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Zapata

miércoles, 26 de febrero de 2014

Ucrania (26 de Febrero 2014)

Rusia ha comenzado a mover sus fichas en el tablero de ajedrez que se ha convertido Ucrania. Era de esperarse que las regiones del Este y Sur de Ucrania (especialmente Crimea), de mayoría rusa, se manifestaran contra las medidas abiertamente rusófobas del gobierno "títere" de Kiev, tales como eliminar el idioma ruso como la segunda lengua oficial del país y desconocer a las autoridades que legítimamente gobiernan esas regiones desde las elecciones de 2010.

Ya se han presentado manifestaciones en Sebastopol, sede de la flota rusa del Mar Negro (Yanukovich le concesionó las instalaciones a Rusia hasta 2042), y en la capital de Crimea, Simferopol, por las medidas tomadas en Kiev y han aparecido por todos lados las banderas rusas, no las ucranianas.

Si bien Putin aún no se ha pronunciado sobre todo lo sucedido, el Primer Ministro Dimitri Medvedev afirmó claramente que Moscú no reconoce a las nuevas autoridades en Kiev y que la situación pone en peligro la salud y los intereses de los rusos que viven en Ucrania.

Para reafirmar que Moscú no permitirá que se abuse de la población de origen ruso, Putin dio la orden para iniciar este 26 de febrero ejercicios militares en la zona fronteriza con Ucrania, movilizando hasta 150 mil tropas, con tanques y aviones; ejercicios que supuestamente ya estaban previstos, pero que en realidad son una movilización nada encubierta para enviar el mensaje a Estados Unidos y a la Unión Europea, que cualquier intento de aplastar a la población rusa y de afectar directamente los intereses económicos, políticos y militares rusos en el Este y Sur de Ucrania, encontrará la respuesta militar del Kremlin.

A esto inmediatamente contestó John Kerry con amenazas, advirtiendo a Moscú que no intentara usar la fuerza militar para "atentar contra la soberanía de Ucrania", pues sería un grave error. Por cierto, a diferencia de Putin que ofreció en su momento al gobierno de Yanukovich hasta 15 mil millones de dólares en créditos blandos, Kerry se ufanó que Estados Unidos preparaba un préstamo a las nuevas autoridades ucranianas por mil millones de dólares. ¡14 veces menos de lo que ofreció Moscú!

Ya se inició la persecución de Yanukovich y los miembros de su gobierno, pues los acusan de "crímenes contra la humanidad", cuando matanzas mucho peores (como las que realiza con frecuencia Israel en Gaza, las que se cometen en Egipto con la actual dictadura militar y las que han cometido los propios Estados Unidos en Irak y Afganistán), no han merecido la menor indignación de parte de los políticos y los medios de comunicación de Occidente.

Estos medios domesticados ya iniciaron la campaña antirusa más grande desde el fin de la Guerra Fría a principios de los años noventa del siglo pasado, a través de notas, artículos y supuestas opiniones de "ciudadanos" en los blogs de los principales diarios y cadenas de televisión de Estados Unidos, que "demandan" una enérgica respuesta del gobierno de Obama a las "provocaciones" de Putin, cuando los que han armado toda la crisis, con dinero, apoyo logístico y asesoría, han sido las potencias occidentales.

Si los partidarios de la guerra permanente en Estados Unidos (el complejo militar industrial; los think tanks y universidades que reciben generosas contribuciones gubernamentales; el lobby pro Israel; los neoconservadores y "halcones" de ambos partidos políticos; así como las agencias de inteligencia) logran profundizar la crisis en Ucrania y convencen a una parte del electorado estadounidense que irá a las urnas este año para renovar la Cámara de Representantes y un tercio del Senado (y a los europeos que irán a las urnas para renovar el Parlamento Europeo), de que es necesario "enfrentar la amenaza rusa" con más armas, misiles con cabezas nucleares, buques de guerra, aviones de combate, etc., entonces tendremos de nueva cuenta la posibilidad de guerras limitadas entre ambos bandos, a través de terceros países e incluso, como sucedió en Octubre de 1962, otra vez el amago de una confrontación nuclear. No es tan aventurado como parece, pues los pro guerreristas en Washington tienen mucho que ganar con ello.

De hecho el anuncio que hizo esta semana el Secretario de la Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel,en el sentido de que el presupuesto para defensa disminuiría a una proporción similar a la de antes de la Segunda Guerra Mundial, constituiría un duro golpe para el complejo-militar industrial y para todas las agencias, universidades y think tanks que viven de los presupuestos estratosféricos que se destinan cuando existen conflictos permanentes (Guerra Fría, guerra contra el comunismo, guerra contra el narcotráfico). Por ello Hagel no era y no es el preferido de estos grupos (ni del lobby pro Israel, que no lo considera un aliado confiable).

Así, nos encaminamos a nuevos conflictos internacionales (ahí sigue la presión sobre el gobierno de Maduro en Venezuela por parte de los grupos pro estadounidenses de López y Capriles, y esa insistente campaña de CNN por presentarlo como un "dictador"), con la consigna por parte de los neoconservadores y "halcones" de Washington, Londres, París y Tel Aviv, de empujar a Moscú primero y junto con este gobierno, a los de Irán, Siria, Venezuela y eventualmente a los de Beijing, Brasilia y Buenos Aires, a la confrontación en distintos ámbitos, y a la desestabilización interna, para debilitarlos en esta lucha por la hegemonía mundial.

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