Como se esperaba Donald Trump reiteró en su discurso de toma
de posesión, las mismas líneas políticas que desarrolló durante la campaña
electoral, subrayando el nacionalismo, el proteccionismo y las críticas al
establecimiento político de Washington.
Para México ya hay señales claras (en la página oficial de la
Casa Blanca), así como en las comparecencias para su confirmación por el
Senado, de los miembros del gabinete de Trump, de que la posición de la nueva
administración respecto al NAFTA va a ser: cambiar el contenido nacional de las
manufacturas para que la mayor parte quede en Estados Unidos (como ya se había
adelantado en este blog); establecimiento de cuotas de importación para otros
productos (los agroalimentarios) y cambio en las reglas de solución de
controversias (para favorecer primordialmente a Estados Unidos).
Todo ello implicaría que México perdería eventualmente su
superávit comercial con Estados Unidos y buena parte de las inversiones
extranjeras que se han ubicado en nuestro país, pues ya no tendría atractivo un
tratado en el que los productos exportados desde México no cuenten con
preferencias arancelarias claras.
Ahora sí, los adoradores del neoliberalismo en México, los comentócratas pagados por las élites
depredadoras y globalizantes de México y Estados Unidos (como ese empleaducho
del Centro Woodrow Wilson, Rafael Fernández de Castro, que ahora está
descubriendo que es mexicano), tales como Jorge Castañeda, Leo Zuckerman, Luis
de la Calle, Héctor Aguilar Camín, etc. se desgañitan con propuestas de ser
duros en la negociación con Estados Unidos, de usar el nacionalismo, de
levantarse de la mesa si fuera necesario, de no temer en “retaliar”
comercialmente o incluso en el tema de seguridad a Estados Unidos.
Estos amnésicos e hipócritas que siempre han apoyado la
servil y vasalla subordinación de México a Estados Unidos, ni por equivocación mencionaron jamás los
graves efectos que el NAFTA tuvo en la agricultura mexicana, en numerosas ramas
de la manufactura y la desnacionalización que generó en prácticamente todos los
sectores de la economía, dejando al país sólo como un apéndice ensamblador y
maquilador de la potencia vecina; nunca se preocuparon por señalar que el
NAFTA, a pesar de haber sido presentado como la panacea económica para México
(elevaría salarios, mejoraría el nivel de vida, modernizaría al país, etc.), ha
servido realmente para enriquecer a una minoría de plutócratas, socios de las
corporaciones trasnacionales, quienes han sido las verdaderas beneficiarias del
tratado, y a la subclase política corrupta y ligada al crimen organizado. Pero
el pueblo mexicano ha sido olvidado, recibiendo salarios de hambre, teniendo
que emigrar, precisamente a Estados Unidos por las condiciones de vida
miserables en las que vive en México, y viendo como sectores completos de la economía
desaparecen para favorecer a unas cuantas grandes empresas trasnacionales y a
los importadores de todo tipo de productos, que se dejaron de fabricar en el
país.
Nada de esto dijeron o analizaron los ahora defensores de la
soberanía nacional y de los “intereses” del país, incluidos los cinco gobiernos
neoliberales (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña) que se montaron en el
NAFTA para enriquecer sólo al 10% de la población, que acumula el 65% de la
riqueza nacional, explotando y en su caso olvidando al otro 90% de los
mexicanos, cuando así les convino.
La verdadera desgracia para México no es la llegada de Trump
a la presidencia de Estados Unidos (que sí pone en riesgo a los mexicanos más
desfavorecidos, pero también a las élites depredadoras, únicas beneficiarias
del NAFTA), sino que la mayoría de las mexicanos hemos sido mal gobernados y
explotados por una minoría de corruptos políticos, tecnócratas y plutócratas,
que ahora que ven que su reino de la abundancia peligra, entonces sí se
acuerdan del “pueblo” y lo llaman en su ayuda para intentar detener a Trump.
En este blog lo dije desde hace más de un año, y lo reiteré
en numerosos artículos, que Trump destrozaría al neoliberalismo en México y que
si bien todo el pueblo mexicano se vería perjudicado, esto sería a causa de que
una minoría de vendepatrias enganchó anti democráticamente al país como
apéndice de la economía, la política y las ambiciones militares de la
superpotencia, a pesar de que numerosas voces desde la sociedad civil y desde
la izquierda del espectro político advirtieron que era un riesgo enorme, que
ponían al país de rodillas, prácticamente sin medios de defensa ante
Washington, y que esto le ocasionaría un costo terrible al país. Y así sucedió.
Ahora estos vendepatrias están apanicados y piden la unión
del pueblo. Pero ellos han sido los que lo han excluído todos estos años, los
que lo han vilipendiado, los que han atacado permanentemente a sus líderes y
organizaciones.
Su política económica destructiva ha llevado a millones de
mexicanos a emigrar al vecino del Norte, y ahora se preocupan mucho por esos
mexicanos a los que aquí no se les dio la oportunidad de vivir en paz y de
mejorar su nivel de vida.
Y para los mexicanos que nos quedamos aquí sólo ha habido
desprecio, arrogancia, explotación y represión. Ahí está la mayoría de la
población económicamente activa (PEA) que tiene empleo formal (las dos terceras
partes) que no ganan ni tres salarios
mínimos al mes; ahí está el 58% de la PEA en la economía informal; ahí está
prácticamente el 80% de la población con al menos una vulnerabilidad grave en
materia de salario, vivienda, educación, alimentación, salud, etc.
Pero ahora sí la élite depredadora y sus corifeos se
preocupan por el bienestar de los mexicanos; piden unidad contra Trump; ahora
recuerdan al nacionalismo (que lo han criticado y vituperado durante tres
décadas) y piden la movilización del pueblo contra el muro, las deportaciones,
etc.
Hipócritas, abusivos y vende patrias que sólo intentan salvar
su pellejo, a costa del pueblo.
Seguramente, también como lo dijimos en este blog, Trump
asumirá una postura de negociación muy dura, tratando de humillar a estos
serviles del gobierno mexicano (sabiendo que les tiene documentadas sus ligas
con el narcotráfico y su inveterada corrupción), y junto con la amenaza de
imponer multas o impuestos a las remesas de los indocumentados, tratará de
doblarlos para que aprueben los cambios al NAFTA que a él le convengan, y que
paguen el muro.
Hay que ver si tienen la inteligencia y los cojones
suficientes estos serviles, corruptos y vasallos funcionarios del gobierno
peñista, como para levantarse de la mesa y dejar que se pudra ese malhadado
NAFTA, instrumento de las grandes corporaciones trasnacionales; así como dar
por terminado ese engendro de la Iniciativa Mérida; y su correlato que es la subordinación de las
fuerzas armadas mexicanas al Comando Norte de Estados Unidos.
Yo la verdad, no apostaría por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario