AMLO: los retos del 'otro
guion'
07/09/2020
El lunes 31 de
agosto fue detenido Gerardo Sosa Castelán, personaje hidalguense que desde hace
décadas es visto como un ejemplo de cacicazgo. Falta desahogar el juicio con
respeto a los derechos de tal persona, mas la noticia representa un éxito para
el gobierno del presidente López Obrador.
Esa detención nos
recuerda que en este sexenio de incesante ruido mediático y polémica permanente
hay, quizá, otro guion, uno que sí está cumpliendo con la exigencia de
justicia. Sin embargo, antes de celebrar tales logros falta saber si esta ruta
será imparcial, exhaustiva y, sobre todo, ajena de motivaciones como la mera
revancha, o la búsqueda por capturar para los leales espacios que fueron
abusados por los eliminados.
Para no pocos, la
caída de Sosa Castelán representa una reivindicación de Miguel Ángel Granados
Chapa, un periodista que en su momento fue acosado por su poderoso paisano. El
columnista padeció las consecuencias de estar del lado de quienes denunciaron
como mafiosa la manera de operar del grupo de Sosa Castelán en la Universidad
Autónoma de Hidalgo, de ahí el apodo grupal 'La Sosa Nostra'.
Independientemente
de lo que siga en el caso Sosa Castelán, el hidalguense es uno más de la lista
de personajes del prianismo que en estos dos años se ha topado, finalmente, con
la justicia. Eso sí es un cambio, y uno nada menor.
Que se esté
investigando a Rosario Robles por la 'estafa maestra', a Juan Collado por
diversas denuncias, y a Emilio Lozoya por el caso Odebrecht es un paso que sí
representa todo un quiebre en la impunidad que caracterizaba a los cambios
sexenales, cuando a lo más que se llegaba era a conseguirse un chivo
expiatorio.
En casi la misma
línea de cosas agradecibles podría incluirse la defenestración de Carlos Romero
Deschamps como líder petrolero.
Pero es
precisamente el caso de Romero Deschamps el que obliga a ir con tiento antes de
ceder a la idea de que ha llegado el cambio que los mexicanos demandaban a
gritos.
Porque Romero
Deschamps perdió la secretaría general del sindicato petrolero sin que a la
fecha sepamos de procedimientos que revisen sus décadas de poder incontestado
dentro de ese gremio.
Entonces, ¿con la
salida de Romero Deschamps ahí muere? ¿No se investigarán los abusos que vimos
exhibidos en las redes sociales y que fueron denunciados por años?
Es decir, cada una
de las 'renuncias por causa de salud', así como los procesos judiciales por
escándalos del pasado, tendrían que probarse, cada uno de ellos, en su
exhaustividad.
E incluso en los
casos que sí están en tribunales, como el de Rosario Robles, se advierte un
patrón dispar: contra ella todo –cárcel sin derecho a libertad y frío glacial–,
mientras que en los procesos contra el equipo de Robles, que tuvo que haber
ejecutado la 'estafa maestra' –leáse Emilio Zebadúa, por ejemplo– se dan
dilaciones en cada uno de los recursos y pareciera que ni a fiscales ni a
jueces corre prisa alguna.
Otro patrón
dispar: con Emilio Lozoya hay alfombra roja, mientras que con el abogado Juan
Collado pareciera que la consigna es que no salga de la prisión bajo ninguna
circunstancia.
Estamos, pues,
ante una realidad poco clara. Procesos legales contra 'peces gordos' que la
normalidad era que no ocurrieran, pero disparidad en la forma en que se trata
cada caso e incluso dudas sobre lo que motiva esta cruzada justiciera.
Si Tomás Zerón es
un torturador –y los videos filtrados apuntan en ese sentido– qué buena cosa
será que se le capture y juzgue, pero ello no podrá ser presentado como
justicia en el caso Ayotzinapa. Faltan muchas piezas de esa pesadilla y el
procesamiento del expolicía no debe ser utilizada como la jugada maestra del
caso.
Y lo mismo aplica
al show de la supuesta consulta
para llevar a juicio a los expresidentes. Prometedores adelantos en justicia al
emprender casos de alto perfil se ven opacados por la propaganda que no tiene
apego alguno al debido proceso; esto para empezar, porque la mayor autoridad
del país no sólo no se despega del asunto para que sea de fiscales y jueces,
sino que se convierte en incendiario promotor de un linchamiento mediático.
De forma que
buenas noticias como el enjuiciamiento de Sosa Castelán abren la esperanza de
que algo en la justicia sí está cambiando en este sexenio.
Ojalá que en cada
uno de esos juicios se respeten los derechos de todas esas personas y no se abuse
de los aparatos fiscalizadores del sistema. Y ojalá, sobre todo, que no sean
sólo motivados por venganzas (Rosario Robles) o para negociar recambios a modo
en posiciones poder gremiales, universitarias, etcétera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario