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Zapata

miércoles, 31 de agosto de 2022

El México ‘menos desigual’ de AMLO

La diferencia de ingresos entre el decil más alto y el más bajo es de 16.2 veces, menor que en 2018, cuando era de 18.7 veces. La pregunta es si, realmente, México es un país menos desigual.

Víctor Piz

agosto 31, 2022

https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/victor-piz/2022/08/31/el-mexico-menos-desigual-de-amlo/

El presidente López Obrador no sólo afirma que México es un país menos desigual, sino que sostiene que en los primeros dos años de su gobierno se logró mejorar la distribución del ingreso.

Un argumento que validaría hablar de un país menos desigual es que entre 2018 y 2020 los ricos perdieron más ingresos que la clase media y que ésta perdió más que los pobres.

La pregunta es si, realmente, México es un país menos desigual.

La semana pasada, AMLO dijo que “aun sin crecimiento económico, porque se nos cayó la economía con la pandemia, hemos logrado una mejor distribución del ingreso”, lo cual “ha significado que la gente más pobre esté mejorando”.

El presidente apuntó que, de acuerdo con el INEGI, en 2018 “los más ricos de México tenían 18 veces más (ingresos) que los pobres”, pero en 2020, “ya estando nosotros (en el gobierno), a pesar de la pandemia, ya había disminuido a 16 veces”.

Esto “quiere decir que la brecha se está reduciendo”, expuso AMLO para luego subrayar que “antes pocos tenían mucho y muchos tenían poco, y eso no se logra nada más con crecimiento económico”, sino con los programas del bienestar, entre otros instrumentos, como el aumento del salario mínimo.

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2020, publicada por el INEGI hace un año, reveló que el 90 por ciento de los hogares en México experimentó una reducción en su ingreso entre 2018 y 2020.

La mayor contracción se registró en el decil más alto, el de mayor ingreso, en el que cayó 9.2 por ciento.

El ingreso de los deciles centrales, donde está la clase media, se contrajo entre 4.0 y 4.3 por ciento.

En el decil más bajo, el de menor ingreso, creció 1.3 por ciento, gracias a las transferencias recibidas como pensiones, programas gubernamentales y remesas.

El INEGI identificó 12.5 millones de personas que reportaron un  ingreso proveniente de algún programa social, como becas, pensión para adultos mayores o Jóvenes Construyendo el Futuro, entre otros.

La ENIGH de 2020 también confirmó que sigue habiendo grandes diferencias entre deciles de ingreso:

Los hogares del decil I, donde está el 10 por ciento más pobre, reciben sólo 2 por ciento del ingreso corriente total.

Por el contrario, los hogares del decil X, donde está el 10 por ciento más rico, concentran 32.5 por ciento del ingreso.

Y, en efecto, la diferencia de ingresos entre un extremo y otro es de 16.2 veces, menor que en la ENIGH de 2018, cuando era de 18.7 veces.

Pero eso no necesariamente significa que se haya logrado una mejor distribución del ingreso en México.

La desigualdad en el país podría ser incluso mayor, pues los hogares de más altos ingresos no incluyen información correcta en la ENIGH, lo que lleva a una subestimación del ingreso del sector más rico.

La subdeclaración u omisión de información en la parte alta de la distribución no sólo provoca una subestimación de la concentración del ingreso, sino que también afecta el cálculo de otros indicadores sociales, como la pobreza multidimensional.

Por lo pronto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) recientemente publicó la información sobre la pobreza laboral al segundo trimestre del año, donde incluye el ingreso laboral real per cápita.

La buena noticia es que el ingreso laboral real per cápita del periodo abril-junio de 2022 a nivel nacional superó en 2.6 por ciento el ingreso rep ortado dos años atrás, en el primer trimestre de 2020, antes de la pandemia por Covid-19.

La mala noticia es que el ingreso laboral real per cápita del primer quintil, donde está el 20 por ciento de la población de menores ingresos, es el único que aún sigue por debajo de su nivel del periodo enero-marzo de 2020, previo al inicio de la emergencia sanitaria. De hecho, su rezago es de 9.1 por ciento.

Dado que la ENIGH de 2020 “no es actual”, AMLO cree “que ahora (en 2022) va a ser mejor el resultado” en términos de la brecha de desigualdad en México.

Pero, según el Coneval, “a partir del coeficiente de Gini, indicador que refleja mayor desigualdad entre más se acerca a la unidad, no se observa mejora en la desigualdad del ingreso laboral”, cuando menos entre el primer y segundo trimestres de 2022.

martes, 30 de agosto de 2022

How has the US become an opioid narco-state

By Dakotah Lilly

Published: Aug 27, 2022 

https://www.globaltimes.cn/page/202208/1273981.shtml

The United States is facing an epidemic and crisis that has so far not been addressed appropriately by the ruling class. Millions of Americans have lost their lives to this epidemic, and countless families have been ripped apart and changed forever because of the inaction of our ruling elites in regard to the opioid epidemic in the United States. Politicians and the hegemonic media in the US have so far either ignored the problem or attempted to shift the blame to other countries such as China or Mexico, completely absolving themselves of the responsibility they share for the destruction reaped on society by this epidemic. This is contrary to the facts of the matter. Even Bill Brownfield, former US assistant secretary of state for international narcotics, said, "I actually believe on matters of narcotics and drugs, the US and China cooperate extremely well."

Fentanyl accounted for the most drug overdose deaths in the United States in 2021, with over 71,000 deaths. Fentanyl was invented by a Belgian physician and is the 278th most commonly prescribed medication in the United States, with more than 1 million prescriptions. US pundits and politicians point to the fact that some of the fentanyl is produced in China as the reason that China is culpable for the opioid epidemic in the United States. They would rather point the finger at another government rather than place the blame on themselves and the pharmaceutical companies that are making billions of dollars producing and prescribing highly addictive opioids.

The United States is facing this epidemic for a variety of reasons; austerity, neoliberal economics, and the basic nature of capitalism all play no small role in this epidemic that kills more than 130 people every day in the United States. Unethical doctors, pain clinics, hospitals, providers, and pill mills have partnered with pharmaceutical companies to overprescribe and push opioids on the unsuspecting American working class who are desperate for an escape from their everyday economic anxiety and pressure.

The push toward prescription painkillers began in the '90s and has been exacerbated by the "unique" nature of the US "healthcare" system. In many cases, private insurance companies will only pay for a pill as opposed to alternative treatments or therapies. At a time when inflation is the highest, it has been in 40 years, when income inequality is now at levels we haven't seen since the gilded age, and when 1 in 8 Americans are living in poverty, more than likely most Americans are forced to go with the one treatment method that is offered by their insurance.

At the same time that insurance companies refuse to cover any other treatments for pain; pharmaceutical companies, pharmacies, distributors, and marketing firms alike such as Purdue, McKesson, Cardinal Health, AmerisourceBergen, Walmart, Walgreens, and Johnson and Johnson were making billions of dollars by pushing these pills. These same companies also contributed and continue to contribute millions of dollars to political parties and candidates.

If the United States wanted to get serious about facing this epidemic crisis, it wouldn't be locking up low-level opioid addicts or pointing the finger at China. It would instruct the DOJ and other law enforcement to raid the homes of these corporate CEOs, and corrupt doctors, and would also bring these insurance companies and pharmaceutical companies under public control. Over 2,000 municipalities across the United States have formally accused these companies of flooding their communities with these drugs. This is a vast conspiracy by very wealthy and powerful sectors of the US elite which has proved very lucrative for them, and very lethal for the rest of us.

Let us not forget that Antonio Maria Costa, former head of the UN Office on Drugs and Crime, has argued that in the wake of the 2008 financial crisis, hundreds of billions of dollars from drug trafficking were utilized by US banks to stave off the crisis. 

At its very root, this epidemic is a problem of neoliberal capitalism. It's disproportionately affected communities that have been deindustrialized. People can't get treatment besides opioids for their pain because of the nefarious system of US health insurance, all the while billions of dollars are being made by powerful oligarchs and conglomerates. We need a government of the people that will prosecute these entities that are responsible for the deaths of millions in the United States, a government that recognizes that healthcare is a right and not a source of profit or commodification, a government that isn't in bed with, or afraid of confronting these corporations with expropriation if their murderous business practices continue.

