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Zapata

jueves, 17 de septiembre de 2015

ESTADOS UNIDOS CONTRA EL MUNDO

Cada vez resulta más atemorizante escuchar a esos precandidatos republicanos que buscan la nominación de su partido para la contienda por la presidencia el próximo año.
Ayer fue el segundo debate entre los 11 que tienen más puntos en las encuestas (antes se había realizado el de los 4 con menos puntaje: Rick Santorum, Lindsay Graham, George Pataki y Bobby Jindal), organizado por la CNN.
Caben varias reflexiones sobre lo que se desprende de las respuestas a distintas preguntas realizadas por los moderadores a los precandidatos, y por sus declaraciones sobre diversos temas.

Primero: Está claro que Mike Huckabee, Marco Rubio, Ted Cruz, Chris Christie y Carly Fiorina tienen un "cordón umbilical" con sus donadores y patrocinadores pro israelíes, pues constantemente se refirieron a la necesidad de proteger, ayudar y apoyar incondicionalmente a Israel; incluso llegando al extremo de Carly Fiorina señalando que lo primero que haría al llegar a la Oficina Oval de la Casa Blanca sería "llamar por teléfono a mi amigo Bibi Netanyahu", dando a entender que no dará un paso o tomará una decisión sin antes consultarlo con quien parece ser el verdadero jefe de ella y de estos precandidatos señalados antes. 
Esto refleja el nivel de condicionamiento (no sólo financiero, sino incluso mental), que estas personas tienen con el lobby pro Israel, que con ello demuestra el nivel de dominio que tiene sobre el establecimiento republicano en materia de política exterior y seguridad de Estados Unidos hacia el Medio Oriente, y el porqué de su frustración y enojo al no haber podido doblar a Obama en el caso del acuerdo nuclear con Irán, ni en la propuesta para bombardear al ejército sirio, a lo que Obama se ha negado consistentemente.

Segundo: A excepción de Rand Paul, todo el resto de los precandidatos está atrapado en la narrativa neoconservadora sobre la necesidad de enfrentar prácticamente todos los problemas y crisis internacionales a través de la proyección del poderío militar, de la intimidación y de provocar miedo en el resto del mundo (aunque ellos esconden este objetivo con el concepto de liderazgo y de "hacer que los respeten").
Esta manera de lidiar con el resto del mundo refleja el enorme temor que los republicanos en general tienen hacia "el otro", hacia "el diferente", por un lado; y por otro, su gran inseguridad en las propias fortalezas, pues prácticamente ven al mundo como un riesgo, un peligro, y no como una oportunidad. En su mente sólo existe la posibilidad de dominar o de lo contrario ser dominados. No parece haber opciones de cooperación, complementariedad, ayuda, multilateralismo, etc. Para ellos la "excepcionalidad", "el liderazgo", "la fortaleza" de Estados Unidos, radica en subordinar al resto del mundo a sus designios; cualquier cosa menos que eso es el desastre, "la debilidad", prácticamente la destrucción del país. Esa forma de ver el mundo sólo va a llevar a más confrontaciones, guerras y destrucción, en caso de que cualquiera de estas personas llegue a la presidencia de los Estados Unidos.

Tercero: Su desconocimiento del mundo, de otras culturas, de las realidades que se viven en distintas latitudes, es pasmosa. Son unos aldeanos, que sólo conocen el mundo a través de la interesada mirada de los medios de comunicación de su propio país (el mismo Donald Trump lo acepta sin ambages; él se documenta leyendo las revistas, viendo los programas de televisión), y a excepción de Jeb Bush y Marco Rubio que hablan español (quizás Ted Cruz lo entienda algo), no conocen otro idioma, y por lo tanto desconfían de aquellas personas que pueden comunicarse en distintas lenguas (el caso Trump es paradigmático nuevamente, pues ha criticado a Bush por contestar preguntas en español).

Cuarto: A excepción de John Kasich y Ben Carson, y en alguna medida Rand Paul y Jeb Bush, el resto no parece tener ninguna intención de entenderse, o al menos de intentar entenderse, con los demócratas, pues están dispuestos a desbaratar todo lo que haya logrado Obama en política exterior (acuerdo con Irán, reanudación de relaciones con Cuba, retiro de tropas de Irak y en alguna medida de Afganistán, etc.), o interior (propuesta para detener las deportaciones a jovenes estudiantes indocumentados, reforma al sistema de salud, aceptación de uso de marihuana para fines recreacionales en varios estados, etc.).

Quinto: En materia económica no hay claridad sobre lo que harán en materia de tratados comerciales y de servicios, como los que se están negociando con Europa (TTIP) y con varios países de la Cuenca del Pacífico (TPP), pues mientras Trump ha amagado con aumentar tarifas en materia de comercio exterior a los países con los que Estados Unidos tiene déficit comercial (China, Japón, México), los otros candidatos no han externado abiertamente cuál será su parecer respecto a dichos tratados o a la postura de Trump.
Así también, ninguno ha señalado cómo abatirá la deuda (19 millones de millones de dólares), y en materia fiscal existen diversas propuestas, todas con la intención de simplificar el cobro de impuestos, pero unos poniendo el énfasis en cobrar impuestos progresivos (Trump) y otros en impuestos al consumo (Huckabee).

En suma, temor hacia el mundo, disfrazado de "fortaleza"; desconocimiento de las realidades internacionales, expresado en desprecio hacia lo diferente; falta de claridad para retomar el camino del crecimiento económico y ninguna propuesta firme para rescatar a los grupos más desfavorecidos de la sociedad norteamericana (que crecen día a día), de su situación.

Y por supuesto, sigue resultando grave para México que se le vea como una de las "causas" de los problemas de Estados Unidos (migración indocumentada, grupos criminales, déficit comercial, pérdida de empleos por relocalización de industrias; incluso temor a "mexicanización" en materia cultural), y por ello se pretendan instrumentar políticas que afectaran, no a la subclase política corrupta y subordinada mexicana, ni a sus socios criminales y empresariales que son los que se aprovechan del sistema económico depredador y excluyente que existe en el país, sino a la mayoría de la población que sufrirá en carne propia la ira de estos "talibanes occidentales", fundamentalistas y xenófobos, que tratan de culpar al mundo de las barbaridades y errores que las propias élites política y económica de Estados Unidos han cometido a lo largo de décadas.

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