ISRAEL Y LOS NEOCONSERVADORES
EN WASHINGTON INTENTAN PROVOCAR UNA GUERRA CONTRA IRÁN Y HEZBOLLAH
El asesinato de Saleh-
Al-Arouri miembro de la dirigencia de Hamas en el sur de Beirut, mediante un
ataque de un dron (2 de enero); el atentado terrorista contra una multitud
reunida en la ciudad de Kerman en Irán (3 de enero) para conmemorar el 4º aniversario del asesinato del comandante
Qassem Soleimani en Irak en 2020 (jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán en
ese momento), que ha dejado hasta el momento 103 muertos y al menos 188
heridos; y las incendiarias declaraciones de Bezalel Smotrich, Ministro de
Finanzas del gobierno de Benjamín Netanyahu, insistiendo en que los palestinos
de Gaza deben ser expulsados a otros países, confirman que hay una estrategia
del gobierno etno-nacionalista y ultraderechista israelí y de sus aliados
neoconservadores en el establecimiento político-militar de Washington, para provocar
a Irán y a Hezbollah, con objeto de que entren de manera directa a la guerra
contra Israel, y de esa forma obligar al gobierno de Biden a atacar a ambos y
así permitir a las fuerzas armadas israelíes terminar la limpieza étnica de los
palestinos tanto en Gaza, como en Cisjordania y el Este de Jerusalén.
Biden había enviado al
portaaviones USS Gerald Ford cerca de las costas israelíes para apoyar al
gobierno de Netanyahu, en caso de que Hezbollah e Irán se inmiscuyeran en el
conflicto en Gaza. Pero, los ataques de los houtíes contra los barcos mercantes
que se dirigían a Israel en el Golfo de Adén, obligaron a reposicionarlo ahí.
Sin embargo, el Pentágono
anunció el 2 de enero que el Gerald Ford junto con su grupo de naves de apoyo
regresaría a Norfolk, Virginia, y en el área permanecería el portaviones Dwight
D. Eisenhower, para seguir con la estrategia de contrarrestar los ataques con
drones de los houtíes, contra los buques que se dirigen a Israel.
Este retiro de uno de los
grupos de buques de la Armada de Estados Unidos que se encontraban en la zona,
más la escuálida respuesta que ha recibido Washington a su propuesta de una
coalición naval para defender la navegación comercial por el estrecho de Bab-el
Mandeb, debido a que hasta ahora sólo 13 países han respondido al llamado, pero
aportando sólo asesores o uno o dos buques; cuando Washington hablaba de que se
podían sumar hasta 44 países a esta estrategia, estaba dejando claro al
gobierno de Netanyahu y a los neoconservadores que dominan las políticas de
seguridad y exterior de Estados Unidos, que requerían un pretexto mayor para
hacer intervenir a Occidente de forma masiva en favor de Israel; y también para
convencer al Congreso de liberar los 106 mil millones de dólares de asistencia militar
para Ucrania, Israel, Taiwán y la frontera suroeste de Estados Unidos.
De ahí que han iniciado una
provocación mayúscula contra Irán, con el devastador atentado de hoy en la
conmemoración del asesinato de Soleimani (por más que el vocero del Consejo de
Seguridad Nacional, John Kirby y el del Departamento de Estado Mathew Miller,
con la hipocresía que les caracteriza, hayan negado que Estados Unidos o Israel
hayan tenido que ver en este atentado o en el asesinato de Al-Arouri); y contra
Hezbollah que resguardaba a Al Arouri en el sur de Líbano (por lo que el líder
de Hezbollah, Hassan Nasrallah ha declarado que su organización no le teme a
una guerra con Israel).
Obviamente están esperando una
reacción de ambos actores a estos atentados, con lo que el conflicto en el
Medio Oriente escalaría y la intervención de Estados Unidos de manera directa
en el conflicto, sería inminente.
El objetivo de Netanyahu y de
los neoconservadores es que se generalice una nueva guerra en el Medio Oriente,
que finalmente implique a Irán, con objeto de obligar a Estados Unidos y a
Europa Occidental a entrar en favor de Israel, con lo que se lograrían varios
objetivos:
Primero, la tan deseada por
Israel, destrucción del régimen teocrático de Irán y su posterior balcanización
en tres o cuatro países distintos y enfrentados entre sí.
La destrucción de Hezbollah,
con lo que se lograría la neutralización del sur del territorio libanés, como
plataforma desde donde se amenaza constantemente al norte de Israel.
La eliminación de los houtíes
como amenaza en el Golfo de Adén y en el estrecho de Bab-el-Mandeb
La expulsión de la mayoría de
los palestinos de Gaza, Cisjordania y el Este de Jerusalén a Egipto, Jordania, Siria
y Líbano, con lo que el “Gran Israel” finalmente podría ser establecido.
La hegemonía militar y
política israelí en el Medio Oriente y el aprovechamiento de los recursos
naturales de los territorios conquistados (agua, petróleo, gas); así como la
constitución de Israel en un hub de comunicaciones y transportes entre Europa y
Asia.
La presencia permanente en la
región de los ejércitos, fuerzas aéreas y las armadas de Estados Unidos, Gran
Bretaña, Francia, Alemania, etc. en favor de Israel, para el caso de
necesitarlos.
Pero para lograr estos
objetivos se requiere una guerra a gran escala, que como lo mencionaron Benny
Gantz Ministro de la Defensa de Israel y Yoav Galant, comandante en jefe de las
Fuerzas de Defensa de Israel, ya están en una guerra en siete frentes (Sur del Líbano,
Siria, Irak, Irán, Cisjordania, Gaza y Yemen).
Es decir, necesitan
comprometer a las fuerzas armadas de Estados Unidos y Europa en una guerra de
estas proporciones, mediante la cual se puedan realizar operaciones de gran
escala para derrotar a los países y organizaciones que Israel considera sus
enemigos, sin restricciones de ningún tipo (Derecho Internacional, Convenciones
de Ginebra sobre la Guerra, el Genocidio, etc.), para así lograr los objetivos
que se han planteado, sin interferencias de la comunidad internacional.
Que lo logren o no dependerá del
gobierno de Estados Unidos (Ejecutivo y Legislativo), pues iniciar una guerra
de estas proporciones justo al inicio de una elección presidencial tan
competida como la de este año, podría generar una reacción de rechazo en una
parte considerable de la población y ello dificultaría enormemente el esfuerzo
financiero, humano, material y diplomático que una empresa de este tamaño
implica.
Pero los arrogantes miembros
del gobierno de Israel y sus aliados neoconservadores ya “olieron sangre”, y
por lo tanto van a seguir realizando estas sangrientas provocaciones a Irán y Hezbollah
para llevarlos a una guerra de incalculables consecuencias para el mundo
entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario