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Zapata

viernes, 18 de octubre de 2019

DEBILIDAD MANIFIESTA DEL ESTADO MEXICANO


El presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó que ayer se dejó deliberadamente en libertad al hijo del “Chapo” Guzmán, Ovidio Guzmán López, después de que había sido aprehendido por el Ejército en Culiacán, Sinaloa.
Ayer, los miembros del Gabinete de Seguridad (Seguridad Ciudadana, Defensa y Marina) señalaron que en un operativo de “rutina” se habían topado con el hijo del “Chapo” y al aprehenderlo, se suscitaron una serie de acciones violentas contra las fuerzas de seguridad federales y de agresiones contra la ciudadanía, que pusieron en riesgo vidas inocentes, por lo que se decidió dejar en libertad al hijo del narcotraficante más conocido de México; hoy preso y sentenciado de por vida en Estados Unidos.
Pero hoy en Oaxaca, el presidente dio la versión real, al afirmar que en cumplimiento de una orden de aprehensión (no se dijo si para apresar a Ovidio Guzmán o a otro miembro del cártel de Sinaloa), el Ejército capturó al hijo del “Chapo” y eso detonó una violentísima reacción de los miembros del cártel, que pusieron en riesgo la vida de la muy pequeña fuerza (se dice que sólo 30 elementos efectuaron el operativo) encargada de llevar a cabo la aprehensión, y de los ciudadanos de la capital del estado de Sinaloa.
Lo que ésta situación está denotando es que el Estado Mexicano en su conjunto, sigue fracasando en su muy desgastante, descoordinada y poco planificada lucha contra el crimen organizado, que ha demostrado, una y otra vez, que puede sobrevivir gobierno tras gobierno, mantener sus operaciones ilegales y retar a las fuerzas armadas y de seguridad del Estado, incluso en una ciudad importante, como la capital del estado sede de la que por mucho tiempo fue la organización criminal más peligrosa del país y de Latinoamérica (ahora lo es el cártel Jalisco Nueva Generación).
López Obrador aceptó que haber insistido en mantener la captura de Ovidio Guzmán, hubiera implicado una matanza de miembros de las fuerzas militares, pues no contaban con suficiente apoyo y también de civiles inocentes que se encontrarían en medio de la refriega.
Todo parece indicar que quisieron sorprender a Ovidio en una casa de seguridad para aprehenderlo; ya sea que hayan recibido la información del propio aparato de inteligencia del gobierno mexicano o de la DEA estadounidense.
Lo que resulta claro es que no planearon aprehenderlo y sacarlo de inmediato del estado de Sinaloa, lo que hubiera implicado una operación aerotransportada, que seguramente no quisieron realizar, ante la posibilidad de que el cártel se enterara de antemano y se apoderara de pistas o lugares en los que pudieran aterrizar aeronaves o helicópteros.
Tampoco se avisó al gobierno local o al municipal, sabiendo que el cártel tiene numerosos informantes incrustados en estos niveles de gobierno, y por lo tanto se hubieran enterado con anticipación de la operación.
Y tampoco quisieron entrar con una fuerza mayor de carros blindados e infantería, pues ello hubiera sido advertido con mucha anticipación por los informantes del cártel, y los dirigentes, como Ovidio, se hubieran puesto a resguardo con mucha anticipación.
De ahí que se optara por un equipo pequeño y rápido que efectuara la operación, pero por lo visto no se planificó bien la salida, y fueron copados y obligados a negociar, para dejar en libertad al hijo del “Chapo”, lo que seguramente fue consultado desde el equipo operativo con el Gabinete de Seguridad, y éste con el presidente (lo que confirmó ya López Obrador), quienes prefirieron evitar que les masacraran a los efectivos del Ejército, a realizar la aprehensión a como dé lugar.
La que brilló por su ausencia en todo este asunto fue la Guardia Nacional, que se supondría tendría que haber participado en el operativo, y no el Ejército, que supuestamente ya no está autorizado para realizar este tipo de intervenciones en cuestiones de seguridad pública. Para eso se creó la Guardia Nacional.
En suma, la “estrategia” de López Obrador, cualquiera que esta sea, pues sigue sin quedar clara, no está dando resultado para enfrentar a los poderosos cárteles del narcotráfico mexicano, que están demostrando una fuerza superior de fuego, de infiltración dentro de diversas instituciones del Estado Mexicano e incluso de decisión para proteger sus amplios cotos de poder y fuentes de riqueza.

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