BIDEN LE CONTESTA A AMLO
El
presidente López Obrador (AMLO) ha insistido desde hace un par de semanas en el
tema del financiamiento por parte del gobierno de Estados Unidos a
organizaciones no gubernamentales en México (ONG), tales como Mexicanos contra
la Corrupción y la Impunidad, al considerarlo una forma de intervención en los
asuntos internos de nuestro país; y mediante una nota diplomática, que no ha
sido contestada formalmente, ha demandado al gobierno de Estados Unidos que
deje de financiar a estas organizaciones, pues “atacan” a su gobierno e incluso
las considera “golpistas”.
Esta misma
semana el canciller Marcelo Ebrard se reunió con el secretario de Estado Antony
Blinken en Costa Rica, para tratar varios temas (migración, inseguridad, pandemia,
recuperación económica), y seguramente este tema del financiamiento de las
agencias estadounidenses a ONG debió tratarse (aunque no se mencionó
abiertamente).
Pues bien,
ayer el presidente Joe Biden anunció que la lucha contra la corrupción a escala
mundial es pilar de su política exterior y ordenó la elaboración de estrategias
para combatirla.[1]
Enfatizó que
este esfuerzo debe ser realizado por todos los países, y que Estados Unidos
seguirá financiando ONG y periodistas de investigación.
Señaló que
la corrupción es un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos y es
una misión que debe ser para el mundo entero.
Miembros de
la administración Biden señalaron que el Departamento de Estado y la Agencia de
Ayuda de Estados Unidos (USAID, que es la que financia en parte a la
organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y a otras ONG que
AMLO considera opositoras a su gobierno), anunciarán nuevas iniciativas para
incrementar su apoyo a la lucha contra la corrupción.
Incluso, los
funcionarios de los que no se especificó su nombre, señalaron que esta
prioridad se verá de inmediato en este hemisferio, pues uno de los temas
centrales de la visita de la vicepresidente Kamala Harris a Guatemala y México,
será el combate a la corrupción.
Por ahora,
esta política está especificada en un “memorando para un estudio de seguridad
nacional”, en el que se instruye a las agencias federales pertinentes, incluida
la CIA, a colocar como prioridad la lucha contra la corrupción.
En el memorándum
se especifica que se desarrollará una estrategia para trabajar con socios internacionales
“para contrarrestar la corrupción estratégica de líderes extranjeros, empresas
estatales o afiliadas, organizaciones criminales trasnacionales y otros actores
extranjeros y sus colaboradores domésticos…”.[2]
¿Cuáles son
las implicaciones para el gobierno de AMLO de esta nueva política del gobierno
de Biden?
Son muchas y muy graves.
Primero, Biden
le está diciendo a AMLO que le importa un “pepino” que esté enojado por la
labor que varias ONG mexicanas, financiadas por el gobierno estadounidense,
realizan. Para Biden y su gobierno, esa labor ya es considerada como parte de
su seguridad nacional.
Así es,
ahora la “lucha contra la corrupción y la impunidad”, en todo el mundo (ya sabemos
que los gringos se sienten los gobernantes globales, por lo que todas sus
políticas públicas abarcan el planeta entero), es un tema de seguridad nacional;
por lo tanto, según su interpretación, pueden y deben utilizar todo tipo de
instrumentos (se entiende legales e ilegales), para combatir la corrupción y
aquellos individuos o entes que el gobierno de Estados Unidos considere que
estén involucrados, sin importar que sean líderes extranjeros, gobiernos
completos, empresas, individuos, etc. serán blanco de sus represalias.
El gobierno
de Estados Unidos se permite a sí mismo, intervenir en los cinco continentes,
si considera que hay personas, organizaciones, instituciones y/o empresas que participen,
avalen, promuevan o protejan prácticas corruptas, por lo que para Biden y su
administración, no hay restricciones. Si en México, Rusia, China, la India, o
donde sea, se presentan situaciones que ellos consideren afectan su seguridad
nacional en este tema, no les va a importar intervenir de la manera que quieran
y puedan, para detener esa amenaza a dicha seguridad.
