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Zapata

miércoles, 12 de febrero de 2014

Sin memoria (12 de Febrero de 2014)

No cabe duda que México es un país sin memoria. No se puede entender como este pueblo sigue aceptando las burlas de quienes lo saquearon, asesinaron, vendieron al extranjero y devastaron los recursos naturales del país. Por que no es otra cosa que burlarse de la gente a la que desgobernaron, lo que hacen ahora los expresidentes de México Carlos Salinas y Felipe Calderón (no porque los corruptos e ineptos Fox y Zedillo se queden atrás, sino porque a los dos que mencionaremos en este articulo fueron todavía más dañinos que estos últimos).

Comencemos con Salinas. Este individuo lleva años tratando de restaurar su deterioradísima imagen, después de que en sus 6 años de desgobierno inició el proyecto de completa subordinación de la soberanía mexicana a Estados Unidos y al capital especulativo de Wall Street en particular, y terminó su sexenio en medio de un caos económico (crisis al final de 1994); político (asesinatos del candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio y del secretario general de dicho partido José Francisco Ruiz Massieu), de seguridad (surgimiento del EZLN y fortalecimiento de los cárteles del narcotráfico) y social (clara división de la sociedad por las medidas económicas implantadas y polarización por la retórica excluyente del propio presidente).

Ha escrito libros, dado innumerables entrevistas en México y el extranjero, es conferencista, no falta a eventos sociales de la élite política y económica de México y en ocasiones de Estados Unidos, y ahora nuevamente da una entrevista a un pseudo periodista en el periódico El Universal, quien se presta candorosamente para que el gran cínico y manipulador de Salinas cuente una vez más su versión de lo que sucedió al final del sexenio, culpando de todos los sucesos a los "opositores" a las reformas que estaba haciendo (tratando así de vincular lo que sucedió entonces con el rechazo que ahora existe a las reformas que realiza Peña Nieto), y por lo mismo intentaron "descarrilar" y hasta "derribar" a su gobierno, cuando no pudieron detener las reformas.

¿Quién provocó que las reservas del país se esfumaran a la mitad en 1994, debido a la fuga de capitales, y con ello fuera necesaria una devaluación que Salinas se negó a realizar, dejando intencionalmente esa decisión al siguiente gobierno, el del rufián Zedillo, que aprovechó la situación para "avisar con anticipación" a los principales empresarios del país que iba a tomar esa decisión, con lo que provocó un mayor vaciamiento de las divisas del Banco de México, profundizando así la crisis?

Fue Salinas el que provocó todo esto. ¿Cómo? El y su "amigo" José Córdoba habían decidido seguir gobernando el país a "trasmano", colocando a un "títere" como presidente, que toda su vida había sido un "yesman" (un "sí señor") de Salinas, y que garantizaba que continuaría no sólo el modelo económico depredador, sino el poder político y económico de Salinas y Córdoba.

Todo iba a pedir de boca hasta que un grupo armado que estaba identificado desde hacía tiempo en Chiapas (como otros de los que se tenía conocimiento en Guerrero y Oaxaca), decidió realizar una operación de mayor envergadura al tomar la segunda ciudad más importante de esa entidad, el 1o. de Enero de 1994, día en que entraba en vigo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

A partir de ahí Salinas perdió toda la orientación política, la serenidad, la visión estratégica (que él presumía tener, pero que en realidad nunca tuvo) y el piso. Su reacción inicial (alimentada por los sectores más duros y reaccionarios del gobierno y de la élite económica) fue acabar rápidamente y de manera ejemplar a los "alzados". Y a eso se dedicó los primeros diez días del alzamiento. Cuál fue su sorpresa que la sociedad mexicana (al menos la mayoría), no respaldó esa acción, y se movilizó para parar esa masacre de indígenas mal armados y pertrechados que conformaban el EZLN.

Fue en ese momento cuando el minoritario sector del gobierno que estaba en favor de una solución negociada, representado por Manuel Camacho, que había perdido la candidatura presidencial del PRI ante Colosio, dio un paso al frente para proponer una solución pacífica al conflicto. Salinas no tuvo otro remedio que aceptar esta propuesta, que no era su idea original.

Después el propio Salinas comenzó a enrarecer el clima político al propiciar una serie de rumores sobre la posibilidad de que hubiera un cambio en la candidatura presidencial del PRI, pues su "amigo" José Córdoba le insinuó que Colosio comenzaba a no ser demasiado confiable, pues quería manejar su campaña sin hacer caso a las indicaciones de Córdoba, quien había colocado como jefe de la campaña de Colosio a su protegido Ernesto Zedillo, quien cada vez más era relegado de la toma de decisiones en la estrategia electoral de Colosio. De ahí que Salinas y Córdoba decidieron presionar a Colosio con el "fantasma" del cambio de candidato, si no se alineaba a sus instrucciones.

Sin embargo, Colosio no era el "títere" que suponían Salinas y Córdoba y comenzó a conformar su propio equipo y sus propias prioridades para la campaña lo que enfureció, no sólo a Salinas, Córdoba y Zedillo, sino a otros prominentes miembros del gobierno que querían colocar a personas de sus respectivos equipos en la campaña o en posiciones importantes en el próximo gobierno, y a quienes Colosio no atendía.

