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Zapata

lunes, 29 de octubre de 2018

HISTÉRICOS LOS OLIGARCAS Y SUS JILGUEROS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Pensaron que ya tenían en la bolsa (y no precisamente en la de valores) a López Obrador (AMLO); que iba a seguir a pie juntillas la política económica neoliberal; que iba a seguir los “consejos” de los oligarcas que han sido dueños de México desde el alemanismo (con un pequeño intervalo en que no pudieron hacerlo del todo, durante el gobierno de Luis Echeverría); que el miedo a los “mercados”[1]; y, los muchos nuevos “aliados” prianistas y verdes del presidente electo, ayudarían a que siguiera inalterado el poder y los privilegios de las mismas élites que han mantenido hundido al país durante décadas.
En resumidas cuentas, que el triunfo de AMLO y Morena el pasado primero de julio no significaba nada. Todo seguiría igual, y sólo tendrían que tolerar una que otra política pública “populista”, para mantener controladas a las bases obradoristas.
Y pensaron que lo de la consulta del aeropuerto era sólo para zafarse de una promesa de campaña, pero la obra en Texcoco continuaría.
Pero resulta que AMLO sabe muy bien que si sigue por el rumbo que le marcan los oligarcas y sus nuevos aliados, muy pronto irá perdiendo la confianza de quienes votaron por él, precisamente para cambiar las políticas fracasadas de las últimas décadas (fracasadas para la mayoría de la población, pero no para las minorías privilegiadas); no lo apoyaron para que continuara todas y cada una de esas políticas dirigidas a saquear y explotar los recursos naturales y financieros del país; y explotar, ignorar o reprimir, según conviniera, a la mayoría de la población.
Los oligarcas y los pagados comentócratas de sus medios de comunicación, están atacando con todo a AMLO por la consulta sobre el aeropuerto; por el anunciado cambio en la política petrolera, que fue diseñada para convertir a México en importador de productos refinados, y así mantenerlo dependiente de su principal proveedor, Estados Unidos, que ahora incluso le vende a nuestro país petróleo crudo; su invitación a Maduro (obligada pues es un Jefe de Estado de un país con el que se mantienen relaciones diplomáticas, a pesar del vasallaje del gobierno de Peña al de Estados Unidos en este tema), para la toma de posesión el primero de diciembre, etc.
Aún no toma posesión AMLO y la “supuesta luna de miel” con estos depredadores ya terminó, porque están acostumbrados a ordenarle a los presidentes, que vienen a ser sólo sus empleados; porque están acostumbrados a que decisiones que afectan a millones (por lo general de manera negativa), las toman ellos, sin consultar a nadie y se las imponen a sus subordinados en el gobierno; porque no desean que los recursos del país queden fuera de su control, ni que mínimamente la gente pueda participar en las grandes decisiones que impactan su vida y la de sus hijos.
López Obrador, con la consulta del aeropuerto (sea que ya no se construya en Texcoco o se mantenga ahí); con su intención de hacer a México autosuficiente en energía y en alimentos, quebrando así los negocios de importación en ambos sectores, que han generado fortunas incalculables entre políticos corruptos, empresarios consentidos y trasnacionales; y, controlando el gasto público, fuente de una corrupción gigantesca, que ha enriquecido a traficantes de influencias, grupos políticos y al crimen organizado; les está trastornando su esquema de dominio y enriquecimiento. Y eso los tiene histéricos. Fuera de sí.
Justamente eso fue lo que hicieron en Sudamérica, Lula, Chávez, los Kirchner, Evo Morales y Correa[2]; y, por eso las oligarquías locales, las clases medias “americanizadas”, las trasnacionales y la potencia hegemónica han lanzado desde hace 5 años, toda una estrategia de desestabilización y golpismo, nada disfrazado, contra esos gobiernos; que les ha dado resultado en Brasil, Argentina y Ecuador; pero aún no han logrado su cometido en Venezuela y Bolivia.
El objetivo es demonizar y acorralar política, económica y mediáticamente a cualquier gobierno que pretenda desarrollar políticas en favor de la mayoría de la población; que no sigan como zombies lo que ordenen los organismos financieros internacionales, “los mercados” y las trasnacionales; y que no sean unos títeres de los oligarcas locales y de sus subordinadas subclases políticas corruptas, asociadas al crimen organizado.
AMLO ha querido tenderles la mano a estos depredadores, esperando poder encontrar algunos puentes de entendimiento; pero esta gente sólo entiende de beneficios incalculables únicamente para ellos y explotación y ninguneo para la población. De ahí que todo indica que el nuevo gobierno va a enfrentar una arremetida similar a la que sufrieron los gobiernos progresistas de América Latina; y ello va a obligar a AMLO a movilizar a sus bases y ojalá, a establecer una alianza con las fuerzas armadas nacionalistas del país (que todavía hay; no todos son subordinados del Comando Norte de Estados Unidos), para defender sus políticas económicas y sociales; y evitar que los grupos poderosos de siempre intenten derrocarlo, ya sea con juicios inventados por una supuesta fiscalía independiente; o por una parte de las fuerzas armadas, que acepte convertirse en el ariete de los oligarcas y de la potencia hegemónica.





[1] Un grupúsculo de manipuladores de las bolsas y los directores de los bancos centrales de los principales países del mundo, que dictan los destinos de la economía mundial a su antojo.
[2] Sacaron a millones de la pobreza y no se dejaron manipular por los oligarcas locales, los organismos financieros internacionales, ni Estados Unidos. Pero su dependencia en los precios internacionales de las materias primas, que se vinieron abajo, sucesores con menos carisma que los iniciadores de estos gobiernos (Chávez-Maduro, Lula-Dilma; Néstor-Cristina), y la corrupción de los aliados incómodos de estos gobiernos (muchos políticos logreros y empresarios que se subieron al carro ganador, para aprovecharse; algo que le puede suceder a AMLO si no toma distancia a tiempo de ciertas alianzas incómodas), debilitaron sus gestiones y permitieron que la arremetida fascista y ultraconservadora, los sacara del poder.

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