
The deal signed by several leading world powers saw Tehran scale back its nuclear program in exchange for lifting sanctions against its economy.
As President Donald Trump nixed the agreement in May 2018, the nuclear deal gained popularity in the Democratic Party, even among some of its early critics. 
On Wednesday, Harris defended the deal, while also committing to Israel's security.
"We will continue to ensure that Israel has the unbreakable support of the United States," Harris said. "Joe Biden actually took historic steps as vice president to prevent Iran from obtaining a nuclear weapon. The Obama-Biden administration imposed what were described as crippling multilateral sanctions which brought Iran to negotiations, which paved the way for the JCPOA and prevented a nuclear-armed Iran."
She added that the nuclear agreement had "blocked Iran's pathways to a nuclear weapon", and slammed Trump for pulling out of the deal without an alternative.  

jueves, 27 de agosto de 2020


Nefasta presidencia imperial
John Saxe-Fernández
A casi cuatro años de padecer la gestión de Donald Trump, el mundo constató que a ese régimen, como lo anticipó la comunidad universitaria y científica, además del sesgo autocrático y de usurpación de funciones legislativas y judiciales detectados como trazos en la presidencia imperial por la historiografía de EU, Trump agregó una narrativa y praxis represiva de corte neofascista, de supremacismo blanco, junto a una cruzada anticientífica en materias tan delicadas como el colapso bio y ecoclimático vinculado al calentamiento planetario por la quema de combustibles fósiles a más de clasismo y racismo antiinmigrante, desestabilizando el sistema de alianzas y los equilibrios estratégicos en materia de guerra nuclear. Ya durante la campaña electoral Stephen Hawking, Noam Chomsky y cientos de científicos y académicos habían rechazado el negacionismo climático y los desplantes bélicos de Trump.
Asertaron. El nacional trumpismo y la diplomacia de fuerza del magnate colocan en riesgo día a día la biota global. Ante su deterioro electoral registrado en encuestas su retórica antiterrorista y de guerra fría criminaliza las protestas ante asesinatos policiales. Y como para acentuar su vínculo con la industria de guerra, alienta el presupuesto militar que rebasa el billón de dólares de los cuales cerca de 28 mil millones van a la modernización y producción de armamento nuclear y de balística Intercontinental y casi 20 mil millones de dólares para una curiosa administración nuclear cuya finalidad se desconoce, excepto que ya, durante 24 meses, Trump se niega a reafirmar, como lo plantea Rusia, que en una guerra nuclear no habría ganadores, sería catastrófica para toda la humanidad.
Lo de nefasta se refiere al actual manejo electorero, egocéntrico e irreflexivo de la presidencia de EU, tanto en su proyección doméstica –lanzando la fuerza policial-militar contra múltiples manifestaciones de rechazo al asesinato de George Lloyd a manos de policías blancos– como externa, centrada en el aumento de los riesgos de guerra general entre potencias centrales, vía el unilateralismo agresivo en lo comercial y militar adosado con una chinofobia alimentada por Peter Navarro, considerado el general más polémico de las nuevas guerras comerciales de EU, quien alienta algo tan grave como intensificar la geopolitización de las relaciones económicas internacionales, entre los principales precipitantes de la Segunda Guerra Mundial. Esto ocurre junto al abandono de tratados y normas en materia estratégica y de seguridad aérea, lo que llevó a Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia a declarar que todo ingreso balístico en el espacio aéreo ruso será considerado nuclear.
Con Rusia y EU en control de poco más de 90 por ciento del armamento nuclear y ambas potencias con su despliegue balístico en condición de alerta máxima, el riesgo de guerra accidental o intencional, es alto. La declaración de Putin, dada a conocer por la prensa sin mayor explicación, en efecto se acompañó con un pronunciamiento de Sergey Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia en un discurso ante la Conferencia Primakov en Moscú. Elena Teslova, en síntesis difundida por Anadolu Agency (AA) (10/7/20) permite calibrar lo dicho por Putin. Teslova indica que Rusia advierte de una creciente amenaza de guerra. En medio de un intenso impulso del Pentágono a las armas nucleares de bajo impacto ( low yield), para equipararse como armamento convencional, lo que aumenta la intención de EU de usarlas. Lo grave es abrir un primer ataque sorpresivo, que ha sido el escenario favorito de EU desde los años 1960, según reveló Daniel Ellsberg, The Doomsday Machine (2017), libro con el subtítulo de Confesiones de un planificador de guerra nuclear, entre las tareas de Ellsberg, quien liberó al público y al mundo, desde la Rand Corp, los operativos secretos de la criminal guerra de Vietnam.
En su discurso Lavrov advirtió que el riesgo de una guerra nuclear aumenta de manera significativa porque EU no acepta reafirmar su imposibilidad. Agregó que estamos en particular preocupados de manera significativa por el rechazo de ya 2 años, de los estadunidenses de reafirmar el principio fundamental de que no puede haber ganadores en caso de una guerra nuclear y en consecuencia nunca debe ser desatada. Además, dijo que Washington destruye los instrumentos de control armamentista, desde el Tratado Antibalístico hasta el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, que Lavrov predice que EU no renovará en 2021. Todo eso para librarse de ataduras y amenazar con el uso de la fuerza y agregó significativamente que a los pedidos de Moscú para reafirmar la imposibilidad de una guerra nuclear, entregados por escrito, Washington responde que todavía sigue examinando el documento, pero en su comentario el lado ruso percibe que EU gustaría debilitar lo categórico de este axioma.
Twitter: @JohnSaxeF


