Cuando se encuentre Videgaray con el propuesto secretario de
Estado de Trump, Rex Tillerson, en las próximas semanas, qué negociará el ex
secretario de Hacienda, tomando en cuenta que es el “alter ego” de Peña y por
lo tanto, lo que discuta y acuerde con su contraparte estadounidense, será lo
que Peña apruebe.
Tillerson va a tener dos encomiendas primordiales: renegociar
(junto con el representante comercial de su país) el NAFTA[1],
de tal forma que el déficit de comercio que permanentemente tiene Estados
Unidos con nuestro país, se revierta rápidamente en favor de Estados Unidos; y
que México acepte, ya sea pública o privadamente, que de una u otra forma
aportará los recursos para pagar el muro fronterizo.
Tillerson no va a estar encomendado para negociar los asuntos
migratorios, que quedarán en la cartera del general Kelly en Homeland Security
(así como los de seguridad) y de Jeff Sessions en el Departamento de Justicia.
Ambos son “halcones” anti-inmigrantes que van a apretar hasta donde puedan a
México.
¿Qué puede ceder México en el NAFTA, que deje satisfecho a
Trump, y al mismo tiempo siga siendo atractivo para las trasnacionales que
sacan provecho del mismo?
Por ejemplo, en materia de producción automotriz, el acuerdo
comercial permite que toda la cadena de producción (que en muchas ocasiones
comienza en Asia), fluya sin obstáculos arancelarios o no arancelarios, hasta la
venta del producto final en Estados Unidos.
En otras ocasiones la mayor parte del vehículo se completa en
México, y ya sólo algunos acabados finales se realizan en Estados Unidos.
Para que los estadounidenses terminen con superávit comercial
(lo que devastaría a México, ya que el NAFTA es el tratado que le da el mayor superávit
al país, y que le permite financiar el enorme déficit que se tiene con Asia y
Europa), se tendrían que cambiar los flujos de las cadenas productivas, de tal forma
que la mayor parte del vehículo se fabrique en territorio estadounidense, para
así limitar el número de partes importadas.
Eso va a implicar que la mayor parte del vehículo que
actualmente se fabrica en México, vería aumentar desmesuradamente su precio en
Estados Unidos.
Y es que en México la industria automotriz paga 2.90 dólares
la hora a los trabajadores (en promedio), mientras en Estados Unidos se pagan
26 dólares la hora[2].
Esto significa que para producir un vehículo o partes del mismo en México, la
Ford o la General Motors se ahorran hasta el 90% del costo de mano de obra.
Incluso los salarios de la industria manufacturera en México son 40% más bajos
que en China.
¿Estarán dispuestos los estadounidenses, especialmente todos
aquéllos que no trabajan o se vinculan a la industria automotriz, a pagar un
aumento estratosférico en el precio de los vehículos?
Y en el caso de la agricultura, ¿México estaría dispuesto a
comprar más a Estados Unidos y a vender menos de sus hortalizas, frutas, etc.?[3]
Con ello la ya de por sí devastada agricultura mexicana, que ha expulsado a 20
millones de campesinos durante la vigencia del NAFTA, colapsaría.
De ahí que Videgaray, si quiere llegar a acuerdos con Trump,
va a tener que sacrificar a los productos agroalimentarios, ya sea limitando
las exportaciones voluntariamente (cuotas) y/o aumentando las importaciones de
Estados Unidos (carne, jugo de naranja, maíz, etc.).
Y al mismo tiempo, tendrá que aceptar que una mayor parte de
contenido nacional en las manufacturas se añada en Estados Unidos y no en
México.
Si Videgaray acepta esto, para todo efecto práctico el NAFTA
dejará de tener atractivo para la mayoría de las trasnacionales y para los
productores de agroalimentos en México.
Se convertirá en un acuerdo de una sola vía (como en algún
momento lo dijo Trump), para favorecer sólo a Estados Unidos.
En lo que respecta al muro, Trump ha señalado que habrá
mecanismos con los cuales México pague el muro fronterizo.
El mecanismo que pudiera implementar, sin que nuestro
gobierno pudiera hacer mucho al respecto, es el de aplicar impuestos o multas (o
como le quiera llamar) a las remesas que los indocumentados mandan a nuestro
país.
Habría que ver qué tipo de mecanismo legal utiliza, ya que en
principio, no podría establecer esa medida sólo para una nacionalidad en
específico, sino en general para todos los “ilegales” que trabajan en Estados
Unidos y que envían dinero a sus países de origen.
Se ve realmente difícil, que aún Videgaray, llegue a aceptar
públicamente que México pagaría (en cómodas mensualidades) el costo del muro.
Eso le costaría inmediatamente el puesto y por lo tanto sus renovadas
aspiraciones de ser el candidato presidencial del PRI se esfumarían.
Así que, al menos lo del pago del muro, aún para el servil y
vasallo gobierno de Peña, resulta una marca muy elevada de pasar. Aunque no hay
que desestimar la capacidad de servilismo y humillación de este gobierno.
Por lo anterior, llama la atención que Videgaray haya señalado
en su discurso ante los embajadores y cónsules del país, en la reunión de año
nuevo, que se negociará con dignidad e inteligentemente, pero rechazando tanto
la sumisión, como la confrontación con Estados Unidos.
Pues hay que estar muy atentos de cómo pretende evitar ser
humillado por Estados Unidos en el caso del NAFTA, y aún salvarlo; y cómo le va
a dar la vuelta a las exigencias en el caso del muro, sin decirle abierta y
claramente a Estados Unidos que en eso, ni negociación puede haber.
[1]
North American Free Trade Agreement.
[3]
Los principales productos agropecuarios que México exporta son cerveza de
malta, tomate fresco o refrigerado, chiles y pimientos, berries, aguacate,
carne y tequila. En el primer semestre de 2016 las ventas al exterior de los
productos agroalimentarios fueron por 15 mil millones de dólares, con un superávit
de 2,423 millones de dólares. http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/08/14/exportaciones-agricolas-rebasan-a-petroleo-y-remesas-sagarpa
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