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Zapata

sábado, 7 de diciembre de 2013

México irrelevante (7 de Diciembre 2013)

Esta semana finalicé un curso en línea, sobre la política exterior de los Estados Unidos, impartido por el profesor Bruce Jentleson de la universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte. Es impresionante lo que la tecnología puede lograr, ya que estuvimos inscritos en el curso más de 20 mil estudiantes de 60 países.

Lo que más me llamó la atención es el impacto que la potencia hegemónica mundial tiene hasta en los más recónditos lugares del planeta, pues sus políticas de seguridad y defensa, económica y exterior, de una u otra forma afectan o influyen en todos los continentes; y, según lo que se pudo apreciar en las intervenciones de cientos de participantes en los blogs de discusión, principalmente lo hace de forma negativa.

Tal como el profesor Jentleson organizó el curso, denota la importancia que Estados Unidos da a cada región del planeta, pues cabe mencionar que fue patrocinado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, muy probablemente con objeto de identificar el tipo de opiniones y reacciones que hay a las políticas estadounidenses en todo el mundo.

Así, la primera región fue Asia, y por supuesto China generó la mayor atención; después vino Japón, las Coreas y la India. Poco se habló del resto del continente.

La segunda región que se estudió, y a la que por cierto se le dedicó más tiempo, fue el Oriente Medio, con especial interés en el conflicto palestino-israelí; la situación en Irán, Siria, Egipto, Afganistán e Irak, y con menor atención al resto de esta región, que comprendió el norte de Africa también.

En tercer lugar se estudió la Unión Europea y Rusia, con poco interés por Europa oriental. Siguió América, con menciones especiales a Canadá, Cuba, México, Brasil y Colombia, y poca atención al resto de los países.

Por último, se vio Africa, con interés por Sudáfrica y el Congo, y menciones sobre varios de los conflictos que prevalecen en ese continente.

Si seguimos esa jerarquización, es evidente que al menos la administración Obama, está intentando reorientar la prioridad hacia la zona de Asia-Pacífico (de ahí la política del "pivote"), porque correctamente advierte que el principal riesgo a su hegemonía proviene de China, y está intentando "amarrar" al gigante asiático, a través del reforzamiento militar de países con larga data de conflictos con Beijing, como es el caso de Japón; y de contener el expansionismo económico chino a través del Acuerdo Transpacífico (TPP).

En segundo lugar está el Medio Oriente, en donde el actual gobierno de Estados Unidos está tratando de balancear mejor sus compromisos en el área, al ya no depender tanto de las necesidades y presiones de su principal aliado, Israel; y también, utilizando más la diplomacia, y no solo la fuerza, para atender los desafíos que presenta esa región (cambios políticos, recursos estratégicos como petróleo y gas, grupos radicales y terroristas, rutas marítimas de primera importancia, etc.).

En tercer lugar se advirtió que Europa ha perdido protagonismo dentro de las prioridades de la política exterior de Estados Unidos, aunque obviamente el peso de la economía europea (y la crisis que la ha afectado en los últimos años), así como el papel que la OTAN está buscando tener en los conflictos que se presentan fuera de su región, mantienen un alto nivel de importancia para Washington; pero es la relación con Rusia la que destaca más, pues Moscú ha demostrado, bajo el liderazgo de Putin, que está dispuesto a jugar nuevamente un papel de primer orden en la política mundial, y en especial en las regiones adyacentes al territorio ruso (repúblicas ex-soviéticas, Medio Oriente y Asia Pacífico).

Después vino América, en donde destacó que para Estados Unidos su principal preocupación siguen siendo los regímenes que de una u otra forma se oponen a su hegemonía, ya sea de una manera más directa (Cuba especialmente y después Venezuela), o por su tamaño e influencia, como el caso de Brasil. En cambio, Canadá, México y Colombia son vistos como extensiones del poder estadounidense. En el caso de México y Colombia con temas como el narcotráfico y en el de México, la migración, sí importantes, pero que se administran casi como temas internos, y no de política exterior.

