La guerra contra las drogas de Nixon resultó en fracaso
total
Este combate por la salud pública, escondía otros
objetivos del ex presidente de EU: la izquierda antiguerra y los
afroestadunidenses
Se cumplen 50 años; enormes costos
políticos y sociales
David Brooks
https://www.jornada.com.mx/2021/06/18/mundo/021n1mun
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 18 de junio de 2021, p. 21
Nueva York. El presidente
Richard Nixon declaró una guerra contra las drogas hace 50 años (se
cumplen esta semana), proclamando que eran el enemigo público numero
uno de Estados Unidos. Medio siglo después, y cientos de miles de millones
de dólares, cientos de miles de muertes por la violencia de esa guerra dentro y
fuera de Estados Unidos y la encarcelación de millones, hay más drogas ilícitas
y más baratas y disponibles que nunca y el país está experimentando otra crisis
mortal más de sobredosis de opiaceos.
Por la evidencia que se ha acumulado a lo largo de cinco décadas, esa
guerra contra las drogas es un fracaso con enormes costos políticos y sociales.
Esa guerra, según admitió uno de los asesores más cercanos de
Nixon, tenía otro objetivo, además de una supuesta preocupación por la salud de
los estadunidenses. “La Casa Blanca de Nixon… tenía dos enemigos: la izquierda
antiguerra y la población afroestadunidense (…) Sabíamos que no podíamos
convertir en algo ilegal estar en contra de la guerra o ser negro, pero lograr
que el público asociara a los hippies con la mariguana y a los
negros con la heroína, y después criminalizarlos severamente, podríamos
irrumpir en esas comunidades(…) arrestar a sus líderes, catear sus casas,
disolver sus reuniones y vilipendiarlos noche tras noche en los noticieros.
¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Por supuesto que sí”,
declaró John Ehrlichman en entrevista con la revista Harper’s en
1994.
El término guerra contra las drogas entró al vocabulario
político el 18 de junio de 1971 en una conferencia de prensa donde Nixon, quien
un día antes envío su iniciativa antinarcóticos al Congreso, declaró que el
abuso de drogas ilícitas se había convertido en el enemigo público número
uno del país.
En 1973 Nixon creó la agencia antinarcóticos conocida como DEA. Pero con
el incremento dramático en los presupuestos dedicados a la guerra
antinarcóticos, otras agencias ingresaron al juego, incluidas el FBI y la CIA y
el Departamento de Estado.
En los años 80, el presidente Ronald Reagan promovió medidas más
punitivas contra delitos relacionados con la droga, y con ello empezó un
dramático incremento en la encarcelación por delitos relacionados con las
drogas que se elevó de 40 mil 900 en 1980, a más de 430 mil en 2019, según the
Sentencing Project, impactando sobre todo a comunidades minoritarias y pobres
del país.
El enemigo en esta guerra también estaba en el extranjero:
intervenciones estadunidenses en países como Panamá, Venezuela, entre otros, se
han justificado bajo el rubro de la guerra contra el narco, al
igual que los programas de cooperación que han permitido la presencia
y el asesoramiento estadunidense en gran parte del hemisferio
americano, incluidos México y Colombia. La CIA usó el narcotráfico para
financiar fuerzas contrarrevolucionarias en Centroamérica tal como se documentó
en audiencias e investigaciones sobre el escándalo Irán-contras en
los 80. Trump usó esa guerra para justificar su muro fronterizo.
Gasto de 50 mil mdd
anuales
Hoy día, el gobierno
estadunidense gasta casi 50 mil millones de dólares anuales en la guerra contra
las drogas, según cálculos del Drug Policy Alliance (DPA). Desde 1971, esa
guerra, según algunos cálculos, ha costado a Estados Unidos aproximadamente un
billón de dólares.
Dentro de Estados Unidos se realizan más de 1.35 millones de arrestos
por posesión de droga cada año. O sea, cada 25 segundos una persona es
arrestada por drogas para uso personal; en 2019, 26 por ciento de los
arrestados fueron afroestadunidenses, a pesar que son sólo 13.4 por ciento de
la población nacional y consumen y venden drogas al mismo nivel que los
blancos, reporta el Centro FXB de la Universidad de Harvard y DPA.