miércoles, 26 de agosto de 2020


Biden is most pro-Israel nominee ever (and he will ‘defeat’ ‘hypercritical’ voices in the party)
Pro-Israel advocates are overjoyed at the prospect of Joe Biden becoming the Democratic nominee for president this week. They say there has never been a nominee from any party who is so pro-Israel, that Joe Biden personally wrote the Democratic platform that is “straight down the line” behind Israel, and that his choice of Kamala Harris as veep reflects his love of Israel. And as for the “hypercritical” new members of Congress, that attitude will be “defeated” under Biden.
“We’ve actually never had a nominee on any side of the aisle for a president who has a longer and stronger record than Joe Biden,” Halie Soifer of the Jewish Democratic Council of America said on an American Jewish Committee zoom call yesterday. “He was elected in 1972 to the Senate and has been working on these issues with nine Israeli prime ministers ever since. There is no one with a stronger record on Israel to run for president than Joe Biden and we can all rest assured that as president he would only strengthen the relationship.”
Former Florida congressman Robert Wexler, now head of the pro-Israel group the S. Daniel Abraham Center for Middle East Peace, said that Joe Biden had written the Democratic Party platform plank on Israel, which eliminates any reference to occupation (and that some have said is to the right of Israel’s Likud Party).
The Democratic platform… it’s not a coincidence that it’s a pro-Israel straight across the line platform. It was literally written by Joe Biden himself. He made the decision in terms of whether or not to include the type of language that illustrates decades of strong Democratic Party and bipartisan consensus favorable to Israel.
The Kamala Harris choice shows Biden’s love of Israel.
Even if four decades of solidly straight line pro-Israel activity wasn’t sufficient for you, his most important pick in terms of what he’s doing now is his vice presidential nominee and Senator Harris clearly stands in the Biden wing of the Democratic Party in terms of Israel, so I don’t know what more VP Biden could possibly do to engender the type of confidence that he has built up over four decades of being one of Israel’s strongest, staunchest supporters day in day out in every circumstance. … His pick for vice president is exactly like him in staunchly supporting Israel.
Wexler recalled that when Israel insulted Biden by announcing settlements when he arrived in Israel in 2010, some said he should get on a plane and go home. But no! “The Vice President stayed and he met with his friend, long term relationship– Prime Minister Netanyahu– and they talked things through, diplomacy in action.” Of course, the settlements stayed…
Wexler said a Biden administration would “create conditions where lives are improved for Israelis and Palestinians,” and there would be progress toward negotiations between the sides, and this would remove the desire of progressives to criticize Israel. Those critics will be “defeated.”
When people see the progress from an administration that is committed to engaging both Israelis and Palestinians from a position of strength there won’t be a need as there is today where people perceive a one-sided or a more one-sided American policy to strike out in a hypercritical way towards Israel. Hypercritical, punitive language and prospective policies toward Israel must be defeated. There’s no question about that. And they will be defeated.
Wexler was surely referring to Bernie Sanders and Beto O’Rourke characterizing Netanyahu as racist, and many progressives seeking to condition aid to Israel over its settlement project.
An AJC rep asked the pols about the concern that Bernie Sanders and his ilk will insert their thinking into the Biden administration.
Florida Congressman Ted Deutch said not to worry.
There is this enormous amount of attention paid… to a very tiny percentage of the Democrats in the House.
While Soifer, who has advised Harris and who served in the Obama administration under Samantha Power at the U.N. said that Biden will restore an era when no one publicly argues about Israel.

