Iconos

Iconos
Zapata

miércoles, 30 de octubre de 2019

AMAGO DE GOLPE DE ESTADO POR PARTE DEL GENERAL GAYTÁN OCHOA


En un desayuno realizado el pasado 22 de Octubre en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con la presencia del titular de la misma, el General Luis Crescencio Sandoval González, quien fuera subsecretario de la Defensa Nacional y jefe del Estado Mayor de la Sedena durante los gobiernos panistas de Calderón y Fox, Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, señaló que se le había concedido el “honor” de hablar en nombre de sus comandantes y maestros; señaló que estaba ahí para expresar algunas “preocupaciones…que compartimos todos los presentes aquí”.[1]
Así, dijo que la sociedad está polarizada políticamente, porque la ideología “dominante, que no mayoritaria” (pues los resultados electorales dicen que sí es mayoritaria), se basa en corrientes “pretendidamente de izquierda” que acumularon años de “gran resentimiento”.
Señaló que los frágiles contrapesos al Poder Ejecutivo han “propiciado decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad” ¿Y cómo sería decirlo de otro modo; con las armas en la mano General?
Increíblemente dijo que ello “nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes (incluyó al titular de la Sedena), fuimos formados con valores axiológicos sólidos que chocan con la forma con la que hoy se conduce al país”.
Más claro ni el agua. Es una clara insubordinación contra el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el presidente de la República.
Afirmó que los principios de los militares (incluido el titular de la Defensa) chocan con la forma de actuar de su jefe. Pues entonces, los que estén en desacuerdo, deberían renunciar e irse abiertamente a la oposición política.
Pero no, el objetivo es mandar un mensaje a un gobierno de izquierda muy tenue -no rojo, sino prácticamente rosa, que sigue aplicando la política económica neoliberal- que ni eso es aceptable para los guardianes de ese modelo, es decir las fuerzas armadas, que durante más de medio siglo han sido entrenadas y mentalizadas por los Estados Unidos para combatir “al comunismo” o a aquellas fuerzas políticas y sociales que pongan en entredicho la hegemonía estadounidense en América Latina y la de los oligarcas y las trasnacionales en nuestro territorio. El pinochetismo a la mexicana, justo cuando en Chile ponen contra la pared al modelo neoliberal y a sus beneficiarios.
Las fuerzas armadas mexicanas demuestran así (si es que el titular de la Defensa y el de Marina no rectifican estos dichos en un tiempo prudente), como representantes de la derecha y de los poderes fácticos; no de la nación mexicana, no de los mexicanos que expresaron inequívocamente su voluntad en las elecciones del 1º. de Julio de 2018.
Está claro que los vasos comunicantes que se forjaron por décadas entre grandes capitalistas, trasnacionales, gobierno de Estados Unidos y fuerzas armadas mexicanas, siguen queriendo predominar sobre la voluntad popular.
Hasta ahora el presidente no se ha pronunciado al respecto, y es factible que trate de minimizar el hecho. Pero la verdad es ominoso éste mensaje de las fuerzas armadas que, empujadas por los poderes fácticos que han esquilmado al país en las últimas décadas, alzan la cabeza amenazante para detener las reformas (tibias la mayoría de ellas) que ha emprendido López Obrador; y que principalmente están secando los recursos mal habidos de numerosos sectores, que han vivido de la corrupción, los monopolios (públicos y privados), la relación simbiótica con el crimen organizado y la subordinación a la potencia hegemónica.
Al ver su modo privilegiado y suntuoso de vida afectado, están ahora intentando por todos los medios posibles frenar al gobierno de López Obrador, ya sea mediante la intensificación de la violencia criminal y la inseguridad; el boicot del proceso de renovación interna de la dirigencia del partido en el poder, Morena; y ahora, lanzando al ruedo a las mismas fuerzas armadas, en las que tanta confianza y tareas ha depositado el presidente, para intimidarlo y tratar de detener su agenda de muy tibias reformas, que tienen el objetivo de evitar que este país siga hundiéndose en la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la violencia, la inseguridad, la impunidad y la demagogia.
Gaytán subrayó que su lealtad era con el “pueblo de México”; nunca se refirió al presidente.
Y también que el “alto mando” enfrenta a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido.
Más le valdría a este general y al titular de la Sedena identificar con nombre y apellido a quienes ellos consideran “halcones” que ponen en riesgo la seguridad nacional misma. De no hacerlo, se convierten en obstructores de la justicia, posibles cómplices y al menos, en omisos de su deber.
Amenazas al ala izquierda del gobierno de López Obrador, con la finalidad de desaparecerla del mismo, y que quede solamente el ala conservadora, con la cual el presidente tuvo que pactar para llegar a la primera magistratura de la Nación.
Si López Obrador no pone orden y obliga a las fuerzas armadas a definir si le son leales o no, pasarán dos cosas. Una, se envalentonarán los promotores del golpe de Estado, cuyo jefe visible es Gaytán Ochoa; y segundo, la derecha se apropiará de más espacio en su gobierno, y acabará por hacerlo fracasar. Si no, al tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario