LOS PALESTINOS
Hubiéramos
querido titular este artículo como “Palestina”, pero la realidad es que la
posibilidad de que exista un país con ese nombre se ha diluido casi por
completo, debido a tres razones principales:
1.- El apoyo
continuo (militar, político-diplomático y a través de los medios de
comunicación) de las principales potencias mundiales (la extinta URSS reconoció
inmediatamente al Estado de Israel en 1948), principalmente de Occidente
(Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Australia, etc.), a
la creación del Estado de Israel; a la expulsión de una parte relevante de la
población palestina de sus territorios; y, a la continua expansión de los
asentamientos ilegales judíos en las que eran las tierras de los palestinos (la
política israelí de “hechos consumados”, violando continuamente el Derecho Internacional
y las resoluciones de las Naciones Unidas[1] sobre este tema), sin
sufrir ningún tipo de sanción por ello de parte de la comunidad internacional.
2.- La
desunión y traición de diversos países que apoyaban la causa palestina,
principalmente los que conformaron la Liga de Estados Arabes[2], que debido a sus ambiciones
geopolíticas, problemas internos (étnicos, religiosos, políticos, sociales,
económicos), enfrentamientos (incluso armados) entre ellos y clara división de
objetivos en relación a la región de Oriente Medio en su conjunto y las alianzas
con las grandes potencias de la época, y en específico, al conflicto
israelí-palestino; han terminado por abandonar en su mayoría a los palestinos,
e incluso han acabado aliándose con Israel (Egipto, Jordania y recientemente
los Emiratos Árabes Unidos; creciente cercanía de Arabia Saudita, Bahréin, Omán
y Kuwait).
3.-
Divisiones internas en el liderazgo palestino (la más visible y profunda ha
sido la de la Autoridad Palestina y Hamas), mala administración y gobierno
ineficaz por parte de ellas; así como instigación de los servicios de
inteligencia israelíes para profundizar dichas divisiones y problemas y lograr
cooptar palestinos desesperados o traidores a su causa.
Ante el
abandono casi completo de la comunidad internacional (más allá de la retórica
vacía de algunos países europeos y de la propia Liga Arabe) a la causa
palestina, con sólo unos pocos países aún comprometidos (Irán, Turquía, Qatar),
las opciones que les quedan a los palestinos, son escasas, riesgosas y casi sin
posibilidad de lograr el éxito, antes de que el gobierno de Netanyahu cumpla su
amenaza de anexionarse el 30% de la Cisjordania palestina, lo que seguramente
sólo será el inicio de la anexión completa de la misma, pues el establecimiento
de los “bantustanes”[3] incluidos en el plan del
gobierno de Donald Trump, terminarían por completo con la ilusión de un Estado
Palestino independiente, pues lo que se crearían serían una serie de “reservaciones”[4], al estilo de las que inventaron
los propios estadounidenses para los pueblos originarios de Norteamérica, y que
han provocado la casi extinción de dichos pueblos.
Si los
palestinos acaban por aceptar el plan de Trump[5] (realmente el plan de
Netanyahu, pues fueron los israelíes los que lo redactaron y afinaron), se les
acabaría por completo cualquier tipo de autonomía, ya no digamos de
independencia, pues sus “reservaciones” desconectadas unas de otras,
dependiendo en buena medida de la buena voluntad y de las exigencias israelíes
para su funcionamiento y gobierno, y especialmente de las donaciones y ayuda
económica de Occidente y de los estados de la Liga Arabe que decidan aportar,
terminarían languideciendo, siendo olvidadas por europeos, norteamericanos, árabes, etc. y con ello
Israel podría ejercer a placer las presiones y violaciones sistemáticas a los
derechos humanos palestinos, para ir obligándolos, poco a poco, a desistir de
seguir viviendo en esas tierras, empujándolos a una emigración forzada a los
otros países de la región, a Africa y Europa, para finalmente quedarse con su territorio; lo que siempre ha sido el objetivo de todos los gobiernos
israelíes.
