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Zapata

sábado, 18 de enero de 2014

Obama y la NSA Primera parte (18 de Enero 2014)

A lo largo del discurso del presidente Obama sobre la revisión y posible reforma de las funciones y capacidades de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), se advierte la enorme tensión entre la necesidad de preservar el potencial completo de esta agencia de espionaje global, y al mismo tiempo dar una respuesta creíble a las muchas demandas nacionales e internacionales en el sentido de que los programas de vigilancia y espionaje de esta agencia violan cotidianamente las libertades civiles y los derechos a la privacidad de cientos de millones de personas en el mundo, así como de gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales, etc.

Llamó la atención cómo al principio del discurso, Obama trata de enaltecer las labores de inteligencia a lo largo de la historia de los Estados Unidos (mencionando varios ejemplos), como funciones válidas e indispensables para preservar la seguridad y sin mencionarlo explícitamente, la hegemonía mundial de los Estados Unidos.

Sin embargo, al llegar a la Guerra Fría, con los excesos que se cometieron internamente para combatir el comunismo, así como la guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, se ve obligado a matizar e incluso criticar esas mismas capacidades del aparato de inteligencia, teniendo que reconocer que si no se le imponen "pesos y contrapesos" y una vigilancia por parte de la sociedad, esas mismas agencias que protegen la seguridad de Estados Unidos, pueden convertirse en riesgos para las libertades de sus ciudadanos.

Lo más perturbador vino cuando Obama justificó la legislación aprobada después del 9/11 como la manera de adaptarse del Estado, a las nuevas amenazas planteadas por grupos terroristas e incluso individuos, lo que obligaba a "prevenir" los ataques terroristas contra Estados Unidos, antes de que ocurrieran, así fuera en países lejanos.

En esta parte Obama parece haber tomado su argumentación completa de un "libro de texto" neoconservador, pues justifica así la legislación y las prácticas que han provocado todo el escándalo actual, a partir de las revelaciones dadas a conocer valientemente por Edward Snowden.

Obama señaló que las agencias de seguridad e inteligencia fueron obligadas a saber con anticipación sobre posibles ataques a Estados Unidos, tramados por pequeños grupos que operan en la clandestinidad. Todo ello lleva al presidente actual de Estados Unidos a dar una cobertura "positiva" a las acciones sobre dimensionadas de su aparato de inteligencia, con la misma narrativa usada en su momento, por el gobierno de George W. Bush.

Según Obama, las acciones de estas agencias, si bien necesarias, dieron lugar a excesos, que ya desde la administración del presidente Bush comenzaron a ser reconocidas y reformadas.

Sin embargo, la necesidad de investigar y dar seguimiento a grupos y personas que ponen en peligro a Estados Unidos en el mismo país y en todo el mundo, permiten también tener acceso a información de personas que no necesariamente son un peligro para la seguridad del país.

Con esto Obama trata de quitar responsabilidad a la NSA, y la sitúa en "los avances tecnológicos"; esto es la tecnología toma vida propia, y no son los que la desarrollan y utilizan los responsables de lo que pasa con ella; como si la obtención de millones de correos electrónicos, mensajes y llamadas fuera una consecuencia no intencional del trabajo que hace la agencia, casi como un subropducto que no se buscaba, lo que resulta verdaderamente inverosímil. En todo caso, ese "subproducto" constituye una abierta violación de la privacidad de las comunicaciones de millones de personas, sea o no "intencional".

Luego Obama prácticamente se congratula de que Estados Unidos es el país con las mayores capacidades para realizar espionaje, que señala, lo realizan todos los países y además con total arrogancia afirma que las leyes que protegen la privacidad de los ciudadanos de Estados Unidos, no aplican para ciudadanos extranjeros; es decir, al gobierno de Estados Unidos le importa un pepino el Derecho Internacional Público y el derecho nacional de los otros estados, pues si tiene cómo obtener información no pública (que dice Obama, es la razón del espionaje), y los otros países no pueden impedirlo, pues ese es su problema, no del gobierno de Estados Unidos.

Pero después parece que alguien dentro del equipo que le ayudó a redactar este ambiguo discurso le hace reflexionar que lo anterior es demasiado duro, especialmente respecto a los países aliados, y entonces Obama señala que esas grandes capacidades obligan a Estados Unidos a determinar cuales deben ser los límites razonables para su uso.

Después Obama señala que él ha establecido reglas y directivas para evitar abusos y mantener regulados convenientemente los programas de vigilancia e inteligencia de las distintas agencias, sin ser realmente específico a qué directivas se refiere, ni en qué agencias, con objeto de subrayar su supuesto apego a la Constitución de los Estados Unidos.

Pero reconoce que en ningún momento detuvo esos programas, porque según él, no había nada en ellos que evidenciara que se hubiera violado la ley o las libertades civiles . ¿Tener acceso a correos electrónicos, mensajes y origen y destino de llamadas telefónicas no es una violación de las libertades civiles? Si no es así, entonces ya no tiene caso seguir la discusión, por que los grupos y personas que critican estos programas han señalado que en ningún momento han permitido al gobierno hacer eso; no hay decisiones judiciales que avalen esa obtención y resguardo de información indefinidamente; y, si no hay causa probable en contra de una persona en particular, el intervenir de cualquier forma sus comunicaciones sería una violación a su derecho a la privacidad. Pero eso, en la era de la "guerra eterna al terrorismo" (que más bien es la guerra eterna a los opositores a la hegemonía de esa minoría destructora que maneja el complejo militar-industrial de Estados Unidos y las finanzas mundiales desde Wall Street) es irrelevante, y sólo importa contar con toda la información disponible para lograr ventajas en la competencia económica mundial y en la lucha por asegurar zonas de influencia en todo el mundo. Nada que ver con el terrorismo y la seguridad de Estados Unidos.

Según Obama los agentes de la NSA no leen los correos o escuchan las conversaciones telefónicas, y si eso sucede, son errores que son corregidos. Ahora resulta que hay que creerle a Obama solo por que él lo dice (es seguro que muchos millones de estadounidenses que siguen creyendo las mentiras de su gobierno, tomarán la palabra de Obama como verdadera).

En una siguiente contribución analizaré las propuestas que Obama realiza, según él, para dar mayor confianza a los ciudadanos de su país sobre la legalidad y supervisión que habrá de los programas de espionaje de la NSA.





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