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Zapata

martes, 18 de agosto de 2020


LOS PALESTINOS
Hubiéramos querido titular este artículo como “Palestina”, pero la realidad es que la posibilidad de que exista un país con ese nombre se ha diluido casi por completo, debido a tres razones principales:
1.- El apoyo continuo (militar, político-diplomático y a través de los medios de comunicación) de las principales potencias mundiales (la extinta URSS reconoció inmediatamente al Estado de Israel en 1948), principalmente de Occidente (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Australia, etc.), a la creación del Estado de Israel; a la expulsión de una parte relevante de la población palestina de sus territorios; y, a la continua expansión de los asentamientos ilegales judíos en las que eran las tierras de los palestinos (la política israelí de “hechos consumados”, violando continuamente el Derecho Internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas[1] sobre este tema), sin sufrir ningún tipo de sanción por ello de parte de la comunidad internacional.
2.- La desunión y traición de diversos países que apoyaban la causa palestina, principalmente los que conformaron la Liga de Estados Arabes[2], que debido a sus ambiciones geopolíticas, problemas internos (étnicos, religiosos, políticos, sociales, económicos), enfrentamientos (incluso armados) entre ellos y clara división de objetivos en relación a la región de Oriente Medio en su conjunto y las alianzas con las grandes potencias de la época, y en específico, al conflicto israelí-palestino; han terminado por abandonar en su mayoría a los palestinos, e incluso han acabado aliándose con Israel (Egipto, Jordania y recientemente los Emiratos Árabes Unidos; creciente cercanía de Arabia Saudita, Bahréin, Omán y Kuwait).
3.- Divisiones internas en el liderazgo palestino (la más visible y profunda ha sido la de la Autoridad Palestina y Hamas), mala administración y gobierno ineficaz por parte de ellas; así como instigación de los servicios de inteligencia israelíes para profundizar dichas divisiones y problemas y lograr cooptar palestinos desesperados o traidores a su causa.
Ante el abandono casi completo de la comunidad internacional (más allá de la retórica vacía de algunos países europeos y de la propia Liga Arabe) a la causa palestina, con sólo unos pocos países aún comprometidos (Irán, Turquía, Qatar), las opciones que les quedan a los palestinos, son escasas, riesgosas y casi sin posibilidad de lograr el éxito, antes de que el gobierno de Netanyahu cumpla su amenaza de anexionarse el 30% de la Cisjordania palestina, lo que seguramente sólo será el inicio de la anexión completa de la misma, pues el establecimiento de los “bantustanes”[3] incluidos en el plan del gobierno de Donald Trump, terminarían por completo con la ilusión de un Estado Palestino independiente, pues lo que se crearían serían una serie de “reservaciones”[4], al estilo de las que inventaron los propios estadounidenses para los pueblos originarios de Norteamérica, y que han provocado la casi extinción de dichos pueblos.
Si los palestinos acaban por aceptar el plan de Trump[5] (realmente el plan de Netanyahu, pues fueron los israelíes los que lo redactaron y afinaron), se les acabaría por completo cualquier tipo de autonomía, ya no digamos de independencia, pues sus “reservaciones” desconectadas unas de otras, dependiendo en buena medida de la buena voluntad y de las exigencias israelíes para su funcionamiento y gobierno, y especialmente de las donaciones y ayuda económica de Occidente y de los estados de la Liga Arabe que decidan aportar, terminarían languideciendo, siendo olvidadas por europeos, norteamericanos, árabes, etc. y con ello Israel podría ejercer a placer las presiones y violaciones sistemáticas a los derechos humanos palestinos, para ir obligándolos, poco a poco, a desistir de seguir viviendo en esas tierras, empujándolos a una emigración forzada a los otros países de la región, a Africa y Europa, para finalmente quedarse con su territorio; lo que siempre ha sido el objetivo de todos los gobiernos israelíes.
