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Zapata

martes, 21 de enero de 2014

Siria (21 de Enero 2014)

Mañana comienza en Montreux, Suiza la conferencia conocida como Ginebra II, sobre el conflicto armado en Siria (Ginebra I se realizó a mediados del 2012), con la posibilidad de que no se llegue a acuerdos significativos, por varias razones.

Si bien formalmente es la Organización de las Naciones Unidas la que organiza la conferencia, ha sido "tras bambalinas" Estados Unidos quien ha decidido los temas y los participantes en esta reunión.

Washington y Moscú, después de acordar con el régimen de Bashar el Assad la destrucción de su arsenal químico, continuaron las negociaciones con objeto de buscar alguna solución a la guerra civil en Siria. Al inicio de este año se comentó entre los cancilleres de ambas potencias, John Kerry y Sergei Lavrov la posibilidad de que la conferencia se centrara en establecer ceses al fuego en diversas zonas, con objeto de permitir la llegada de ayuda humanitaria para cientos de miles de sirios que se encuentran en medio de los combates, en una situación que se ha convertido en una emergencia humanitaria.

Dicha posibilidad sonaba bastante razonable, pues si bien no constituía una solución a las diferencias entre los grupos combatientes, al menos daría un respiro a cientos de miles de sirios que viven una situación terrible, por la falta de todo tipo de satisfactores básicos, empezando por los alimentos.

El otro punto que se había convenido era que se invitara a Irán a participar en la conferencia, siendo aliado del régimen de Damasco, y por lo tanto un actor esencial en este conflicto; sobre todo tomando en cuenta que en la conferencia participaría el principal opositor al gobierno de Assad, Arabia Saudita.

Sin embargo, tanto el tema de la conferencia como los participantes cambiaron en el último momento, en vista de que los hechos que se están presentando en el terreno y la evidente debilidad con la que llegarían a la mesa de negociaciones los opositores a Assad, presentaban un panorama desolador para sus objetivos.

Primero, Bashar el Assad ha insistido, y con razón, que el conflicto se está convirtiendo cada vez más en una lucha entre su gobierno y los radicales islámicos, como el denominado AQI (Al Qaeda in Irak), que ya tomó la ciudad de Ar Raqqa en el Norte del país (ciudad de 200 mil personas) y estableció la ley islámica (la sharia), a una población eminentemente secular; por lo que la conferencia debería centrarse en el esfuerzo conjunto para derrotar a estos grupos, y no para derrocarlo a él.

Los rebeldes sirios han sido copados por los grupos radicales islámicos (como el Frente Islámico apoyado por Arabia Saudita, aunque el gobierno de Riyad lo niega; o el Estado Islámico de Irak y el Levante), y el único grupo que asistirá a la conferencia, la Coalición Nacional Siria, no cuenta con fuerza militar, ni con alianzas suficientes para sentarse a negociar de tú a tú con Assad.

Ante esto, Washington decidió boicotear la presencia de Irán, y para ello movió a su títere, la Coalición Nacional Siria, para que amenazara con no asistir a la conferencia si Irán era invitado. Lo que llevó al muy obsequioso secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki Moon, a desinvitar al régimen de Teherán.

Con ello Rusia, que sigue apoyando al régimen de Damasco, ya sentenció que la conferencia no tendrá ningún resultado significativo, y más aún por que Estados Unidos ha movido el tema nuevamente al cambio de régimen y al establecimiento de un gobierno de transición, lo que es una condición inaceptable para Moscú y Damasco.

Así, Washington sabotea de antemano los resultados de la conferencia, con la intención de responsabilizar de ello a los rusos y al gobierno de Assad, sabiendo que si no lo hace así, y se llega a la conferencia en las condiciones pactadas anteriormente, Ginebra II sólo serviría para fortalecer más aún a Assad y su narrativa en contra de los grupos radicales islámicos, que efectivamente están preocupando a los aliados de Washington. Ello se evidenció en los últimos días cuando una delegación formada por miembros de las agencias de inteligencia de Gran Bretaña, Francia, España y Alemania llegaron a Damasco para discutir con el gobierno de Assad, el avance de los radicales islámicos en el Norte, lo que contribuye a dar validez a la posición del régimen de Assad y debilita la de Washington y sus cada vez más aislados aliados, pues han sido desmantelados en el terreno por los grupos sunnitas radicales, apoyados por Arabia Saudita, Kuwait y Qatar.

El conflicto en Siria no tiene una solución a la vista, pues mientras el gobierno de Assad controla principalmente el Oeste y la salida al Mar Mediterráneo, el resto de grupos rebeldes luchan por conseguir plazas fuertes en el interior del país (Kurdos en las fronteras con Turquía; grupos ligados a Al Qaeda en las fronteras con Irak, etc.).  Además, el conflicto está atravesado por una serie de rivalidades religiosas (chiitas con su versión alawita, que es la de Assad, contra los sunnitas, que a su vez están divididos en varias facciones radicales y moderadas; más drusos, Kurdos y cristianos maronitas). Todos los cuales tienen o buscan alianzas externas, que hacen más complicado buscar un espacio común en el que todos convengan.

Por último, un comentario sobre la invitación hecha por Ban Ki Moon a que México participe en la conferencia de Ginebra II. Lo único que ello refleja no es la prestigiada posición internacional de México, sino la "mano de Washington" que sabe que el complaciente y subordinado gobierno mexicano jugará las cartas que le dicte el gobierno de Obama. México va a apoyar lo que proponga Estados Unidos, no a presentar ninguna propuesta propia o a contribuir de manera constructiva en el conflicto. ¿Dónde quedará el principio de no intervención, el respeto a la soberanía de los Estados y la Doctrina Estrada sobre no pronunciarse en el sentido de otorgar reconocimientos "porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herír la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes de hecho asumen una actitud de crítica al decidir, favorable o desfavorablemente, sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros"? (Declaración del entonces Secretario de Relaciones Exteriores de México, Genaro Estrada, el 27 de septiembre de 1930).

Mapa elaborado por la consultora Stratfor.




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