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Zapata

sábado, 1 de febrero de 2014

La Izquierda ante las reformas (1 de Febrero 2014)

Ayer se realizó una movilización en la ciudad de México, convocada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), a la que asistieron miembros del Partido del Trabajo (PT), Movimiento Ciudadano (MC) y diversos sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantes y pueblo en general, para expresar su rechazo a la reforma energética aprobada por el Congreso.

El único orador fue el ex candidato presidencial (1988, 1994 y 2000), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien llamó a la unidad de organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda, para rechazar las reformas estructurales que ha promovido el presidente Peña Nieto y que el Poder Legislativo ha aprobado en el último año.

El próximo 5 de Febrero, aniversario 97 de la Constitución de 1917, un grupo de personalidades de la sociedad civil ha convocado a un Congreso Popular en el Monumento a la Revolución, para definir acciones que lleven al rechazo y eventual derogación de los cambios a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales en materia de recursos energéticos, que abrieron al capital privado la explotación y distribución de los hidrocarburos en el país.

Durante la movilización de ayer, hubo expresiones de repudio hacia la dirigencia del PRD (Jesús Zambrano), por haber pactado con el gobierno de Peña Nieto la aprobación de otras reformas como la fiscal, la de telecomunicaciones, la de competencia y la de transparencia; aunque rechazó la energética y la político-electoral.

Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, fundadores en su momento (1986) de la que fuera la Corriente Democrática en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), enviaron una carta a Andrés Manuel López Obrador (candidato presidencial del PRD en 2006 y 2012), quien ahora intenta formar un nuevo partido político (el Movimiento de Regeneración Nacional), para que se uniera a la movilización y de esa forma la izquierda presentara un frente común contra la reforma energética.

López Obrador (AMLO) no asistió a la movilización y por el contrario, criticó duramente a la dirigencia del PRD por haber pactado con Peña Nieto, pues eso le permitió fortalecer su posición, para después aprobar la reforma energética con el apoyo del Partido Acción Nacional (PAN) y del PVEM.

De igual forma el ex jefe de gobierno del D.F., Marcelo Ebrard, que aspira a dirigir al PRD, se ha manifestado contra la colaboración que los dirigentes de dicho partido han tenido con el gobierno de Peña, pues afirma que eso ha desdibujado su carácter como opositor del gobierno y como un necesario contrapeso a los partidos de derecha. Ebrard ya creó una sociedad civil (el Movimiento Progresista), que plantea una separación de las líneas generales planteadas por Zambrano y podría significar su separación del PRD, en caso de que no logre la presidencia del partido. Sin embargo, si Cuauhtémoc Cárdenas acepta volver a dirigir al partido del que fue fundador, Ebrard se mantendría en el mismo.

Se advierte en estas disputas dos espacios de conflicto principales. Uno es con la actual dirigencia del PRD, encabezada por Jesús Zambrano, que forma parte de la corriente Nueva Izquierda, a la que también pertenece el otro candidato a la presidencia del partido Carlos Navarrete y el ex dirigente partidista Jesús Ortega. Se le acusa a Zambrano de haber cedido en exceso ante Peña, lo que desdibujó y debilitó a la oposición de izquierda, permitiendo así que Peña Nieto se presentara como un conciliador, pues unas reformas las aprobó con el apoyo del PRI y PRD (significativamente la fiscal), y otras con el apoyo del PRI y el PAN (la energética y la político-electoral).

Zambrano y su corriente tienen el manejo del aparato del partido y hasta cierto punto el apoyo del jefe de gobierno del D.F., Miguel Angel Mancera, que si bien no está formalmente afiliado a ningún partido, apoya las posiciones de izquierda. Así también, la alianza de Mancera con Cárdenas le ha permitido a la dirigencia del PRD mantener un puente con el ex candidato presidencial, de tal manera que hasta el momento, al menos públicamente, no se advierte un rompimiento entre ellos.

El conflicto abierto es con López Obrador y con Ebrard que los han acusado de traicionar las posiciones de izquierda, por lo que no ha sido posible conformar un sólo frente para oponerse a las reformas.

El otro espacio de conflicto es entre López Obrador y el resto de personalidades, pues AMLO ha advertido un resurgimiento del liderazgo de Cárdenas (que inclusive lo podría llevar de nuevo a la presidencia del PRD), con lo que la previsión que tenía de que la contienda interna en ese partido por la presidencia, podría provocar escisiones, que eventualmente fortalecerían a su partido Morena, podrían no verse concretadas (por ejemplo alguien tan cercano a López Obrador como el senador Alejandro Encinas, ya señaló que no saldrá del PRD).

En la medida en que la lucha por el poder dentro del PRD no se resuelva a la brevedad, y se establezca el papel que jugará Nueva Izquierda en el futuro (colaboracionismo con el gobierno o se plegará a una estrategia oposicionista más firme), será imposible conformar un frente unido de organizaciones sociales, partidos políticos y figuras prominentes de la vida nacional, para oponerse a la reforma energética, puesto que en el periodo de sesiones que inicia hoy en el Congreso de la Unión, nuevamente PRI, PAN y PVEM aprobarán las leyes secundarias sin discusión, y con ello se dificultará aún más echar para atrás todo el entramado legal que da vida a la reforma energética.

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