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Zapata

miércoles, 24 de noviembre de 2021

LÓPEZ OBRADOR OPTA POR LA MÁXIMA CONCENTRACIÓN DEL PODER

Ya no se trata de redistribuir el ingreso de mejor manera, de que los pobres sean “primero, por el bien de todos”, o de que se gobierne en beneficio de las “mayorías”.

El proyecto personal de López Obrador (AMLO) es la concentración al máximo del poder político en sus manos, con objeto de obligar a la “mafia del poder”, esto es, a los oligarcas, políticos y a las reacias burocracias del Estado, que se enriquecieron a manos llenas mediante el neoliberalismo corrupto y depredador (como socios menores de las grandes trasnacionales, principales beneficiarias de dicho modelo), a que se rindan a su autoridad, a sus órdenes, a sus proyectos, ocurrencias y caprichos.

Es decir, a AMLO no le importa que miembros prominentes de esa “mafia del poder” a la que él bautizó de esa manera, se sumen a su proyecto, como los oligarcas que ahora forman parte de su Conejo Asesor Empresarial[1]; o políticos acusados de estar ligados al crimen organizado, como el actual gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo[2]; o neoliberales como el actual embajador de México en Washington, Esteban Moctezuma, quien fue secretario de Gobernación y de Desarrollo Social en el gobierno de Ernesto Zedillo; o  Manuel Bartlett, que fue titular de Gobernación en el gobierno neoliberal de Miguel de la Madrid y de Educación Pública en el gobierno del que AMLO califica como el jefe de la “mafia del poder”, Carlos Salinas; o como funcionarias “fifis”, que estudiaron en universidades privadas, en donde les enseñan a corromperse y a odiar al pueblo (AMLO dixit), como la recién designada (por él) nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia, Loreta Ortiz, egresada de la Escuela Libre de Derecho y catedrática de la Iberoamericana; o Virginia Rodríguez, subsecretaria de Egresos de Hacienda, ahora nominada para ser la nueva gobernadora del Banco de México, egresada del Tecnológico de Monterrey; o el propio presidente del partido oficial, Morena, el “veleta” Mario Delgado, egresado de esa “bestia negra” para AMLO, como lo es el Instituto Tecnológico Autónomo de México.

Nada importa en donde hayas trabajado, de donde seas egresado, si has participado en gobiernos neoliberales y corruptos, etc. Si te han acusado de ilegalidades. Todo eso no importa. Lo único que importa es si apoyas o no a AMLO.

Si lo apoyas incondicionalmente, tendrás abiertas las puertas de altos puestos en el gobierno, embajadas, candidaturas a gobernador, presidencias municipales, alcaldías, diputaciones, etc.

Pero si te atreves, ya no se diga a oponerte a los deseos del “amado líder”, que es el único que sabe qué quiere el pueblo, qué necesita la nación, qué es la democracia, cuál es la verdad; sino incluso a expresar alguna duda sobre los deseos, órdenes, invectivas, o lo que se le ocurra al presidente, entonces inmediatamente eres expulsado del paraíso lopezobradorista (Urzúa, Herrera, etc.).

De ahí vienen los “acuerdos” para que toda obra pública del gobierno sea ahora considerada de “seguridad nacional”; para que nada obstaculice los designios de Palacio Nacional; menos que nada, esas estorbosas leyes que protegen a los neoliberales y a los corruptos, y que por supuesto sólo pretenden detener el bien, el maná que surge desde Palacio Nacional para el pueblo bueno.

De ahí viene el empoderamiento de las Fuerzas Armadas[3], que el presidente dice que “le ayudan mucho, le aligeran la carga de responsabilidad”; es decir, soldados y marinos, tienen que obedecer lo que les ordena su comandante supremo, por lo tanto no son como los civiles, que pueden cuestionar, dudar, preguntar, incluso oponerse a instrucciones, órdenes, decisiones que bien pueden ser ilegales, absurdas, incompetentes, irrealizables, etc. En cambio los militares y marinos, moverán cielo, mar y tierra para cumplir las órdenes del jefe. Y eso es lo que exige AMLO de todo mundo. No quiere ideas, recomendaciones, propuestas, menos que nada dudas, o críticas de sus subordinados. El es el único que piensa y decide, los demás están ahí para cumplir sus deseos (estén estos contemplados o no en las leyes; y si no, pues que las cambien; y si no se puede cambiarlas, pues que se cumplan de todas formas).

Y por supuesto, con un aparato gubernamental volcado a repartir recursos (de manera desordenada, sin transparencia y a veces sin lógica) a diestra y siniestra, para que las “mayorías” sigan hipnotizadas por el camino del “amado líder”, cualquier sector social que no se sume al esfuerzo, es un obstáculo para la “unidad nacional” (escuchaste clase media). De ahí el llamado, casi la orden, del secretario de la Defensa Nacional a no obstaculizar los deseos del “amado líder” y a sumarse sin pensar, sin criticar, sin dudar al glorioso proyecto que encabeza el que seguramente será el más grande presidente de la historia de México; muy por encima de Juárez, Cárdenas, o de los próceres de la Independencia, Hidalgo o Morelos. Amén.



[1] Carlos Slim (Grupo Carso), Germán Larrea (Grupo México), Carlos Hank (Banorte), (Miguel Rincón, Scribe, compadre del presidente), Daniel Morán (Grupo Vidanta), Sergio Gutiérrez (DeAcero), Bernardo Gómez (Televisa), Ricardo Salinas (Grupo Azteca) y Olegario Vázquez Aldir (grupo Imagen). https://www.jornada.com.mx/2021/11/24/opinion/008o1pol

 

  

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