El mismo estúpido argumento que han utilizado todos los
políticos corruptos e incompetentes de este país: “si no liberamos el precio de
las gasolinas (o de cualquier otro producto o servicio), entonces la situación
sería peor”.
Es lo mismo que decir “si mi abuelita tuviera ruedas, sería
bicicleta”. El fascista, corrupto y dipsómano Calderón dijo la misma estupidez
cuando la economía mexicana cayó 6.5% en 2009, el peor desempeño de todo
Latinoamérica, a raíz del megafraude realizado por los usureros de Wall Street
en 2007-2008. ¿Por qué sólo la economía mexicana cayó tan abruptamente,
mientras que el resto de países de la zona no?
Con ese razonamiento, también se podría decir que si se
hubieran construido 2 ó 3 refinerías más desde que los
tecnócratas-depredadores-neoliberales se hicieron con el poder, no estaríamos
importando el 57% de las necesidades de gasolina del país; o, si no se robaran
los políticos, funcionarios y sus socios oligarcas y del crimen organizado, por
lo menos 500,000 millones de pesos al año (es una cifra muy conservadora),
habría suficientes recursos para mantener la inversión productiva, en
infraestructura y en programas sociales (esos que dice Peña que está “salvando”
con los gasolinazos); y también si no se hubiera aprobado una reforma
energética en la que prácticamente se desmantela a Pemex, se le deja sin
recursos para competir contra las trasnacionales, ya que se le sigue
exprimiendo fiscalmente, y no se aprovecha al 100% la capacidad instalada de
las 6 refinerías del país (están al 60%), habría oportunidad de producir
suficiente gasolina para mantener precios aceptables para la ciudadanía; y si
no se tuviera un esquema ilegal, mediante el cual Pemex Internacional (PMI)
juega como intermediario en la importación de gasolinas, embolsándose miles de
millones de dólares al año, que no pueden ser revisados por la Auditoría
Superior de la Federación, tampoco se dispararía tanto el precio de la gasolina
para el consumidor final.
Además, el estúpido Peña nos dice que el 60% de los mexicanos
“sólo consume el 15%” de la gasolina, y es el 10% con más ingresos el que
consume la mayor parte.
¿Qué acaso esos 60 millones de mexicanos no consumen
electricidad? Pues da la casualidad que las termoeléctricas funcionan con
combustibles fósiles, y si el precio de éstos aumenta, el de la electricidad
también. Lo mismo sucede con el gas natural.
Y la gasolina, el diésel, la electricidad y el gas natural
mueven a la industria, el comercio, el transporte de mercancías, a los hogares
mexicanos, etc. Por lo tanto, un aumento a esos insumos básicos dispara los
precios de todo lo demás y afecta directamente a esos 60 millones de mexicanos,
a los que se refirió el estúpido de Peña, señalando que sólo consumen el 15% de
la gasolina.
Sobre los saqueos de tiendas en diferentes partes del país
hay que decir que, ya sea que estén siendo provocados intencionalmente por el
propio gobierno para asustar a las “buenas conciencias” y así legitimar una
brutal represión contra todo el que proteste contra esta criminal política
económica; o son los socios del gobierno, los del crimen organizado, los que están
aprovechando la insatisfacción social predominante, a través de esta campaña de
saqueos, organizada desde las redes sociales.
En todo caso, el que miles de personas estén dispuestas a
realizar estos desmanes, por la instigación de quien sea, indica que la
población ya está harta de la situación y prefiere arriesgarse a ser detenida,
golpeada o incluso asesinada por la policía, en vez de seguir aguantando tanto
abuso, tanta corrupción, tanta arrogancia (hay que escuchar a Meade, hablando
de México como si fuera Noruega, increíble), tanta incompetencia y tanta
estupidez.
Como lo adelantamos hace algunos meses en este blog, México
está entre el Estado fallido y la dictadura. La subclase política corrupta y los
oligarcas depredadores ya apostaron por la “mano dura” (con la nueva
legislación que dará manga ancha a las fuerzas armadas para “abatir al enemigo”,
en este caso los que protesten, pacíficamente o no contra los oligarcas y el
gobierno); mientras que el crimen organizado y la nueva administración que
tomará posesión en Washington el 20 de enero, prefieren un Estado fallido, pues
es más fácil de explotar y depredar.
¿Y los mexicanos, qué vamos a hacer al respecto?
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