ALEMANIA
La canciller
Angela Merkel está en una encrucijada, en buena medida por su indeclinable
apego a la hegemonía estadounidense y a su recelo respecto a Rusia, visto que
ella se formó en la antigua República Democrática de Alemania, que estuvo por
más de cuarenta años bajo el dominio soviético.
Al presidir
al Consejo de la Unión Europea (UE) desde el 1º de Julio de este año y hasta el
31 de diciembre, Merkel tiene que enfrentar, no sólo la pandemia del
coronavirus, que por lo visto está resurgiendo en el continente con una segunda
ola de contagios durante el verano; sino las medidas para la recuperación
económica de la UE; la salida de Gran Bretaña de la propia Unión; la crisis
política en Bielorrusia; el conflicto entre Grecia y Turquía por los derechos
para la explotación de hidrocarburos en el Mediterráneo Oriental; y las
difíciles relaciones de la Unión con el gobierno de Putin.
En el último
tema, el muy extraño, y aún no explicado envenenamiento del principal político
opositor de Putin, Alexander Navalny, durante un vuelo de Siberia hacia Moscú,
sobre el que la prensa y la mayoría de los gobiernos occidentales han señalado
como responsable al gobierno ruso; han obligado a Merkel a exigir una
investigación y explicación a fondo al gobierno de Putin, incluso amenazando
(en voz de su Ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Mass), sobre la posibilidad
de que el gasoducto (a punto de ser terminado, pues sólo le faltan 160
kilómetros, de un total de 2,360) Nord Stream 2, que llevará miles de millones
de metros cúbicos de gas de Rusia a Alemania, pueda quedar suspendido, en tanto
no se aclara lo sucedido a Navalny.
La
construcción de dicho gasoducto ha sido un punto de conflicto entre los
gobiernos de Trump y Merkel, dado que el presidente de Estados Unidos, como
parte de su estrategia de presión hacia el gobierno de Putin (por su
intervención en Siria y su anexión de la península de Crimea; así como por las
absurdas acusaciones del Deep State estadounidense sobre la inventada
intervención rusa en las elecciones presidenciales del 2016; y ahora también en
las de este año), desde el 2018 advirtió a Merkel que no siguiera con el
proyecto del gasoducto, pues ello ayudaría a la economía rusa; y llegó a decir
que Alemania estaba dominada económicamente por Rusia. Trump en cambio, sugirió
que los alemanes compraran el gas (más caro, por la distancia que tendrían que
recorrer los buques tanque desde América hasta el Mar Báltico) a los Estados
Unidos.
Los
legisladores estadounidenses también tienen preparadas varias medidas
legislativas para sancionar a las empresas alemanas y europeas que continúen con
su participación en el mencionado gasoducto[1].
Así también,
Trump ha presionado a Merkel para que aumente el gasto militar, como país miembro
de la OTAN[2], hasta el 2% de su PIB;
puesto que Alemania actualmente gasta sólo el equivalente al 1.35%.
Alemania se
ha comprometido a aumentar su gasto hasta el 1.5%, y en varios años más llegar
al 2%; algo que no satisfizo a Trump, por lo que señaló que retiraría de
Alemania hasta 12 mil soldados de los que mantiene en ese país; enviando 5,600
de ellos a otros países de Europa del Este. Estados Unidos tiene actualmente 47
mil soldados y personal civil en Alemania.[3]
En Estados
Unidos y en la Gran Bretaña ha sido una prioridad, desde el fin de la Segunda
Guerra Mundial, “mantener dentro de Europa a Estados Unidos; fuera a la Unión
Soviética (hoy Rusia) y abajo a Alemania”; tal como lo afirmara en su momento
el Primer Ministro británico Winston Churchill.
Es decir,
para las potencias anglófonas, Europa debe seguir siendo no sólo aliada de
Estados Unidos y Gran Bretaña, sino el primer dique de contención de dos países
que han retado la hegemonía de Washington y Londres; es decir, Alemania y
Rusia.
Por ello es que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, han tenido como prioridad mantener una
Alemania sumisa y dependiente militar y políticamente de los países
occidentales, vencedores en la Segunda Guerra Mundial; y lo más alejada y
controlada posible a la potencia del Este, es decir Rusia (antes la Unión Soviética).