When it comes to support of Israel there is no question that Donald Trump has politicized it, and with Biden, we will see an increase in the bipartisan aspect of the relationship.

martes, 25 de agosto de 2020


Videos, trampas y traiciones
 25/08/2020

Cayó, como se esperaba, la denuncia del PAN en contra de Pío López Obrador, hermano del presidente de la República, y David León, excoordinador de Protección Civil y Morena, por el presunto delito electoral de financiamiento ilegal de campañas. Sin embargo, lo visible oculta el fondo de un episodio que, fuera de lo legal y penal, esconde una historia de trampas y traiciones dentro del Partido Verde, donde el principal involucrado es el senador Manuel Velasco, pero alcanza a salpicar de manera preponderante al gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
Velasco, el senador que de ser compadre del expresidente Enrique Peña Nieto y profesarle públicamente su amor, brincó a la trinchera de Andrés Manuel López Obrador entregándole el estado a sus intereses electorales. Hoy, sus métodos de chantaje se le han revertido frente al Presidente, y abierto la imaginación de personas informadas que sospechan si el exgobernador no es, en realidad, un caballo de Troya. Su nerviosismo tras la divulgación del video, comentan cercanos a él, sugiere que como debe, teme.
Grabar a políticos y empresarios como una forma de garantía de seguridad que algunos llaman eufemísticamente chantaje político, era un método seguido por Velasco, quien grabó a decenas de personas que acudieron a él por apoyos, que se puede traducir en dinero, entre aspirantes a puestos de elección popular –como podría estar el actual gobernador de Chiapas–, líderes opositores e, incluso, secretarios de Estado del gobierno de Peña Nieto. El video de Pío López Obrador se inscribe en esa mecánica, aunque por la intranquilidad registrada en él desde el jueves pasado, probablemente no fue él quien filtró tan dañino video.
El video fue grabado por el mismo León, quien trabajaba como asesor en comunicación con el gobernador Velasco. León tenía un socio en la consultoría, Gerardo Pasquel, quien había sido consejero del Partido Verde y diputado local por el Estado de México, hasta el verano de 2009, cuando pidió licencia. Junto con León llegaron a manejar la comunicación y las relaciones políticas de Velasco en la segunda parte de su gobierno, hasta que se separaron. Pasquel, que recibió contratos de publicidad en el gobierno de Peña Nieto, se fue a Tamaulipas, a trabajar con García Cabeza de Vaca. León, como lo hizo el entonces gobernador, se pasó a la trinchera de López Obrador.
La relación entre los socios terminó mal—muy peleados. Cada quien siguió su camino. León se integró al equipo de logística de López Obrador desde la campaña y continuó de esa manera hasta que lo nombró coordinador nacional de Protección Civil. Su trabajo eficiente hizo que recientemente lo promoviera a dirigir una nueva empresa en proceso de creación, que administrará la compra de medicinas en el extranjero y su distribución en el país. En espera de que surgiera esta empresa estaba León cuando el video con el hermano de López Obrador lo demolió. Ni nombramiento, ni nada. Probablemente su carrera política se acabó.
