EL ODIO DE LÓPEZ OBRADOR
En vez de
aceptar que, en la capital del país Morena, él y Sheinbaum se equivocaron en
las políticas públicas y en el discurso, con respecto a la clase media, que
ahora le dio la espalda, el presidente no sólo reafirmó ayer su odio visceral a
dicha clase (no a los oligarcas, con los que se entiende muy bien, si son
obsequiosos y amables con él), sino al segmento social al que no puede
manipular y convencer con dádivas sociales, como lo hace con los sectores más
pobres del país.
Esto es lo
que declaró: “(hay dificultad) de cambiar al que ya tiene mentalidad aspiracionista
y se vuelve egoísta, clasista -incluso si viene de abajo- se convierte en
ladino [1], en racista y absorbe
todas las ideas conservadoras, como la de que hay pobreza porque el pueblo es
ignorante y no trabaja. Entonces, agregó, escuchan a comentaristas y refrendan
esas ideas: ¿Pues ahora sí que qué podemos hacer?, que sigan su camino”.[2]
No puede
haber una declaración más simplista, ignorante y esa sí clasista que lo que
dijo López Obrador (AMLO).
Esa clase
media a la que desprecia profundamente votó por él en el año 2000 para jefe de
gobierno de la ciudad de México, y en buena medida lo volvió a hacer en 2006 y
2012, y ni se diga en 2018.
Si ahora le
ha dado la espalda es porque él decidió convertir, sin justificación alguna, a
la clase media como su enemiga.
López
Obrador necesitaba crear un enemigo para que sus bases clientelares tuvieran un
referente que les sirviera para cohesionarlas. Solamente mencionar en abstracto
a la “mafia del poder” con Salinas, Peña Nieto, Calderón y Fox a la cabeza, no
era suficiente.
Había que
profundizar el odio clasista de los pobres a los “ricos”, pero no a los
oligarcas, esos sí corruptos, clasistas, racistas y conservadores, a los que
AMLO una y otra vez, trata de atraerlos para que lo apoyen políticamente e
inviertan en sus proyectos de infraestructura. Sólo un grupo muy específico de
oligarcas que se han manifestado continuamente en su contra, son el blanco de
sus críticas, encabezados por Claudio X. González.
Pero la masa
de pobres del país tenía que identificar a esa “mafia del poder” de una manera
tangible. Y a los que tienen más cerca, porque viven unos a lado de otros, es a
la población que se considera de clase media.
Así, a López
Obrador le importó un pepino que la mayoría de esa clase media apoyara su proyecto
en 2018, y decidió que sería el blanco de sus críticas y de su animadversión,
pues en ella tomaría cuerpo la “mafia del poder” y sería más fácil para sus
bases militantes identificarlos.
Actuó en
consecuencia, con una batería de políticas públicas destinadas a sustraer
recursos económicos de esa clase, para repartirlos entre sus bases militantes.
Y le funcionó.
Obviamente,
las clases medias que lo habían apoyado se sintieron traicionadas, y en este
ciclo electoral ya no votaron por el proyecto de AMLO. Era lógico que así sucediera.
Pero cual es
la reacción de AMLO, señalar que las clases medias son racistas, ladinas,
intrínsecamente corruptas, pues según Sheinbaum, el triunfo de la oposición en más
de la mitad de las alcaldías de la ciudad significa el regreso de la corrupción
(que por supuesto ella no va a permitir).
Así, AMLO y
su partido quieren el apoyo de las clases medias, a pesar de que día a día se
les estigmatiza, ataca y vitupera; a pesar de que todas las políticas públicas
gubernamentales van dirigidas a minar su nivel de vida, a pesar de que les
gritan que son racistas y corruptas. Y cuando con toda lógica esas clases
medias no lo apoyan, estalla el odio, ese sí racista y clasista de AMLO y
compañía, y ahora amenaza que va a apoyar todavía más a los pobres, lo que
quiere decir que se va a lanzar con todo para quitarle más recursos económicos
a las clases medias. No pretende recuperar su apoyo, sino terminar de
aplastarlas.
Claro que a
los oligarcas que son sus amigos (por ahora), no los toca en lo absoluto (los
invita a su finca en Palenque).
Las tres transformaciones
a las que hace referencia AMLO antes de la suya (falta ver que efectivamente lo
sea), la Independencia, la Reforma y la Revolución, se realizaron con una
alianza entre clases sociales (incluidas clases altas, pues hay que recordar
que Iturbide lo era en la época de la Independencia, así como Madero en la de
la Revolución), y especialmente entre clases medias y bajas.
Pero AMLO
cree que la forma de cambiar al país es que exista una minoría de oligarcas que
le rindan pleitesía a él; un mar de pobres que dependan de las ayudas
gubernamentales, junto con la desaparición de las clases medias del país. Y
claro, con las omnipresentes fuerzas armadas como las garantes de ese “orden”.
[1]
Persona que actúa con astucia y disimulo para lograr lo que se propone. Persona
manipuladora, retorcida y con alguna intención oculta. https://www.google.com/search?q=ladino+significado&oq=ladino&aqs=chrome.1.69i57j0i433j0l8.2891j1j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
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