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Zapata

miércoles, 31 de octubre de 2018

Palestina y la conciencia del mundo
El Consejo Central de la Organización para la Liberación de Palestina acordó ayer retirar su reconocimiento al Estado de Israel, otorgado en el contexto del proceso de paz de Oslo de 1993, ante el persistente bloqueo de Tel Aviv a cualquier perspectiva de construcción de un Estado palestino en la franja de Gaza y los territorios ocupados de Cisjordania y la Jerusalén oriental, así como la continuación de las agresiones militares, policiales, económicas y judiciales israelíes contra la población palestina, tanto en los territorios ocupados como en el propio Israel.
Asimismo, la autoridad palestina encontró inadmisible que el régimen de Tel Aviv haya proseguido todos estos años con su estrategia de crear asentamientos judíos en los territorios árabes ocupados, lo que en la práctica equivale a un intento de aniquilación demográfica de los palestinos. Hace dos semanas, por ejemplo, la autoridad ocupante aprobó la creación de un nuevo barrio judío en la ciudad palestina de Hebrón, al tiempo que ordenaba la demolición de la aldea árabe de Jan al Ahmar, en la misma Cisjordania.
Cabe recordar que los acuerdos firmados en 1993 con el auspicio del entonces presidente estadunidense Bill Clinton establecían un término de cinco años para la creación del Estado palestino en los territorios ocupados por el ejército israelí en la Guerra de los Seis días (1967), y dejaba para una negociación posterior el estatuto definitivo de Jerusalén (Al Qods, en árabe), ciudad a la que ambas naciones reclaman como su capital.
Sin embargo, 20 años después del vencimiento de ese plazo, la solución de los dos Estados parece más lejana que nunca, debido al emplazamiento de asentamientos judíos en los territorios ocupados, el asesinato de miles de palestinos a manos de las fuerzas armadas ocupantes y el inhumano bloqueo de Gaza.
Un factor adicional que permite entender la exasperación palestina, es la reciente decisión del presidente estadunidense, Donald Trump, de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén, lo que constituye un reconocimiento a la pretensión israelí de considerar a la segunda de esas ciudades como su capital única e indivisible, a contrapelo de diversas resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas. El magnate republicano fue más allá: eliminó los fondos de ayuda destinada a hospitales de Al Qods y a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Medio Oriente. Asimismo, uno de los pretextos esgrimidos por Washington para retirarse del protocolo de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas fue que por medio de ese instrumento los palestinos podrían demandar a Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, por las violaciones a la legalidad internacional que ha cometido en su respaldo incondicional al régimen de Tel Aviv.
Lo cierto es que la llegada de Trump a la Casa Blanca mató las últimas esperanzas de que la superpotencia vecina conservara alguna disposición a actuar como parte mediadora en el añejo conflicto palestino-israelí y que tuviera una mínima voluntad de dar seguimiento a los acuerdos de Oslo. En tal circunstancia, deja de tener sentido que la autoridad palestina reconozca a un Estado que en lugar de aportar a la paz, en estas dos décadas no ha hecho más que avanzar en la reducción de la población palestina a un conjunto de presos en su propio territorio.
Cabe preguntarse, por último, hasta cuándo la comunidad internacional seguirá asistiendo impávida a esta barbarie que niega los avances de más de un siglo en materia de derechos humanos, colectivos y nacionales.


martes, 30 de octubre de 2018

Will new Brazilian government reverse China policy?
Source: Global Times Published: 2018/10/29
Jair Bolsonaro, "Tropical Trump," has been elected as Brazil's next president. Distinct from traditional Brazilian politicians, Bolsonaro has made sharp comments on women and gay people. He also pledged to crush corruption and crime.

Bolsonaro's policy toward China has also attracted attention because he visited Taiwan during the elections and accused China of "buying Brazil." But during the latter part of the election campaign, Bolsonaro started to change his tone on China, saying that "we will do business with all countries and China is an exceptional partner."

Most analysts believe it's unthinkable that the new Brazilian government would significantly replace Brazil-China trade with Brazil-US trade.

First, China-Brazil cooperation is totally reciprocal. China is Brazil's largest trade partner and Brazil's biggest trade surplus was reported with China. In 2017, Brazil posted a $20 billion trade surplus with China. China is also the biggest buyer of Brazilian soybean and minerals.

The China-US trade war has further promoted Brazilian soybean exports to China. It's inconceivable that the new Bolsonaro government would give up on the Chinese market.

Second, the focus of Bolsonaro's election was his domestic policies and positions, and diplomacy wasn't the key point. Brazilian people are most dissatisfied with domestic issues, not foreign policy. The Brazilian left-wing regime's policy toward the US has been moderate, and there is no strong anti-US sentiment. Bolsonaro's assumption of power hardly changes Brazil's national political line.

Third, Brazil is a major power in South America, and China-Brazil relations are equal. Although the two countries have close cooperation on economy and trade, China never interferes in Brazil's domestic affairs. Out of national interests, Brazil won't adopt one-sided policies. A balanced and diverse diplomacy is in its best interests. Maintaining good China-Brazil relations also helps Brazil deal with the US and gain more attention from Washington.

Fourth, Bolsonaro has served in the military and in the city government of Rio de Janeiro, and it will take him some time to get familiar with the foreign policy. His trip to Taiwan during the presidential campaign caught the ire of Beijing. If he continues to disregard the basic principle over Taiwan after taking office, it will apparently cost Brazil a great deal.

As many Latin American countries have walked away from Taiwan, the Chinese island won't bring any more benefits to Brazil, which Bolsonaro and his team must be aware of.

Many observers tend to believe that Bolsonaro, who has never visited the Chinese mainland, doesn't know enough about Oriental power. But it's worth Beijing's attention that he was a China-basher during the campaign and believed an unfriendly stance on Brazil's largest trading partner would help him get elected.

China's international business cooperation has promoted global economic development and brought tangible benefits to its partners. But China's image has been unfairly tarnished. Chinese business opportunities are often taken politically, and Chinese investment could be threatened if there is a change in government.

As China's international economic cooperation expands, its comprehensive capacity-building needs to catch up with more solid risk assessment. China's foreign cooperation is mutually beneficial - this needs to become a consensus for governments and society in countries with which China engages.