Ultimately, the people of the United States deserve to have their rights respected, including the right to health. We need systematic change that will not allow corporations and oligarchs to push murderous policies and practices as long as there is a buck to be made. We need a better system that respects the dignity of human beings, and the integrity of our health, and measures economic well-being hand in hand with the well-being of our communities.

The author is a political and economic analyst with a concentration in areas such as socialism of the 21st century, Chavismo, Populism, Latin America, Geopolitical Trends, Latin America, and Kirchnerismo. opinion@globaltimes.com.cn

lunes, 29 de agosto de 2022

 El T-MEC y las opciones de AMLO

Algo similar a lo que se hizo con los inversionistas de los bonos del NAIM podría aplicarse a las empresas del sector energético que solicitaron las consultas en el marco del TMEC.

agosto 29, 2022

Jacques Rogozinski

https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/jacques-rogozinski/2022/08/29/el-t-mec-y-las-opciones-de-amlo/

WASHINGTON D.C.- En mi columna anterior expuse los escenarios en que el presidente López Obrador estaría dispuesto a comenzar el proceso para que México saliera del T-MEC. Comenté que para responder a esta interrogante tendríamos que analizarlo considerando dos supuestos. Primero, que tendrían razón EU y Canadá alegando que sí ha habido violación al tratado y, segundo, que el presidente López Obrador ante ninguna circunstancia estaría dispuesto a dar marcha atrás en su política energética. De ser ciertos estos dos supuestos, concluí que hay una alta probabilidad que en cualquier momento López Obrador anuncie que se sale del T-MEC.

Este anuncio no lo hará el 16 de septiembre. De hecho, sería un error hacerlo ese día y él lo sabe. Pero en su alocución seguramente preparara el camino advirtiendo que, aunque remota, esa posibilidad existe. Es decir, doblará la apuesta. Así podrá ir evaluando cómo va el proceso y en caso que no vaya de acuerdo con sus expectativas, anunciaría la salida del T-MEC antes que el panel dictamine en contra de México. El presidente López Obrador nunca aceptaría que una “potencia colonizadora intervencionista neoliberal” le imponga condiciones o sanciones a Mexico. Iría en contra de su discurso y lo que ha defendido durante toda su vida. Esta estrategia le permitirá además aseverar que, como lo hizo con la cancelación de NAIM, lo advirtió con suficiente antelación. En mi anterior columna expliqué cuáles podrían ser las consecuencias y quién terminaría pagándolas de tomar esta decisión.

¿Existen otras alternativas? Sí, las hay. Una de ellas tiene que ver con una frase que el presidente López Obrador utiliza con frecuencia: “reparación del daño”. Esta alternativa le permitiría decir que no hubo violación al T-MEC y que México sí es un país confiable para la inversión extranjera. ¿En qué consistiría esta maniobra? ¿Cómo funcionaría? ¿Cómo se haría esta reparación del daño? El gobierno mexicano podría ofrecer a los inversionistas extranjeros comprar sus empresas.

¿Cómo se determinaría el precio a pagar? Una forma de calcular éste incluiría el valor de la inversión original más una tasa de retorno que podría ser o no la que habían calculado los accionistas. Algo similar a lo que se hizo con los inversionistas de los bonos del NAIM, que según entiendo, los extranjeros quedaron satisfechos. Se les garantizaría a todas las empresas que realizaron inversiones en infraestructura energética el pago durante los próximos 15 o 20 años de acuerdo con las estimaciones que hicieron cuando decidieron invertir. Con esta estrategia se acabarían las reclamaciones y no habría sanción. Todos felices. Esta maniobra tiene además la ventaja de poder demostrar que el gobierno de México sí está produciendo energía limpia.

Por supuesto queda la pregunta ¿de dónde saldrían los recursos para pagarle a los dueños de las empresas? En el caso del retorno al capital, este saldría de los cobros que haría la Comisión Federal de Electricidad a sus clientes empresariales, tal como lo hubieran hecho las empresas extranjeras. En cuanto al pago de la inversión original, el problema les quedaría a las siguientes administraciones. Por supuesto que AMLO podrá decir que esto no es diferente a lo que sucedió con el Fobaproa, donde el presidente Zedillo tomo una decisión que obligó a administraciones posteriores a pagar. De hecho, ha mencionado que a la fecha su gobierno sigue pagando esa deuda.

Una segunda posibilidad, que es más compleja, sería que el gobierno mexicano se ponga de ‘acuerdo’ con el gobierno de Estados Unidos. ¿Cómo funcionaría esta estrategia? A cambio de aceptar algo que le interese al gobierno estadounidense, Biden se ‘encargaría de convencer’ a los empresarios estadounidenses. Por supuesto todo esto, incluyendo lo que aceptaría México, se haría por debajo del agua. La página sigue abierta.

domingo, 28 de agosto de 2022

 All the way to Odessa

August 27, 2022

by Pepe Escobar, posted with the author’s permission and widely cross-posted

https://thesaker.is/all-the-way-to-odessa/

Dmitry Medvedev, relishing his unplugged self, has laid down the law on the Special Military Operation (SMO). Bluntly, he affirmed there is a “one and a half” scenario: either to go all the way, or a military coup d’Etat in Ukraine followed by admitting the inevitable. No tertium applies.

That’s as stark as it gets: the leadership in Moscow is making it very clear, to internal and international audiences, that the new deal consists of slow cooking the Kiev racket inside a massive cauldron while polishing its status of a financial black hole for the collective West. Until we reach boiling point – which will be a revolution or a putsch.

In parallel, The Lords of (Proxy) War will continue with their own strategy, which is to pillage an enfeebled, fearful, Europe, then dress it up as a perfumed colony to be ruthlessly exploited ad nauseam by the imperial oligarchy.

Europe is now a runaway TGV – minus the requisite Hollywood production values. Assuming it does not veer off track – a dicey proposition – it may eventually arrive at a railway station called Agenda 2030, The Great Narrative, or some other NATO/Davos denomination du jour.

As it stands, what’s remarkable is how the “marginal” Russian economy hardly broke a sweat to “end the abundance” of the wealthiest region on the planet.

Moscow does not even entertain the notion of negotiating with Brussels because there’s nothing to negotiate – considering puny Eurocrats will only be hurled away from their zombified state when the dire socio-economic consequences of “the end of abundance” will finally translate into peasants with pitchforks roaming the continent.

It may be eons away, but inevitably the average Italian, German, or Frenchman will connect the dots and realize it is their own “leaders” – national nullities and mostly unelected Eurocrats – who are paving their road to poverty.

You will be poor. And you will like it. Because we are all supporting freedom for Ukrainian neo-nazis. That brings the concept of “multicultural Europe” to a whole new level.

The runaway train, of course, may veer off track and plunge into an Alpine abyss. In this case, something might be saved from the wreckage – and “reconstruction” might be on the cards. But reconstruct what?

Europe could always reconstruct a new Reich (collapsed with a bang in 1945); a soft Reich (erected at the end of WWII); or break with its past failures, sing “I’m Free” – and connect with Eurasia. Don’t bet on it.

Get back those Taurian lands

The SMO may be about to radically change – something that will drive the already clueless denizens of US Think Tankland and their Euro vassals even more berserk.

President Putin and Defense Minister Shoigu have been giving serious hints about the only way for the pain to dial up – considering the mounting evidence of terrorism inside Russian territory; the vile assassination of Darya Dugina; non-stop shelling of civilians in border regions; attacks on Crimea; the use of chemical weapons; and the shelling of Zaporizhzhya power plant raising the risk of a nuclear catastrophe.

This past Tuesday, one day before the SMO completed six months, Crimea’s permanent representative to the Kremlin, Georgy Muradov, all but spelled it out.

He stressed the necessity to “reintegrate all the Taurian lands” – Crimea, the Northern Black Sea, and the Azov Sea – into a single entity as soon as “in the next few months”. He defined this process as “objective and demanded by the population of these regions.”

