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Zapata

martes, 11 de agosto de 2015

MANLIO FABIO: “EL PADRINO”

Desde hace más de 20 años, por lo menos, se ha mencionado y analizado en periódicos, revistas y sitios de internet, de México y de Estados Unidos, la gran cantidad de relaciones y vínculos que Manlio Fabio Beltrones, próximo presidente del CEN del PRI, ha tenido y al parecer sigue teniendo con personas ligadas al crimen organizado, a grupos de poder político y económico de dudosa procedencia y a hechos controvertidos y trágicos de la vida nacional.
Este tipo de personajes de la política nacional no son poco comunes; al contrario, desde que el país terminó su etapa revolucionaria y de intentos de cuartelazos, más o menos a partir de 1940, han existido estos políticos-empresarios-jefes de facción y “controladores” del crimen organizado, que juegan un papel “equilibrador” entre los distintos grupos que se disputan el poder, o por lo menos como “componedores” para lograr que las disputas por la explotación de los recursos humanos, naturales y financieros del país por parte de una minoría, siga sin contratiempos.
En su momento destacaron en diversos sectores: Miguel Alemán Valdés, expresidente de México, que era el “gran santón” de la derecha y el empresariado (papel que ha querido asumir Carlos Salinas, sin conseguirlo del todo); Fidel Velásquez, en el sector obrero; Arsenio Farell Cubillas como puente entre obreros y empresarios (papel que jugó antes Salomón González Blanco); Carlos Hank González, como cabeza de una de las facciones más poderosas de la llamada “familia revolucionaria” (el Grupo Atlacomulco, al que pertenece Peña Nieto); y, Fernando Gutiérrez Barrios, como el “gurú” de la seguridad interna del país, entre los más prominentes.
Manlio Fabio Beltrones (nacido en Villa Juárez, Sonora en 1952), estudió Economía en la UNAM (1970-74), y le tocó vivir los años posteriores al movimiento estudiantil de 1968 en la Facultad de Economía de esa universidad. Poco después de terminar su carrera (y de trabajar en el gobierno del D.F.) se incorporó a la Secretaría de Gobernación en donde fue secretario particular de Fernando Gutiérrez Barrios (1977-1982), entonces ya subsecretario de Gobernación.
¿Acaso Beltrones desde su juventud participó como “oreja” dentro de la Facultad de Economía durante esos turbulentos años, lo que le ganó el favor del entonces director de la Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios (que después sería promovido a subsecretario), llevándolo posteriormente a trabajar a Gobernación, e iniciando así su carrera política y burocrática, bajo la tutela de quien ya entonces era considerado el funcionario indispensable en los temas de seguridad interna?
Seguramente Manlio Fabio aprendió bien la forma de operar de un sistema político corrupto, ligado al crimen organizado de diversas formas y con una serie de vínculos y relaciones con distintos grupos de poder, que implicaba equilibrios muy complicados, casi barrocos, que sólo quien hubiera estado dentro de esa trama de intereses por muchos años, podía comprender y  aprovechar.
En 1982 llegó a la diputación federal en la LII Legislatura, en donde se integró con el grupo que apoyaba al entonces secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, puesto que el exjefe de Beltrones, Gutiérrez Barrios, estableció una alianza con Salinas desde el inicio del sexenio, lo que le redituaría después en la gubernatura del estado de Veracruz y luego con la titularidad de la Secretaría de Gobernación.
Al terminar su período como diputado federal en 1985, con tan sólo 33 años de edad, fue enviado a presidir el PRI en Sonora y después fue sumado a la administración del gobernador Rodolfo Félix Valdés, como Secretario de Gobierno, por dos años.
Con la candidatura presidencial de Salinas, Beltrones que ya formaba parte de este grupo político, fue promovido a Senador en 1988, de donde le fue fácil convertirse en el candidato a la gubernatura de Sonora en 1991.
Es con su llegada a la gubernatura cuando las historias y las versiones de su involucramiento con grupos del narcotráfico comienzan a surgir en distintos ámbitos de la vida nacional.
En esto, sus hermanos mayores Alcides (fallecido en marzo del 2015, de cáncer) y Orestes, también fueron señalados en diversas ocasiones como los operadores y protectores de narcotraficantes (ya fueran los hermanos Arellano Félix en Tijuana; o el llamado “Señor de los Cielos” Amado Carrillo Fuentes, en Ciudad Juárez).
En el caso de Manlio Fabio, es con una nota del New York Times (23 de Febrero de 1997), firmada por los corresponsales de ese periódico en México, Sam Dillon y Greg Pyes, en que se le involucra a él y al gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, de ser los protectores del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, con información recabada por agentes de la DEA.
Obviamente Manlio Fabio negó todo y demandó por difamación a ambos periodistas, además de que la PGR, en el sexenio de Zedillo, exoneró por completo a Beltrones de cualquier vínculo con el narcotráfico, y se les pidió a los periodistas que se retractaran, a lo cual se negaron, e incluso el siguiente año ganaron el Premio Pullitzer por dicho reportaje.
La relación de Manlio Fabio Beltrones con el hermano mayor de Carlos Salinas, Raúl, fue estrecha, tanto que se les relacionó a ambos con “lavado de dinero” en Suiza, una vez terminado el sexenio salinista, ya que se descubrieron cuentas por 30 millones de dólares en favor de Raúl Salinas, depositadas por un tal Juan Guillermo Gómez Gutiérrez. Esta persona resultó ser el propio Raúl Salinas, que obtuvo un pasaporte falso, gracias a la recomendación de su amigo, el entonces gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones.