This is difficult to achieve due to smear tactics by Western politicians and media, but efforts are still needed. Improving China's economic reputation consistently is also critical to further widen China's international cooperation.
Posted in: EDITORIAL



lunes, 29 de octubre de 2018

HISTÉRICOS LOS OLIGARCAS Y SUS JILGUEROS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Pensaron que ya tenían en la bolsa (y no precisamente en la de valores) a López Obrador (AMLO); que iba a seguir a pie juntillas la política económica neoliberal; que iba a seguir los “consejos” de los oligarcas que han sido dueños de México desde el alemanismo (con un pequeño intervalo en que no pudieron hacerlo del todo, durante el gobierno de Luis Echeverría); que el miedo a los “mercados”[1]; y, los muchos nuevos “aliados” prianistas y verdes del presidente electo, ayudarían a que siguiera inalterado el poder y los privilegios de las mismas élites que han mantenido hundido al país durante décadas.
En resumidas cuentas, que el triunfo de AMLO y Morena el pasado primero de julio no significaba nada. Todo seguiría igual, y sólo tendrían que tolerar una que otra política pública “populista”, para mantener controladas a las bases obradoristas.
Y pensaron que lo de la consulta del aeropuerto era sólo para zafarse de una promesa de campaña, pero la obra en Texcoco continuaría.
Pero resulta que AMLO sabe muy bien que si sigue por el rumbo que le marcan los oligarcas y sus nuevos aliados, muy pronto irá perdiendo la confianza de quienes votaron por él, precisamente para cambiar las políticas fracasadas de las últimas décadas (fracasadas para la mayoría de la población, pero no para las minorías privilegiadas); no lo apoyaron para que continuara todas y cada una de esas políticas dirigidas a saquear y explotar los recursos naturales y financieros del país; y explotar, ignorar o reprimir, según conviniera, a la mayoría de la población.
Los oligarcas y los pagados comentócratas de sus medios de comunicación, están atacando con todo a AMLO por la consulta sobre el aeropuerto; por el anunciado cambio en la política petrolera, que fue diseñada para convertir a México en importador de productos refinados, y así mantenerlo dependiente de su principal proveedor, Estados Unidos, que ahora incluso le vende a nuestro país petróleo crudo; su invitación a Maduro (obligada pues es un Jefe de Estado de un país con el que se mantienen relaciones diplomáticas, a pesar del vasallaje del gobierno de Peña al de Estados Unidos en este tema), para la toma de posesión el primero de diciembre, etc.
Aún no toma posesión AMLO y la “supuesta luna de miel” con estos depredadores ya terminó, porque están acostumbrados a ordenarle a los presidentes, que vienen a ser sólo sus empleados; porque están acostumbrados a que decisiones que afectan a millones (por lo general de manera negativa), las toman ellos, sin consultar a nadie y se las imponen a sus subordinados en el gobierno; porque no desean que los recursos del país queden fuera de su control, ni que mínimamente la gente pueda participar en las grandes decisiones que impactan su vida y la de sus hijos.
López Obrador, con la consulta del aeropuerto (sea que ya no se construya en Texcoco o se mantenga ahí); con su intención de hacer a México autosuficiente en energía y en alimentos, quebrando así los negocios de importación en ambos sectores, que han generado fortunas incalculables entre políticos corruptos, empresarios consentidos y trasnacionales; y, controlando el gasto público, fuente de una corrupción gigantesca, que ha enriquecido a traficantes de influencias, grupos políticos y al crimen organizado; les está trastornando su esquema de dominio y enriquecimiento. Y eso los tiene histéricos. Fuera de sí.
Justamente eso fue lo que hicieron en Sudamérica, Lula, Chávez, los Kirchner, Evo Morales y Correa[2]; y, por eso las oligarquías locales, las clases medias “americanizadas”, las trasnacionales y la potencia hegemónica han lanzado desde hace 5 años, toda una estrategia de desestabilización y golpismo, nada disfrazado, contra esos gobiernos; que les ha dado resultado en Brasil, Argentina y Ecuador; pero aún no han logrado su cometido en Venezuela y Bolivia.
El objetivo es demonizar y acorralar política, económica y mediáticamente a cualquier gobierno que pretenda desarrollar políticas en favor de la mayoría de la población; que no sigan como zombies lo que ordenen los organismos financieros internacionales, “los mercados” y las trasnacionales; y que no sean unos títeres de los oligarcas locales y de sus subordinadas subclases políticas corruptas, asociadas al crimen organizado.
AMLO ha querido tenderles la mano a estos depredadores, esperando poder encontrar algunos puentes de entendimiento; pero esta gente sólo entiende de beneficios incalculables únicamente para ellos y explotación y ninguneo para la población. De ahí que todo indica que el nuevo gobierno va a enfrentar una arremetida similar a la que sufrieron los gobiernos progresistas de América Latina; y ello va a obligar a AMLO a movilizar a sus bases y ojalá, a establecer una alianza con las fuerzas armadas nacionalistas del país (que todavía hay; no todos son subordinados del Comando Norte de Estados Unidos), para defender sus políticas económicas y sociales; y evitar que los grupos poderosos de siempre intenten derrocarlo, ya sea con juicios inventados por una supuesta fiscalía independiente; o por una parte de las fuerzas armadas, que acepte convertirse en el ariete de los oligarcas y de la potencia hegemónica.





[1] Un grupúsculo de manipuladores de las bolsas y los directores de los bancos centrales de los principales países del mundo, que dictan los destinos de la economía mundial a su antojo.
[2] Sacaron a millones de la pobreza y no se dejaron manipular por los oligarcas locales, los organismos financieros internacionales, ni Estados Unidos. Pero su dependencia en los precios internacionales de las materias primas, que se vinieron abajo, sucesores con menos carisma que los iniciadores de estos gobiernos (Chávez-Maduro, Lula-Dilma; Néstor-Cristina), y la corrupción de los aliados incómodos de estos gobiernos (muchos políticos logreros y empresarios que se subieron al carro ganador, para aprovecharse; algo que le puede suceder a AMLO si no toma distancia a tiempo de ciertas alianzas incómodas), debilitaron sus gestiones y permitieron que la arremetida fascista y ultraconservadora, los sacara del poder.

