HAY QUE ANULAR EL VOTO
Propongo que
los mexicanos conscientes e informados salgan a votar, pero ANULEN SU VOTO.
Los que han
visto a lo largo de muchos años cómo los políticos, el crimen organizado y las
élites económicas de este país lo han devastado; los que no se venden por
“ayudas” o “programas sociales”, ni se dejan engañar por los mismos corruptos
de sexenios anteriores; los que no se dejan intimidar con amenazas de que van a
perder tal o cual beneficio; los que no se dejan lavar el cerebro con eso de
que “si no votas, otros decidirán por ti”, lo cual es una absoluta falacia,
dado que los incompetentes, vividores, oportunistas y corruptos políticos de
siempre (con sus socios del crimen organizado y de la oligarquía), son los que deciden
según sus intereses; que esos mexicanos conscientes ejerzan su derecho de
votar, pero enviando un potente mensaje (siempre y cuando fueran millones) a
los miembros de la subclase política de este país, para decirles que ellos no
nos representan, sólo se representan a sí mismos, a sus familias, a sus grupos
políticos, criminales y empresariales, pero no a la ciudadanía, que sufre su
incompetencia, su patanería, su imbecilidad, un día tras otro.
Desde hace
40 años he participado como votante, funcionario de casilla, o como
representante de algún partido en el proceso electoral, y estas elecciones me
parecen las más patéticas, ridículas y lamentables en todos estos años.
No sólo
porque el crimen organizado se ha dado gusto matando e intimidando candidatos y
funcionarios públicos (ya van 88 políticos asesinados); o porque las “familias
políticas” de cada partido, incluyendo a los que se proclaman “diferentes”, han
colocado como candidatos a sus parientes (hijos, esposas, hermanos, primos,
etc.); o porque, con la posibilidad de la reelección, los mismos corruptos
incompetentes pueden quedarse por varios ciclos electorales; o porque las cúpulas
partidistas decidieron en un 99% las candidaturas (especialmente el
impresentable presidente de Morena, la “veleta” Mario Delgado), sin una
verdadera participación de las militancias; o porque se regalaron candidaturas
a personas que tenían cierto conocimiento entre la población, como deportistas,
actores, cantantes, etc. que han demostrado con creces, su absoluta ignorancia
sobre los problemas de la ciudadanía y la forma de poder resolverlos, y sólo
están ahí para ser manipulados por los dirigentes de los partidos que los
postularon; o, en fin, por las ridiculeces que cientos de candidatos han
realizado como vestirse de “superhéroes”, ponerse a bailar o a hacer
“exhibiciones” de karate, o a cantar (berrear sería el término correcto),
supuestamente para ganarse el voto ciudadano, pero demostrando con esas
actitudes que consideran al electorado no sólo inculto y estúpido, sino
francamente como un montón de zombis que harán lo que los partidos quieran.
Desgraciadamente,
la mayoría de la población responde a distintas motivaciones, ya sea para votar
por alguno de estos patéticos e impresentables candidatos (a todos los puestos
de elección popular), o para no hacerlo.
Los partidos
clientelares, como lo han sido por años el PRI y el PRD y ahora lo es Morena, utilizan
el presupuesto que tienen a su disposición (a nivel federal, estatal y
municipal), para amarrar votos a su favor, amenazando, intimidando,
chantajeando y condicionando el voto de las clases populares, con el espantajo
de que, si no votan por ellos, de la noche a la mañana, los programas sociales
y de ayudas directas con los que cuenta la población más desfavorecida del
país, desaparecerán.
De ahí que
un porcentaje nada despreciable del electorado se ve obligado a votar por el
partido que supuestamente es el que garantiza que esas ayudas sigan fluyendo.
Otra parte
del electorado, principalmente las clases medias, votan casi siempre por el PAN
y en ocasiones por el PRI, por costumbre (aún sin saber o importarles quienes
son los candidatos, ni qué proponen), porque están convencidos de que
representan sus intereses, a pesar de que durante décadas ambos partidos se
encargaron de devastar la economía del país, de convertirlo en el paraíso del
crimen organizado y de mantener estancado el nivel de vida de la mayoría de este
sector del electorado.
Y, por
último, un sector amplio del electorado es escéptico y desconfiado hacia la
política y está tan harto de ella, que prefiere no votar, para no seguir
legitimando un sistema podrido, que no genera beneficios para la población.
Hay otra
parte del electorado, la más aislada y olvidada que por ignorancia,
desconocimiento y su propia marginación, no participa de ninguna forma en el
proceso electoral.
Pero sólo
imaginemos que 10, 15 o 20 millones de mexicanos saliéramos a votar, pero
anuláramos el voto, y se anotara en alguna de las boletas “ANULO MI VOTO,
PORQUE USTEDES NO ME REPRESENTAN. SON UNA VERGÛENZA PARA EL PAÍS.”
Qué poderoso
mensaje para esta subclase de incompetentes, vividores, oportunistas,
trepadores y corruptos, de parte de un gran porcentaje del electorado, que así
demostraría que sí le importa el voto, pero que en consciencia no puede votar
por estas lacras, que lo único que representan es la podredumbre de la política
en México.
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