A pesar de esta inversión masiva en la guerra de 50 años, se acaba de
marcar un nuevo récord de 81 mil muertes por sobredosis de drogas entre mayo de
2019 a mayo de 2020, reportaron los Centros de Control de Enfermedades (CDC).
Hoy día, las autoridades advierten que, junto con la pandemia del
Covid-19, hay una nueva epidemia de uso de opiaceos, con un incremento de 38
por ciento en muertes por sobredosis, una crisis que fue generada, en parte,
por medio de narcotraficantes legales que se visten de traje en
oficinas lujosas de empresas farmacéuticas, o que son doctores.
La semana pasada, en la esquina de Broadway y Canal, un joven
repite mariguana, mariguana. Otro ofrece lo mismo en la entrada noreste de
Washington Square, y a veces mucho más –opiaceos, ácido y éxtasis– que han
estado a la oferta durante años. A pocas cuadras de donde El Chapo fue
enjuiciado en el centro de Brooklyn, uno puede hacer el conecte para
comprar el mismo producto que el fue acusado de enviar a las calles de Estados
Unidos.
Múltiples investigaciones nacionales e internacionales han documentado y
concluido que esa guerra ha fracasado. Repiten cada año que después de tantas
vidas destruidas aquí y en el extranjero, tantos encarcelados y la inversión de
una fortuna, las tasas de consumo permanecen más o menos igual que hace 50
años, y algunas drogas están hasta más disponibles y baratas que antes, en un
mercado en que los estadunidenses gastan alrededor de 150 mil millones de
dólares al año, según cálculos de RAND Corporation.
Desde hace 10 años, la Comision Global, integrada por ex presidentes y
otros ex altos funcionarios, entre ellos George Schulz, Paul Volker, Ricardo
Lagos, César Gaviria, Fernando Henrique Cardoso, Ernesto Zedillo, Carlos
Fuentes y Kofi Annan (hasta sus muertes), entre otros, ha recomendando un giro
dramático en la política antinarcóticos, anulando el concepto
de guerra y promoviendo un enfoque de prevención y salud pública (https://www.globalcommissionondrugs.org/).
DPA, organización que desarrolló una estrategia exitosa para rechazar la
óptica de la prohibición y promover la legalización y el control sanitario de
las drogas, subraya en este 50 aniversario que “esta guerra sólo ha logrado los
propósitos dañinos que deseaba Nixon. No ha resuelto ningún problema asociado
con el consumo…. hemos desperdiciado cientos de miles de millones de dólares
sujetando a nuestro propio pueblo a la criminalización y encarcelación masiva
que de manera desproporcionada ha dañado a las comunidades minoritarias”.
Iniciativas para
despenalizar
Esa organización,
junto con una coalición cada vez más amplia de grupos sociales, han logrado
impulsar el desmantelamiento de partes de esa guerra, con iniciativas
locales y estatales para despenalizar las drogas y legalizar la mariguana. Hoy
día, el fruto de ese trabajo es que la mariguana para usos recreativos ya es
legal en 16 estados y la capital del país (entidades en donde viven más de 43
por ciento de la población nacional), y el uso medicinal del cannabis es legal
en 36 (https://drugpolicy.org).
En 2020, votantes en Oregon, en un esfuerzo impulsado por DPA y la Unión
Americana de Libertades Civiles (ACLU), aprobaron la despenalización de la posesión
de toda droga para uso personal –el primer estado en hacerlo– y financiar
programas de tratamiento y recuperación de adicción con fondos generados con el
impuesto sobre ventas legales de mariguana.
Un 83 por ciento de los votantes opinan que la guerra contra las drogas
ha fracasado, y 66 por ciento favorecen despenalizar la posesión de drogas y
promover una estrategia de salud pública, según un nuevo sondeo presentado esta
semana por DPA y la ACLU.
Algunos creen que 50 años después se está llegando al fin de esta
guerra.
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