A lo anterior habría que sumarle que ciertos grupos de narcotraficantes, protegidos desde el gobierno de Salinas, como los Arellano Félix de Tijuana y Amado Carrillo en Ciudad Juárez, habían propuesto a Colosio apoyo económico y logístico a cambio de que se mantuviera la protección a sus negocios, lo que Colosio se negó a conceder.

En medio de este embrollo Salinas nombró como Secretario de Gobernación al ex rector de la UNAM, ex procurador general de la República y quien fuera el primer presidente de la recién creada Comisión Nacional de los Derechos Humanos, eminente jurista y politólogo, Jorge Carpizo Macregor, pero inexperto, neurótico y descuidado personaje que generó enorme daño durante el tiempo que estuvo al frente de dicha secretaría, amagando en dos ocasiones con renunciar si no se atendían sus exigencias para la organización de las elecciones federales de ese año.

Ya con el surgimiento del EZLN la muy volátil y especulativa inversión de portafolio que inundaba la bolsa de valores mexicana había iniciado un discreto, pero consistente retiro, poniendo presión sobre las frágiles finanzas del país. Y esto empeoró con los "juegos" políticos de Salinas, Córdoba y Carpizo.

El punto culminante llegó en marzo de 1994 cuando Colosio marcó definitivamente su distancia respecto a Salinas en el discurso de aniversario del PRI, y días después logró un entendimiento político con Manuel Camacho (quien estaba encargado de negociar la paz con el EZLN), además de que había decidido quitar del cargo de jefe de su campaña a Zedillo, para así sacudirse la tutela de Córdoba sobre todo lo que hacía o decía durante la contienda electoral.

Para el grupo en el poder, es decir Salinas, Córdoba (con su "títere" Zedillo), políticos encumbrados, narcotraficantes, tecnócratas y multimillonarios que habían confiado en que Colosio seguiría protegiéndolos en el siguiente sexenio, resultó claro que no sería así por lo que se tomó la decisión de substituirlo.

Al parecer alguien muy cercano a Colosio recibió la propuesta de que se retirara de la candidatura, que sería tomada por Zedillo (alguien totalmente confiable para el grupo), a cambio de varios cientos de millones de pesos (se le llamó la solución Andreu, recordando que Lázaro Cárdenas "convenció" al general Juan Andreu Alamazán de no iniciar un movimiento armado contra el gobierno después de las elecciones de 1940 que le dieron el triunfo a Manuel Avila Camacho, a cambio de sustanciales concesiones económicas, que hicieron de Andreu uno de los hombres más ricos de México en aquella época). 

Sin embargo, la esposa de Colosio lo convenció para no aceptar la propuesta, con lo que el candidato presidencial selló su destino, pues pocos días después cayó asesinado, justamente en la plaza fuerte de los Arellano Félix, en Tijuana.

Por supuesto que toda la investigación fue un desastre (ya analizaremos esto con más detalle el próximo mes cuando se cumplen 20 años del asesinato de Colosio), y se llegó a la muy profunda conclusión de que sólo hubo un asesino "solitario" (Mario Aburto), quien convenientemente confesó y así se cerró el caso.

El asesinato de Colosio provocó la peor fuga de capitales en la historia del país llevando las reservas internacionales prácticamente a cero, debido a que Salinas se empeñó en mantener el tipo de cambio, lo que provocó que el Banco de México financiara alegremente a todos los especuladores que quisieron hacerse de dólares durante esos momentos de emergencia.

Obviamente, el candidato sustituto fue el protegido de Córdoba, Ernesto Zedillo, quien a final de año se encargó de darle la puntilla a la economía nacional haciendo la devaluación que debió realizarse desde inicio de año, pero con el agravante de que "avisó" antes a sus amigos políticos y millonarios de que venía la devaluación para que compraran dólares a precio de ganga, que unos días después duplicaron su valor.

Y por supuesto, no se puede olvidar el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, ex cuñado de Salinas, acaecido en el mes de septiembre de ese año, que le dio otro apretón a la fuga de capitales, y que fue cometido por un sicario, contratado por un político muy cercano al hermano de Salinas, Raúl, quien odiaba a Ruiz Massieu y seguramente no deseaba verlo como próximo secretario de Gobernación, según se preveía dada su cercanía con Zedillo (aunque Córdoba era otro enemigo de Ruiz Massieu).

En resúmen el "complot" del que el cínico Salinas habla, lo armó él y su grupo con objeto de mantenerse en el poder a trasmano, pero las pugnas entre ellos terminaron con esa ola de asesinatos, fuga de capitales y crisis política. No fueron los opositores a sus reformas los que intentaron descarrilar su gobierno o derribarlo, fue su propia megalomanía, ambición y desquiciamiento lo que provocó esa crisis, ayudado por ese agente del capital especulativo trasnacional que siempre ha sido José Córdoba, discípulo del pro sionista Jaques Attali, y que ahora mangonea a su antojo la Bolsa de Valores, "asesorando" a otro salinista de cepa como lo es Luis Téllez. Mañana comentaré las tropelías del otro corrupto y criminal que desgobernó a México, y que quiere regresar a la política como si fuera un prócer de nuestra historia.





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