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Zapata

viernes, 20 de diciembre de 2013

Pobreza (20 de Diciembre de 2013)

Esta semana se dieron a conocer distintas cifras sobre la pobreza en México, por parte de organizaciones internacionales. Llama la atención las discrepancias, debido a las diferentes metodologías para medir la pobreza.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) dio a conocer en Santiago de Chile que entre 2010 y 2012 la población con un ingreso menor al necesario para satisfacer el mínimo de bienestar creció de 59.6 a 60.6 millones, debido principalmente a las bajas tasas de crecimiento que registra la economía mexicana desde hace años, y también por la crisis económica de 2008.

La principal carencia que se detectó es la falta de seguridad social, o sea atención médica y pensiones, pues el número de mexicanos sin acceso a la seguridad social creció de  69.6 millones en el 2010 a  71.8 millones en el 2012.

Según el mismo informe de la CEPAL, 47.4 de cada 100 niños y adolescentes en México viven en hogares en pobreza; las privaciones más significativas son las de saneamiento, vivienda y acceso a agua potable. De hecho 28.1 de cada 100 niños y adolescentes viven en la indigencia.

Por su parte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó que el 27.6% de la población mexicana de 65 años o más tiene pensiones de menos de la mitad del ingreso familiar, mientras que en el resto de países de la OCDE sólo es el  12.8%. Por si fuera poco, la OCDE prevé que las pensiones de los mexicanos en el futuro serán de las más bajas entre los países miembros de ese organismo, pues apenas recibirán el 28.5% del salario promedio que tuvieron durante su vida laboral. Además de que el sistema privado de pensiones en México sólo cubre al 57.7% de la población.

El Banco Mundial (BM) por su parte informó que el 52% de todos los mexicanos siguen en la pobreza (a diferencia del CONEVAL que señala que es el 45.5%), tal como estaba la cifra hace dos décadas, lo que quiere decir que no se ha avanzado nada desde 1992.

Estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca tienen tasas de pobreza 10 veces más grandes que las del D.F., Nuevo León y Baja California.

El BM informa que de 2006 a 2012 (el infausto sexenio de Calderón), la pobreza "monetaria" creció; hecho que rompió una tendencia de una década de disminución de la pobreza en el país. Señala también que la reducción de las tasas de pobreza moderada y de pobreza extrema entre 1992 y 2012 sólo fue de 0.8% y 1.7% puntos porcentuales; esto es, que prácticamente no se ha abatido la pobreza en todo ese tiempo (la etapa de los gobiernos neoliberales). En cambio, en esas dos décadas la extrema pobreza se incrementó de 14% a 19.7% de la población.

Para el Banco Mundial la línea de "bienestar" es de 4 dólares al día (52 pesos); por debajo de ella se considera que se está en pobreza. En México se da un margen mucho más amplio, pues se considera la línea de "bienestar" en 1.25 dólares por día (16 pesos), lo que evidentemente es ridículo, pues con 16 pesos al día nadie puede tener un nivel de vida aceptable. Es claro que esa "línea" está establecida para mejorar las cifras y evitar que la estadística de pobreza se dispare.

Por si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el consumo de alcohol en México es el más alto en todo el continente americano y constituye la cuarta causa de discapacidad y lesiones por hechos de violencia.

Como se puede apreciar con estas cifras (que son sólo un botón de muestra), los gobiernos que han aplicado las políticas liberalizadoras, pro mercado, privatizadoras y "jibarizadoras" del Estado, han ocasionado un verdadero desastre social, pues han mantenido a más de la mitad de la población en la pobreza (y sigue creciendo el número de pobres, año con año), sin posibilidad alguna de que salgan de ese círculo vicioso, que como ya analizamos en otro artículo de este blog (Corrupción e Impunidad), lleva a ciclos continuos de frustración, violencia, más pobreza, adicciones (ahí está el aumento desmedido del consumo de alcohol y el crecimiento del consumo de drogas), y a una desestructuración social que sirve a los intereses de grupos del crimen organizado, de poderes fácticos y de un Estado que sólo se preocupa por el bienestar de la clase superior y de los propios funcionarios públicos.

Es increíble escuchar al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, rasgarse las vestiduras porque México sólo ha crecido en promedio 2% en las últimas dos décadas, y afirmar que con la nueva ronda de reformas privatizadoras, ahora sí se romperá ese ciclo de bajo crecimiento; como si hubieran sido alienígenas los que estuvieron gobernando el país estos últimos treinta años, y no los mismos priistas y panistas que han realizado continuamente reformas desmanteladoras del Estado social, y ni así han podido conseguir el tan ansiado crecimiento económico. 

Ahora ya llevaron sus reformas al extremo, prácticamente regalando los recursos naturales del país, lo que va a provocar más concentración del ingreso, más pobreza, violencia, y nuevamente declaraciones de la clase gobernante quejándose de que faltan todavía otras reformas para lograr el crecimiento económico (que nunca llegará, porque todo el modelo está fabricado para concentrar la mayor parte de los ingresos en la capa superior de la sociedad, en las corporaciones extranjeras y en los bancos usureros de Nueva York y Londres).

Pero tanto el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio, como el coordinador de los diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones, ya lanzaron sus amenazas contra aquellos que vayan en contra de este modelo depredador, pues el Estado utilizará su enorme aparato de seguridad y coercitivo, no para combatir al crimen organizado y la delincuencia común, sino para aplastar la protesta social y la oposición de vastos sectores de la población a este modelo destructivo y excluyente.










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