Muradov added, “given not only the strikes on Crimea but also the continuous shelling of the Zaporizhzhya nuclear power plant, the dam of the Kakhovka reservoir, peaceful facilities on the territory of Russia, the DNR and LNR, there are all preconditions to qualify the actions of the Banderite regime as a terrorist.”

The conclusion is inevitable: “the political issue of changing the format of the special military operation” enters the agenda. After all, Washington and Brussels “have already prepared new anti-Crimean provocations of the NATO-Bandera alliance”.

So when we examine what the “restoration of the Taurian lands” implies, we see not only the contours of Novorossiya but most of all that there won’t be any security for Crimea – and thus Russia – in the Black Sea without Odessa becoming Russian again. And that, on top of it, will solve the Transnistria dilemma.

Add to it Kharkov – the capital and top industrial center of Greater Donbass. And of course Dnipropetrovsk. They are all SMO objectives, the whole combo to be later protected by buffer zones in Chernihiv and Sumy oblasts.

Only then the “tasks” – as Shoigu calls them – of the SMO would be declared fulfilled. The timeline could be eight to ten months – after a lull under General Winter.

As the turbo-charged SMO rolls on, it’s a given the Empire of Chaos, Lies, and Plunder will continue to prop up and weaponize the Kiev racket till Kingdom Come – and that will apply especially after the Return of Odessa. What’s unclear is who and what gang will be left in Kiev posing as the ruling party and doing specials for Vogue while duly fulfilling the mass of imperial diktats.

It’s also a given the CIA/MI6 combo will be refining non-stop the contours of a massive guerrilla war against Russia on multiple fronts – crammed with terror attacks and all sorts of provocations.

Yet in the Bigger Picture, it’s the inevitable Russian military victory in Donbass and then “all the Taurian lands” that will hit the collective West like a lethal asteroid. The geopolitical humiliation will be unbearable; not to mention the geoeconomic humiliation for vassalized Europe.

As Eurasian integration will become an even stronger vector, Russian diplomacy will be solidifying the new normal. Never forget that Moscow had no trouble normalizing relations, for instance, with China, Iran, Qatar, Saudi Arabia, Pakistan, and Israel. All these actors, in different ways, directly contributed to the fall of the USSR. Now – with one exception – they are all focused on The Dawn of the Eurasian Century.

sábado, 27 de agosto de 2022

America Imported Over $6 Billion in Goods From Russia Since Ukraine Invasion

by Kyle Anzalone and Will Porter | Aug 26, 2022

https://libertarianinstitute.org/news/america-imported-over-6-billion-in-goods-from-russia-since-ukraine-invasion/

In response to Russia’s attack on Ukraine, US President Joe Biden vowed to isolate and “cripple” the Russian economy. However, Moscow has been able to maintain its economic strength by exporting over $1 billion per month in wood, metals, food, and other goods to the US. 

More than 3,600 ships from Russia have arrived at US ports since February 24, according to statistics cited by the Associated Press. While that is nearly half of the shipments over the same period compared to last year, it still amounts to over $6 billion in imports. 

The number of Russian products entering US ports suggests Biden is falling short of his pledge to isolate Moscow’s economy. Due to so-called “wind down” periods that allow companies to complete previous deals, some of the goods continue to enter the country long after the White House announced sanctions on those products, including oil and gas. Paradoxically, other Russian imports, such as fertilizer, came at the request of the Biden administration, which has urged American companies to make up for shortages.

And while the White House has seized several luxury yachts owned by rich Russians with loose ties to Russian President Vladimir Putin, the AP found that American and European firms are importing millions of dollars in metal from a Russian company that makes parts for Moscow’s fighter jets, highlighting another odd discrepancy in Biden’s sanctions campaign. 

Despite diplomatic pressure from Washington, other American allies are increasing their economic ties with Russia. Turkey – a NATO member – has doubled its imports of Russian oil this year. 

During Biden’s presidency, he has taken several steps to strengthen ties with New Delhi, with American troops currently engaged in war games with India on the Chinese border. But like Ankara, the country has significantly increased energy imports from Moscow. The Indian rupee has also become a major currency for the diamond trade, allowing buyers to bypass US sanctions. 

Though the Western economic war was meant to negate Moscow’s military might and bring it to the negotiation table, it has so far seen little success. With Russian energy exports topping pre-war levels in recent months and the ruble rallying against the dollar, Russia’s economy appears to have fared far better than much of Europe since fighting erupted last winter. 

viernes, 26 de agosto de 2022

 ¿CUÁL ES EL OBJETIVO FINAL DE RUSIA, UCRANIA Y ESTADOS UNIDOS/OTAN?

Después de 6 meses de la “Operación Militar Especial” de Rusia contra Ucrania las narrativas sobre este conflicto varían enormemente, pues mientras Estados Unidos/OTAN afirman que no sólo se ha estancado el avance ruso, sino que ahora las bajas y pérdidas militares rusas comienzan a superar incluso las ucranianas; el gobierno ruso afirma que su plan va de acuerdo a lo establecido; que en ningún momento se pensó en derrotar a Ucrania en 4 días, como la propaganda occidental afirma; y que el objetivo de eliminar el peligro de Ucrania como base de ataques y agresiones contra Rusia se cumplirá, así sea que ello tome más de un año.

La realidad es que los objetivos explícitos de los distintos bandos implicados en el conflicto van más allá de la propaganda que se difunde a diario.

Ucrania

El gobierno de Zelensky ha establecido como objetivo inamovible el de expulsar a las fuerzas rusas de todos los territorios ucranianos, incluidos los que perdió desde 2014.

Todo hace ver que Zelensky ha aceptado las directivas de Estados Unidos y de la Gran Bretaña de que no debe negociar con el gobierno de Vladimir Putin; debe seguir la lucha contra los rusos, sin importar las bajas y la destrucción; y a cambio de ello, Occidente seguirá enviando armas y en su momento, la ayuda necesaria para la reconstrucción de Ucrania.

Lo anterior implica que Ucrania está amarrada a un conflicto que bien podría estancarse por años, obligada a seguir la lucha por Occidente, sin lograr expulsar a los rusos de su territorio; y en cambio con una permanente destrucción del país, de su economía y de su tejido social.

Estados Unidos /OTAN

En vista de que Washington y sus aliados han decidido que utilizarán este conflicto como un medio para debilitar a Rusia, propinarle una “derrota estratégica”, aislarla del resto del mundo y eventualmente lograr un cambio de régimen en Moscú, no van a permitir por ningún motivo que el gobierno de Zelensky o de cualquier otro gobernante ucraniano (si es que el comediante ya no les resulta útil) pacte una salida negociada con Putin.

Para los “halcones” de Washington y la OTAN ésta es una oportunidad como la que se presentó cuando la URSS invadió Afganistán en 1979, y se convirtió en un pantano del cual los soviéticos no pudieron salir victoriosos, teniéndose que retirar humillados en 1989; lo que dio como resultado el inicio del fin del comunismo real en la URSS y el desmantelamiento del campo socialista a principios de los años noventa del siglo pasado.

El gobierno de Biden y en general las élites políticas de Occidente, esperan que Ucrania se convierta en el nuevo Afganistán para Moscú, y después de algunos años de desgaste, sanciones económicas y crecente inconformidad de la población rusa, no sólo el ejército ruso salga derrotado de Ucrania, sino que el gobierno de Putin caiga.

Que lo anterior suceda o no dependerá de muchas circunstancias, pero sin duda en Washington ese es el objetivo final, y no se ve ninguna intención de dejar de alimentar el conflicto con armas, sanciones económicas y discursos incendiarios contra Rusia, hasta lograrlo.

Rusia

Para Rusia su objetivo primordial es neutralizar a Ucrania como base de amenazas y agresiones de Occidente en su contra; y por supuesto, evitar que se convierta en integrante de la OTAN, lo que supondría bases militares de esta alianza en territorio ucraniano, prácticamente contiguas al territorio ruso.

El otro objetivo de Rusia es anexarse definitivamente las provincias prorrusas de Ucrania del Este y Sur, para así evitar los continuos ataques del gobierno ucraniano en su contra y para contar con la mayor parte del litoral del Mar Negro, lo que asegurará a Rusia que el mismo no sea utilizado como “cabeza de playa” de la OTAN.

