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Zapata

domingo, 15 de noviembre de 2015

¿FUE EL MOSSAD?

Ahora se está difundiendo (Times of Israel) que la comunidad judía de Paris recibió información sobre el ataque la mañana misma del 13 de noviembre, lo que evitó que resultaran víctimas fatales de dicha comunidad.
Algo similar sucedió antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Por supuesto, todas estas versiones inmediatamente son descartadas por los gobiernos occidentales, el de Israel y los medios de comunicación como "teorías de la conspiración".
En todo caso sería interesante saber cuántos judíos franceses o de otros países resultaron muertos y heridos durante los ataques del 13 de noviembre, para así descartar de plano dichas versiones, que por lo demás surgen de Israel mismo.
Pero como un ejercicio analítico vale la pena dilucidar cuál sería el objetivo de que los servicios de inteligencia israelíes hubieran sabido con anticipación de los sucesos (sin avisar a sus contrapartes franceses), o peor aún, que hubieran ayudado o dirigido los ataques.

1. Para el gobierno de Netanyahu es imperativo que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, por lo menos (pero en general la OTAN), mantengan su presencia militar en el Medio Oriente, específicamente dirigida contra los que Israel considera sus principales enemigos, esto es Irán, Siria, Hezbollah, Hamas y la Autoridad Nacional Palestina (por más que Netanyahu diga que está dispuesto a negociar con ella).
2. Las atrocidades que se atribuyen al Estado Islámico en diferentes partes del mundo (por cierto, no dirigidas hasta ahora contra Israel o sus ciudadanos), generan el tipo de respuesta mundial contra el terrorismo que ha sido el planteamiento principal de los gobiernos israelíes, esto es, que se requiere una coalición mundial que ponga fin al terrorismo islámico, sin importar los costos, ni tampoco los daños colaterales que ello pueda significar.
3. El objetivo entonces es atraer la respuesta militar del mundo occidental hacia el Estado Islámico, cuya presencia territorial está en Siria e Irak, con lo que nuevamente habría "tropas en el terreno" que darían cuenta de los radicales islámicos, pero al mismo tiempo quedaría estacionada en medio de Siria e Irak, con lo que rompería lo que Israel y los neoconservadores de Washington han denominado "la creciente chiíta" que va de Teherán, a Bagdad, pasando por Damasco y hasta Beirut; y una vez rota esa "continuidad territorial" de los aliados chiítas, la posibilidad de generar un pretexto para derrocar a Bashar el Assad en Siria o un nuevo cambio de gobierno en Bagdad, sería más fácil de conseguir.
4. Como quedó claro con la histérica oposición de Netanyahu y los neoconservadores al acuerdo nuclear con Irán, para el establecimiento político-militar israelí lo principal es mantener aislado y amenazado al régimen de Irán, que ve como a su principal competidor estratégico en la región, por lo que todo lo que pueda hacer para debilitarlo y atacarlo es justificable; así sea alimentar al yihadismo sunnita, como vehículo para golpear a Teherán y a sus aliados.

Pero claro, esto es solo especulación, y habrá que esperar las investigaciones de Francia y otros países para confirmar la autoría de los atentados en Paris, que por lo pronto ya consiguieron unificar a todo Occidente en su lucha contra el Estado Islámico; falta ver si esa resolución efectivamente se traduce en ataques a dicha organización, o por arte de magia se convierte en un nuevo intento por derrocar a Assad en Siria.

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