domingo, 28 de octubre de 2018

Choque geopolítico de Bolsonaro: triunfo de Trump y Netanyahu, derrota de China
26.10.2018
Tema:
En las semanas del 28 de octubre —fecha de la segunda vuelta presidencial en Brasil— hasta el 30 de noviembre —Cumbre del G-20 en Buenos Aires— se compactan cinco eventos de impacto que acentuarán las tendencias de la nueva correlación de fuerzas en el mundo entre sus principales polos: EEUU (en declive), y Rusia y China, en ascenso irresistible.
Los cinco eventos de gran impacto en un solo mes son los siguientes:
28 de octubre: segunda vuelta presidencial en Brasil donde funge como favorito el militar de reserva Jair Mesías Bolsonaro con 18 puntos de ventaja que parecen inalcanzables, salvo un milagro al estilo brasileño, sobre su contrincante Fernando Haddad, candidato del mancillado Partido de los Trabajadores. Sus consecuencias tendrán tremendas reverberaciones geopolíticas en Sudamérica, en particular, y en Latinoamérica, en general. 
4 de noviembre: probable anuncio de las sanciones de Donald Trump para impedir la venta del petróleo de Irán, sumadas a asfixiantes medidas financieras.
6 de noviembre: elecciones intermedias en EEUU que determinarán el destino de Trump en medio de una feroz lucha electoral salpicada por extraños artefactos explosivos dirigidos a George Soros, Obama, los Clinton, dirigentes del Partido Demócrata y Time Warner.
11 de noviembre: probable cumbre en París entre Vladímir Putin y Trump, en medio de las amenazas de EEUU de renegar el relevante tratado de estabilidad estratégica Armas Intermedias Nucleares —INF, por sus siglas en inglés— de 1987. En esta hipotética cumbre ya se sabrá el resultado de las elecciones intermedias en EEUU, lo cual marcará el margen de maniobra de Trump.
30 de noviembre: se puede escenificar, al margen de la decimotercera Cumbre del G-20 en Buenos Aires, una cumbre entre el mandarín Xi Jinping y Trump para apaciguar su guerra comercial que ha puesto nerviosos a los mercados bursátiles.
La suma y resta de los cinco grandes eventos de impacto es probable que determine los derroteros del Nuevo Orden Mundial.
En forma específica, la elección de Jair Mesías Bolsonaro es probable tenga profundas repercusiones tanto en Sudamérica, en particular, como en Latinoamérica en general.
En forma expedita, se puede aducir que sería un triunfo de Trump y del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y una derrota de China.I
Más allá de la apoteosis del neofascismo en la octava potencia geoeconómica mundial y en el país más poblado de Latinoamérica, las implicaciones geopolíticas pueden ser de gran calado.
No solamente se trata del retorno de un 'pinochetismo neoliberal' con la llegada a la Secretaría de Economía de Paulo Guedes, empedernido privatizador y palafrenero de los Chicago Boys de Milton Friedman. No se trata tampoco del afianzamiento del neomonroismo militarista en la fase de Trump. Aquí se trata, en una de las varias aristas relevantes por escudriñar, del futuro de la relación de Brasil con China.
Guedes —quien también fue salpicado con escándalos de corrupción, pero que en forma insólita no le afectaron en absoluto— favorece la privatización de las 147 magnas empresas estatales con el fin de pagar el 20% de la deuda pública.O
Aquí llama la atención el maridaje del privatizador Guedes con Bolsonaro, quien en el pasado ha sido muy crítico de los esquemas de desestatización y/o desnacionalización, en particular, de la estratégica empresa petrolera Petrobras.
El 21,8% de las exportaciones de Brasil son destinadas a China frente al 12,5% a EEUU y en tercer lugar, Argentina con 8,1%. En cuanto a las importaciones de Brasil, China viene en primer lugar con 18,1% frente a 16,7% de EEUU y en tercer lugar, Argentina con 6,3%.
Se desprende que la economía de Brasil, tanto en sus exportaciones como en sus importaciones, es más de carácter global con China, en primer lugar, y EEUU en segundo lugar, que regional con Argentina.
Bolsonaro ha mantenido excelentes relaciones con la 'provincia renegada' china de Taiwán y no favorece las inversiones de Beijing, llegando a decir que "China no está comprando en Brasil, sino que está comprando a Brasil". No es tan sencillo el divorcio cuando China es el principal comprador de soya de Brasil y adquiere el 38% de hierro de la empresa brasileña Vale.
No puedo soslayar la repercusión teológica que tendrá la llegada de Bolsonaro, un devoto evangelista —quien en fechas recientes se fue a re-bautizar al río Jordán—, en el país con el mayor número de católicos del mundo —64% y 22,2% de protestantes—.
No es ningún secreto señalar que, en forma metódica y paciente, las iglesias evangelistas en varias de sus denominaciones han penetrado en varios países católicos de Latinoamérica. Pero ninguno es comparable a Brasil.T
Bolsoonaro, de 63 años, fue un opaco diputado siete veces y llegó incluso a cambiar 10 veces de partido. Su 'camaleonismo civil' colisiona con su bonapartismo llegando a defender abiertamente la dictadura de 1964 a 1985.
Por cierto, su acompañante en la lista como candidato a la vicepresidencia es el general retirado Antonio Hamilton Mourao, lo que demuestra que sigue el 'modelo trumpiano' con la incrustación de varios generales en su gabinete.
Es inocultable el trumpismo que profesa la familia Bolsonaro a grado tal que su hijo, Eduardo, se ostenta como partidario de la Asociación Nacional del Rifle —NRA, por sus siglas en inglés—, emblemática del Partido Republicano.
Sea lo que fuere, es inescapable que Bolsonaro, quien favorece la tortura, propulsó su campaña con el tema tanto de combate a la corrupción —que literalmente aniquiló a la clase política brasileña— como de la epidémica inseguridad.
No se pueden soslayar las óptimas relaciones que ha entablado Bolsonaro con Netanyahu, lo cual puede afectar la política proárabe que había establecido tradicionalmente Brasil.