Por último Africa subsahariana, como siempre el continente olvidado, se le dio menos espacio, y se le considera más una fuente de problemas y un espacio para desarrollar la ayuda humanitaria, que como una región con potencial para crecer y jugar un papel importante en el mundo.

Se iniciaron decenas de blogs de discusión sobre numerosos temas, especialmente las relaciones de Estados Unidos y China, y el triángulo con Japón; la serie de problemas y conflictos en Medio Oriente atrajeron también la mayor atención; y en menor medida las relaciones de Estados Unidos con Europa y Rusia.

Hubo algún interés en el papel que juega Estados Unidos en Africa, pero fue notorio sobre todo el enorme desinterés de los participantes por Latinoamérica (incluidos los estudiantes de la región). Las pocas menciones que hubo se refirieron a la gran dependencia económica respecto a Estados Unidos, y en el mejor de los casos, el papel que juegan algunos países para resistir esa hegemonía (Brasil, Cuba y Venezuela significativamente; prácticamente no se mencionó a Argentina, Ecuador, Bolivia o Nicaragua).

¿Y México? Bien pues México no existe en el radar de miles de estudiantes interesados en las relaciones internacionales en el mundo entero. En el mejor de los casos se le ve como un "Puerto Rico grande", que juega algún papel en la política exterior de Estados Unidos, sobre todo por los temas de narcotráfico y migración, pero que desde la firma y puesta en vigor del NAFTA es sólo un satélite de Estados Unidos.

Cuando se mencionaban (ya fuera el profesor o en los blogs por los participantes), las posibilidades de influir en el presente y en el futuro de países emergentes, siempre se mencionaba  a la India, Brasil, incluso Turquía, Indonesia, Sudáfrica, pero México nunca fue considerado como un jugador autónomo, con intereses propios, en el escenario internacional. Las raras veces que se señalaba a México, era como "parte del NAFTA", o sea, como subordinado de Washington.

Por más que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México presuma que tiene una posición relevante en algunos temas, como cambio climático o derechos humanos (en donde cada vez le va peor a nuestro país, ya sea en la Comisión de Naciones Unidas, o en las evaluaciones de las ONG), no es tomado en cuenta como un actor de peso, que pueda influir de manera destacada en temas de la agenda política o económica internacional. Es irrelevante.

Y lo va a ser más después de que se apruebe la reforma energética, pues como se sabe, los países con grandes reservas y producción de hidrocarburos, si tienen la voluntad y una estrategia bien diseñada, juegan un papel fundamental en la economía y la política internacionales (ahí están los casos de Arabia Saudita, Rusia, lo está haciendo cada vez más Brasil; lo hará ahora de nuevo Irán, en fin). Pero si se le da la prioridad a las grandes transnacionales para que ellas definan las cantidades y las modalidades de la producción de energéticos, como lo van a hacer el PRI y el PAN en su reforma energética, entonces las autoridades nacionales van a quedar subordinadas a las prioridades de las empresas, y por lo mismo, el factor petróleo no va a jugar en favor del país, sino de dichas empresas y de los países a los que pertenecen.

Hubo un tiempo en que la presencia de México era valorada y respetada en el mundo, porque si bien tenía una "relación especial" con su poderoso vecino del norte, mediante la cual se permitía diferir de ellos en aquellos asuntos que no eran vitales para la gran potencia, a cambio de que México no constituyera un riesgo a la seguridad de Estados Unidos, al menos se manifestaba en numerosos conflictos y asuntos de relevancia mundial con una posición definida internamente, en la que se sopesaban los pros y contras de "molestar" o incluso de "enojar" a la gran potencia, y en muchas ocasiones se tomaban decisiones valientes, que prestigiaban a nuestro país y al Derecho Internacional Público.

Hoy la política económica, la de seguridad (ahí está el caso del espionaje) y la exterior dependen completamente del visto bueno, de la aprobación de Washington; por ello México es visto en el mundo como un peón de los estadounidenses. IRRELEVANTE:

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