Todo mundo sabe del papel que jugó Manlio Fabio en el caso Colosio, cuando unas horas después del asesinato del candidato presidencial del PRI, Salinas envió a Manlio Fabio a Tijuana a hacerse cargo del asunto, lo que constituyó una completa irregularidad, pues al parecer durante 2 horas el presunto homicida, Mario Aburto quedó fuera de la custodia de la PGR (ya se había atraído el caso informalmente), y al parecer fue interrogado y torturado en la presencia del gobernador de Sonora, con objeto de que cambiara su versión inicial, en la cual culpaba del crimen a Raúl Salinas, como autor intelectual[1].
En ese hecho también participó Orestes Beltrones, quien como administrador del aeropuerto de Tijuana, expidió una credencial a Othón Cortés, quien después sería acusado como “el segundo tirador” en el homicidio, aunque posteriormente fue dejado en libertad; así como de haber facilitado el automóvil en el que Cortés y el general Domiro García Reyes, que estaba encomendado a la seguridad de Colosio, se trasladaron del aeropuerto a Lomas Taurinas, en donde fue asesinado Colosio[2].
Tanto Beltrones como Raúl Salinas, también aparecieron después en los hechos del asesinato del secretario general del CEN del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, y es que cuando éste último fue director del Infonavit, había cesado a Orestes como delegado en el estado de Sinaloa, lo que generó un fuerte conflicto con Manlio Fabio[3].
Después, siendo secretario general del CEN del PRI, Ruiz Massieu tuvo otro enfrentamiento con Manlio Fabio cuando este se negó a dirimir los conflictos electorales con el PAN, en las elecciones intermedias de 1994 en Sonora, y entonces se tuvo que recurrir a la Secretaría de Gobernación[4].
Como se sabe, el 28 de septiembre de 1994 fue asesinado Ruiz Massieu, y desde un principio se habló de la posible vinculación de Raúl Salinas, sobre todo por la implicación del diputado tamaulipeco, Manuel Muñoz Rocha (desde entonces “desaparecido”), como supuesto autor intelectual del homicidio, por órdenes de Raúl.
Así también, una vez que el hermano de José Francisco, Mario Ruiz Massieu se hizo cargo de la investigación del crimen, desde la subprocuraduría de la PGR, llegó a comentar que las relaciones de Manlio Fabio con el narco eran tan “sabidas que no eran noticia”[5], y se llegó a mencionar como posible línea de investigación en el homicidio a Manlio Fabio[6].
A raíz de estas relaciones peligrosas con el grupo político de Salinas, y la presunción de sus relaciones con narcotraficantes, se ha mencionado insistentemente que uno de los principales “prestanombres” de Beltrones, para “lavar dinero” proveniente de la corrupción y el narcotráfico, es quien se desempeñó como subsecretario de Ganadería durante su sexenio como gobernador, Faustino Soto Ponce, quien es el concesionario de Divertimex, que administra 7 centros de apuestas en Sonora y el Galgódromo de Hermosillo[7].
Después (de 2002 hasta 2006 estuvo al frente de la CNOP priísta) en 2003 Manlio Fabio regresó como diputado federal, y durante ese período se le acusó de tráfico de influencias, por haber promovido contratos con la empresa Aregional, de la que es socio; y se iniciaron investigaciones por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores por la posible comisión de delitos en materia de “lavado de dinero” por parte de Beltrones y de su hermano Orestes en Tijuana, lo que a la postre fue desechado por los gobiernos panistas ¿Hubo negociación de por medio?[8]
Después Manlio Fabio fue senador del 2006 al 2012 y nuevamente diputado federal, coordinando a la bancada priísta durante las cruciales reformas “estructurales” de Peña Nieto, del 2012 al 2015, en que Peña Nieto ha decidido que no puede imponer a un hombre de su círculo cercano al frente del PRI y ha debido acudir al “padrino” Manlio Fabio para que mantenga las aguas calmadas y controladas hasta la sucesión del 2018, cuando intentarán descarrillar a Beltrones de la que seguramente será su última oportunidad para llegar a la presidencia.
Beltrones mantiene sus estrechos vínculos con Carlos Salinas (y con su socio, Diego Fernández de Cevallos), con su aliado de muchos años, Emilio Gamboa (otra especie de “padrino”, éste sobre todo en el caso de los medios de comunicación, y quien es el coordinador de los senadores priístas), y tiene numerosos peones en distintas áreas gubernamentales, destacando sobre todo la recién electa gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich.
Así que al frente del PRI quedará uno de esos personajes ligados a grupos de poder de oscuro origen, con graves cuestionamientos en hechos trágicos de la vida política nacional, con acusaciones de “lavado de dinero”, corrupción, tráfico de influencias y con una desmedida ambición de poder político y económico, que muy bien podría desembocar en nuevos acontecimientos que pongan en riesgo la estabilidad del país, como los sucedidos en 1994, sobre todo por su irrefrenable deseo de convertirse en presidente de México, lo que definitivamente certificaría, una vez más, que México es una “narcocracia”, sin posibilidad de redención alguna.




[1] eljustoreclamo.blogspost.mx /Diciembre 22, 2013
[2] Ibidem.
[3] Proyecto3.mx/Abraham, García Ibarra, 7 de enero de 2015.
[4] Ibidem.
[5] eljusto…ibídem.

[6] Proyecto3…ibídem.
[7] dossierpolítico.com (2005-08-05)
[8] manliocorleone.wordpress.com/el sendero del apostador

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