La derrota de Fernando Haddad, de origen libanés, es probable que afecte el otrora poderío de su comunidad que cuenta con ocho millones de habitantes, concentrados primordialmente en Sao Paulo, la principal plaza financiera del gigante sudamericano.
También ha contribuido en el malestar generalizado la peor recesión de la historia de Brasil en 2015 y 2016, concomitante a su salvaje lucha por el poder con presidentes defenestrados.
En un ambiente explícitamente 'democrático', sin el 'autogolpe' militar con el que Bolsonaro ha amenazado para acelerar sus programas y sus polémicas reformas, los 30 partidos en el Congreso le harán la vida difícil ya que requiere de una mayoría de por lo menos dos terceras partes para cualquier enmienda a la Constitución, en especial, al kafkiano sistema de pensiones que ha carcomido sus entrañas financieras con jubilaciones a los 50 años y generosas compensaciones insustentables.
Bolsonaro tiene previsto en su agenda satisfacer a sus feroces turiferarios y puede llegar a liberalizar la posesión de armas al estilo de la Asociación Nacional de Rifle estadounidense.
El rotativo británico Financial Times adelanta que es probable que Bolsonaro facilite las reglas de confrontación de la Policía contra los criminales, al unísono de "disminuir la edad de responsabilidad criminal para los jóvenes", lo cual suena atroz en un país donde el 38,69% son jóvenes menores de 24 años, mientras que el 43,86% se encuentra en el rango de 25 a 54 años.
La pregunta geopolítica crucial es: ¿será capaz Bolsonaro de tomar partido por Trump en su guerra comercial contra China y, de paso, salirse de los BRICS?

sábado, 27 de octubre de 2018

"La lucha contra el dólar ha llegado a Europa": La demanda global de oro sube un 42 % en 12 meses
Publicado: 27 oct 2018

Bancos centrales de todo el mundo están recurriendo al oro como una alternativa al dólar estadounidense. Analistas atribuyen este comportamiento a una incertidumbre geopolítica y a la agresiva política comercial de EE.UU.
Según las estadísticas del Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés), en el primer trimestre de 2018 los bancos centrales aumentaron su adquisición de oro en un 42 por ciento respecto a un año atrás, siendo Rusia y Turquía los mayores compradores netos.
Para mitad de 2018, los bancos centrales habían agregado a sus arcas un total neto de 193,3 toneladas de lingotes, un incremento del 8 por ciento en comparación con la primera mitad del año pasado. Esta compra de oro semestral es la más fuerte para los bancos centrales desde 2015señala el WGC.
El Consejo colocó las tenencias globales de oro para mitad de año en 1,36 billones de dólares, alrededor del 10 por ciento de las reservas mundiales de divisas.

Presión sobre la competencia
De acuerdo con Eldiyar Murátov, presidente de Castle Family Office en Singapur, la razón detrás del movimiento es la busca de opciones alternativas al dólar.
“EE.UU. ha usado el dólar durante mucho tiempo para presionar a los competidores. Esto siempre ha provocado enojo en la comunidad mundial, y ahora la lucha contra el dólar ha llegado a Europa", indicó Murátov a RT.
Según el analista, una estrategia similar se está observando en muchos países de Europa y Asia. China, Turquía, Venezuela, Irán, Catar, Indonesia y Rusia tienen como objetivo la desdolarizaciónde sus economías y comercio exterior.

"Rusia ha aumentado la compra de oro para [aumentar] sus reservas frente a las nuevas sanciones estadounidenses y una posible desconexión del sistema del dólar", recordó el analista. El WGC, por su parte, califica al oro como un "activo atractivo" porque "no es responsabilidad de nadie" y no conlleva ningún "riesgo de contraparte".

jueves, 25 de octubre de 2018

Agresión unilateral (AU) y guerra
John Saxe-Fernández / IV

El arreglo entre México, Estados Unidos (EU) y Canadá A-MEC, es inconstitucional –por tanto no califica para tratado (T), ya que, entre otros sometimientos graves, contiene acotaciones a la independencia y soberanía de México. Además, es inadmisible el vínculo del A-MEC con la agresión unilateral(AU) que la Casa Blanca está intensificando contra mercancías de China en los cientos de miles de millones de dólares, una ofensiva también monetaria y tecnológica. Como si arrastrarnos en esa AU fuera poco, EU nos empuja al área castrense. La integración militar de Canadá a EU es de larga data. En territorio de Canadá existe un amplio despliegue de bases de EU: navales, terrestres, aéreas, radares, misiles y depósitos de municiones, relacionados con teatros de guerra nuclear con cohetes cruzando el Ártico.
Aquí la Ley de Neutralidad no permite en territorio mexicano tropa, bases ni equipo militar extranjeros en aeropuertos, puertos, fondeaderos, etcétera. Es la ley que Calderón no pudo abrogar, pero nos endosó la guerra al narco vía la Iniciativa Mérida, del Pentágono. Centro este análisis en el artículo 32, cláusula 10, del A-MEC, cláusula que, junto a un paquete de sometimientos impuestos bajo presión de los aranceles al aluminio y acero del país, de Canadá y la Unión Europea, nos involucra en la AU, sea contra China o Irán, en ambos casos con alto riesgo de guerra global.
Sería muy grave que también el A-MEC nos ate de jure si el Senado, con mayoría morenista, nos transformaen estado vasallo de EU, avalando el A-MEC tal como está, es decir, sin rechazar o anular, entre otras, la cláusula 10 (TLC con país cuya economía no es de mercado) del artículo 32, excepciones y disposiciones de carácter general. Aunque la cláusula no menciona a China de manera explícita, el sentido general alude a esa nación estableciendo el requisito a los signatarios del A-MEC de avisar con tres meses de antelación e informar plenamente a los otros dos, que contempla o tiene planes de formalizar algún TLC con países cuya economía no es de mercado. Los socios del A-MEC obtienen el derecho de intervenir en el contenido de ese TLC. En síntesis, como advierte Roger Jordan “se otorga a EU el poder de veto efectivo sobre cualquier intento de Canadá o México de negociar un TLC con un país cuya economía, según alguno de los signatarios del A-MEC, ‘no sea de mercado’, en clara alusión a China”. (ICH, 4 Oct/2018)
Yang Yungdong, vocero de la embajada china en Ottawa, calificó la cláusula de comportamiento deshonesto que descaradamente afecta la soberanía de otros países. El vocero agregó: “nos oponemos a la fabricación de conceptos como países con ‘economía de mercado’ y de economía que ‘no es de mercado’ creados fuera del marco de la OMC (de la cual China es miembro activo) que en esencia es la excusa que usan algunos países para no cumplir con sus obligaciones internacionales”. De cara a restricciones comerciales China continuará acordando relaciones comerciales amistosas y continuaremos abriendo nuestra economía a nuestro ritmo. No extraña que el diputado Michael Chan acusara a los del Partido Liberal desde el Toronto Star (6 Oct, 2018) de “entregar (en el A-MEC) porciones significativas de la soberanía. Ahora tenemos que pedir permiso a Washington para realizar cualquier negociación… literalmente se nos transforma en estado vasallo de Estados Unidos.”
Lo que está de por medio es un inconstitucional ataque a la soberanía de México, de alto riesgo bélico y existencial, ya que, recuerda Jordan, “hoy, como en los años 30, la irrupción de las guerras comerciales están pavimentando la ruta hacia una conflagración militar. Trump y sus consejeros regularmente hacen esa vinculación. El lunes (octubre primero), Trump dijo que EU continuará usando la Sección 232 de la Ley Comercial que da vía a la AU para defender las industrias que son estratégicas, esenciales para la guerra”. A los dichos de Trump el secretario de Comercio, Wilbur Ross, agregó que los aranceles contra Canadá y México requirieron una negociación por separado (del A-MEC) porque se relacionan con la defensa nacional de EU (ibídem).
Según un vocero empresarial de acá, citado por Reuters:  nos estamos asociando con países que promueven el libre comercio en el mundo, libre comercio bajo circunstancias igualitarias. ¿Igualitarias con los aranceles al acero y aluminio mexicanos en vigor? Aún más: ¿es la de EU una economía de mercado? Tiene un sector militar que, documenta Seymour Melman, opera la administración central de más de 37 mil firmas industriales o divisiones de estas firmas y más de 100 mil subcontratistas bajo el control de una oficina de administración federal con cerca de 50 mil empleados. Es la administración industrial centralizada y estatal de mayor envergadura del mundo, que además, la subsidia ¡vía el cost plus: la maximización de costos!
Facebook: JohnSaxeF


