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Zapata

viernes, 4 de junio de 2021

 

BIDEN LE CONTESTA A AMLO

El presidente López Obrador (AMLO) ha insistido desde hace un par de semanas en el tema del financiamiento por parte del gobierno de Estados Unidos a organizaciones no gubernamentales en México (ONG), tales como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, al considerarlo una forma de intervención en los asuntos internos de nuestro país; y mediante una nota diplomática, que no ha sido contestada formalmente, ha demandado al gobierno de Estados Unidos que deje de financiar a estas organizaciones, pues “atacan” a su gobierno e incluso las considera “golpistas”.

Esta misma semana el canciller Marcelo Ebrard se reunió con el secretario de Estado Antony Blinken en Costa Rica, para tratar varios temas (migración, inseguridad, pandemia, recuperación económica), y seguramente este tema del financiamiento de las agencias estadounidenses a ONG debió tratarse (aunque no se mencionó abiertamente).

Pues bien, ayer el presidente Joe Biden anunció que la lucha contra la corrupción a escala mundial es pilar de su política exterior y ordenó la elaboración de estrategias para combatirla.[1]

Enfatizó que este esfuerzo debe ser realizado por todos los países, y que Estados Unidos seguirá financiando ONG y periodistas de investigación.

Señaló que la corrupción es un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos y es una misión que debe ser para el mundo entero.

Miembros de la administración Biden señalaron que el Departamento de Estado y la Agencia de Ayuda de Estados Unidos (USAID, que es la que financia en parte a la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y a otras ONG que AMLO considera opositoras a su gobierno), anunciarán nuevas iniciativas para incrementar su apoyo a la lucha contra la corrupción.

Incluso, los funcionarios de los que no se especificó su nombre, señalaron que esta prioridad se verá de inmediato en este hemisferio, pues uno de los temas centrales de la visita de la vicepresidente Kamala Harris a Guatemala y México, será el combate a la corrupción.

Por ahora, esta política está especificada en un “memorando para un estudio de seguridad nacional”, en el que se instruye a las agencias federales pertinentes, incluida la CIA, a colocar como prioridad la lucha contra la corrupción.

En el memorándum se especifica que se desarrollará una estrategia para trabajar con socios internacionales “para contrarrestar la corrupción estratégica de líderes extranjeros, empresas estatales o afiliadas, organizaciones criminales trasnacionales y otros actores extranjeros y sus colaboradores domésticos…”.[2]

¿Cuáles son las implicaciones para el gobierno de AMLO de esta nueva política del gobierno de Biden?

Son muchas y muy graves.

Primero, Biden le está diciendo a AMLO que le importa un “pepino” que esté enojado por la labor que varias ONG mexicanas, financiadas por el gobierno estadounidense, realizan. Para Biden y su gobierno, esa labor ya es considerada como parte de su seguridad nacional.

Así es, ahora la “lucha contra la corrupción y la impunidad”, en todo el mundo (ya sabemos que los gringos se sienten los gobernantes globales, por lo que todas sus políticas públicas abarcan el planeta entero), es un tema de seguridad nacional; por lo tanto, según su interpretación, pueden y deben utilizar todo tipo de instrumentos (se entiende legales e ilegales), para combatir la corrupción y aquellos individuos o entes que el gobierno de Estados Unidos considere que estén involucrados, sin importar que sean líderes extranjeros, gobiernos completos, empresas, individuos, etc. serán blanco de sus represalias.

El gobierno de Estados Unidos se permite a sí mismo, intervenir en los cinco continentes, si considera que hay personas, organizaciones, instituciones y/o empresas que participen, avalen, promuevan o protejan prácticas corruptas, por lo que para Biden y su administración, no hay restricciones. Si en México, Rusia, China, la India, o donde sea, se presentan situaciones que ellos consideren afectan su seguridad nacional en este tema, no les va a importar intervenir de la manera que quieran y puedan, para detener esa amenaza a dicha seguridad.

Y una parte relevante de esa estrategia va a seguir siendo, incluso con más énfasis, el financiamiento a las ONG que investigan a los gobiernos y a sus líderes.

Por lo tanto AMLO, la respuesta a tu nota diplomática desde Estados Unidos es, no sólo me importa un bledo que te enojes y que pidas explicaciones por el financiamiento a las ONG, sino que ahora va a haber más y las agencias de inteligencia y de seguridad de Estados Unidos se van a meter hasta la cocina para investigarte a ti, a tu familia, a tus amigos, a tus colaboradores, a todos los que se me pegue la gana investigar; y si considero, desde mi punto de vista, que son corruptos o avalan y protegen la corrupción, te voy a castigar y a considerar una amenaza a mi seguridad nacional.

Segundo, Biden le está diciendo claramente a AMLO, pero también a Ebrard (posible presidenciable para el 2024), que México sigue siendo parte del llamado “imperativo categórico” de su seguridad nacional. Para ser más claros, que sigue siendo su “traspatio”; y que las políticas que el gobierno mexicano quiera desarrollar (sea la energética, sea una nueva Ley de Seguridad Nacional, sea la migratoria, etc.), las tiene que avalar Washington; de lo contrario, habrá represalias y sobre todo, el gobierno de Estados Unidos seguirá apoyando a las ONG, empresas, individuos, e incluso partidos políticos, que favorezcan su agenda. Así que, el mensaje es, lo mejor para ti AMLO es que te dobles (como lo hiciste con Trump) y no pretendas “independizarte” del dominio gringo.

Tercero, Biden manda este mensaje antes de las elecciones intermedias y antes de la llegada de la vicepresidente Harris a nuestro país, para reafirmar que su gobierno se puede meter y se va a meter en la política interna de México como y cuando le venga en gana.

Para el establecimiento político-militar de Estados Unidos, que está en medio de una lucha feroz por la hegemonía mundial contra China y Rusia, es impensable que México pretenda manejarse a su antojo, como país soberano, en la escena internacional. Y mucho menos que coquetee con chinos y rusos, como lo ha hecho últimamente México, con motivo de la ayuda en materia de vacunas para combatir el coronavirus.

Si bien es cierto que este memorándum de seguridad nacional tiene que ver con el planeta entero, el primer destinatario de su mensaje es AMLO y su gobierno ante tres políticas que ha desarrollado, que chocan de frente con las prioridades estratégicas de la decadente superpotencia.

Primero, AMLO expidió una Ley de Seguridad Nacional que puso serias restricciones a la labor de las agencias estadounidenses en México. Si bien, mediante presiones, Washington ya logró que su aplicación se modere respecto a dichas agencias, la verdad es que los estadounidenses preferirían que la citada ley ni siquiera existiera.

Segundo, AMLO está llevando a cabo una política energética nacionalista para lograr autosuficiencia en producción de gasolina y otros derivados, algo que afecta duramente a los exportadores estadounidenses; y de la misma forma, AMLO no está dando más concesiones a las petroleras extranjeras para explorar y producir hidrocarburos, lo que tiene muy enfadado al poderoso lobby petrolero de Estados Unidos.

Tercero, AMLO se ha acercado a China y Rusia para conseguir vacunas contra el Covid-19, que en un principio Estados Unidos no estaba dispuesto a proveer. Pero ahora Washington ya tiene vacunas para compartir y espera que México ya no siga acercándose más a sus competidores estratégicos (bueno, para Washington ya son enemigos, no sólo competidores).

¿Qué hará y aún más, qué debería hacer el gobierno de AMLO ante esta arrogante embestida intervencionista de Estados Unidos? En un próximo artículo lo analizaremos.

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