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Zapata

lunes, 24 de febrero de 2014

Golpe de Estado (24 de Febrero 2014)

Finalmente se consumó el golpe de Estado en Ucrania, con la destitución del presidente Yanukovich por parte del Parlamento, la liberación de la ex premier pro estadounidense Yulia Timoshenko y el nombramiento como presidente interino de Alexandre Turchinov, que era el presidente del  Parlamento.

Obviamente Estados Unidos y la Unión Europea están sumamente complacidos con los resultados de esta crisis, pues un aliado de Moscú, Viktor Yanukovich fue depuesto después del inicio de las protestas contra su gobierno en noviembre del año pasado, abiertamente apoyadas por las potencias occidentales y secretamente impulsadas por las agencias de inteligencia de esas mismas potencias.

El "timing" de las protestas fue muy bien desarrollado, pues comenzaron en el momento en que Yanukovich rechazó el acuerdo parcial con la Unión Europea (que no implicaba una membresía en la misma, y sí por el contrario la obligación de establecer un programa de austeridad supervisado por el Fondo Monetario Internacional), y por el contrario aceptó el apoyo de Vladimir Putin, presidente de Rusia, que le ofreció créditos blandos hasta por 15 mil millones de dólares y precios más accesibles del gas que Rusia vende a Ucrania.

La posibilidad de que Ucrania cayera por completo en la órbita de Moscú detonó la respuesta de Washington y la Unión Europea (UE), que tienen el objetivo de acorralar a Moscú en su territorio, sin permitirle recuperar su antigua zona de influencia en las que eran la repúblicas soviéticas y en los países de Europa del Este, por lo que la ofensiva ha estado dirigida a integrar a la mayoría de esos países, ya sea en la propia UE y/o en la OTAN, con objeto de dejar aislada a Rusia. 

A fines del 2013 Rusia estaba inmersa en su participación en el conflicto en Siria, en las negociaciones del P5+1 con Irán y enfrentó a fines de año, los atentados en Volgogrado, un par de meses antes del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, por lo que Putin y su gobierno estaban bajo una gran presión en distintos frentes.

Esto fue aprovechado por Washington y la UE para invertir aún más recursos logísticos y financieros en Kiev, la capital ucraniana, para intensificar las presiones, las manifestaciones y la violencia callejera, que llegaron a su clímax justamente cuando Putin estaba más atento a lo que sucedía en Sochi (previniendo que no sucediera ningún ataque terrorista, pero también disfrutando de las competencias), y que finalmente se consumó justo cuando terminaron los Juegos Olímpicos de Invierno.

Ahora veremos qué tipo de sanciones van a aplicar las potencias occidentales contra los aliados de Moscú en Ucrania (por lo pronto todos los miembros del gobierno de Yanukovich tienen prohibida la entrada a los países de la UE). Seguramente se iniciará una "cacería de brujas", al estilo de la que ha realizado el gobierno golpista de Egipto, contra los miembros de la "Hermandad Musulmana".

Una vez más se confirma que para Washington y la UE la democracia no cuenta, les importa un pepino, pues por segunda vez en menos de dos años han impulsado golpes de Estado para derrocar a gobiernos democráticamente electos (Egipto y Ucrania), simplemente por que no se han alineado a las políticas depredadoras y genocidas que Occidente propaga en el mundo.

En América Latina ya han demostrado eso en Honduras y Paraguay con golpes de Estado en los que se derrocaron a gobernantes legítimos que ganaron la presidencia en las urnas, y ahora lo están intentando en Venezuela (una vez más), pues en los procesos electorales, ampliamente vigilados por instancias internacionales, no han podido vencer a los representantes de la revolución bolivariana, por lo que ahora está en marcha un proceso similar al de Ucrania, para a través de la movilización de clases medias que se identifican con el proyecto depredador del capitalismo salvaje a nivel internacional, con grupos de provocadores, saboteadores y asesinos profesionales y con el dinero de las agencias estadounidenses (NED y USAID), y el asesoramiento de militares y agentes de inteligencia estadounidenses, se pretende acorralar y eventualmente derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.

Una vez que en Ucrania se ha consumado la toma del poder por los aliados de Washington y de la UE, es muy factible que se apliquen las medidas draconianas que se han aplicado en otros países como Grecia o España, para asegurar el pago de deudas y abrir la economía nacional a las grandes transnacionales de Occidente que entrarán a depredar los recursos de esa rica nación. Así también, no se descarta que Ucrania entre a la OTAN y con ello se inicie la instalación de bases y armamento occidental dirigido contra Rusia, con lo que las tensiones internacionales van a aumentar al máximo.

Muy pronto una buena parte de los ilusos que se movilizaron en la plaza principal de Kiev contra Yanukovich, van a sentir el peso del capitalismo salvaje, del desempleo, la inflación, la corrupción desmedida y por supuesto, el aumento de la criminalidad y de la pobreza. Poco les importa a los gobernantes de Occidente el bienestar de los ucranianos (o de los venezolanos), ellos van por las riquezas naturales de dichos países y con el objetivo de atenazarlos con deudas impagables, aliándose con políticos corruptos que están más que dispuestos a vender por un plato de lentejas a sus países (México incluído), a cambio de enriquecerse hasta la náusea.

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