martes, 23 de octubre de 2018

MÉXICO: FRONTERAS ABIERTAS

El paso de la segunda caravana de hondureños por el país durante este año (la primera fue en abril), ahora con cerca de 9 mil integrantes, ha generado un indispensable debate sobre la posición que el gobierno y la sociedad mexicanas deben asumir en tema tan relevante para México y para la comunidad internacional.
Desde que nuestro país perdió más de la mitad de su territorio con Estados Unidos en 1848, todos los gobiernos mexicanos (unos más, otros menos), han intentado proteger a la población mexicana que primero, quedó de aquel lado después del conflicto; y que después, por diversas circunstancias (guerras civiles en nuestro país; conflictos políticos; la Revolución Mexicana; crisis económicas; violencia criminal, simple búsqueda de mejores oportunidades de vida), han llegado a Estados Unidos de manera legal o ilegal (según la narrativa mexicana, serían indocumentados, no ilegales).
Así, para los gobiernos mexicanos cualquier descalificación de nuestros migrantes por parte de las autoridades estadounidenses y/o de diversos sectores sociales de ese país, siempre se equiparó a xenofobia, racismo y discriminación laboral. Por lo que, a lo largo del último siglo desplegaron una red de 50 consulados a todo lo largo y ancho del territorio estadounidense para asistir y asesorar a nuestros connacionales, que en su gran mayoría van a Estados Unidos a buscar mejorar su nivel de vida y enviar dinero a sus familias que quedan en México.
Sin embargo, como México es el paso obligado por tierra de muchos millones de otros ciudadanos de diversos países, que también van buscando mejorar su vida, emigrando a los Estados Unidos, especialmente de los centroamericanos y caribeños, nuestras autoridades han tenido que lidiar con un flujo constante, y al paso de los años, creciente de personas que ingresan ilegalmente al país, con objeto de cruzar la frontera norteamericana.
Esto ha sido aprovechado por autoridades federales, estatales y municipales; y por grupos delincuenciales, como fuente de extorsión para obtener ingresos de estos migrantes, ya sea mediante robos, secuestros, explotación laboral y/o sexual; y como pretexto para malos tratos, violaciones a los derechos humanos y discriminación para los migrantes que pasan por territorio mexicano.
Por ello, tiene décadas que los gobiernos de Centroamérica han acusado al nuestro de ser “luz de la calle y oscuridad en la casa”, pues demanda trato digno y humanitario para sus migrantes en Estados Unidos, pero no lo otorga para los que se internan de manera ilegal en su territorio.
Además, recordemos que desde los gobiernos de la posrevolución y hasta los neoliberales que han dirigido al país los últimos 36 años, se utilizó la emigración de mexicanos a Estados Unidos como una “válvula de escape” de la economía mexicana, que nunca ha podido dar empleo suficiente y bien pagado a los habitantes del país; y al mismo tiempo, como fuente de divisas para la siempre emproblemada balanza de pagos nacional, a través de las remesas que envían los residentes legales e ilegales en Estados Unidos.
Ahora el gobierno saliente de Peña Nieto, ante las presiones del gobierno estadounidense, ha señalado que los migrantes hondureños de la caravana (y al parecer ya también guatemaltecos y salvadoreños), deben ingresar y permanecer en el país de manera legal; justamente la misma exigencia que han hecho los gobiernos estadounidenses al nuestro desde hace décadas, y que ha sido rechazada por el nuestro, esgrimiendo el derecho humano de nuestros migrantes a desplazarse para ganarse la vida y a que se respeten sus derechos humanos.
En cambio, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha manifestado que no sólo se debe permitir la entrada de los migrantes y respetar sus derechos humanos, sino incluso otorgarles permisos para trabajar.
La realidad es que el gobierno mexicano, a pesar de que siempre le ha hecho el “trabajo sucio” a Washington en materia de deportaciones de los centroamericanos (los últimos años el promedio es de 200 mil deportados por año, por parte de las autoridades mexicanas), no tiene la capacidad para controlar los flujos migratorios de Centroamérica, Sudamérica, el Caribe, Asia y Africa; pues ahora llegan de todas partes del mundo, con el objetivo principal de utilizar a México como plataforma para entrar a Estados Unidos, ya sea pidiendo asilo o de manera ilegal.
Sin embargo, desde la llegada de Donald Trump a la presidencia del país vecino, se ha verificado un claro endurecimiento de la política migratoria y de la de seguridad, dificultando la entrada a Estados Unidos, así como la migración legal a través de reunificaciones familiares o loterías y generando el aumento de las deportaciones; lo que ha hecho muy improbable que todo este flujo de migrantes logre su objetivo de entrar y quedarse en Estados Unidos.
Por ello, la mayoría de ellos se está quedando en México en condiciones precarias, presa del hambre y la desesperación, lo que fácilmente los puede hacer caer en las redes de los grupos delincuenciales, que los utilizarán como su “mano de obra”.
¿Qué hacer?
El actual gobierno seguirá con su narrativa dual, de por un lado no criminalizar a los migrantes y tratar de evitar que se les maltrate y extorsione; y por el otro lado, insistir en que “regularicen” su situación en el país (ya sea pidiendo refugio o una visa temporal), lo que evidentemente no está siendo considerado como una opción por la mayoría de ellos.
La verdadera pregunta es qué hará el gobierno de AMLO, pues los flujos migratorios van a continuar y a agravarse; las presiones estadounidenses para que los detengan, se incrementarán; y el gobierno mexicano deberá asumir una posición en ambos casos.