Por ello, esta opción, que por cierto es la única que les da el gobierno estadounidense, y aunque no lo acepten abiertamente, también los europeos, es un suicidio lento, pero seguro de los palestinos.
Una segunda opción es mantener la ficción de que existe Palestina; es decir la Autoridad Palestina en Cisjordania y Hamas en Gaza. No se aceptaría formalmente el plan estadounidense-israelí, con lo que los prometidos recursos económicos del mismo no llegarían; y por el contrario las sanciones, bloqueos económicos y continua represión militar por parte de Israel, se incrementarían.
Todo ello seguramente llevaría a nuevos levantamientos populares palestinos (intifada[6]); creciente represión israelí; condenas vacías de la comunidad internacional; más traiciones y abandono de parte de los países árabes y musulmanes; mayor aislamiento palestino y la posibilidad de masacres de las fuerzas armadas israelíes contra los palestinos, sin enfrentar ningún tipo de castigo por parte de la comunidad internacional.
Se lograría una mayor visibilidad del problema, pero con escasas posibilidades de que la comunidad internacional cambie su posición de pasividad, conformismo y verdadero terror a los ataques mediáticos de los poderosos lobbies pro-Israel que dominan los medios de comunicación de las principales potencias de Occidente y de sus países vasallos.
Por último, la opción pacifista sería asumir una estrategia de continuas protestas pacíficas, al estilo Gandhi, con huelgas, marchas, bloqueos pacíficos de vías de comunicación, impulso del boicot (el movimiento Boycot, Divestment and Sanctions, BDS)[7] a los productos, servicios y actividades de todo tipo en los territorios ocupados; ampliar las organizaciones no gubernamentales pro palestinas; los sitios de internet favorables a dicha causa; lanzar al mundo a activistas, intelectuales, que den a conocer la situación, etc.
Y todo ello, manteniendo el gobierno palestino su posición de rechazo al plan de Trump-Netanyahu, pero evitando todo tipo de acciones violentas. Ello debería incluir a Hamas y Hezbolah.
Por supuesto esta estrategia es de largo plazo, sumamente riesgosa pues los israelíes estarían atacando, provocando y buscando continuamente respuestas violentas de parte de los palestinos para así seguir justificando la represión y la violación a los derechos humanos que cometen continuamente; la permanente campaña de los medios manejados internacionalmente por los sionistas, descalificando por completo a los palestinos; etc.
Pero todo ello de todas formas sucede y va a seguir sucediendo; y está claro que las respuestas a la violencia israelí, sólo dan más justificación a los gobiernos de Tel Aviv para mantener su estrategia de ahogamiento de los palestinos, para que emigren y así quedarse con sus tierras.
Una estrategia pacifista, que requeriría una disciplina, unión y organización de todo el pueblo palestino, algo mucho muy difícil de lograr, provocaría reacciones de desprecio y crítica continuas de los pueblos del mundo a las aberrantes acciones de los israelíes, y por más que su monstruoso aparato de propaganda insistiera en que todos los palestinos son unos terroristas y sólo quieren acabar con Israel, después de uno, dos, tres años de no violencia palestina, y continua represión israelí, la verdad iría surgiendo, a pesar de todo el poder político, económico y militar que acumulan los sionistas y sus subordinados.
Obviamente una estrategia así implicaría muchísimo dolor y muertes para los palestinos (todavía más de las que ya han sufrido), pero las otras opciones son mucho peores, y esas sí aseguran su extinción como pueblo. Esta al menos tiene una leve oportunidad de funcionar en el largo plazo. ¿Cuál será el camino que elijan los dirigentes palestinos?


[3] bantustán 

m. polít. Territorio reservado a los negros sudafricanos en función de su pertenencia lingüística y étnica. Ocupan alrededor del 13% del territorio sudafricano. Sudáfrica creó este tipo de 
confinamientos para reforzar su política de apartheid. La desaparición legal del apartheid en 1992 transformó la política sudafricana en relación con los bantustanes.
[6] Agitación; levantamiento.

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