La crisis de Morena y el telecandidato
Pedro Salmerón Sanginés
https://www.jornada.com.mx/2020/09/08/opinion/016a1pol
La aplastante victoria
electoral de Morena en julio de 2018 fue también el inicio de su más profunda
crisis. Ya había muchas críticas fundadas a la gestión de la secretaria general
en funciones de presidenta del partido, pero, cuando muchos cuadros pasaron al
gobierno, se reconstruyó un Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que entró en una
espiral de desatinos de que ya hablamos (https://bit.ly/3i8MvL7).
Eso también fue posible por errores anteriores, como la inexistencia de criterios
para la construcción de alianzas y candidaturas; la creación de grupos
personalistas (particularmente, pero no sólo, el de Ricardo Monreal); el uso
faccioso o al menos poco transparente del padrón y la afiliación
(responsabilidad del entonces secretario de Organización, Gabriel García
Hernández), y que los conflictos internos no se dirimieran en los órganos
internos, sino fuera.
Esto último es particularmente grave, y causa de la actual crisis. El
partido tiene una Comisión de Honestidad y Justicia que resuelve las demandas
internas de violación a estatutos y principios casi siempre de manera correcta;
pero desde muy temprano, a esa comisión le quitaron los dientes: sus
resoluciones fueron recurridas ante el Tribunal Electoral, que casi siempre ha dado
la razón a quienes demandaban contra el partido. Quienes empezaron a hacerlo y
asesoraron a otros tienen nombre: Ernesto Prieto Ortega y Ernesto Prieto
Gallardo, quienes se relevaron en la presidencia de Morena en Guanajuato.
La ausencia de un padrón confiable y la judicialización de nuestra vida
interna (a la que también abonó, hay que decirlo, la querella promovida por
Alfonso Ramírez Cuéllar contra Yeidckol Polevnsky, que me parece, por lo menos,
muy inoportuna) le allanaron el camino a Alejandro Rojas Díaz-Durán y otros
personajes, a recurrir de nuevo a ese tribunal que casi siempre falla contra
Morena, para que la elección del presidente del partido quedara en manos del
INE.
La resolución del tribunal y su interpretación a manos del INE son
contrarias a la legalidad, violatorias de los principios de equidad de género
que en Morena ya son moneda corriente, y convierten una cuestión política en un
concurso de a ver quién es más famoso… eso ha permitido que dos hombres que no
cumplen los criterios exigidos por el estatuto se hayan postulado para presidir
Morena, el partido que debería ser la principal palanca de apoyo a las
transformaciones reales que lleva a cabo el gobierno y garantía de continuidad,
hacia la izquierda, del proyecto de transformación encabezado por AMLO.
De Mario Delgado todos sabemos que se sumó a Morena al cuarto para la
victoria, y que antes de eso suscribió el Pacto por México y operó para que los
legisladores del PRD aprobaran la mal llamada reforma educativa. And a
very long etcétera.
El otro aspirante que no cumple los requisitos del estatuto es Gibrán
Ramírez Reyes. Surgió misteriosamente (no se sabe que el partido lo haya
designado o comisionado para ello) como uno de los voceros de la campaña de
2018, aunque desde antes tenía muchos espacios en Milenio y
Televisa. Encontramos el origen de estos espacios en sus antecedentes
familiares y no en su trayectoria, aunque una vez en ellos, demostró una
razonable capacidad para debatir contra los telectuales de la
derecha que jamás invitarían ni se enfrentarían en abierto debate con los que
construyeron el proyecto alternativo de nación. Eso dio a Ramírez cierta
notoriedad, inflada por los medios. Además de esos contactos familiares,
Ramírez formó parte de un grupo llamado Democracia Deliberada, cuyas posiciones
teóricas surgen de las que reproducen el ITAM y el CIDE. Hay que recordar que
quien lo llevó a la administración pública fue Germán Martínez, cuyas
posiciones elogió y respaldó durante meses. No sobra señalar que cuando
expliqué en las redes sociales estos antecedentes (y otros), fácilmente
verificables, Ramírez Reyes reaccionó con una falta de madurez que demuestra,
sin duda, su falta de sensibilidad para un cargo de las características del que
aspira.
Ramírez suele decir que estuvo en la construcción de las juventudes de
Morena y no sólo como vocero en los medios que habían establecido un
cerco informativo contra el movimiento. En estos días hice un sondeo entre
quienes construyeron la red nacional de jóvenes de Morena desde 2012: casi
todos coinciden en que nunca lo vieron en el trabajo real, y que es un #telecandidato.
Como en 2017, sigo convencido de que es necesaria la pluralidad en el
gobierno y el movimiento. Que Delgado y Ramírez sigan en el gobierno. Pero para
presidir el partido que debe refundarse para ser capaz de respaldar al
gobierno, formar cuadros, construir la cultura política, ser correa de
transmisión entre pueblo y gobierno, y garantizar que se produzca la Cuarta
Transformación y que ésta no sea sólo un sexenio de respiro, se requiere
trayectoria, coherencia, capacidad política y lealtad a los principios.
Twitter: @HistoriaPedro
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