La realidad es que México no tiene, y nunca ha tenido, la capacidad para evitar la llegada de cientos de miles de indocumentados al país, y menos de deportarlos a todos ellos.
Por otro lado, México tampoco tiene, ni ha tenido la capacidad (y a veces, como en esta época), ni siquiera la voluntad de oponerse a las órdenes de Washington en temas de migración y seguridad. Y AMLO ha dejado muy claro que él quiere llevarse bien con Trump a como dé lugar.
Así que todo indica que la única opción para el siguiente gobierno es: fronteras abiertas para todo el que quiera venir a México.
Los que quieran venir al país sólo tendrían que llenar un pequeño cuestionario de entrada para fines estadísticos y nada más.
Desaparecería el Instituto Nacional de Migración, y sólo quedaría una Dirección de Migración dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública Federal para la contabilidad de personas, nacionalidades y género de quienes entran a territorio nacional.
¡Que van a entrar terroristas y delincuentes de toda laya! Seguramente. Pero nuestras autoridades de todas formas no castigan, ni previenen el delito en el país. Existe una absoluta impunidad, así que no parece que los criminales, que de todas formas entran como se les antoja al país (ahí está el caso de los colombianos, que asaltan a placer en todas las colonias de clase media de la Ciudad de México), vayan a generar un caos peor del que ya existe.
Por ese lado, el gobierno mexicano ya no tendría las críticas, ni la presión internacional sobre su maltrato a los migrantes que entran al país, pues con fronteras abiertas, todos podrían hacerlo legalmente (lo de traer o no pasaporte también podría quedar como algo optativo).
El problema sería Estados Unidos, que demandaría un control, al menos de los probables terroristas. En ese caso, en vista de que ya se les permite a los miembros de las agencias estadounidenses moverse a su antojo en el país; recabar la información que deseen y estar armados; bien se podría aprobar que fueran ellas las que ejercieran el control en aeropuertos y puertos terrestres y marítimos, sufragando los gastos requeridos para realizar el trabajo.
Ante la magnitud del reto, muy probablemente los estadounidenses declinarían tan generosa oferta.
Así que la única opción que tendrían sería construir el muro en la frontera; concentrar varias decenas de miles de agentes de la patrulla fronteriza y miembros de la guardia nacional en la misma; y mantener drones, aviones y helicópteros de manera permanente en ella, para evitar los masivos flujos de migrantes que intentarían entrar a los Estados Unidos desde México.
Claro que esta generosidad mexicana con los migrantes del mundo acabaría por colmar la paciencia de Washington (incluso de un gobierno demócrata); y las relaciones entre ambos países se hundirían rápidamente en acusaciones mutuas. Y tarde que temprano en las sanciones estadounidenses a nuestro país, como ya lo está haciendo Trump contra los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Ahora bien, si AMLO decide mantener la ambigua política de permitir la entrada de migrantes al país, prácticamente sin restricciones -lo que generará el incentivo para que lleguen millones de todo el mundo, esperando cruzar en algún momento a Estados Unidos; y a la vez, quedar bien con Washington, se tendrá que comprometer entonces a mantener a esos migrantes en México. Es decir, darles trabajo, subsidios, vivienda, educación, salud, etc. con objeto de que disminuya su deseo de pasar al otro lado.
Y esa política implicaría contar con cientos de miles de millones de pesos del presupuesto, lo que cortaría los fondos para los generosos programas sociales que AMLO ha prometido; así como para los proyectos de infraestructura que ha planteado.
Por ello, tendría que pedir prestados o a través de algún tipo de inversión, esos miles de millones de dólares a los Estados Unidos (y en menor medida a Canadá), para poder mantener a los migrantes en México, sin quebrar las finanzas del país.
Es factible que Washington y Ottawa pudieran aportar algo, pero las enormes cantidades que se requerirían para sostener a los millones de migrantes del todo el mundo que llegarán a México, no saldrán de la comunidad internacional, sino de los mexicanos. Y eso a la larga (y a lo mejor en el corto plazo), va a ocasionar insatisfacción y hasta odio hacia los migrantes de la mayor parte de la sociedad mexicana.

En fin, a ver qué camino toma la siguiente administración, en un tema que va a definir las relaciones entre los países en los próximos años; y que puede ocasionar guerras y disoluciones de sociedades nacionales enteras.

lunes, 22 de octubre de 2018

US warning to Latin America disrespectful
Source: Global Times Published: 2018/10/21
US Secretary of State Mike Pompeo visited Panama and Mexico last week. During his stay in Panama, he warned President Juan Carlos Varela about doing business with China and criticized Chinese State-owned enterprises that engage in "predatory economic activity."

First of all, Pompeo's accusation against Chinese investment is nothing new. Rex Tillerson, Pompeo's predecessor, blamed China and Russia for their "new imperial" role in Latin America before his tour of five Latin American countries in February this year.

Such a label seems "creative," but did not get due attention from the outside world. Comparatively, Pompeo's remarks are more direct.

Panama broke its diplomatic relations with Taiwan in June last year and established ties with China. Another two Latin American countries, El Salvador and the Dominican Republic, followed suit. This is their independent choice based on their national interests.

However, Washington is displeased about it. Last month it recalled its top diplomats in the three countries over their decisions to no longer recognize Taiwan, which, however, is obvious interference in these countries' sovereignty.