Pasquel se asoció con su hermano Bernardo, y con Adrián Escobar, hermano a su vez del diputado Arturo Escobar, uno de los dirigentes del Verde y uno de los grandes operadores electorales del partido, en una empresa que hoy se encarga de adquirir y distribuir los medicamentos para el gobierno de Cabeza de Vaca, además de asesorarlo en temas de comunicación social. La llegada de León no lo iba a beneficiar en el negocio, ante la posibilidad de que el enfrentamiento que tuvieron al terminar de trabajar con Velasco, les provocara que se quedaran sin el programa con García Cabeza de Vaca. El video lo difundió el periodista Carlos Loret el jueves pasado a través de la plataforma LatinUs, una empresa propiedad de Miguel Alonso, cuya esposa fue secretaria particular de Arturo Escobar.
Las redes de vínculos sólo permiten hacer conjeturas, porque no hay prueba hasta este momento que en busca de salvaguardar un negocio, hayan entregado a LatinUs el video para descarrilar a León. Loret recibió personalmente el video en sus manos –que eliminaría cualquier intermediación con su patrón–, y León supo que lo iba a transmitir cuando menos cinco días antes de su difusión. Incluso, en la víspera de la difusión, envió mensajes crípticos con la misma redacción: “Solamente para agradecerte el apoyo que me has dado siempre, especialmente en mi paso por Protección Civil”.
Ese día no se entendía el porqué de tal mensaje, pues hasta ese momento su carrera ascendía meteóricamente. León sabía la bomba que explotaría. Preguntas en busca de respuestas se le hicieron llegar por WhatsApp, pero sólo se recibió silencio. Previamente anunció que aclararía todo en la Fiscalía General, salvo una pregunta que no va a responder: ¿por qué si Velasco grababa todo, fue el video del hermano del Presidente el que se filtró?
No parece una vendetta por asuntos de negocios, que sería el caso si Pasquel fuera el responsable de su difusión, pues podría haber entregado otros más, también escandalosos, sin meter al hermano del Presidente, y no abrirse un frente al más alto nivel del poder. Esto nos lleva al origen de este texto, el papel de Velasco en todo este nuevo embrollo con potencial de escándalo, al quedar expuesto su modus operandi con la clase política y empresarial.
López Obrador bien le puede estar preguntando, por ejemplo a través del consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, a quien el exgobernador llama lambisconamente “padrino”, qué tenía en la cabeza cuando grabó a su hermano. Viejos aliados de Velasco podrán reclamarle que los haya grabado, una vez que descubrieron por los medios que así lo hacía. Si León debe explicaciones de índole electoral y penal, Velasco las debe de índole legal –por grabar sin consentimiento de la otra parte– y político. Por sus marrullerías, el senador bien pudiera ser la siguiente víctima de este episodio.


