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Zapata

viernes, 25 de marzo de 2022

 PATÉTICO

Así es, patético fue ver como el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se arrodilló (figurativamente) ante los señores del dinero, es decir los banqueros, en la Convención de la Asociación de Banqueros de México, realizada en Acapulco, pidiéndoles perdón porque, en su infinita verborragia, adelantó en su “mañanera”, que el Banco de México había subido 50 puntos base la tasa de interés (de 6 a 6.5 por ciento), antes de que el propio banco central lo diera a conocer.

Sin duda fue una falta, pues el secretario de Hacienda, Rogelio Ramirez de la O, que asiste a las reuniones del banco central en donde se decide la política monetaria, informó al presidente de ese hecho; y éste, indebidamente (según él, porque creyó que la información ya era pública) dio la información en su diaria conferencia de prensa.

Yo quiero ver quién va a acusar al presidente de haber violado la confidencialidad que debe privar en materia monetaria (y por lo tanto la ley), sobre las decisiones del Banco de México, cuando dicha institución está dirigida por la ex subsecretaria de Hacienda, Victoria Rodríguez, nombrada por el propio AMLO; cuando el propio presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar es aliado incondicional de AMLO; cuando el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz, fue propuesto y ha sido apoyado políticamente por el presidente López Obrador; y cuando las mayorías en las cámaras de Diputados y Senadores son del partido creado por el presidente y que ahora es el partido oficial, Morena.

Pero esto no es lo más grave del asunto; lo realmente grave es que por primera vez en su vida política, AMLO aceptó públicamente haber cometido un error; y lo peor de todo, es que se fue a disculpar de ese error, ante los banqueros de México. Unos verdaderos “chupasangre”, que en su mayoría son representantes de instituciones extranjeras[1], que el año pasado obtuvieron una utilidad récord de $182,000 millones de pesos; un 65.7% más que los 102,000 millones de pesos de utilidad que obtuvieron en 2020.

Es decir, en plena pandemia, la banca “mexicana” ha obtenido de utilidad 284,000 millones de pesos, mientras que la sociedad mexicana se hundía en la peor crisis económica de los últimos 90 años.

Y ante esos esquilmadores, AMLO se fue a postrar, por primera vez en su carrera política, para pedirles perdón porque adelantó el alza en la tasa de interés del banco central; y lo volvió a hacer el día siguiente (hoy) en una gira por el estado de Morelos.

Además, reiteró su indeclinable respeto por la autonomía del Banco de México, que se rige de facto por lo que la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza (es el banco de bancos centrales) le ordenan.

Las reservas internacionales del Banco de México, que no de México, suman hoy 200,976 millones de dólares, que están depositadas en bancos de Estados Unidos y el Reino Unido. Es decir, si quiere disponer de ellas, debe pedirlas a estos bancos (que por cierto, no se sabe cuáles son, porque es considerada información “confidencial”); en donde además, no gana intereses; por el contrario, debe pagar una cantidad variable cada año, para que le “cuiden” sus reservas. Un verdadero atraco.

Por cierto, una cantidad que ronda entre 4 y 5 mil millones de dólares de esas reservas, supuestamente están depositadas en el Banco de Inglaterra, en oro macizo[2]; pero da la casualidad de que las autoridades mexicanas nunca han podido ver el famoso “oro”, y sólo les muestran certificados que avalan que está ahí. Lo más probable es que la “Pérfida Albión” ya haya dispuesto del oro mexicano, que las confiadotas autoridades del Banco de México depositaron hace muchos, muchos años en esa institución; y que seguramente nunca más lo volverán a ver.

Pues bien, ante estos explotadores AMLO se presentó para asegurarles que en lo que queda de su lamentable gobierno, no habrá ley o reglamento alguno que los perjudique, especialmente sus ganancias; ni nada que los pueda molestar en sus negocios. Sólo les fue a pedir que por favor, den más crédito al campo y a las clases más desfavorecidas del país, lo que seguramente ha de haber causado una enorme hilaridad entre los presentes de la malhadada convención.

Para nada hubo un reclamo de que se ponga orden en la prepotente y penetrada por el crimen organizado, banca “mexicana”, en donde se estafa a los clientes, hay robos de identidad, se cobran comisiones estratosféricas, etc. La Condusef recibe más de 3 millones de reclamaciones por fraude en un año, lo que demuestra que la mayor parte de la banca mexicana (ya sean directivos y/o empleados) están coludidos con el crimen organizado, para robar a los cuentahabientes.

Pero AMLO, ni siquiera de pasada hizo referencia a eso, y sólo fue a pedir perdón por haber mancillado un poquito, la sacrosanta autonomía de una institución que trabaja para el gran capital internacional, y a la que le importa un pepino el pueblo de México, del que tanto se preocupa AMLO.

PATËTICO.

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