EL DOMINIO POLÍTICO DE MORENA EN MÉXICO Y SU INEFICACIA PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS NACIONALES
El partido del presidente López Obrador (AMLO) ha roto
la hegemonía del otrora partido dominante en México, el Revolucionario Institucional
(PRI), en el estado de México, en donde gobernó por casi 100 años.
Con el
triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las elecciones de
ayer en dicha entidad, el partido oficial gobierna en 21 entidades y en dos más
sus partidos aliados; mientras que los partidos opositores sólo gobiernan en 9
entidades.
El gobierno,
los dirigentes de Morena y sus panegiristas están exultantes, porque consideran
que en las elecciones para presidente de la República, renovación del Congreso
de la Unión y nueve entidades federativas (entre ellas la ciudad de ´México)
para 2024, el partido oficial arrasará a sus opositores.
Y ante la
falta de proyecto, unidad y líderes carismáticos en los partidos de oposición
(PAN, PRI, PRD y MC), es muy posible que así suceda.
El gobierno
de AMLO ha logrado conformar una maquinaria político-electoral eficaz para
ganar elecciones, que se basa en sus programas sociales para segmentos de la población
con carencias sociales y vulnerabilidades, que alcanzan a 25 millones de personas, y
que constituye su clientela electoral que le da triunfos en casi toda la
República.
Así también,
AMLO y los gobernadores y presidentes municipales de Morena y sus partidos
aliados hacen uso indiscriminado de los recursos públicos gubernamentales para
apoyar a sus candidatos, sin importarles en lo más mínimo la legislación que lo
prohíbe, dado que la aplicación de dichas leyes les corresponde a los gobiernos
emanados de su coalición de partidos, y por supuesto no castigan a sus
candidatos ni a los dirigentes partidarios o funcionarios que violan las leyes
electorales impunemente.
De ahí que
se ha ido conformando una nueva hegemonía, como la que tuvo el PRI por más de
70 años durante el siglo XX, que tiene que ver con un dominio de los mecanismos
del poder, y muy poco con la efectividad y eficacia para resolver los problemas
nacionales.
Así, aunque
AMLO ha basado su retórica en que está “transformando al país”, la realidad es
que la mayoría de la población, a pesar de los 500 mil millones de pesos
anuales que se gasta el gobierno en los programas sociales, se mantiene en la
pobreza.
Según el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) entre 2018 y 2022 aumentó el número
de pobres en 3.8 millones de personas; las clases medias, que sólo constituyen
el 25% del total de la población, disminuyeron al 23%; el 1% más rico sigue
concentrando el 30% del ingreso nacional; y según Oxfam, los superricos de
México aumentaron su fortuna 117 veces más que el resto de la economía entre
2018 y 2021.
Los
banqueros han logrado las más altas utilidades de la historia en México en 2022,
al llegar a 250 mil millones de pesos.
Y sobre todo
esto, AMLO ha afirmado con un tinte de orgullo que “a los de arriba les ha ido
muy bien”, en su gobierno.
¿Pues no se
ve mucha transformación ahí?
Ni tampoco
en materia de corrupción con escándalos como los de Seguridad Alimentaria
Mexicana (Segalmex) con un desfalco por 18 mil millones de pesos y con AMLO
protegiendo a quien fuera su director Ignacio Ovalle, señalando que sus
subordinados “lo engañaron”.
O como los
gastos de los viajes de lujo del Secretario de la Defensa Nacional y su familia
por Europa y Asia, con recursos públicos, y el presidente diciendo que “cuál
era el problema con ello”. Y de igual forma, el departamento de lujo del mismo funcionario,
con explicaciones ridículas sobre la forma en que pagó por él.
En materia
de inseguridad, este gobierno ya alcanzó la cifra de 156,000 asesinados,
superando la de todo el sexenio anterior de Peña Nieto de 154,000 (y todavía falta
año y medio a este gobierno), con lo que se ha convertido en el más letal desde
que se tienen este tipo de estadísticas.
Sigue el
desabasto de medicinas en todo el país y la educación pública no ha mejorado en
lo absoluto.
Es el
gobierno que menos transparencia y menos cuentas ha rendido a la población y
por ello es que ha logrado detener el funcionamiento del Instituto de Transparencia
y quiere desaparecerlo.
Pero AMLO
todo lo explica con la cantaleta de que sus enemigos políticos quieren
descarrillar su gobierno e incluso derrocarlo; que todo es un complot con el
que los “conservadores” y Estados Unidos están intentando hacer fracasar su
obra transformadora y por lo tanto, todo el que lo critique o se oponga a él y
a su partido son considerados unos “traidores a la patria”.
La realidad
es que México seguirá hundido en la mediocridad, la violencia, la inseguridad,
la corrupción, las mentiras y la demagogia, como lo estuvo con los gobiernos
del PRI y del PAN.
AMLO y
Morena no han transformado nada, por el contrario, han empeorado la situación
del país (ya de por sí lamentable); pero lo que sí han logrado es conformar una
maquinaria bien aceitada con recursos públicos y con una clientela electoral
enganchada a los programas sociales, que le permite ganar sin problemas las
elecciones, con lo cual la continuidad de su dominio político en el país está
asegurada para el proceso electoral del 2024, aunque los problemas nacionales
sigan creciendo.
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