El costo para lograr dichos objetivos es muy elevado, en vista de que Occidente se ha unido (a regañadientes, pero lo ha hecho), contra Rusia, y ello implica una situación económica delicada, quizás por varios años, debido a las sanciones; un costo humano, económico y político alto para sostener un ejército en guerra en un país vecino, lo que evidentemente genera inconformidad en parte de la población rusa; y, un continuo trabajo diplomático para evitar que Rusia quede completamente aislada en el ámbito internacional, lo que implica ceder en muchos aspectos con otros países, para evitar que sigan las directrices de Occidente en contra de Rusia.

Así, lo más probable es que el mundo tenga que aceptar que este conflicto durará por bastante tiempo, en la medida en que los actores beligerantes no están dispuestos a ceder en sus principales objetivos; y mientras esto sea así, no hay posibilidad alguna de soluciones negociadas que lleven a un acuerdo de paz.

jueves, 25 de agosto de 2022

The West's Dangerously Simple-Minded Narrative About Russia and China

The overwrought fear of China and Russia is sold to a Western public through manipulation of the facts.

JEFFREY D. SACHS

August 23, 2022

https://www.commondreams.org/views/2022/08/23/wests-dangerously-simple-minded-narrative-about-russia-and-china

The world is on the edge of a nuclear catastrophe in no small part because of the failure of Western political leaders to be forthright about the causes of the escalating global conflicts. The relentless Western narrative that the West is noble while Russia and China are evil is simple-minded and extraordinarily dangerous.  It is an attempt to manipulate public opinion, not to deal with very real and pressing diplomacy. 

The essential narrative of the West is built into US national security strategy. The core US idea is that China and Russia are implacable foes that are "attempting to erode American security and prosperity." These countries are, according to the US, "determined to make economies less free and less fair, to grow their militaries, and to control information and data to repress their societies and expand their influence."

The irony is that since 1980 the US has been in at least 15 overseas wars of choice (Afghanistan, Iraq, Libya, Panama, Serbia, Syria, and Yemen just to name a few), while China has been in none, and Russia only in one (Syria) beyond the former Soviet Union. The US has military bases in 85 countries, China in 3, and Russia in 1 (Syria) beyond the former Soviet Union. 

President Joe Biden has promoted this narrative, declaring that the greatest challenge of our time is the competition with the autocracies, which "seek to advance their own power, export and expand their influence around the world, and justify their repressive policies and practices as a more efficient way to address today's challenges."  US security strategy is not the work of any single US president but of the US security establishment, which is largely autonomous, and operates behind a wall of secrecy.  

The overwrought fear of China and Russia is sold to a Western public through manipulation of the facts. A generation earlier George W. Bush, Jr. sold the public on the idea that America's greatest threat was Islamic fundamentalism, without mentioning that it was the CIA, with Saudi Arabia and other countries, that had created, funded, and deployed the jihadists in Afghanistan, Syria, and elsewhere to fight America's wars.

Or consider the Soviet Union's invasion of Afghanistan in 1980, which was painted in the Western media as an act of unprovoked perfidy.  Years later, we learned that the Soviet invasion was actually preceded by a CIA operation designed to provoke the Soviet invasion! The same misinformation occurred vis-à-vis Syria.  The Western press is filled with recriminations against Putin's military assistance to Syria's Bashar al-Assad beginning in 2015, without mentioning that the US supported the overthrow of al-Assad beginning in 2011, with the CIA funding a major operation (Timber Sycamore) to overthrow Assad years before Russia arrived.

Or more recently, when US House Speaker Nancy Pelosi recklessly flew to Taiwan despite China's warnings, no G7 foreign minister criticized Pelosi's provocation, yet the G7 ministers together harshly criticized China's "overreaction" to Pelosi's trip. 

The Western narrative about the Ukraine war is that it is an unprovoked attack by Putin in the quest to recreate the Russian empire.  Yet the real history starts with the Western promise to Soviet President Mikhail Gorbachev that NATO would not enlarge to the East, followed by four waves of NATO aggrandizement: in 1999, incorporating three Central European countries; in 2004, incorporating 7 more, including in the Black Sea and the Baltic States; in 2008, committing to enlarge to Ukraine and Georgia; and in 2022, inviting four Asia-Pacific leaders to NATO to take aim at China.

Nor do the Western media mention the US role in the 2014 overthrow of Ukraine's pro-Russian president Viktor Yanukovych; the failure of the Governments of France and Germany, guarantors of the Minsk II agreement, to press Ukraine to carry out its commitments; the vast US armaments sent to Ukraine during the Trump and Biden Administrations in the lead-up to war; nor the refusal of the US to negotiate with Putin over NATO enlargement to Ukraine. 

Of course, NATO says that is purely defensive so Putin should have nothing to fear.  In other words, Putin should take no notice of the CIA operations in Afghanistan and Syria; the NATO bombing of Serbia in 1999; the NATO overthrow of Moammar Qaddafi in 2011; the NATO occupation of Afghanistan for 15 years; nor Biden's "gaffe" calling for Putin's ouster (which of course was no gaffe at all); nor US Defense Secretary Lloyd Austin stating that the US war aim in Ukraine is the weakening of Russia.

At the core of all of this is the US's attempt to remain the world's hegemonic power, by augmenting military alliances around the world to contain or defeat China and Russia. It's a dangerous, delusional, and outmoded idea. The US has a mere 4.2% of the world population, and now a mere 16% of world GDP (measured at international prices).  In fact, the combined GDP of the G7 is now less than that of the BRICS (Brazil, Russia, India, China, and South Africa), while the G7 population is just 6 percent of the world compared with 41 percent in the BRICS. 

There is only one country whose self-declared fantasy is to be the world's dominant power: the US. It's past time that the US recognized the true sources of security: internal social cohesion and responsible cooperation with the rest of the world, rather than the illusion of hegemony. With such a revised foreign policy, the US and its allies would avoid war with China and Russia, and enable the world to face its myriad environment, energy, food, and social crises. 

Above all, at this time of extreme danger, European leaders should pursue the true source of European security: not US hegemony, but European security arrangements that respect the legitimate security interests of all European nations, certainly including Ukraine, but also including Russia, which continues to resist NATO enlargements into the Black Sea. Europe should reflect on the fact that the non-enlargement of NATO and the implementation of the Minsk II agreements would have averted this awful war in Ukraine. At this stage, diplomacy, not military escalation, is the true path to European and global security.

martes, 23 de agosto de 2022

 Is ‘Autocracy’ America’s Mortal Enemy?

by Patrick J. Buchanan Posted on August 23, 2022

https://original.antiwar.com/buchanan/2022/08/22/is-autocracy-americas-mortal-enemy/

In the aftermath of Russia’s invasion of Ukraine, President Joe Biden declared to the nation and world: "We have engaged anew in a great battle for freedom. A battle between democracy and autocracy."

On her trip to Taiwan, Speaker Nancy Pelosi echoed Biden: "Today, the world faces a choice between democracy and autocracy. America’s determination to preserve democracy here in Taiwan and in the world remains iron-clad."

But is this truly the world struggle America is in today?

Is this a great challenge and threat to the United States?

Are autocracy and democracy in a climactic ideological crusade to determine the destiny of mankind?

If that is the future, it is surely not America’s past.

Indeed, autocrats have proven invaluable allies in the two-century rise of the United States to world preeminence and power.

When the fate of the Revolution hung in the balance in 1778, the decision of an autocratic French king to enter the war on America’s side elated Gen. George Washington, and French intervention proved decisive in the 1781 Battle of Yorktown that secured our independence.

A decade later, King Louis XVI would be overthrown in the French Revolution and guillotined along with Queen Marie Antoinette.

In World War I in 1918, the U.S. sent millions of troops into battle in France. They proved decisive in the victory over the kaiser’s Germany.

Our allies in that Great War?

The British, French, Russian, Italian, and Japanese empires, were the greatest imperial and colonial powers of that day.

In our war with Japan from 1941 to 1945, our foremost Asian ally was the autocrat Generalissimo Chiang Kai-Shek of China.

