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Zapata

martes, 28 de enero de 2014

Obama en su fantasía (28 de Enero 2014)

Después de escuchar el mundo fantástico que describió Barack Obama en su discurso a la nación, los que vivimos en la periferia del declinante imperio estadounidense, ya no sabemos si reír o llorar. No cabe duda que los multimillonarios, los gobernantes (de potencias o de países subdesarrollados) y los que dirigen los aparatos de represión y destrucción (ejércitos, policías, agencias de seguridad e inteligencia), viven en su mundo de autocomplacencia.

Para Obama, el primer esclavo del capitalismo mundial, Estados Unidos es pura bondad y decencia, no hay mal en sus acciones, hay errores (errare humanum est), pero no malas intenciones. Estados Unidos está en el mundo, en el sistema solar, en la Vía Láctea, en el universo, para hacer el bien, a pesar de todo y de todos. Que los demás seres humanos y países no comprendan esta misión providencial, es su problema, ya se los hará entender "América" con ataques de drones o "huracanes" financieros dictados por Wall Street, o miles de películas y series de televisión de Hollywood, en donde todo el mundo es estúpido, menos los clarividentes y bondadosos estadounidenses, perdón "americanos", y sus alter egos israelíes.

No cabe duda que todos los imperios (Egipto, Grecia, Roma, Inglaterra, Estados Unidos), se ven a sí mismos como los salvadores del mundo, como los únicos que entienden lo que necesita el planeta, como los indiscutibles "lideres" que deben guiar a una humanidad imbécil que no sabe qué quiere, ni a donde va. Sólo los sabios y poderosos que han esclavizado a la humanidad le pueden decir qué hacer, cómo comportarse, a quién servir y qué tanto inclinarse ante el amo.

Hace años que escucho estos "mensajes" al pueblo de Estados Unidos, de los presidentes en turno (desde LBJ hasta el actual). Todos, sin excepción, rinden pleitesía al complejo militar-industrial, al gran capital y como una graciosa concesión a la "clase media" y a los esforzados trabajadores de ese país, que cada año que pasa, se empobrecen más. Pero, aunque parezca increíble, esos ciudadanos están dispuestos a dejar su sangre y sus vidas, en lejanos países, que no pueden siquiera identificar en un mapa, a cambio de nada. No cabe duda que aquellos que tenemos la bota "americana" encima del cuello, sufrimos día tras día la opresión; pero igual sufre un pueblo estupidizado y engañado como el de Estados Unidos, que dilapida su trabajo, esfuerzo y sangre en beneficio de unos cuantos criminales y ladrones, que viven a expensas del mundo y todavía se autoproclaman como los salvadores de la raza humana.

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