Elección de junio: Estado o narco-Estado
Hay una candidata presidencial
que dice que en México la gente está más feliz que nunca y ofrece continuidad.
La otra postula el fin de la impunidad y de los abrazos para los criminales.
enero 23, 2024
Pablo Hiriart
No nos engañemos: México va
camino a convertirse en un narco-Estado.
¿Eso es lo que deseamos?
Entregar definitivamente el
país a los grupos criminales o someterlos y reconquistar la paz, es decisión
nuestra y la tomaremos el 2 de junio.
Ya no es necesario que lo diga
el jefe del Comando Norte del Ejército de Estados Unidos, general Glen VanHerck
(hace tres años informó al Congreso de su país que el gobierno mexicano no
tenía control sobre un tercio del territorio, donde mandan los cárteles).
Tres años después se ha
perdido mucho más que eso. Hay territorios donde gobierna el narco, otros donde
cogobierna con las autoridades, y zonas blancas en que sólo hay comercio
ilegal.
Un informe del prestigioso
Instituto Baker de la Universidad de Rice, en Houston, lo plantea así:
“Esto se debe en gran medida a
que el partido del Presidente, Morena, espera que el crimen organizado opere a
su favor durante las elecciones de 2024. Como resultado, habrá muy pocos
avances en lo que respecta a un marco para la gestión conjunta de las cuestiones
fronterizas”.
No vayamos hasta Houston.
La semana pasada un grupo de
mujeres indígenas del norte del estado de Jalisco leyó un comunicado en que
solicitan de manera respetuosa al líder del CJNG, Nemesio Oseguera
(el Mencho), que cambie al jefe de plaza por sus excesos: cobro de
derecho de piso, extorsión, crímenes, desapariciones, retenes, una cuota
mensual a ganaderos, comerciantes y alcaldes.
Dice el texto dirigido al
Mencho:
“Estamos cansadas de tantos
atropellos que hemos padecido en nuestra región, por cobro de piso, extorsión,
asesinatos injustificados, desaparecidos, todo lo contrario de los principios
del CJNG, que usted comanda”.
Las mujeres del norte del
estado no se dirigen a la Guardia Nacional, ni al Ejército ni al Presidente,
que son los que tienen la responsabilidad de combatir la delincuencia
organizada y preservar la soberanía nacional.
Le escriben al que de verdad
manda, el jefe del cártel: el Mencho.
Acusan al jefe de plaza, el
Rojo, de “asesinatos injustificados”. Es decir, asumen que el cártel tiene
derecho a asesinar cuando se justifique.
Y reconocen al CJNG como
una organización “con principios”.
Madres buscadoras de
desaparecidos en Tamaulipas solicitaron a cárteles de Tamaulipas que les
permitan “excavar en La Bartolina, un campo de exterminio junto al mar, del que
extrajeron 500 kilos de restos óseos calcinados”, indica la nota de Pablo
Ferri, de El País.
Piden “que nos den permiso
para encontrar a nuestros desaparecidos. No queremos justicia, lo único que
queremos es encontrarlos y darles sepultura”.
El Cártel del Norte publicó
un video en el que integrantes del grupo, uniformados y armados con
ametralladoras ligeras y fusiles Barret, aceptaron la tregua solicitada por las
madres, a fin de “lograr el bienestar del país”.
Hasta la fecha –enero de este
año–, apunta Ferri, las madres buscadoras han pedido a nueve cárteles que las
dejen trabajar y cese la violencia contra ellas.
Ceci Flores, líder de madres
buscadoras de Sonora, dijo a la periodista Almudena Barragán, también de El
País, en junio del año pasado:
“Lo que pedimos es que cuando
los maten, los dejen en un lugar visible donde los podamos encontrar… En Ciudad
Obregón, el día de antier, dejaron a unas personas muertas ahí tiradas, así que
creemos que es una respuesta a la petición que hacemos”.
¿Y el Estado?
¿Y el Presidente?
En Chiapas los indígenas
tzotziles y tzeltales sufren la leva, es decir, reclutamiento forzoso de los
cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación para
la guerra que sostienen por el control de la frontera sur del país. Luchan por
territorios estratégicos para el tráfico de migrantes, armas y drogas.
La semana pasada, el reportero
David Saúl Vela, de EL FINANCIERO, detalló cómo ha crecido la violencia en
Guerrero, entidad emblemática de asociación delictiva entre criminales y
autoridades. Escribió:
Reportes del gobierno federal
advierten que son alrededor de 20 grupos criminales los que se asientan en
Guerrero y señalan a La Familia Michoacana y al Cártel
Jalisco Nueva Generación como los principales responsables de la
violencia en la entidad.
En Iguala operan los
grupos Los Ardillos, liderado por Celso Jiménez Ortega, la
Vela; Los Rojos y/o Los Jefes, de Cándido Nava
Millán, el Japo; Los Tlacos, que encabezó el
detenido Comandante 80, y Guerreros Unidos.
Acapulco lo disputa el Cártel
Independiente de Acapulco (CIDA), que dirigió el detenido
Félix Alejandro M. A., el Correcaminos, y al día de hoy lo lideran
Marco Antonio R. J., el Panadero, y Óscar A. O.
Esa organización pelea la
plaza con Los Rusos (cuyo origen está en el Cártel de
los Beltrán Leyva), dirigido por Carlos Alberto N. S., el Ruso.
Por la disputa de Acapulco
entró la facción de La Familia Michoacana que comandan los
hermanos Jhonny y Alfredo Hurtado, el Pescado y la
Fresa, respectivamente, que antes se concentraban sólo en Tierra Caliente.
En Guerrero también se ha
identificado la presencia de organizaciones como Los Capuchinos, Los
Virus, el Cártel de la Sierra, Los Viagras, Los Caballeros Templarios, el
Cártel del Sur, Los Gil, Los Dumbo, Los Treinteños, Los Arreola, Los Marín.
Hasta ahí dejamos la nota de
David Vela.
¿Y cómo anda el resto del
país? Colima, Nayarit, Michoacán, Guanajuato, Sinaloa, Zacatecas, Chihuahua,
Estado de México, Baja California…
Un par de años más de
benevolencia gubernamental a los grupos criminales y perdemos el país.
Hay una candidata presidencial
que dice que en México la gente está más feliz que nunca y ofrece continuidad.
La otra postula el fin de la
impunidad y de los abrazos para los criminales.
El Presidente lo niega todo.
Así es que en junio votaremos
por tener un Estado de derecho o por tener un narco-Estado.
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