ESTADOS UNIDOS Y LA OTAN SE PREPARAN PARA UNA GUERRA EN TRES FRENTES
Comienzan a
hacerse comunes los análisis en Estados Unidos sobre la posibilidad de que
tengan que enfrentar conflictos militares contra Rusia en Europa, China en Asia-Pacífico
e Irán en el Medio Oriente.[1]
Después de
la implosión del campo socialista en Europa del Este y la URSS en 1991-92,
Estados Unidos quedó como la única superpotencia mundial; y el capitalismo y la
democracia como los vencedores del periodo conocido como Guerra Fría
(1947-1990).
La
arrogancia, la ambición y la falta de visión estratégica de las élites occidentales
las llevaron a hundir en una explotación económica (y de sus recursos naturales)
atroz de Rusia; mientras dejaban que China se desarrollara rápidamente en el
terreno económico, creyendo que sería una factoría gigantesca al servicio de
Estados Unidos y Europa.
El aparato
militar, de seguridad e inteligencia ruso, al sentirse humillado por Occidente,
y ver la devastación económica y social que este causó en su país, con la
complicidad de oligarcas rusos y ruso-judíos, los llevó a tomar el poder a
través de uno de su apparatchiks, Vladimir Putin, a fines de 1999.
Desde
entonces, Rusia ha recuperado su lugar como potencia militar y política de primer
orden y ha expulsado y/o controlado a los oligarcas aliados de Occidente.
Además, ha reestablecido su presencia en zonas en las que antaño la URSS tenía
una influencia importante, como Siria y las repúblicas que formaron la Unión
Soviética.
Por su parte
China, con su impresionante crecimiento económico y posteriormente, con su
estrategia de expansión a través de las relaciones económicas con Asia, Africa,
Medio Oriente y América Latina con la Belt and Road Initiative (BRI), demostró
que era la potencia más innovadora y dinámica del planeta, poniendo en entredicho
el liderazgo económico de Estados Unidos y de Occidente.
Así, desde
el gobierno de Barack Obama (2008-2016) las élites occidentales, comandadas por
Estados Unidos, han intentado afianzar el liderazgo de Washington, primero
mediante la sola competición económica, científica y tecnológica; pero después,
con la llegada de Trump a la presidencia (2016-2020), con un aumento formidable
en el gasto militar y en la confrontación directa en materia económica,
principalmente con China (sanciones, aranceles, etc.).
Con Joe
Biden se ha planteado que la competición con Rusia y China es entre “democracias”,
o sea el Occidente y aliados, y “autocracias”, queriendo revivir de alguna
manera el enfrentamiento entre las democracias y los regímenes nazi-fascistas
de la Segunda Guerra Mundial.
En este
sentido, la urgencia de Israel y Arabia Saudita por detener el crecimiento de
la influencia iraní en el Medio Oriente desde el triunfo de la revolución de
1979 ha llevado a incluir a los iraníes como parte del campo de las “autocracias”,
que desde el punto de vista de la hegemonía occidental, constituyen un peligro
para la misma.
Con la
invasión rusa a Ucrania y las consecuencias políticas y económicas que ha
tenido en todo el mundo; con la creciente tensión entre China y Taiwán,
exacerbada por políticos estadounidenses y occidentales que están visitando
continuamente la isla; y con la creciente oposición de los muchos “halcones”
del aparato político estadounidense, aceitada por los grupos pro israelíes y por
el gobierno de Tel Aviv, a la nueva negociación sobre el acuerdo nuclear con
Irán, se está configurando un panorama en que Estados Unidos y Occidente,
sintiéndose todavía muy superiores en materia militar y económica a Rusia,
China e Irán, están empujando la situación, cada vez más, hacia posibles
confrontaciones militares con dichos países, en tres frentes geográficos
distintos.
En
Washington principalmente, pero también en Londres (con la próxima Primera
Ministra Liz Truss), al parecer piensan que si provocan de una vez
enfrentamientos militares directos (aunque limitados) con Rusia, China e Irán,
los tres países podrían recular, o al menos uno de ellos optaría por evitar la
confrontación, con lo que de inicio ya no serían tres frentes los que se abrieran;
y en ese sentido la supuesta superioridad militar, económica y tecnológica de Occidente
le permitiría derrotar a los dos enemigos que quedaran.
Confían en
que si Occidente en su conjunto se presenta resuelto, por ejemplo a enfrentar a
Rusia en Ucrania, con el objetivo de expulsar a las tropas rusas de ese país,
Putin y los dirigentes rusos optarán por no llegar a una confrontación nuclear
con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, y ello significaría una derrota
estratégica mayúscula para Putin.
Asimismo,
Estados Unidos y la OTAN están aumentando significativamente su presencia
militar en Asia-Pacífico y sus ventas de armas a Taiwán, quizás esperando incitar
a China para que haga algún intento de invasión contra Taiwán, lo que
permitiría a Occidente generar un conflicto con los chinos, que bien podría
estancarse por mucho tiempo, y con ello debilitar estratégicamente a Pekín.
En el caso
de Irán, Israel lleva 40 años esperando poder provocar una invasión de Estados
Unidos a ese país, que como ya lo logró en Irak y Libia, provoque un cambio de
régimen, una situación de permanente inestabilidad política; destrucción
económica y de ser posible de balcanización del país.
En este
momento en que las élites occidentales están hiper energizadas en su confrontación
global contra Rusia y China, en Tel Aviv (y en menor medida en Riad), piensan
que es la oportunidad perfecta para provocar un conflicto con Irán que
finalmente logre el propósito israelí de destruir a un competidor estratégico
de primer orden en el Medio Oriente.
Estas élites
irresponsables, arrogantes e ignorantes de Washington, Bruselas, Londres y Tel
Aviv están poniendo al mundo a un paso del abismo y del Armagedón nuclear; pero
su inconsciencia no tiene ningún contrapeso en sociedades que están absolutamente
dominadas y subordinadas por el inmenso aparato político-ideológico de
Occidente, con sus multimedia, empresas tecnológicas y de comunicaciones, que mantienen
al público de Occidente zombificado, lo que más temprano que tarde les
pasará el costo con guerras devastadoras que bien podrían dejar a sus países en
la completa ruina.
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