Bolivia, ¿ruptura o consolidación
del golpe?
Katu Arkonada
https://www.jornada.com.mx/2020/09/12/opinion/015a1pol
A cinco
semanas de las elecciones generales en Bolivia –18 de octubre–, el
panorama se complica más y más. La polarización advertida entre el MAS y los
golpistas se agudiza, mientras Carlos Mesa intenta mantener un perfil bajo que
le ayude a ganar votos de una derecha desencantada con un gobierno transitorio
que se hunde después de casi un año de escándalos de corrupción y mal manejo de
la crisis de salud.
Las
últimas encuestas son favorables al MAS-IPSP que tiene al ex ministro de
Economía Luis Arce Catacora como candidato presidencial. El partido de Evo
Morales obtiene 26.2 por ciento en el reciente estudio de Mori (la única que
acertó el resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016), que cuando se
pondera filtrando sólo los votos válidos se transforma en 37.3 por ciento frente
a 24.2 de Carlos Mesa o 14.4 por ciento de Jeanine Áñez. Es decir, Luis Arce
estaría cerca de ser presidente electo en primera vuelta, siempre que alcance
40 por ciento de votos válidos y 10 puntos de diferencia sobre Mesa, lo que
puede suceder con una buena campaña y si los golpistas no bajan a Áñez de la
carrera presidencial. En caso de que no se alcance 40 por ciento, o la
presidenta actual decline y Mesa se acerque a menos de 10 puntos de diferencia,
la segunda vuelta sería inevitable y en ese caso el 14 por ciento de los
golpistas, sumado al del cívico Fernando Camacho (12.4 por ciento),
que lidera la intención de voto en la ciudad más poblada del país, Santa Cruz,
el conservador Chi Hyun Chung (5.9 por ciento) o el hombre del Departamento de
Estado en Bolivia Tuto Quiroga (3.8 por ciento) se unirían contra Evo Morales y
Luis Arce, provocando la derrota segura del MAS.
Dos
semanas antes de la elección, el 4 de octubre, se celebrará el debate entre los
aspirantes presidenciales, organizado por la Asociación Nacional de Periodistas
de Bolivia, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, la Fundación
Jubileo, la Universidad Mayor de San Andrés y una red de medios de
comunicación. Los 14 días posteriores al debate serán claves para que diferentes
sectores puedan consolidar su voto y para la posible declinación de Áñez.
Mientras
tanto, en el gobierno golpista intentan por todos los medios lavar su imagen y
ensuciar la de Evo Morales y el MAS, y han impulsado una denuncia de la
Procuraduría General del Estado ante la Corte Penal Internacional, acusando a
Evo de incurrir en delitos de lesa humanidad. Los autores físicos e
intelectuales de las masacres de Sacaba y Senkata, donde murieron asesinadas
más de 30 personas por las balas de las fuerzas de seguridad, acusan al ex
presidente boliviano de la muerte de más de 40 personas por la falta de oxígeno
durante los bloqueos carreteros de agosto.
Al mismo
tiempo, y tras un viaje a Estados Unidos de Arturo Murillo, ministro de
Gobierno, donde se reunió con Luis Almagro, secretario general de la OEA,
representantes del Departamento de Estado y los senadores republicanos Ted Cruz
y Marco Rubio, ha empezado a operar en Bolivia la empresa estadunidense CLS
Strategies, vinculada a los servicios de inteligencia gringos y que
supuestamente va a dar asesoría al gobierno boliviano de
transición en temas relacionados con la democracia.
De manera
complementaria, y según filtraciones del entorno del gabinete, los golpistas
tienen sobre la mesa una propuesta para eliminar el registro jurídico del
MAS-IPSP, junto con un análisis de lo que implicaría dicho acto en cuestión de
movilización y respuesta social. La apuesta es clara: una segunda vuelta entre
Carlos Mesa y Jeanine Áñez, donde sólo habría un ganador: Estados Unidos y sus
intereses en Bolivia.
En las
calles, al menos entre la clase media urbana, la sensación es que se quería un
cambio, pero no así, y eso está haciendo que Mesa se desplace hacia la derecha
para ganar el voto más ultra que ya no se siente representado por Áñez, lo cual
a su vez podría hacer que el voto más moderado de centro se acercara al MAS,
pues entre la disyuntiva de pensar cómo y cuándo estaban mejor, en septiembre
de 2019 (las elecciones fueron en octubre y el golpe en noviembre de 2019) o en
septiembre de 2020, es claro que esa clase urbana tenía mejores condiciones
sociales, y sobre todo económicas, hace un año.
La crisis
económica hace que la gente prefiera vivir en septiembre de 2019. En 14 años de
proceso de cambio se le pagaba a tiempo a la gente y podía ahorrar, en nueve
meses la gente ha perdido su trabajo y gastado sus ahorros. Ése es el nuevo
sentido común que se está posicionando entre una buena parte de la población
boliviana.
Si ese
sentido común se hace más grande decantando la balanza a favor del MAS-IPSP,
entonces la alternativa de quienes hoy gobiernan parece ser un nuevo golpe
dentro del golpe que impida que Evo Morales, jefe de campaña del Movimiento al
Socialismo, pudiera retornar a una Bolivia gobernada por Luis Arce Catacora.
Twitter: @katuarkonada
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