In our war with Hitler’s Germany, America’s crucial ally who did more fighting than any other to ensure victory, the USSR’s Joseph Stalin, was the greatest tyrant of his age.

During the Korean War from 1950 to 1953, the leader of the South Korean regime was the dictator-autocrat Syngman Rhee.

During four decades of the Cold War before the collapse and breakup of the Soviet Empire and the Soviet Union, autocrats were allies of the United States. The shah of Iran. Gen. Augusto Pinochet of Chile. Anastasio Somoza of Nicaragua. Gen. Francisco Franco of Spain. Anwar Sadat of Egypt. The kings and princes of Saudi Arabia.

During that Cold War, India was the world’s largest democracy and sided most often with Communist Russia rather than the United States. Autocratic Pakistan was our ally.

Gary Powers’ U-2 flight, shot down over the Soviet Union, initiated in Pakistan, as did Henry Kissinger’s secret mission to China in 1971 to set up the historic Nixon-Mao meeting of 1972.

Across the Arab and Muslim world during the Cold War, many of our foremost friends and allies were kings, emirs, and sultans – autocrats all.

The seven-year war in Yemen, in which US air support has been indispensable, was waged by the Saudi monarchy to prevent Houthi rebels from retaining the power they seized in a revolution.

U.S.-Saudi goal: restore a deposed autocrat.

This recitation is not to argue that autocracy is superior to democracy, but to demonstrate that the internal politics of foreign lands, especially in wartime, have rarely been America’s primary concern.

The crucial question, and rightly so, is usually this: Is this autocrat enlisted in the exact cause as we, and fighting alongside us? If so, the autocrat has almost always been welcome.

When the Arab Spring erupted, and the dictatorial President Hosni Mubarak’s 30 years of rule came to an end, we cheered the free elections that brought to power Mohamed Morsi, a leader of the Muslim Brotherhood.

A year later, Morsi was ousted in a military coup and power seized by Gen. Abdel Fattah el-Sisi, causing Secretary of State John Kerry to cheer that Egypt’s military was "restoring democracy."

Kerry explained that Morsi’s removal was at the request of "millions and millions of people."

Since then, the number of political prisoners held by Sisi has run into the tens of thousands.

If Pelosi and Biden see the world struggle as between autocracy and democracy, a question arises: As leaders of the democracy camp in this world struggle, why do we not insist that our allies in places like Egypt, Jordan, Saudi Arabia, Qatar, Yemen, the UAE, and Oman begin to hold regular elections to bring to power legitimate democratic rulers, rather than the autocrats that currently occupy the seats of power?

And there is a historical question about the Biden-Pelosi description of the global struggle for the future between autocracy and democracy.

When did the internal political arrangements of foreign nations – there are 194 now – become a primary concern of a country whose Founding Fathers wanted it to stay out of foreign quarrels and foreign wars?

America "goes not abroad in search of monsters to destroy," said Secretary of State John Quincy Adams. "She is the well-wisher to the freedom and independence of all. She is the champion and vindicator only of her own."

And so it once was, long ago.

Patrick J. Buchanan is the author of Churchill, Hitler, and “The Unnecessary War”: How Britain Lost Its Empire and the West Lost the World. To find out more about Patrick Buchanan and read features by other Creators writers and cartoonists, visit the Creators Web page at www.creators.com.

lunes, 22 de agosto de 2022

EU: petróleo, litio, Emtrasur

Carlos Fazio

https://www.jornada.com.mx/2022/08/22/opinion/019a1pol

En un mundo que tiende a la multipolaridad, el actual choque entre potencias capitalistas se libra en territorios de estados de menor peso mediante guerras proxys o por delegación, como el conflicto de Estados Unidos/OTAN contra Rusia en Ucrania −que podría reditarse en el espacio indo-Pacífico contra China con epicentro en el estrecho de Taiwán−, e incluye a países e intermediarios aliados, gobiernos títeres o cipayos y mercenarios. También las reglas de Occidente, en particular las sanciones (guerra comercial-económico-financiera) de carácter extraterritorial que EU aplica a sus enemigos con apoyo de los gobiernos serviles de la Unión Europea, Inglaterra, Japón y Australia, y que están al margen del derecho internacional y los principios de la ONU.

Como planteábamos en notas precedentes sobre EU y la geopolítica del petróleo, la energía fósil ocupa un lugar central en la pugna intercapitalista por los recursos naturales, a los que se suman en la coyuntura el agua dulce, las tierras raras y el litio. Al respecto, en julio pasado, la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Pentágono, reiteró en el Foro de Seguridad de Aspen, en Colorado, y durante la sexta Cumbre Concordia de las Américas 2022, realizada en Miami, que buena parte del petróleo pesado y liviano, de las reservas de agua dulce, las tierras raras y el litio están en el vecindario del imperio. Y como responsable de la opción militar de EU en el subhemisferio (las otras ramas de la estrategia son la diplomacia de fuerza del Departamento de Estado y las sanciones y judicialización de las acciones encubiertas de la CIA, la DEA y el Pentágono por los departamentos del Tesoro, Comercio y Justicia), alertó sobre la amenaza extrarregional que representan China y Rusia.

Con gran fruición neomonroísta, la generala Richardson apuntó sus baterías sobre el llamado triángulo del litio, región fronteriza que abarca territorios de Bolivia, Chile y Argentina, y concentra 68 por ciento de las reservas mundiales del oro blanco: Bolivia 30 por ciento, Chile 21, Argentina 17 del total. El metal, que se usa para fabricar baterías de iones que alimentan vehículos eléctricos, teléfonos inteligentes y dispositivos portátiles, armas y equipos militares, estuvo detrás del golpe de Estado de EU y la OEA contra Evo Morales en 2019 en Bolivia, país que tiene convenios con China, refinador número uno del recurso y a la vanguardia de la fabricación de baterías. [México, que en abril de este año nacionalizó la industria del litio, tiene la novena reserva más grande del planeta, ubicada en la zona fronteriza con EU, donde también se hallan las cuencas de Burgos y Sabinas, ricas en hidrocarburos.] A su vez, el Acuífero Guaraní, que se extiende debajo de una parte de la superficie de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, es el tercer reservorio natural de agua dulce del orbe (31 por ciento del total). De allí las preocupaciones de Richardson, emitidas también en marzo último ante el Comité de Servicios Armados del Senado en Washington, ante las alianzas estratégicas e integrales de China con países latinoamericanos.

En ese complejo juego de intereses geopolíticos, Venezuela, con las reservas más grandes de hidrocarburos del mundo, es, desde siempre −en particular a partir de los años 70, cuando el boicot petrolero de la OPEP a EU−, la presa más codiciada de la presidencia imperial y el Estado profundo que controla la Casa Blanca (junto con el petróleo de México, atrapado en los candados impuestos por Washington en las letras chiquitas del TLCAN/T-MEC). Asimismo, ante el escenario multipolar en ciernes, Venezuela cuenta con el oro suficiente para instaurar un nuevo sistema monetario al margen del dólar.

En ese contexto hay que ubicar el ilegal secuestro del Boeing 747-300M, matrícula YV3531 de la empresa Transportes Cargo del Sur (Emtrasur), filial de la compañía pública Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), por la justicia argentina, como parte de un montaje de los aparatos de inteligencia y propaganda de EU, con la colaboración de los ministerios de Defensa e Interior de los gobiernos de Paraguay y Uruguay y de la embajada de Israel en Buenos Aires, y la presión del poderoso lobby sionista en Argentina; la intoxicación político-mediática de la oposición macrista y la prensa hegemónica adversa al vacilante presidente Alberto Fernández; y el atenazamiento final de Washington a través de una acción conjunta, extraterritorial −con base en la lógica punitiva de las medidas coercitivas unilaterales que transgreden el derecho internacional−, de los departamentos del Tesoro de EU (con su lista negra), Comercio y Justicia a través de la guerra jurídica (lawfare) encomendada al Tribunal del Distrito de Columbia, en Washington, DC.