Y una parte
relevante de esa estrategia va a seguir siendo, incluso con más énfasis, el
financiamiento a las ONG que investigan a los gobiernos y a sus líderes.
Por lo tanto
AMLO, la respuesta a tu nota diplomática desde Estados Unidos es, no sólo me
importa un bledo que te enojes y que pidas explicaciones por el financiamiento
a las ONG, sino que ahora va a haber más y las agencias de inteligencia y de
seguridad de Estados Unidos se van a meter hasta la cocina para investigarte a
ti, a tu familia, a tus amigos, a tus colaboradores, a todos los que se me
pegue la gana investigar; y si considero, desde mi punto de vista, que son
corruptos o avalan y protegen la corrupción, te voy a castigar y a considerar
una amenaza a mi seguridad nacional.
Segundo, Biden
le está diciendo claramente a AMLO, pero también a Ebrard (posible
presidenciable para el 2024), que México sigue siendo parte del llamado “imperativo
categórico” de su seguridad nacional. Para ser más claros, que sigue siendo su “traspatio”;
y que las políticas que el gobierno mexicano quiera desarrollar (sea la
energética, sea una nueva Ley de Seguridad Nacional, sea la migratoria, etc.),
las tiene que avalar Washington; de lo contrario, habrá represalias y sobre
todo, el gobierno de Estados Unidos seguirá apoyando a las ONG, empresas,
individuos, e incluso partidos políticos, que favorezcan su agenda. Así que, el
mensaje es, lo mejor para ti AMLO es que te dobles (como lo hiciste con Trump)
y no pretendas “independizarte” del dominio gringo.
Tercero, Biden
manda este mensaje antes de las elecciones intermedias y antes de la llegada de
la vicepresidente Harris a nuestro país, para reafirmar que su gobierno se
puede meter y se va a meter en la política interna de México como y cuando le
venga en gana.
Para el
establecimiento político-militar de Estados Unidos, que está en medio de una
lucha feroz por la hegemonía mundial contra China y Rusia, es impensable que
México pretenda manejarse a su antojo, como país soberano, en la escena
internacional. Y mucho menos que coquetee con chinos y rusos, como lo ha hecho
últimamente México, con motivo de la ayuda en materia de vacunas para combatir
el coronavirus.
Si bien es
cierto que este memorándum de seguridad nacional tiene que ver con el planeta
entero, el primer destinatario de su mensaje es AMLO y su gobierno ante tres
políticas que ha desarrollado, que chocan de frente con las prioridades estratégicas
de la decadente superpotencia.
Primero,
AMLO expidió una Ley de Seguridad Nacional que puso serias restricciones a la
labor de las agencias estadounidenses en México. Si bien, mediante presiones,
Washington ya logró que su aplicación se modere respecto a dichas agencias, la
verdad es que los estadounidenses preferirían que la citada ley ni siquiera
existiera.
Segundo,
AMLO está llevando a cabo una política energética nacionalista para lograr
autosuficiencia en producción de gasolina y otros derivados, algo que afecta
duramente a los exportadores estadounidenses; y de la misma forma, AMLO no está
dando más concesiones a las petroleras extranjeras para explorar y producir
hidrocarburos, lo que tiene muy enfadado al poderoso lobby petrolero de Estados
Unidos.
Tercero,
AMLO se ha acercado a China y Rusia para conseguir vacunas contra el Covid-19,
que en un principio Estados Unidos no estaba dispuesto a proveer. Pero ahora
Washington ya tiene vacunas para compartir y espera que México ya no siga
acercándose más a sus competidores estratégicos (bueno, para Washington ya son
enemigos, no sólo competidores).
¿Qué hará y
aún más, qué debería hacer el gobierno de AMLO ante esta arrogante embestida
intervencionista de Estados Unidos? En un próximo artículo lo analizaremos.
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