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Zapata

martes, 1 de junio de 2021

 

EL GOBIERNO ISRAELÍ RECLAMA A MÉXICO

El arrogante y desubicado gobierno de Benjamín Netanyahu ha tenido el descaro de reclamar al gobierno mexicano su voto a favor, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, para que se investiguen posibles crímenes de guerra por parte de Israel en su reciente desproporcionada incursión en la Franja de Gaza.

En total, 24 países votaron a favor de la resolución, entre ellos 5 latinoamericanos, Argentina, Bolivia, Cuba, México y Venezuela, 9 en contra y 14 se abstuvieron[1].

Los gobiernos israelíes, y en especial el etno-nacionalista de Netanyahu, se creen con el derecho de amonestar, intimidar y regañar a todo aquél gobierno que no apoya las violaciones flagrantes a los derechos humanos que realizan; o que no se someten al dominio de sus poderosos lobbies, como los que tienen subordinadas a las clases dirigentes de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Alemania y Francia, entre otros, que están compradas o chantajeadas por esos poderosos grupos de cabildeo, que aprovechando que financian las campañas de la gran mayoría de políticos de dichos países, o les tienen documentadas en audio, video o en papel, su corrupción y delitos sexuales diversos (recordemos a Epstein y sus “fiestas” con políticos estadounidenses), los obligan a apoyar política, económica, militar y mediáticamente a un régimen que ya es abiertamente acusado a nivel internacional, de practicar el apartheid (Betselem y Human Rights Watch dixit).

Por si fuera poco, el Director General para América Latina y el Caribe de la cancillería israelí, Modi Ephraim, que convocó a nuestro embajador en ese país, Pablo Macedo, para amonestarlo, se aventó la puntada de decirle que México debía apoyar a Israel en estos momentos, contra el “terrorismo”, como Israel “ha apoyado a México”.

¿En qué diablos el gobierno de Israel ha apoyado a México?

Seguramente se refiere como “apoyo” a los enormes negocios que las empresas israelíes de seguridad y espionaje han hecho en México[2] por décadas; o la venta de armas y vehículos militares que dichas empresas venden al gobierno mexicano; o la capacitación en técnicas de contrainsurgencia y control social que el gobierno israelí ha dado a ciertos grupos de militares mexicanos; o al generoso tratado de libre comercio entre ambos países, mediante el cual Israel vende muchísimo más a México que lo que le compra; etc.

Cabe recordar que como parte de ese apoyo israelí se puede sumar el que criminales buscados por México, como el torturador Tomás Zerón de Lucio -quien por cierto al estar al frente de diversas áreas de seguridad en el gobierno mexicano, favoreció en sus adquisiciones a numerosas empresas israelíes-; y el impresentable abusador de mujeres Andrés Roemer, se encuentren viviendo en Israel, sin que al parecer exista posibilidad alguna de ser entregados a las autoridades mexicanas, para que sean juzgados en nuestro país.

Y recordemos que Roemer -cuando estúpidamente fue nombrado en el sexenio de Peña Nieto, embajador de México ante la UNESCO- fue convencido por el representante israelí, a no votar en contra de dicho país en una resolución del organismo, relativo a las restricciones ilegales que el gobierno israelí establecía y lo sigue haciendo, para que los palestinos y musulmanes en general, puedan acceder sin restricciones a la mezquita de Al Aqsa; y para evitar excavaciones “arqueológicas” de los judíos israelíes en ese complejo.

Incluso el representante israelí, de apellido Hacochen, agradeció públicamente a Roemer por haber antepuesto su “creencias judías”, a las instrucciones del gobierno mexicano para condenar las acciones violatorias del Derecho Internacional, por parte de Israel.

También, como parte del “apoyo” israelí a México, deben considerarse los sistemas que las empresas israelíes han vendido a Estados Unidos para la seguridad fronteriza, y que tomaron mayor importancia durante la construcción del muro en el gobierno de Trump.

Esperemos que el gobierno mexicano no vaya a echarse para atrás ante las advertencias israelíes y, por el contrario, se mantenga firme para que se investiguen los crímenes de guerra de Israel en Gaza y en los territorios ocupados en Cisjordania y el Este de Jerusalén.

Pero hay que esperar que desde Israel, se presione a la comunidad judía mexicana para que intente acercarse al gobierno de López Obrador para que “rectifique”; y recordemos que parte de esa comunidad está muy bien representada en su gobierno (Scherer, Sheinbaum) o tienen gran cercanía con el presidente, como el caso de José María Rioboo, cuya esposa Yasmín Esquivel fue nombrada por López Obrador (y aprobada por el Senado) para ser Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Esperemos que la institucionalidad, el respeto a la soberanía mexicana y a la Nación y Estado Mexicanos, estén por delante, y por sobre presiones de grupos o personajes.

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