Como antecedente, en 2021 Conviasa compró el Boeing a la línea aérea iraní Mahan Air, y después de haber navegado por 13 países sin contratiempos, llegó el 6 de junio de 2022 al aeropuerto internacional de Ezeiza procedente de Querétaro, México, con una carga de autopartes para la Volkswagen Argentina. Allí, Shell se negó a cumplir el contrato prepagado para surtir combustible a la aeronave, que voló a Montevideo, donde el ministro de Defensa uruguayo le negó el aterrizaje, y regresó al aeropuerto argentino, donde fue retenido. Dado que Emtrasur carecía de pilotos locales con licencia en 747-300, la tripulación está integrada por cinco instructores iraníes y 14 sobrecargos venezolanos. Con el ardid de la siempre renovada trama iraní −Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Irán et al. integran el eje del mal de sucesivas administraciones de EU−, y el señuelo del terrorismo internacional (aderezado con el partido libanés Hezbolá y las fuerzas Quds pertenecientes a la Guardia Revolucionaria Islámica), se fraguó la matriz de opinión: avión iraní-venezolano/guardia islámica/terrorismo, y utilizando a dos funcionarios venales: el corrupto juez Federico Villena y la fiscal Cecilia Incardona, ambos en contubernio con la embajada de EU en Buenos Aires, Washington logró incautar el avión y retener a la tripulación. Objetivo: intentar disciplinar a los gobiernos de Argentina, Venezuela e Irán, y seguir robando bienes al Estado venezolano.

sábado, 20 de agosto de 2022

 RAZONES DEL FRACASO DEL ESTADO MEXICANO EN EL COMBATE AL CRIMEN ORGANIZADO

Desde hace 40 años el crecimiento de la violencia, la inseguridad y la impunidad en México, atribuidas al incremento del crimen organizado, la delincuencia común, la violencia intrafamiliar, la desigualdad económica y la descomposición social, ha evidenciado una falta de efectividad por parte del Estado Mexicano para reducir los índices en todos esos rubros; lo que ha provocado que la sociedad mexicana pierda casi por completo la confianza en sus autoridades, para hacer frente al problema más complejo y agudo de las últimas décadas.

Ha habido gran cantidad de análisis que pretenden explicar no sólo el crecimiento de la inseguridad, la violencia y la impunidad, sino de la incapacidad del Estado Mexicano para controlarlas y disminuirlas.

Trataremos de presentar aquí algunas de estas explicaciones, así como las razones por las cuales los muchos intentos del Estado Mexicano por abordar este serio problema han fracasado una y otra vez.

Podríamos agrupar estos análisis en dos grupos. Uno que tiene que ver con la estructura económica y social del país y su inserción en la sociedad internacional; y otro grupo que tiene que ver con la estructura política y legal del país.

DESIGUALDAD ECONÓMICA y DESCOMPOSICIÓN SOCIAL

Uno de los análisis recurrentes a lo largo de los años lleva a decir que la delincuencia común, la inseguridad, la violencia y hasta la conformación del crimen organizado tienen su origen en una estructura económica y social injusta, que provoca la concentración del ingreso y la riqueza en una minoría, mientras que las mayorías sufren de pobreza y marginación.

Dichas condiciones provocan que una parte relevante de la población que no puede generar los recursos suficientes para su manutención se vea obligada a delinquir (delincuencia común) y/o a unirse a las filas del crimen organizado, para así poder sacar adelante a sus familias.

Esta es la principal explicación que los partidos políticos y organizaciones sociales de izquierda han defendido a lo largo de los años, culpando así al sistema capitalista y a los gobiernos que impulsan y defienden dicho sistema, como los verdaderos responsables de la crisis permanente de inseguridad que vive el país.

En este sentido, el gobierno actual se adscribe por completo a esta hipótesis, por lo que su “estrategia” de seguridad va dirigida a combatir las “causas” de la inseguridad y la violencia, esto es la desigualdad económica y social; por lo que revirtiendo las condiciones de explotación del pueblo, y la acumulación de la riqueza en pocas manos, se podrá revertir también la causa principal que provoca la inseguridad y la violencia en el país.

LA GLOBALIZACIÓN COMO FUENTE PRINCIPAL DE LA INSEGURIDAD

Otra explicación muy socorrida, tanto por grupos que defienden el nacionalismo, como también por organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda, es que los procesos de globalización económica, tecnológica, de comunicaciones, etc. han propiciado también una globalización de la criminalidad, ya que han abierto las fronteras para que las organizaciones criminales amplíen su ámbito geográfico para operar; así como nuevas oportunidades para delinquir, con los avances en comunicaciones, tecnologías de la información, movilidad, transportes, etc.

Así, el Estado Nacional ha quedado rebasado en sus capacidades ante los avances científicos y tecnológicos, y la expansión de todo tipo de intercambios económicos y sociales, que las organizaciones criminales y hasta los criminales comunes aprovechan mucho mejor y de manera más rápida que los Estados; lo que obligaría a estos a poner un freno al fenómeno globalizador, para poder hacer frente con mejores recursos los retos de la globalización criminal: y/o invertir muchos recursos económicos para estar siempre al día y mejor aún, a la vanguardia en materia tecnológica, así como con un marco jurídico internacional que no sólo permita, sino que obligue a una cooperación mundial que permita combatir y disminuir la criminalidad.

INADECUACIÓN DEL MARCO LEGAL E INSTITUCIONAL

Los abogados, funcionarios, políticos y las burocracias tienden a centrar su explicación en que la falta de una estructura institucional adecuada, junto con un marco legal uniforme en todo el país y pertinente a las circunstancias locales y nacionales actuales, es lo que ha permitido un crecimiento exponencial de la violencia y de la inseguridad; pero sobre todo de la impunidad.

Esta explicación apunta entonces hacia un rediseño estructural de las instituciones policiales, de administración e impartición de justicia, así como del sistema penitenciario; todo ello dentro de un marco legal actualizado que dé las herramientas jurídicas necesarias para el combate al crimen; y a las autoridades para hacer frente a los nuevos retos que plantea un incremento de las capacidades y sofisticación de las organizaciones criminales.

Más presupuesto, instituciones fuertes; policías, ministerios públicos, peritos y jueces, bien pagados y capacitados; controles de confianza y lo más avanzado de la tecnología para combatir el crimen; todo ello con un marco legal que les permita a las autoridades actuar sin tantas restricciones contra los criminales, son, para este segmento del Estado Mexicano, los medios que permitirían combatir efectivamente y reducir significativamente el crimen y la violencia en el país.

LA DESOMPOSICIÓN DEL ESTADO POST REVOLUCIONARIO Y SU TRANSICIÓN HACIA UN ESTADO MODERNO

Una explicación que también se ha manifestado entre politólogos y distintos estudiosos del sistema político mexicano, es que el agotamiento del sistema político surgido de la Revolución (partido hegemónico, sectores sociales englobados en el mismo, Presidente todo poderoso, “tapadismo”, renovación de élites políticas cada 6 años, etc.); y su correlato, con el agotamiento del “desarrollo estabilizador” en materia económica, provocaron entre fines de los años sesenta y principios de los años ochenta del siglo pasado, la erosión de las instituciones y las prácticas que dieron estabilidad al sistema político y a la sociedad; junto con un crecimiento económico robusto.

Todo ello daba un marco suficiente para controlar cualquier reto del crimen organizado o la delincuencia común, que de hecho quedaban englobados como parte del sistema, ya que éste los regulaba y controlaba, para evitar que pusieran en peligro la estabilidad política y social y el crecimiento económico.

Al erosionarse ese sistema que se conformó y robusteció durante 40 años, los controles que permitían mantener a la criminalidad dentro de límites “aceptables”, fueron desapareciendo y eso permitió que el crimen organizado, la delincuencia común, la violencia y la inseguridad crecieran continuamente.

Como podemos apreciar, todas estas explicaciones tienen su parte de verdad, pero por sí solas no son la razón única o principal del crecimiento incontrolado de la criminalidad, la violencia y la impunidad en el país; y de la debilidad e incompetencia del Estado Mexicano para evitarlo.