Por lo
mismo, cualquier acercamiento o peor aún, alianza política, económica y/o
militar entre Berlín y Moscú[4], sería un reto monumental
a la hegemonía estadounidense, pues uniría el poder militar, los recursos
naturales y científico-tecnológicos de Rusia; con la avanzada industria,
ciencia y tecnologías alemanas, lo que bien podría convertirse en un eje de
poder, que podría equiparar o hasta eclipsar al de los países anglos y Francia.
El anterior
canciller alemán (1998-2005), Gerhard Schroeder dio algunos pasos para acercar,
en términos económicos a Rusia y Alemania, pues fue él quien, antes de dejarle
su puesto a Angela Merkel (del Partido Demócrata Cristiano), formalizó la
construcción del primer gasoducto entre ambos países, el Nord Stream, que
comenzó a funcionar en 2012, con una capacidad de 27,500 millones de metros
cúbicos por año.
Shroeder,
miembro del Partido Social Demócrata, forjó una gran amistad con Putin, y se ha
convertido en uno de los principales promotores del acercamiento entre ambos
países; al grado de que fue nombrado presidente de la petrolera rusa Rosneft,
que está fuertemente vinculada a la construcción del Nord Stream 2, que sumaría
otros 27,500 millones de metros cúbicos de gas, con lo que se satisfaría hasta
la mitad del consumo de gas de Alemania.[5]
Así, Merkel
se encuentra entre dos fuegos, por un lado, quiere seguir quedando bien con la
potencia hegemónica, Estados Unidos, que ha mantenido miles de tropas en
Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, como disuasión a cualquier
intento de la antigua Unión Soviética (URSS) de invadir Europa Occidental. Pero
una vez desaparecida la URSS (1991), la permanencia de las tropas
estadounidenses en suelo alemán, tienen que ver más con disuadir a la propia
Alemania de intentar convertirse nuevamente en una potencia militar y política.
Washington, Londres y Paris prefieren mantener a Alemania como una enana
política y militar, que dependa en ambos campos del poder, de los antiguos
aliados occidentales en la última guerra mundial.
No es por nada que Hollywood y la mayoría de la industria del cine de los países occidentales, que
tienen una influencia desproporcionada por parte de los lobbies pro-Israel,
producen centenas de películas, series, programas, documentales, etc. cada año,
sobre los nazis, el holocausto y la Segunda Guerra Mundial, como si hubieran
terminado apenas ayer, con objeto de mantener en la opinión pública mundial, la
idea de que Alemania es un peligro existencial permanente para la humanidad, y por
ello debe seguir maniatada por las potencias occidentales.
Por otro
lado, el poderío económico alemán, que nuevamente sitúa a este país como la
primera potencia en Europa; así como su desarrollo social,
científico-tecnológico y su política exterior menos beligerante que la de sus
aliados occidentales, le han ido ganando una estatura internacional que supera
por mucho la que Washington, Londres y Paris desearían que tuviera Berlín.
Veremos
hasta donde está dispuesta Merkel a seguir las directrices de Washington con el
asunto Navalny, que por lo demás parecería tremendamente estúpido de parte de
Putin (y si algo ha demostrado el presidente ruso, es que de estúpido no tiene
un pelo), realizar algo así, cuando lo que menos necesita ahora es que la
construcción del gasoducto se detenga (por ello parecería más lógico que los
servicios de inteligencia occidentales y/o su aliado del Mossad israelí, hayan
estado detrás del asunto).
En todo
caso, las clases política y económica alemana han demostrado con creces que
temen demasiado una confrontación con Washington y con los lobbies pro-israelíes
de Occidente (que no dejan de señalar falsamente a Alemania como una fuente de
anti-semitismo), por lo que Merkel tendrá que sopesar muy bien si el caso
Navalny vale el dejar de recibir la cuarta parte del gas que Alemania necesita,
y plegarse una vez más a las órdenes y exigencias estadounidenses.
[1]
https://www.niusdiario.es/internacional/europa/alemania-toca-madera-trump-sancione-segundo-gasoducto-rusia_18_2992770233.html
[2]
Organización del Tratado del Atlántico Norte.
[3]
https://www.france24.com/es/20200729-eeuu-retiro-tropas-alemania
[4]
Y si le sumara a este eje China.
[5]
https://www.eltiempo.com/mundo/europa/alemania-amenaza-por-primera-vez-a-rusia-con-interrumpir-nord-stream-2-536383
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