Restaurar el prestigio internacional de México
Agustín
Gutiérrez Canet
Ciudad de
México / 01.06.2023
La negativa
del presidente Andrés Manuel López Obrador de entregar a Perú la presidencia
pro tempore de la Alianza del Pacífico es improcedente pues viola el Derecho
Internacional y vulnera la Doctrina Estrada.
La Alianza
del Pacífico es un mecanismo de integración regional fundado por Chile,
Colombia, México y Perú con el fin de construir un área destinada a la libre
circulación de bienes, servicios, capitales y personas, así como crear una
plataforma comercial proyectada hacia la región de Asia Pacífico.
El Acuerdo
Marco, instrumento jurídico que rige a la Alianza del Pacífico, fue ratificado
por nuestro país, por lo que tiene rango constitucional. Por lo tanto, México
está obligado a transferir cada año la presidencia rotatoria, pues la entrega
no está sujeta a ningún condicionamiento.
El artículo
7 del Acuerdo Marco establece que la presidencia pro tempore será ejercida
sucesivamente por cada una de las Partes, en orden alfabético, por períodos
anuales iniciados en enero (por lo cual Perú debió recibir la estafeta desde el
principio del 2023).
Al
Presidente mexicano tampoco le corresponde interpretar la Constitución de Perú,
ni juzgar la legitimidad del gobierno, por más afinidad ideológica que comparta
con el ex presidente Pedro Castillo.
Precisamente,
para frenar el intervencionismo prepotente de Estados Unidos, que a cambio del
reconocimiento exigía a los gobiernos latinoamericanos otorgar privilegios a
las empresas estadounidenses, fue creada en 1930 la Doctrina Estrada, como
escudo mexicano en contra de la injerencia yanqui.
La Doctrina
Estrada establece que México no reconoce ni desconoce gobiernos, se limita a
mantener o suspender relaciones diplomáticas, sin opinar, repito sin opinar, ni
intervenir sobre su calidad política.
Por el
cambio de gobierno en Perú, López Obrador pudo haber suspendido las relaciones
diplomáticas sin opinar sobre su legitimidad constitucional. Pero no lo hizo,
continuamos con una embajada en Lima sin embajador (pues fue expulsado) y con
la verborrea del Presidente declarado persona non grata, y aun así, mantenemos
relaciones diplomáticas con el gobierno de Dina Boluarte. ¿Hasta cuándo
permitirá el desaire a México, no a su persona?
El
intervencionismo en Perú de López Obrador va en contra del interés nacional,
resulta un despropósito y significa un retroceso que abre la puerta al
intervencionismo de otros países en nuestro país, pues se automutila la
autoridad moral y vulnera la razón jurídica para rechazar la injerencia
extranjera.
No hay que
confundirse. La Alianza del Pacífico no es un club ideológico de amigos de
izquierda, sino una agrupación de naciones latinoamericanas creada para el
libre intercambio comercial.
La Alianza
del Pacífico equivale a la octava economía mundial y representa el 43% del
Producto Interno Bruto de América Latina.
El gobierno
mexicano ha sido causante de bochornosos conflictos diplomáticos. Panamá negó
dos veces el beneplácito a sendos candidatos a embajador por ser de dudosa
calidad, revés sin precedente.
Ahora más
que nunca se necesita claridad de propósitos en el papel de México en el mundo.
Ocurrencias e improvisaciones están a la orden del día. Si queremos ser un país
respetado, urge restaurar la coherencia y el prestigio de la diplomacia
mexicana.
Será tarea
prioritaria del próximo gobierno.
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