ESTADO FRACTURADO

Desde mi punto de vista, si bien la criminalidad, la violencia y la impunidad en México tienen una explicación multifactorial, dentro de la cual caben los análisis que se han desarrollado dentro de los dos grupos que consideramos, y que hemos subdividido a su vez, en dos vertientes explicativas para cada uno; otros dos factores han jugado un papel primordial tanto en el crecimiento casi incontrolado de las actividades criminales, como en la incapacidad del Estado para contenerlas y hacer que retrocedan.

Hay una fractura en el Estado Mexicano que no ha podido ser superada a lo largo de la vida independiente del país, y que se ha exacerbado en las últimas décadas.

Esta fractura no es precisamente la que se manifiesta entre clases altas y medias por un lado, y las clases bajas por otro, según la narrativa que ha venido desarrollando la izquierda a lo largo de muchos años, y especialmente el actual gobierno.

La fractura radica principalmente en que las élites políticas y económicas del país no han podido, ni querido acordar, establecer y desarrollar un proyecto nacional que tenga el consenso de dichas élites y de la gran mayoría de la población.

Esto no quiere decir de ninguna manera que forzosamente tiene que haber un solo proyecto nacional para siempre, dado que a lo largo de la historia de un país las condiciones nacionales e internacionales cambian; surgen y caen distintos grupos políticos y económicos y por lo general siempre existe una lucha por el poder, que puede o no ser pacífica, dependiendo de las circunstancias.

Pero en el caso mexicano, y yo diría de muchos países latinoamericanos, nunca hubo un amplio consenso sobre la forma, los tiempos, el rumbo, que el país debía tomar para alcanzar estándares más altos de desarrollo económico, político y social.

Las disputas entre monárquicos y republicanos, centralistas y federalistas, liberales y conservadores, derechistas e izquierdistas, nacionalistas y globalistas, etc. no han acabado de conformar un proyecto nacional que esté consensuado entre las élites, y por lo mismo, que pueda ser socializado entre las masas, que vean reflejado en él la posibilidad de trascender hacia mejores niveles de vida y hacia una comunidad nacional, en la cual todos los sectores sociales y regiones del país estén considerados y formen parte activa de dicho proyecto conjunto.

El clasismo, las lealtades a potencias extranjeras, el regionalismo, la adhesión a ideologías provenientes de países hegemónicos, la prevalencia de intereses grupales, locales, étnicos, sobre los de la nación en su conjunto, han derrotado una y otra vez los intentos por construir un proyecto que englobe a todos ellos y que pueda impulsar al país hacia niveles de vida, seguridad y desarrollo más elevados.

Así, fue hasta que Benito Juárez y los liberales se afianzaron en el poder, después de la Guerra de Reforma y la salida de los ejércitos de Napoleón III del país, cuando por primera vez México parecía tener un proyecto nacional que concitaría el apoyo de la gran mayoría de regiones, grupos sociales y políticos.

Pero la “modernización” juarista, que después devino en el porfirismo, acabó por consolidar el poder de una clase urbana vinculada a los centros de poder en Estados Unidos y Europa, dejando en la miseria y en el abandono a la gran mayoría de los mexicanos.

Después, la Revolución pareció corregir los errores del liberalismo triunfante del siglo XIX (que devino en conservadurismo), para englobar en un proyecto de nación incluyente y desarrollista a la mayoría de la población.

Durante medio siglo el proyecto revolucionario pudo integrar en mayor medida la modernidad que requería al país su inserción en el capitalismo internacional y su contigüidad geográfica con Estados Unidos, con cierto desarrollo social e integración de masas rurales y urbanas antes excluidas.

Pero el modelo se agotó en sus propias contradicciones y dio lugar al neoliberalismo de las últimas tres décadas y media, que nuevamente privilegió la inserción subordinada de México en el gran esquema de los cambios y transformaciones de la globalidad capitalista, con lo que otra vez desapareció la oportunidad de construir puentes y conexiones entre los distintos Méxicos (rural y urbano; tradicional y moderno; nacionalista y globalista, etc.).

Esta fractura permanente en las élites, que no ha terminado por generar consensos básicos sobre la existencia, permanencia y desarrollo del Estado Mexicano, ha provocado que los grandes problemas nacionales sean abordados desde posiciones irreconciliables o peor aún, sean usados y/o administrados de forma tal que favorezcan los intereses de grupos y sectores de dichas élites, en su lucha por conservar la mayor cuota de poder y privilegios posibles, en contra de las élites que les disputan la hegemonía.

De ahí que la criminalidad se ha ido convirtiendo en un instrumento más de poder de las élites, que lo utilizan para conquistar o retener el poder político, enriquecerse y enfrentar a las otras élites que les disputan el poder.

La violencia y la impunidad son instrumentos que permiten, la primera, intimidar y derrotar a los adversarios; la segunda, el no castigo por la permanente violación a la ley.

En medio de dichas disputas queda la sociedad, que o se suma a las distintas coaliciones de poder local, regional y/o nacional, fortaleciendo así la estructura político-económico-criminal que prevalece; o no lo hace y es víctima de las luchas por el poder, dentro de las cuales las actividades criminales son consideradas como una parte fundamental.

Esta es la única explicación que nos permite visualizar las razones por las que el Estado Mexicano no ha podido disminuir la violencia, la inseguridad y la impunidad.

Las actividades criminales son parte fundamental del entramado de poder, sin distingo de ideologías, partidos políticos o clases sociales, pues como se ha podido constatar por décadas, los principales grupos criminales se localizan tanto en regiones y estados desarrollados, como en las subdesarrolladas e indefectiblemente están vinculados con grupos de poder político y económico, ya sea de manera subordinada, equivalente o incluso por encima de ellos.

De esta forma, el Estado no está combatiendo a un ente separado de él, sino que forma parte del sistema de relaciones de poder, sociales y económicas de la sociedad, y que indistintamente de gobiernos, ideologías y partidos políticos es un socio en la extracción de recursos (de manera ilegal) de la sociedad y como copartícipe en el ejercicio del poder político de diversas maneras.

Así, es imposible que cualquier “estrategia” o política pública para disminuir y controlar la criminalidad, la violencia y la impunidad, funcione.

ESTADOS UNIDOS

El otro factor determinante que impide que el Estado Mexicano pueda combatir efectivamente la criminalidad es la vecindad geográfica con el mercado más grande del mundo, para todo tipo de servicios y productos, legales e ilegales.

Es imposible que la atracción que un mercado tan amplio (en materia de capacidad económica) no genere la oferta necesaria para satisfacer la demanda que surge del mismo.

Y por supuesto, México resulta el principal proveedor de muchos de esos productos y servicios, por un lado, por la contigüidad geográfica; y por otro, por la gran diferencia entre la capacidad adquisitiva de la población en ambos países.

El hecho de que en Estados Unidos se gane en promedio 20 veces más que en México provoca un efecto poderosísimo de atracción para la emigración de mexicanos hacia ese país, para la venta de todo tipo de productos y de servicios que se demandan, como las drogas; y por supuesto, es una gran fuente de recursos económicos para los grupos criminales que pueden colocar sus “mercancías” con una ganancia muy superior en dicho país, en comparación con la que obtienen en México.

Así, el mercado estadounidense ha sido un motor fundamental para el crecimiento de las actividades criminales en México, y con ello para que una gran cantidad de dinero entre al país corrompiendo autoridades de todo nivel, que como ya hemos explicado en el rubro anterior, utilizan a las actividades criminales como parte integral de su acervo de poder, ya sea para conservarlo, incrementarlo y/o para enfrentarse con otros grupos rivales.

Aunado a los anterior, Estados Unidos también sirve de proveedor de armamento para los diferentes grupos criminales en México, dificultando así, todavía más, cualquier posible estrategia o política pública para disminuir la criminalidad y la violencia.

Y si a lo anterior agregamos que los gobiernos de Estados Unidos, sin distingo de partido político que esté en el poder, utilizan a México como “chivo expiatorio” de sus propios problemas para controlar en su país las actividades criminales, con lo cual presionan continuamente a los gobiernos mexicanos para que combatan, como si fuera una guerra, a los grupos criminales, planteando las prioridades estadounidenses (descabezamiento de las organizaciones, enfrentamiento directo con las organizaciones criminales, extradiciones, etc.) por sobre las mexicanas, con lo que siempre se termina haciendo lo que las agencias de Estados Unidos demandan (sin importar que los gobiernos mexicanos sean de derecha o izquierda).

