¿Desdolarización de la economía mundial?
Francisco Navarro y Alfredo Serrano*
La Jornada 18 de Enero de 2017
Introducción: desde los acuerdos de Bretton Woods, a
mediados del siglo XX, el dólar ha sido indiscutiblemente la moneda de
referencia de la economía mundial. Se construyó un sistema financiero
internacional por y para la economía estadunidense con el dólar como estandarte
hegemónico.
De esta manera, y hasta hoy, el dólar
se ha convertido en la principal moneda internacional tanto de reserva como
para los intercambios comerciales, de divisas y el resto de transacciones
financieras.
La hegemonía del dólar es un privilegio
y una asimetría de poder en favor de la economía estadunidense respecto del resto
de economías del mundo. Un poder que se manifiesta en innumerables beneficios
para el capital en el sistema financiero y en las relaciones comerciales con el
exterior.
Esta hegemonía se incrementó aún más en
los años 80 con el crecimiento y la expansión financiera global, así como con
la expansión territorial del capital productivo y su nueva división
internacional del trabajo y una nueva estructura internacional del comercio.
En palabras claras: el nuevo orden
económico mundial neoliberal pivotó sobre la hegemonía del dólar en el mundo.
Indicios para la discusión sobre la
hegemonía del dólar. Actualmente el dólar mantiene su posición
hegemónica y es, con diferencia, la moneda más utilizada en el mundo. Sin
embargo, distintos hechos han acaecido desde comienzos del siglo XXI que
vislumbran la posibilidad de transformaciones en la economía global y el
sistema financiero internacional que desplacen relativamente el poder central
del dólar.
Por un lado, la entrada en juego del
euro, moneda con un área económica detrás que tiene un peso en el mundo, en
términos de PIB y comercio, equivalente a Estados Unidos. Aunque el euro no ha
sido el contrapeso frente al dólar esperado por los más optimistas, su
presencia y crecimiento le ha restado algo de protagonismo como moneda de
reserva y en el comercio internacional.
Por otro lado, la presencia de los
países emergentes (Brics), especialmente de China, cuya importancia de su
moneda comienza a reflejar los cambios que se están sucediendo en la economía
global. En este sentido, ha habido un progreso en distintos mecanismos,
liderados por China, de cooperación financiera y de intercambios comerciales y
financieros sin utilizar el dólar que abre espacios regionales en el sistema
financiero a favor de otras monedas, especialmente el yuan.
En este sentido, cabe destacar la
importancia que ha tenido el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
Además, estamos en plena transición
geoeconómica: aparecen bloques comerciales regionales que buscan tener
relaciones económicas en monedas propias. Se abre una nueva época
económico-financiera.
Algunos datos relevantes sobre estos
indicios. Aunque estaríamos muy a los inicios de la existencia de un
verdadero contrapeso en el sistema financiero que discuta la hegemonía del
dólar, la evidencia de los datos bien interpretados puede mostrar indicios de
cambios en este sentido.
En cuanto a moneda de reserva
internacional que tienen los distintos bancos centrales de los países, el dólar
ha visto disminuir su importancia. Si en 2000 representaba como moneda de
reserva 72 por ciento del total, actualmente representa 63 por ciento.
El peso del dólar en la cesta de
monedas que determina el valor de los derechos especiales de giro (DEG) del
Fondo Monetario Internacional. El valor del dólar ha caído levemente; unos 2
puntos porcentuales, en la última década.
Pero más importante es en este sentido
la inclusión en la cesta del yuan (efectiva a partir del 1º de octubre de
2016). No tanto por el peso que restará al dólar, sino por lo que significa en
cuanto al reconocimiento de confianza del mundo capitalista a una moneda de una
economía de la envergadura de China. Es un paso muy importante para un futuro
papel determinante del yuan frente al dólar en el sistema monetario
internacional.
El yuan se usa como moneda de reserva
en 40 bancos centrales.
En cuanto a las divisas intercambiadas
a escala mundial, si en 2001 el dólar tenía un peso de 45 por ciento de todos
los intercambios, en 2010 éste había caído a 42.5 por ciento, aumentando hasta
2016 a 43.8 por ciento.
Vale la pena volver a destacar aquí la
fuerte irrupción del yuan con un peso superior a 2 por ciento en la actualidad,
siendo en 2010 de 0.45 por ciento.
Otro dato: el comercio Sur-Sur cada vez
es más importante a escala mundial: pasó de suponer 6 por ciento en 1985 a 24
por ciento en 2010; mientras el comercio Norte-Norte retrocedió a 38 por
ciento.
Un dato importante es el uso de las
distintas monedas en la facturación del comercio internacional. Una
aproximación a este dato es la moneda utilizada en el crédito documentario,
principal fuente de financiación de las operaciones de comercio internacional.
Aquí el yuan ha tenido un avance espectacular en detrimento especialmente del
dólar. Si en 2012, del total de operaciones, el yuan representaba 1.89 por
ciento y el dólar 85 por ciento; en 2015 el yuan había aumentado enormemente su
peso hasta 9.43 por ciento, mientras el dólar caía a 79.73 por ciento.
El dólar también ha perdido peso en el
comercio exterior de la Unión Europea (UE). Si en 2010 52 por ciento de las
importaciones (extra UE) y 34 por ciento de las exportaciones se realizaban en
dólares, en 2015 estos porcentajes han caído a 42 por ciento y 27 por ciento
respectivamente.
Conclusiones. El dólar sigue
estando muy presente, en forma dominante, en las transacciones económicas
internacionales. Sin embargo, sí se debe constatar la emergencia de nuevas
monedas que comienzan a tener un rol cada vez más protagónico en la economía
mundial, como moneda de reserva o de intercambio comercial. La transición
geoeconómica sigue su curso. En estos últimos años, la desdolarización de la
economía mundial ha comenzado a dar sus primeros pasos. Por ahora, no ha puesto
en peligro la hegemonía del dólar, pero sí ha demostrado que existen
alternativas, sólidas y eficaces. Veremos qué sucede en la próxima década.
* Economistas, investigadores del
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.
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