No matter whether it is Pompeo or Tillerson, their words entail contempt for the judgment of Latin American countries. Aren't these countries aware cooperation with China is on an equal footing and beneficial? Almost 200 years after the Monroe Doctrine speech in 1823, does the US still view itself as the instructor of Latin American countries?

The US attaches importance to the region, but at the same time, it sneezes at these countries. It highly values its strategic interests in Latin America but turns a blind eye to regional countries' independence, development, and their feelings. The US does not hide its disrespect for Latin American countries in its words and deeds. Not long ago, hundreds of children from Latin America were forced to separate from their parents and were held in cages at the Texas border.

For years, Latin American countries have been pursuing peace and development, on which, however, the US did not offer much support. Latin American countries depend on the US economy, but the US does not make the region rich and prosperous.

Most regional countries are disappointed with the US and want to shed themselves of US dependence and carry out normal diplomacy with other countries.

Relations between China and Latin America are based on mutual respect and equality. As China is winning trust and support from Latin America, the US feels lost and is trying to drive a wedge.

When a reporter from the Voice of America asked, "How do you convince Panama to turn down Chinese money? Does the United States have to sort of step up to the plate and do its own investment?" Pompeo's answer seemed out of focus. Obviously, the US has not thought of this question seriously. China is the largest trading partner of Chile, Argentina, Brazil, and Peru. Squeezing China out will generate irreparable losses in the region.

While Washington goes to great lengths fomenting dissension between China and Latin America, this reflects that its narrative has no place in the region. Latin American countries know how to weigh their interests.

Posted in: EDITORIAL

viernes, 19 de octubre de 2018

Honduran activists welcome Trump's threats to cut US aid
Activists and others have longed called for a cut in US military aid to Central American country over rights abuses.

Esquipulas, Guatemala - US President Donald Trump's threats against a caravan of thousands of Honduran migrants headed to the United States will not deter people from fleeing the Central American country, activists say, adding they would welcome a cut in US military and security aid to Honduran security forces.
"With regard to the threats of the United States government, I don't even think people listen to that," human rights activist Yessica Trinidad told Al Jazeera over the phone. 

"People leaving have no certainty as to whether or not they will arrive. It is like leaping into an abyss, but for them, it is better than living here," said Trinidad, coordinator of the Honduran Network of Women Human Rights Defenders.
The caravan set out Saturday from northwestern Honduras. More than 2,000 people reached Guatemala Monday after a standoff with Guatemalan police at the border. The caravan, now in waves at different points on the route, continues to grow, with some estimates putting it at more than 5,000.
On Thursday, Trump ramped up his threats against the caravan, tweeting that "in addition to stopping all payments to these countries, which seem to have almost no control over their population, I must, in strongest terms, ask Mexico to stop this onslaught - and if unable to do so I will call up the U.S. Military and CLOSE OUR SOUTHERN BORDER!"
Earlier in the week, he had threatened to cut aid to Honduras, Guatemala and El Salvador if the caravan wasn't stopped before it reached the US border.
The warnings came less than a week after the US, Mexico, El Salvador, Honduras, and Guatemala met in Washington for the second Conference on Prosperity and Security in Central America. As part of its Strategy for Central America, the US has committed about $2.6bn in aid to Central America for 2015 through 2018.
According to the Washington Office on Latin America (WOLA), US aid to Honduras totaled more than $181m last year. The category of security, the justice sector, and violence prevention received more funding than any other, without including funding for borders and drug control. Most of the aid is channeled through the Department of State and US Agency for International Development, but there was also $47m via the Department of Defense last year, according to WOLA. 
Adam Isacson, director of WOLA's defense oversight programme, said the number earmarked for this year is likely to close to that of 2017. The organization has not yet been able to obtain country breakdowns of regional security funding but does not expect the final tally will be a big shift from last year.
Isacson said Trump's comments show he does not understand how aid works.
"Trump's tweets betray that our president actually thinks that US aid is a big cash transfer to those countries like we're just giving them money. And I think a lot of people think that" he told Al Jazeera over the phone. 
"The president's tweets seem to [suggest] that you're just turning off a cash spigot and there's this river of cash flowing to Honduras," Isacson said.

"But of course not a dime goes to Honduras because of the fear it will be stolen. It's all in kind. It's all training or technical services or contractors or equipment for specific things," he said.
In addressing the caravan on Wednesday, Honduran President Juan Orlando Hernandez said: "Irregular migration has been going on for decades." 
"Since 2014, we decided to deal with structural issues that generate migration. Much has been achieved but we know that there is much for us to continue to do because these are historical problems," Hernandez said. 
Human rights violations 
Many human rights activists in Honduras and in the US have expressed concern over the way the Hernandez government has addressed insecurity. They've advocated for years for initiatives that would cut, freeze, or condition US security aid to Honduras.
Honduran police and military forces have been involved in serious human rights violations over the years, according to national and international human rights organizations.
General elections last November that resulted in the contentious reelection of president Juan Orlando Hernandez took place amid widespread allegations of election fraud. Security forces killed more than two dozen people during state crackdowns on protests, according to human rights groups.
Trump would be doing Hondurans a favor if he cut off aid to their government, Trinidad said. 
"The aid that the US government gives Honduras is invested precisely in the failed security policy," she said.
Honduran human rights and other civil society organizations have been meeting to sort out how they can best assist in the struggle to safeguard the rights of the people on the move, as hundreds of more Honduras continue to attempt to leave the country and join the caravan making its way through Guatemala.
Trinidad's organization and other Honduran human rights groups do not consider the exodus to be immigration, she said.
"For us, this is forced displacement. People are fleeing the country. They are fleeing the constant human rights violations but also different kinds of violence," she said.
Human rights violations are also occurring in the context of the migrant caravan, said Trinidad, highlighting the Honduran police actions to block hundreds of Hondurans from leaving through border crossings with Guatemala and El Salvador in order to make their way up to the first wave of the caravan. 
"They cannot keep people in the country by force," said Trinidad, highlighting the right to freedom of movement, particularly between Honduras and its neighbors.
'Scapegoating immigrants, refugees'
Honduran human rights groups' long-standing concerns about the actions of security forces are shared by many in the US, including congressional representatives.
Major points of concern have been a 2009 military coup, a 2012 massacre of four indigenous locals during a DEA-assisted drug raid in the Moskitia region, the 2016 murder of prominent Honduran indigenous and social movement activist Berta Caceres, and the violent crackdown on post-election protests in 2017 and this year.
A proposed bill in US Congress would, if passed, suspend all security aid to Honduras and veto any multilateral loans to the country's military and police forces. The bill, called the Berta Caceres Human Rights Act, now has 70 House co-sponsors. 
"We should have cut off military aid to Honduras a long time ago, but for very different reasons. Their complete disregard for worker rights, indigenous rights, and individual freedoms are unacceptable in an ally of the United States," House Representative Jan Schakowsky, a co-sponsor of the Berta Caceres Human Rights Act, said Thursday in a statement.
Hondurans are fleeing dire economic conditions and a repressive, anti-democratic president supported by Trump and the State Department, said Schakowsky. 