De esta forma, con un crimen organizado imbricado en el Estado Mexicano como actor fundamental en las luchas de poder internas de las élites mexicanas; y la vecindad con el mercado más grande del mundo que demanda todo tipo de mercancías y servicios ilegales - además de las constantes presiones del gobierno estadounidense para realizar las políticas públicas que les conviene a ellos para fortalecer su narrativa interna de que los problemas siempre vienen “de afuera”- va a resultar imposible que el Estado Mexicano logre algún avance significativo contra la criminalidad, la violencia y la impunidad en el país, en el corto, mediano o largo plazos.

With the Iran deal closer than ever Israel presses for war

As Iran indicates it is open to a new nuclear deal, Yair Lapid is pushing the U.S. towards an attack that would devastate the entire region. 

BY MITCHELL PLITNICK  AUGUST 19, 2022 

https://mondoweiss.net/2022/08/with-iran-deal-closer-than-ever-israel-presses-for-war/

While Israeli Defense Minister Benny Gantz was launching his assault on seven Palestinian NGOs on Thursday, Prime Minister Yair Lapid was pressing the United States closer to an attack on Iran that could send the entire region into an unprecedented conflict. 

Lapid sent a message to the White House that “In the current situation, the time has come to walk away from the table. Anything else sends a message of weakness to Iran.” He said this in a meeting with outgoing uber-hawk Rep. Ted Deutch (D-FL) and U.S. Ambassador to Israel Tom Nides. 

“Now is the time to sit and talk about what to do going forward in order to prevent Iran from obtaining a nuclear weapon,” Lapid further stated. Given that Iran currently endures not only the sanctions that it suffered under before the 2015 JCPOA, or Iran Nuclear Deal, was struck but also the “maximum pressure” sanctions that Donald Trump placed on the country that current President Joe Biden never saw fit to lift, it is unlikely that Lapid has even more sanctions in mind.

Lapid was reacting to the latest turn in the JCPOA drama, a turn that, not coincidentally, has also brought closer than ever the possibility of a return to the deal that the United States unilaterally, and without any justification, abrogated in 2018. 

On August 8, the European Union submitted what it considered to be a final draft of an agreement to fully re-establish the JCPOA, stating it could not be negotiated further. The United States immediately agreed that the draft could be the basis of an agreement; this was unsurprising as it was very similar to the deal the U.S. was prepared to embrace back in March. 

Iran responded this week with a few reservations, but with a clear message that a few changes could make it a deal, and they could sign. Since the deal was presented to both Washington and Tehran as a “take it or leave it” offer, Israel is claiming that this is tantamount to an Iranian rejection. That’s a criminally flippant attitude about taking a course that is very likely to a regional war. But it’s important to understand that Iran has some legitimate concerns and this is not, as is being portrayed by some, just a delaying tactic. 

Iran’s concerns

There are three issues that Iran feels must be addressed in the “final text;” a text which, it must be noted, few expect will be truly final as long as neither Tehran nor Washington reject it outright or put irreconcilable demands on its completion. 

The issue of the designation of the Islamic Revolutionary Guards Corps (IRGC) as a foreign terrorist organization (FTO) once seemed insurmountable. But Iran offered a compromise that could help address the economic effects of the FTO designations. The IRGC is a ubiquitous force in Iran, for better or worse, and the inability of its financial arms to function due to this designation would hamper Iran’s economic recovery. 

Tehran, therefore, backed off the demand that the IRGC be de-listed and adjusted it to a demand that some of its subsidiary organizations be de-listed instead, primarily Khatam-al Anbiya Construction Headquarters, a large engineering firm. The company has been under U.S. sanctions since 2007. 

Second, Iran wants an International Atomic Energy Agency (IAEA) case against it closed. This case involves three unexplained incidents of nuclear material that the IAEA has detected. The draft text stipulates that the IAEA will close the case if Iran provides a credible explanation of the nuclear material detected. 

Iran’s response to the “final draft” did not include anything, according to reports, about the IAEA case. This is notable because Iran was deeply concerned, understandably, that this issue could be used to moot at least some sanctions relief even if the JCPOA was restored, particularly if the IAEA referred the case to the UN Security Council. Tehran’s silence may indicate that it finds the formula of providing a credible explanation in exchange for dropping the case acceptable.

Finally, Tehran wants assurances that the United States will keep its word this time. This is largely about Trump’s unjustifiable withdrawal from the deal, but it also refers to the fact that American rhetoric, even during the Obama administration, was discouraging investment in Iran, limiting Iran’s economic recovery, and minimizing the benefits Iran was getting from the deal. 

This is a trickier issue. On the first two, Iran says the U.S. has “shown flexibility,” implying that this issue of guarantees is the most difficult. Whether or not he wants to, Biden legitimately can’t promise that a future president won’t do exactly what Trump did. And there’s nothing he can do if a member of Congress, from either party, decides to make threatening statements toward Iran that any investor will take as a warning not to invest there. 

The current thinking seems to be that the renewed JCPOA would include “indemnities” that would guarantee Iran “certain economic returns” even if the U.S. backs out again. Tehran seems to be indicating that this is acceptable, but they want it spelled out in the new deal, which, so far, it has not been. 

All of these are sensible solutions to the remaining problems, and their very reasonableness explains Lapid’s bellicose reaction. Election season is not the time a sitting Israeli prime minister wants the specter of a nuclear Iran to diminish. After all the negative things that both Lapid and his chief rival, opposition leader Benjamin Netanyahu have said about the Iran Deal its restoration will be seen as a major setback. 

Israel lobby struggles to counter

While Lapid will certainly not try to undermine Biden to the extent that Netanyahu did to Barack Obama in 2015 by working with the Republicans openly, his reaching out to Deutch—who, though he is retiring, remains one of the more influential Democrats in Congress and is eager to show his worth to his next employers, the anti-Palestinian American Jewish Committee—indicates he is about to mobilize a full court press on Capitol Hill. 

That makes this an “all hands on deck” moment. Recent polling indicates that a strong majority of U.S. citizens continue to support a return to the JCPOA. But opponents of the deal will seize on Lapid’s opposition, and that can be more potent than Netanyahu’s was back in 2015. Lapid and Biden have a much better relationship than Obama did with Netanyahu, and Biden is both considerably less committed to the JCPOA and much more cautious about, and sympathetic to, pro-Israel domestic forces than his former boss.

Yet the distaste for U.S. involvement in yet another Middle East conflict runs very deep. Moreover, while groups like AIPAC, the Foundation for the Defense of Democracies, and other pro-war, pro-regime-change institutions carry considerable weight on Capitol Hill, they have absolutely no argument against the clear reality that Iran was complying with the JCPOA before we pulled out of it and has since moved significantly closer to nuclear breakout capability, whether or not it actually intends to build a bomb, something that is far less certain than the U.S. and Israel present it as. 

Even Lapid is not offering a viable alternative to diplomacy. He is mouthing generic, warmongering platitudes. “The EU sent Iran a final offer, which does not comport with the principles to which the Americans committed, and established that the offer was ‘take it or leave it.’ Iran refuses the offer, and therefore the time has come to get up and go. Anything else sends a message of weakness.”

But he doesn’t know what to do if the U.S. does leave the table. “Now is the time to sit and talk about what to do going forward in order to prevent Iran from obtaining a nuclear weapon.” 

Next week, Israel’s national security adviser will arrive in Washington to meet his U.S. counterpart. Ahead of that meeting, it is time to raise a voice loud and clear. Only 8% of Americans back a military option with Iran. Next to that kind of pro-diplomacy majority, what the prime minister of a foreign country, especially one running an apartheid state, wants means less than nothing. We need to make that clear to everyone in Washington. 

Mitchell Plitnick

Mitchell Plitnick is the president of Rethinking Foreign Policy. He is the co-author, with Marc Lamont Hill, of Except for Palestine: The Limits of Progressive Politics. Mitchell's previous positions include vice president at the Foundation for Middle East Peace, Director of the US Office of B'Tselem, and Co-Director of Jewish Voice for Peace.