EL PROYECTO DE LÓPEZ OBRADOR PARA 2024
El
presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya dio por terminada su “obra
transformadora”, en vista de que se ha embarcado en su proyecto
político-electoral para las elecciones federales del 2024.
Su principal
objetivo es que su movimiento político, que no partido, el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena), junto con sus aliados del Partido del Trabajo
(PT), Verde Ecologista (PVEM) y Encuentro Solidario (ES) ganen la presidencia
de la República en el 2024, mantengan la mayoría en el Congreso -de preferencia
logren la mayoría calificada- y casi todas las gubernaturas (ahora detentan 20
de 32).
Así, lo
fundamental ahora es mantener el poder, a como dé lugar (así sea desapareciendo
al Instituto Nacional Electoral)[1]. Los problemas de la
inseguridad y la violencia, la falta de crecimiento económico e inflación; de
una economía basada en el subempleo y en empleos formales muy mal pagados; de
emigración de decenas de miles de mexicanos a Estados Unidos: de deterioro
ambiental imparable, de inveterada corrupción e impunidad; son dejados a un
lado, minimizados y hasta ridiculizados por el presidente y su gabinete. Lo
único que importa ahora es asegurar un amplio frente político-económico-social
y hasta criminal[2]
que logre los triunfos electorales en 2023 en dos gubernaturas, y en el 2024 en
las elecciones federales y en 9 gubernaturas más, para consolidar el poder del
actual grupo gobernante.
Así, AMLO espera
dejar como candidata a la presidencia a su favorita, la jefa de gobierno de la
ciudad de México Claudia Sheinbaum, para lo cual requiere, primero, que su
movimiento y aliados se comprometan con esa candidatura, para lo cual ha estado
acercando a la jefa de gobierno a actores políticos (gobernadores,
legisladores) y económicos (grandes empresarios, como Carlos Slim), para que se
establezcan alianzas con ella.
Y segundo,
está socavando las ambiciones de otros precandidatos, como el senador Ricardo
Monreal, a quien ha puesto a pelear con la gobernadora de Campeche, Layda
Sansores (aliada de Sheinbaum), acerca de las ilegales intrusiones en las
comunicaciones privadas del senador, con lo que lo mantendrá desgastado y
ocupado un tiempo, mientras el presidente sigue consolidando la candidatura de
su preferida.
Por lo que
respecta al canciller Marcelo Ebrard, fuera de algunos amarres con empresarios,
no cuenta con base social propia, y su responsabilidad en materia internacional
lo mantiene continuamente fuera del país, con lo que poco puede hacer para
impulsar su candidatura internamente.
El
secretario de Gobernación, Adán Augusto López, hace lo que el presidente le ordena,
que es aparentar que compite por la candidatura, pero en realidad su papel es
alinear a todos los gobernadores y grupos políticos del oficialismo tras el
presidente, quien en su momento dará la orden de apoyar incondicionalmente la
candidatura de Sheinbaum.
El problema
lo va a tener Sheinbaum para el 2024, pues todos esos apoyos esperan ser
retribuidos con puestos en el gabinete, en el Congreso federal, en las
gubernaturas, legislaturas locales, presidencias municipales, y ya de perdida
en embajadas y consulados. Además, de que se establezcan compromisos económicos
con los grupos y corporativos que den su apoyo a Sheinbaum, a través de
contratos y concesiones; los militares y marinos exigirán que cuando menos se
les respete el enorme poder que han acumulado en el gobierno de AMLO, a
instancias del propio presidente (227 funciones que no tienen que ver con las
originales planteadas en la Constitución), así como el enorme presupuesto que
ya manejan: los cárteles “aliados” del gobierno mantendrán su exigencia de
impunidad, protección para sus actividades y combate por parte del gobierno a
los grupos enemigos del crimen organizado; y por supuesto, el gobierno y las
grandes empresas de Estados Unidos, no esperarán menos que el continuo
vasallaje de México a las directrices de Washington en materia comercial, de
inversiones (especialmente en materia de energía), financiera, de seguridad,
laboral, ambiental y hasta educativo-cultural.
Sheinbaum
también tendrá que pagar la lealtad de Ebrard y López Hernández (suponiendo que
Monreal finalmente salga de Morena) con posiciones para ellos y sus equipos; mantener
los programas clientelares para 25 millones de personas, que constituyen las
bases sociales del oficialismo; y también, tendrá que apaciguar a la siempre
ambiciosa y demandante comunidad empresarial judía, que querrá sacar “raja” del
hecho de que Sheinbaum es judía-mexicana.
Demasiados
compromisos y una “cobija” presupuestal y política muy pequeña para atenderlos;
además de la falta de experiencia y de eficiencia que ha demostrado Sheinbaum
en sus diferentes puestos públicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario