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viernes, 3 de febrero de 2017

Milicia y Justicia / Ejército y Armada, fuera del diseño de cooperación militar con EU
Jesús Aranda |  viernes, 03 feb 2017 La Jornada


Ciudad de México. El asunto Trump ya generó molestias entre los altos mandos del Ejército y la Armada de México, porque en el nuevo diseño de la cooperación militar y en materia de seguridad con los Estados Unidos la cancillería hizo a un lado a las fuerzas armadas.
Después de que se difundiera la información sobre el encuentro realizado entre los jefes de los Comando Norte y Sur de los Estados Unidos, Lori Robinson y Kurt Tidd, respectivamente, con funcionarios de la cancillería mexicana en la ciudad de Tapachula, Chis., el 31 de enero pasado, militares y marinos se desmarcaron de ésta nueva pifia en materia de política exterior del gobierno de Enrique Peña Nieto.
¿A quién se le ocurre recibir en la frontera sur a los jefes de los comandos estadunidenses, cuando su comandante en jefe no deja de atacar y criticar al gobierno, autoridades y a los mexicanos en general?
De nueva cuenta, y como ha sido la relación sumisa y dócil de los gobiernos mexicanos en turno con Estados Unidos, nos tenemos que enterar de este tipo de encuentros por los medios de información estadunidenses, los cuáles obviamente difunden el punto de vista que más le conviene a quien le "filtra" la información, es decir, a la Casa Blanca.
En este caso, la cancillería se apresuró a decir, a los medios que solicitaron una aclaración de esa información, que el secretario Luis Videgaray no había estado en Tapachula, porque había asistido a una reunión en la Ciudad de México.
Tampoco desmintió la versión de los medios estadunidenses que afirmaron que la subsecretaria de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Socorro Flores había encabezado la delegación mexicana.
Por supuesto, la cancillería no ha informado hasta el momento cuál fue la razón del encuentro, ni los acuerdos alcanzados.
Por cierto, una de las primeras disposiciones del presidente Enrique Peña Nieto, al asumir la presidencia, fue establecer una ventanilla única para la relación con Estados Unidos en materia de seguridad. Se dijo, en aquel entonces, que la intención era poner límites y candados a la creciente relación entre el Ejército y la Armada de México con sus contrapartes estadunidenses.
Sin embargo, ante el nuevo desafío que representa la administración Trump, es obvio que esa situación debe de cambiar.
No para que militares y marinos se manden solos, sino para que éstos formen parte activa de las negociaciones o acuerdos entre ambas naciones en materia de cooperación militar y de seguridad.
Es un hecho que ante un canciller que "llegó a aprender", se requiere de la experiencia y del conocimiento que tienen las fuerzas armadas de quien ha sido a lo largo de la historia, enemigo, invasor, y hasta hace poco tiempo, aliado de nuestro país.
Cuando se hizo público el encuentro de Tapachula, los mandos militares aseguraron que, ni la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ni la de Marina (Semar) habían tomado parte en la reunión.
Debate equivocado sobre Ley de Seguridad Interior
Aún no se aprueba un dictamen para discutir la Ley de Seguridad Interior, y los diputados de todos los partidos políticos ya dieron muestras de que, finalmente, todo quedará tal como está.
El propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong se apresuró a plantearle a los diputados un plan de retorno de los soldados a los cuarteles, sin fechas fatales.
Los legisladores reaccionaron diciendo que ése sería un tema, precisamente, de la Ley de Seguridad Interior, la cual tendrá que regular cuánto tiempo continuarán las fuerzas armadas en las calles.
Al tema de fondo y a los planteamientos que realmente le interesan a los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina, general Salvador Cienfuegos Zepeda y almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, respectivamente, los diputados le siguen sacando la vuelta.
Facultades para investigar e intervenir delitos, para formar parte del Consejo Nacional de Seguridad y tener voz y voto cuando se analice la implementación de una eventual suspensión de garantías, trato justo y con respeto a los derechos humanos de soldados y marinos que participen en labores de seguridad interior.
Estos son algunos de los temas que militares y marinos han puesto en la mesa de debate.
"Qué nos digan para qué nos quieren y cuáles serán nuestras atribuciones", así de simple lo resumen los mandos castrenses.
Sin embargo, hasta el momento, los legisladores siguen preocupados en que los soldados continúen en las calles, realizando las tareas de seguridad pública que las policías estatales y municipales de los gobiernos provenientes de todos los partidos políticos siguen sin resolver, en lugar de tomar acciones inmediatas para profesionalizar, capacitar y armar a las policías.
El que se apruebe un marco legal sobre mando único o mando mixto en las corporaciones policíacas, es un tema secundario, porque lo realmente urgente es que implementen programas efectivos para contar con policías capaces y bien pagados.
La aprobación de la Ley de Seguridad Interior no tiene por que contaminarse con la discusión de la reforma sobre mando policíaco (único o mixto).

Los legisladores tienen la palabra.

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