Biden-AMLO, dos agendas opuestas
Con la
incompatibilidad en las agendas de Biden y López Obrador no hay
complementariedad posible, ni bloque de América del Norte fuerte ni creíble.
Pablo
Hiriart
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/
noviembre
18, 2021
MIAMI,
Florida.- La reunión trilateral México-Estados Unidos-Canadá de hoy cumplirá
con el objetivo del presidente Biden de proyectar la imagen de que se construye
una vecindad segura, sana y solidaria.
Necesita mandar
ese mensaje al interior de su país, donde la mayoría de los ciudadanos reprueba
su gestión.
Si hoy
hubiera elecciones, 51 por ciento de los votantes cruzaría la boleta en favor
de los candidatos republicanos en su distrito, y sólo 41 por ciento lo haría
por los demócratas.
El 62 por
ciento de los estadounidenses considera que la presidencia de Biden está
desconectada de las preocupaciones del ciudadano común.
Pocas
acciones serían más rentables a Joe Biden que un acto de autoridad sobre el
gobierno mexicano, por migración, drogas y todo aquello que le funcionó de
maravilla, para la popularidad interna, a Donald Trump.
Biden no lo
va a hacer. No en público. Es un político prudente que no va a crispar a la
nación como hizo su antecesor, aun al precio de seguir cayendo en las
encuestas.
La parte
mexicana ha trabajado con profesionalismo la preparación de la cumbre y luego
la reunión bilateral entre ambos presidentes.
El punto
crítico estará cuando tengan que conversar en privado López Obrador y Biden.
Sus agendas no sólo son distintas, sino opuestas.
López
Obrador y su gobierno han hecho un esfuerzo evidente para frenar la migración
centroamericana y caribeña que va a Estados Unidos.
No le pueden
exigir más a México. Además, nadie está obligado a lo imposible.
Si Estados
Unidos, con sus inagotables recursos tecnológicos y económicos, no puede
controlar la totalidad de entradas y tránsito de migrantes ilegales en su
territorio, México mucho menos.
Hay un tema
espinoso en este punto: la migración ilegal de mexicanos crece a cifras
históricas.
Otra vez
México ocupa el primer lugar como país expulsor de sus ciudadanos hacia Estados
Unidos.
Y aumentará
más. López Obrador y Biden tienen en perspectiva dos horizontes diferentes para
México.
Biden
necesita un vecino próspero, seguro y saludable.
Pero López
Obrador trabaja para hacer de México un país de pobres.
La tendencia
es empobrecer a las clases medias para que dependan del gobierno. Y restarle
dinámica y prestigio al sector privado, para disminuir su peso en la economía,
en la política y en el ánimo social.
Va a crecer
el número de mexicanos que emigran, porque la recuperación económica no existe.
El axioma lo
conocemos: sin confianza no hay inversión, sin inversión no hay empleo, sin
empleo crece la pobreza, y a mayor pobreza aumenta el éxodo de mexicanos hacia
el norte.
También se
va el dinero. En dos años, México es el país que más inversión extranjera ha
perdido en el mundo.
De enero al
primero de noviembre de este año han salido del país 266 mil millones de pesos
de inversiones extranjeras.
Reforma
energética.- Canadá y Estados Unidos se quejan de la política energética de
México, y más específicamente de su política eléctrica.
Legisladores
demócratas y republicanos presionan con cartas enérgicas a la Casa Blanca para
frenar lo que ven como un trato discriminatorio de México a las empresas
estadounidenses.
El embajador
Ken Salazar informó que empresas de Estados Unidos ya han invertido mil
millones de dólares en energías limpias en México, y será dinero perdido porque
el gobierno del vecino del sur quiere cambiar las reglas del juego.
Siemens
canceló un parque eólico en el istmo de Tehuantepec por 600 millones de
dólares, que afectará directamente a los campesinos que tenían contratos con la
empresa.
Con la
reforma eléctrica se pierde, también, la confianza.
Sin lógica
económica, el gobierno mexicano no es de fiar.
Ya había
cancelado los contratos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y la
pérdida de dinero ha sido exorbitante para el país, más lo que falta por pagar
por la destrucción del NAIM.
Ahora el
Presidente busca anular los contratos de producción de energías limpias, en
perjuicio de su población, del medioambiente, de la confianza de los
inversionistas y de la relación con Estados Unidos.
Medio
ambiente.- Ante la gravedad del calentamiento global, Biden acelera la
transición de energías fósiles a limpias. Habrá sanciones para los países
emisores de ozono, restricción en el acceso a créditos de instituciones
internacionales y bancos privados.
Y su socio,
aliado y vecino, que iba en esa dirección, da media vuelta y apuesta por el
carbón y el combustóleo.
Tal vez le
pidan al presidente López Obrador que haya congruencia entre lo que dice y lo
que hace: dice que aspira a que México sea como Dinamarca, pero en ese país más
de 80 por ciento de la electricidad viene de fuentes renovables. La principal empresa
de electricidad, Ørsted, es privada, como lo recordó Sergio Sarmiento en
su Jaque Mate.
A pesar de
que muchas compañías petroleras han eliminado la práctica de quemar gas, que
libera metano –señalan los especialistas en energía y cambio climático Lisa
Viscidi y MK Vereen–, la quema de gas de Pemex se incrementó 68 por ciento
entre 2019 y 2020.
Las agendas
de Biden y de López Obrador son incompatibles.
Con esas
diferencias no hay complementariedad posible, ni bloque de América del Norte
fuerte ni creíble.
Habrá fotos
y sonrisas, también algunos acuerdos, pero los dos países marchan en
direcciones opuestas.
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