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Zapata

jueves, 5 de noviembre de 2015

GOLPE A RUSIA

Todo parece indicar que la caída del avión de la empresa rusa Metrojet en la península del Sinaí fue llevado a cabo por afiliados al Estado Islámico, que operan en esa zona, y que pudieron tener la ayuda de personal del aeropuerto de Sharm el Sheik en Egipto, para colocar un explosivo en el avión y ocasionar la muerte de 224 civiles rusos.
Los gobiernos de Estados Unidos y de la Gran Bretaña están casi seguros de que fue una bomba, y ya han prohibido vuelos de sus aerolíneas civiles en la zona, así como han recomendado a sus ciudadanos evitar dichas rutas.
En cambio los gobiernos de Egipto y Rusia han señalado que hasta el momento no hay ninguna evidencia que lleve a afirmar que fue un atentado terrorista, y en vista de que ambos gobiernos tienen a su cargo la investigación, han señalado que se debe esperar a que esta arroje sus resultados para llegar a conclusiones.
Está claro que al gobierno de Putin no le conviene aceptar que el avión fue objeto de un atentado del Estado Islámico (que se lo atribuyó ya en dos comunicados), pues eso implica que su intervención en Siria ya ocasionó consecuencias fatales a la población civil rusa y por supuesto eso le afecta internamente, pues el apoyo que la población de su país le ha dado a su política internacional se podría ver mermado, en la medida en que se perciba un aumento en el riesgo que corren los habitantes rusos en el exterior, e incluso dentro de Rusia misma, con la posibilidad de que terroristas del Estado Islámico cometan atentados en ciudades rusas.
De igual forma, el atentado (de confirmarse) pone a Putin en el dilema de mantener el mismo nivel de intervención en Siria, a riesgo de ser criticado internamente por no responder a dicho desafío, o aumentar su presencia militar en ese país, algo que no desea llevar a cabo, no sólo por el costo económico que implica, sino por la posibilidad de que las bajas de personal ruso en esa guerra le cobre más apoyo interno en Rusia.
Por lo que respecta al dictador egipcio (llamarle presidente es hacerle un favor) Al-Sisi, es también lógico que rechace la afirmación de que fue un atentado terrorista, pues ello implica que su gobierno no tiene control sobre una parte del Sinaí y además, que personal de seguridad del aeropuerto de Sharm el Sheik puede estar involucrado en el atentado, o sea, que estén apoyando al Estado Islámico, lo que resulta aún más grave.
Por supuesto, de confirmarse que fue un atentado, el daño a la industria turística egipcia sería enorme, sumándose al deterioro que ya ha sufrido en los últimos años por diversos atentados que aliados de la Hermandad Musulmana y otros radicales islámicos han cometido contra turistas europeos en sitios cercanos a las pirámides egipcias, así como la reciente "confusión" del ejército egipcio, masacrando a turistas mexicanos en las cercanías de El Cairo, 
Por lo que respecta a Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel (1), no se puede obviar el que este atentado ayuda a sus intereses (sin por ello implicar necesariamente que sus servicios de inteligencia pudieran haber ayudado o instigado al Estado Islámico a cometerlo), ya que es un golpe a la estrategia de Putin en el Medio Oriente, pues es un mensaje de que su población es vulnerable a represalias por sus acciones militares en Siria, y además se envía un mensaje a la población rusa de que apoyar la estrategia de Putin en esa región del mundo puede tener costos muy elevados para ella (adicionales a las sanciones económicas impuestas por el conflicto en Ucrania). Así también, el que haya sido el Estado Islámico el que se atribuyó el atentado implica que Rusia deberá concentrar más esfuerzos en atacar a este grupo, y no tanto a los otros radicales y opositores al régimen de Bashar el Assad, algo en lo que han insistido los gobiernos de Estados Unidos y de Gran Bretaña.
Obviamente Putin no puede retirarse en estos momentos de Siria, a pesar de este golpe a su estrategia, pero deberá ponderar con cabeza fría lo que debe hacer en las próximas semanas, ya sea responder contundentemente al Estado Islámico, sin dejar de golpear a los otros grupos opositores al régimen sirio; seguir impulsando las negociaciones para resolver políticamente el conflicto; y, al mismo tiempo evitar en lo posible mantener un elevado número de civiles rusos en Medio Oriente (turistas, hombres de negocios, ingenieros, asesores, periodistas, etc.), porque seguramente seguirán siendo el blanco de nuevos ataques terroristas del Estado Islámico y de otros grupos radicales opositores al régimen sirio.
(1) Christopher Bollyn en www.bollyn.com señala que fue Israel, a través de una unidad conocida como 8200 (encargada de la cyberwarfare) que tiene su base en Urim, muy cerca de la frontera con el Sinaí (y de donde se estrelló el avión de Metrojet), quien derribó el avión, a través del hackeo del sistema de navegación del avión, convirtiéndolo virtualmente en un dron, y así cortando toda comunicación de la tripulación con el exterior, llevando al avión a hacer una serie de maniobras extremas que provocaron que se quebrara la cola, estallara el depósito de combustible y con ello se desplomara.

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