Por ello,
esta opción, que por cierto es la única que les da el gobierno estadounidense,
y aunque no lo acepten abiertamente, también los europeos, es un suicidio
lento, pero seguro de los palestinos.
Una segunda
opción es mantener la ficción de que existe Palestina; es decir la Autoridad
Palestina en Cisjordania y Hamas en Gaza. No se aceptaría formalmente el plan
estadounidense-israelí, con lo que los prometidos recursos económicos del mismo
no llegarían; y por el contrario las sanciones, bloqueos económicos y continua
represión militar por parte de Israel, se incrementarían.
Todo ello
seguramente llevaría a nuevos levantamientos populares palestinos (intifada[6]); creciente represión
israelí; condenas vacías de la comunidad internacional; más traiciones y
abandono de parte de los países árabes y musulmanes; mayor aislamiento
palestino y la posibilidad de masacres de las fuerzas armadas israelíes contra
los palestinos, sin enfrentar ningún tipo de castigo por parte de la comunidad
internacional.
Se lograría
una mayor visibilidad del problema, pero con escasas posibilidades de que la
comunidad internacional cambie su posición de pasividad, conformismo y
verdadero terror a los ataques mediáticos de los poderosos lobbies pro-Israel
que dominan los medios de comunicación de las principales potencias de
Occidente y de sus países vasallos.
Por último,
la opción pacifista sería asumir una estrategia de continuas protestas
pacíficas, al estilo Gandhi, con huelgas, marchas, bloqueos pacíficos de vías de
comunicación, impulso del boicot (el movimiento Boycot, Divestment and
Sanctions, BDS)[7]
a los productos, servicios y actividades de todo tipo en los territorios
ocupados; ampliar las organizaciones no gubernamentales pro palestinas; los
sitios de internet favorables a dicha causa; lanzar al mundo a activistas,
intelectuales, que den a conocer la situación, etc.
Y todo ello,
manteniendo el gobierno palestino su posición de rechazo al plan de
Trump-Netanyahu, pero evitando todo tipo de acciones violentas. Ello debería
incluir a Hamas y Hezbolah.
Por supuesto
esta estrategia es de largo plazo, sumamente riesgosa pues los israelíes
estarían atacando, provocando y buscando continuamente respuestas violentas de
parte de los palestinos para así seguir justificando la represión y la
violación a los derechos humanos que cometen continuamente; la permanente campaña
de los medios manejados internacionalmente por los sionistas, descalificando
por completo a los palestinos; etc.
Pero todo
ello de todas formas sucede y va a seguir sucediendo; y está claro que las
respuestas a la violencia israelí, sólo dan más justificación a los gobiernos
de Tel Aviv para mantener su estrategia de ahogamiento de los palestinos, para
que emigren y así quedarse con sus tierras.
Una
estrategia pacifista, que requeriría una disciplina, unión y organización de
todo el pueblo palestino, algo mucho muy difícil de lograr, provocaría
reacciones de desprecio y crítica continuas de los pueblos del mundo a las
aberrantes acciones de los israelíes, y por más que su monstruoso aparato de propaganda
insistiera en que todos los palestinos son unos terroristas y sólo quieren acabar
con Israel, después de uno, dos, tres años de no violencia palestina, y
continua represión israelí, la verdad iría surgiendo, a pesar de todo el poder
político, económico y militar que acumulan los sionistas y sus subordinados.
Obviamente
una estrategia así implicaría muchísimo dolor y muertes para los palestinos
(todavía más de las que ya han sufrido), pero las otras opciones son mucho peores,
y esas sí aseguran su extinción como pueblo. Esta al menos tiene una leve
oportunidad de funcionar en el largo plazo. ¿Cuál será el camino que elijan los
dirigentes palestinos?
[3]
bantustán
m. polít. Territorio reservado a los negros sudafricanos en función de su pertenencia lingüística y
étnica. Ocupan alrededor del 13% del territorio sudafricano. Sudáfrica creó este tipo de
confinamientos para reforzar su política de apartheid. La desaparición legal del apartheid en 1992 transformó la política sudafricana en relación con los bantustanes.
[6]
Agitación; levantamiento.
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