¿Es justo comparar Gaza con Auschwitz?
José Steinsleger
https://www.jornada.com.mx/2021/05/26/opinion/019a1pol
Hija del general
Mattiyahu Peled, quien después de la guerra de los seis días (1967)
protestó contra la política de asentamientos y colonización de Tel Aviv en
Palestina, la filóloga, traductora y pacifista israelí Nurit Peled Elhanan
(Jerusalén, 1949) perdió a su propia hija de 14 años en un atentado suicida
palestino (1997).
Invitada por el Parlamento Europeo con motivo del Día de la Mujer, Nurit
manifestó: “El llamado mundo libre tiene miedo del útero musulmán […]. La
verdadera amenaza son el imperialismo estadunidense, la indiferencia y la
complicidad europeas, y el régimen israelí racista y cruel” (8/3/05).
Añadió: “La violencia local infligida a las mujeres palestinas por el
gobierno de Israel y el ejército israelí se ha extendido a todo el planeta […].
Es una violencia que casi nunca se aborda y que la mayoría de la gente en
Europa y en Estados Unidos excusan con la boca pequeña”. Los temas de estudio
de Nurit versan sobre el racismo en el sistema educativo israelí, con libros de
texto dirigidos principalmente contra los palestinos.
Nurit responsabilizó a la opresión israelí sobre los palestinos, como
causante indirecta de la muerte de su hija. Y en agosto de 2014, en entrevista
con el periódico español Público, citó las palabras de Haneen
Asharawi, miembro del Consejo Legislativo Palestino: Somos el único pueblo
del planeta al que se le exige garantizar la seguridad de su ocupante, mientras
Israel es el único país que llama a defenderse de sus víctimas.
En sintonía, la profesora de lingüística Tanya Reinhardt (Haifa
1943-Nueva York 2007), de quien Noam Chomsky expresó que su activismo no se
limitaba a las palabras, sino también a la defensa de la integridad moral de la
propia sociedad israelí.
“Para controlar Cisjordania –escribió Tanya– Israel debe controlar
totalmente la franja de Gaza, convertida en una cárcel totalmente hermética,
aislada del mundo […]. Para muchos palestinos, los primitivos cohetes Quassam
son una respuesta a la guerra que Israel les ha declarado […]. La respuesta más
lógica que Hamas propone desde hace tiempo es el alto al fuego total.”
Sin embargo, la opinión más elocuente de una ocupación que ha cumplido
73 años, sólo podía venir de sus propias entrañas. Me refiero a Shulamit Aloni
(Tel Aviv, 1928), militante del movimiento sionista-socialista Hashomer Hatzair
en su juventud, comando del Palmaj (unidad de élite del ejército sionista en la
guerra de 1948) y ministro de Cultura durante el gobierno de Isaac Rabin
(1974-77) hasta que renunció por disentir con la unión Estado-religión.
En una extensa entrevista concedida en abril de 2004 al periódico Yediot
Aharonot (literal: Últimas Noticias, publicado en hebreo),
y el de mayor circulación en Israel desde 1970, Shulami expresó:
“En este país hay gente que dice ‘no quiero saber, no leo los
periódicos’ […]. Nosotros no aceptamos que los alemanes dijeran ‘no sabíamos’.
Eso nos enfureció. Ellos sencillamente no querían saber. Estaban detrás de
su führer y admiraban a su ejército. Entre nosotros pasa lo
mismo. La gente no sabe y no quiere saber”.
Sigue: “Sí, saben que han de ser patriotas. ¿Y hay algo más patriótico
que una guerra? Dicen: ‘Dios vendrá en nuestra ayuda’. Pero en el cinturón de
los soldados nazis estaba escrito: ‘Dios está con nosotros’. Reina aquí una
histeria patriótica y la gente ya no dice nada”.
Otro pasaje: Me horroriza nuestro desplome moral. Me horroriza
nuestra arrogancia y la facilidad con la que matamos y asesinamos a palestinos.
No puedo hallar descanso cuando veo el muro que estamos levantando. Robamos la
tierra a gentes que viven en este lugar desde hace siglos y nos persuadimos de
que somos nosotros las víctimas.
Más: “Somos violentos, nos mentimos a nosotros mismos, nuestra
exaltación de la fuerza nos está minando. Nos consideramos una democracia
cuando se domina a 3 millones de personas que no tienen voz […]. Somos
responsables de la sangre judía derramada […]. Ellos ejercen el terror y
nosotros se lo devolvemos centuplicado”.
Shulamit remata: “En este país, el Estado no tiene su ejército, sino que
es el ejército el que tiene su Estado […]. La guerra actual no es una guerra de
supervivencia, sino una guerra colonial […]. Yo me considero patriota, y ser
patriota significa protestar contra la depravación moral que nos invade”.
Shulami fue condecorada en 2000 con el Premio Israel por sus contribuciones a
la sociedad y a su funeral, en 2014, acudieron miles de israelíes.
Nurid, Tanya, Shulami. Apenas tres de las muchas mujeres que en el
supuesto Estado judío empiezan a preguntarse si deben sentir orgullo
frente al cadáver de sus hijos. O si en algún libro sagrado, la ética judía
perdona que vuelvan a casa con la frente en alto, luego del litúrgico asesinato
de niños, ancianos y mujeres palestinos.
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