lunes, 24 de agosto de 2020


Salvemos Morena
John M. Ackerman
Los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le han ordenado al Instituto Nacional Electoral (INE) imponer al nuevo dirigente de Morena por medio de una encuesta de opinión pública diseñada por Lorenzo Córdova y sus secuaces. Ello implica una abierta declaración de guerra de parte de las instituciones del viejo régimen en contra del partido de Andrés Manuel López Obrador con el fin de interrumpir el proceso de transformación de la República.
La resolución del TEPJF del 20 de agosto, dentro del expediente SUP-JDC-1573/2019, será recordada como una de las sentencias más problemáticas jamás emitidas, comparable con la declaración de validez de la elección de 2006 y el aval a la candidatura de Jaime Rodríguez Calderón, en 2018. Afortunadamente, existen vías de resistencia civil pacífica para contrarrestar los efectos de esta barbaridad jurídica, tal y como se logró revertir el desafuero de López Obrador en 2005, colocar a Clara Brugada en la alcaldía de Iztapalapa en 2009 y vencer el intento de fraude en 2018.
La resolución de los magistrados viola la ley. El artículo 45 de la Ley General de Partidos Políticos señala que el INE solamente podrá organizar una elección interna de un partido cuando exista una solicitud explícita del mismo instituto político realizada cuatro meses antes del vencimiento de la dirección vigente y sin que interfiera en periodos electorales. Pero el partido no ha realizado solicitud alguna, el plazo de la dirección actual ya se venció y el proceso electoral 2020-2021 se inicia el próximo 6 de septiembre.
La resolución del TEPJF también viola los estatutos del partido y los derechos de sus militantes. El artículo 2 del estatuto de Morena garantiza la integración plenamente democrática de los órganos de dirección y los ­artículos 37 y 46 indican que el presidente del partido debe ser votado por los integrantes del Consejo Nacional en un proceso conducido por la Comisión Nacional de Elecciones. Una encuesta y una votación son dos formas de toma de decisiones radicalmente distintas y la primera de ninguna manera puede ser considerada un mecanismo plenamente ­democrático.
Pero a los magistrados no les interesa tutelar la ley sino destruir la Cuarta Transformación. En su sentencia dicen que han decidido modular la norma (¡vaya eufemismo!), con el fin de lograr una mayor cohesión y superar el grado de conflictividad al interior del partido. El paternalismo autoritario es evidente. En lugar de facilitar el desarrollo de procesos democráticos internos, el TEPJF da un golpe sobre la mesa y encarga al principal adversario de Morena, el INE de Córdova, la selección del nuevo ­dirigente.
Además, en el colmo del cinismo, los magistrados señalan que el INE queda en completa libertad de determinar el método a través del cual se pueda realizar la encuesta referida. Y agregan que para formular el mecanismo, requisitos y preguntas de la encuesta, el INE debe conformar un grupo de expertos integrado sin duda por personalidades afines a Ciro Murayama.
El TEPJF insiste en que la encuesta debe ser abierta a la población en general, incluyendo cualquier persona que sea simpatizante de Morena. Ello porque para los magistrados el actual padrón de militantes no es confiable. Así que, en un salto argumentativo digno de un campeón olímpico, afirman que para salvaguardar los derechos de la militancia habría que incluir a quienes precisamente no son militantes del partido.
Los magistrados también abren la puerta para que casi cualquier persona sea candidata a dirigir el partido. Los únicos requisitos serían los señalados por los artículos 7 al 11 del estatuto de Morena con respecto a las prohibiciones de relección para el mismo cargo y de ocupar simultáneamente cargos públicos y partidistas. Si bien la sentencia indica que los candidatos a dirigir el partido deberían ser militantes de Morena, este candado carece de cualquier sentido efectivo en un contexto en que el mismo tribunal ha desconocido el padrón existente.
Literalmente cualquier persona puede ser candidata a la dirección de Morena con la simple afirmación de que se considere a sí misma militante de este instituto político.
La buena noticia es que esta exageración de los magistrados nos da a los ciudadanos precisamente la llave para salvar al partido.
Si cualquier persona puede inscribirse como candidato, inscribámonos todas y cada una de los 30 millones de personas que votamos por López Obrador en 2018.
Inundemos el INE con nuestras solicitudes de registro, tapemos las tuberías de esta burocracia inútil y hagamos simplemente imposible la realización práctica de la espuria encuesta abierta.
Esta acción de resistencia civil pacífica sería absolutamente legal y no pondría a nadie en riesgo. Sería mucho más efectiva que una protesta callejera y recordaría a las autoridades corruptas que el pueblo es quien manda en una democracia.
Terminando la pandemia habrá suficiente tiempo para organizar un nuevo proceso auténticamente participativo, pero por el momento urge parar el atraco.