"Instead of admitting some responsibility in creating the violent situation in Honduras, President Trump is yet again scapegoating immigrants and refugees," she said. "He is painting a picture of this migrant caravan as a threat to our national security instead of the desperate group of refugees that they are." 

jueves, 18 de octubre de 2018


Jobs Are No Excuse for Arming a Murderous Regime

If the Saudi government is indeed behind the murder of journalist Jamal Khashoggi there should be consequences – political, military, economic, and reputational.
Unfortunately, President Trump begs to differ. His reaction to questions about whether the United States would cut off arms sales to Saudi Arabia if Riyadh is proven to be behind the killing of Khashoggi has been to say that he does not want to jeopardize the alleged $110 billion in arms deals his administration has struck with the Saudi regime, and the U.S. jobs that come with them.
In his recent interview with CBS 60 Minutes, Trump specifically cites the needs of US weapons manufacturers as reasons to keep US arms flowing to the Saudi regime, even if it ends up being responsible for the murder of Khashoggi:
They are ordering military equipment. Everybody in the world wanted that order. Russia wanted it, China wanted it, we wanted it…I tell you what I don’t wanna do. Boeing, Lockheed, Raytheon, all these [companies]…I don’t wanna hurt jobs. I don’t wanna lose an order like that.
Trump tells CBS’s Leslie Stahl that “there are other ways of punishing” Saudi Arabia without cutting of US arms sales, but he fails to specify what those might be.
Regardless of what ultimately happened to Khashoggi, continuing US arms sales and military support to Saudi Arabia under current circumstances is immoral. Jobs should not be an excuse to arm a murderous regime that not only may be behind the assassination of a US resident and respected commentator but is responsible for thousands of civilian casualties in its three-and-one-half-year military intervention in Yemen – the majority killed with U.S-supplied bombs and combat aircraft and US refueling and targeting assistance.
The Khashoggi case merely underscores the approach of Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman, the power behind the throne in Riyadh who is the most ruthless and reckless leader in Saudi history. Rep. Ted Lieu (D-CA), one of a growing list of congressional critics of the regime, has asserted that the actions of the Saudi/UAE coalition in Yemen “look like war crimes.” And the impacts go well beyond the indiscriminate air strikes that have targeted hospitals, civilian market places, funerals, a wedding, and most recently aschool bus carrying 40 children. Saudi Arabia and the UAE are also spearheading a partial blockade that has made it extremely difficult to get urgently need humanitarian assistance to Yemenis who desperately need it, putting millions of people on the brink of starvation. And their bombings of water treatment plants and other civilian infrastructure are responsible for the most serious outbreak of cholera in recent memory, a totally preventable consequence of the war.
Even if it were acceptable to favor jobs over human rights in this case, the economic benefits are in fact marginal. Trump strongly implies that if the United States were to cut off arms sales to Saudi Arabia, the $110 billion arms “deal” he has made with Riyadh would be in jeopardy. But as the fact checker for The Washington Post has pointed out, the idea that there ever was a $110 billion arms deal is “fake news.” It is a public relations figure cooked up by the Trump administration that combines offers made under the Obama administration, a few new deals, and a long wish list of sales that may never materialize.
In reality, since Trump took office, Saudi Arabia has signed commitments for about $14.5 billion in US weaponry, only slightly more than 10% of the $110 billion figure Trump boasts about at every opportunity.
To cite one pertinent example, the precision-guided bomb sale to Saudi Arabia that the Trump administration green-lighted last year will support at most a few thousand jobs in an economy that employs over 125 million people.
Military procurement generates fewer jobs than virtually any other form of economic activity, and many of the jobs associated with US arms sales are created overseas in the purchasing nation as a condition of the sale. For example, as part of Mohammed bin Salman’s much-touted economic plan, the goal is to have a full 50% of the work generated by Saudi arms imports done in the kingdom by 2030. US firms are already jumping to comply with this mandate by setting up subsidiaries in Saudi Arabia and signing off on the assembly of U.S.-supplied weapons there.
Trump’s claim that Russia or China will quickly swoop in to grab any arms deal the United States declines to conclude with the Saudi regime is also suspect. The Saudi arsenal is heavily dependent on US and UK-supplied weaponry. It would take many years and tens of billions of dollars to change course in any meaningful way – money that Riyadh can ill afford as it hemorrhages money for its brutal war in Yemen and tries to cope with unstable oil prices. It’s always possible that the Saudi military would make a token purchase from Russia or China to send a signal, but the idea that the United States would lose out on a huge volume of arms sales as a result is unlikely in the extreme.
There are other ways to promote jobs in the United States that do not involve accepting blood money from the Saudi regime. Congress should not be dissuaded from doing the right thing due to false claims about the economic benefits of the U.S.-Saudi arms trade.
The ball is now in the congressional court, where bipartisan opposition to the Trump administration’s cozy relationship with Saudi Arabia is growing. Most recently the House is seeking to end US support for the Saudi-led war in Yemen under the War Powers Resolution, an effort led by Mark Pocan (D-WI), Ro Khanna (D-CA), and Adam Smith (D-WA) and co-sponsored by a bipartisan group of dozens of their colleagues. There will also be strong opposition to a long-discussed sale of precision-guided US bombs to Saudi Arabia and the United Arab Emirates once it comes up for formal consideration.
The case of Jamal Khashoggi is just one of many reasons for the United States to distance itself from the Saudi regime. The time to act is now.

William D. Hartung is the director of the Arms and Security Project at the Center for International Policy and the author of Prophets of War: Lockheed Martin and the Making of the Military-Industrial Complex. Originally published in Lobelog. Reprinted with permission from Foreign Policy in Focus.