Trump (no Peña) nombró a Videgaray como secretario de
Relaciones Exteriores del pelele presidente mexicano, porque sabe que ya lo tiene
en la bolsa su sionista yerno, Jared Kushner y será el representante de Trump
en México; Videgaray será el embajador del trumpismo en nuestro país.
Es decir, va a ser el encargado de apagar cualquier fuego
nacionalista o soberanista, que por tímido que sea, pretenda surgir en el seno
del vasallo, corrupto e incompetente gobierno mexicano y de la subclase
política.
Su función real no es tratar de convencer a Trump de las
bendiciones del NAFTA o de que México no pague el muro, o de que no se deporte
a millones de connacionales; no, su función va a ser bajarle aún más la guardia
a los mexicanos, desde dentro, para que Trump y su gobierno puedan asestarle a
placer todos los golpes que quieran, como quieran y a la hora que quieran.
Videgaray es el “caballo de Troya” para acabar de tomar la
plaza (y de paso, defender como perro rabioso al régimen racista de Israel) y
evitar que en un arranque de locura, a Peña o a alguien en su gobierno se le
ocurra defender la soberanía y los intereses del pueblo de México.
Además, Videgaray ha demostrado que es el eslabón principal de
los oligarcas mexicanos y de las élites de Washington y Nueva York para
manipular a su antojo a Peña; como al parecer el yerno Kushner maneja a su
antojo a Trump.
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