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Zapata

lunes, 18 de octubre de 2021

¿QUÉ LE DEBE AMLO A BONILLA?

El fin de semana pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) estuvo de visita en Baja California para adular al gobernador saliente de esa entidad, Jaime Bonilla, quien como se recordará, intentó ampliar su periodo de gobierno de 2 a 5 años, lo que pudo ser detenido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

López Obrador recordó que Bonilla ha sido una de las personas que más lo apoyó en su larga carrera política y en su búsqueda por la presidencia de la república.

Al respecto, no queda claro en que consistió esa “ayuda”, si fue solo moral o también fue con recursos económicos, dado que Bonilla es “empresario” (en una ocasión, antes de ser presidente, López Obrador viajó a Los Angeles, Cal. con su hijo menor, a ver un partido de los Dodgers, y quien los acompañaba era Bonilla).

Este tipo de personajes[1] que apoyaron a López Obrador en su travesía para llegar a la presidencia, tienen relaciones poco transparentes, pues no se sabe si ese apoyo fue totalmente incondicional o siempre tuvo que ver con un quid pro quo.

Así, el empresario José María Riobóo, que fue uno de los encargados de la construcción de los segundos pisos durante la administración de AMLO en la ciudad de México (2000-2005)[2], es otro de esos personajes que “ayudaron” a AMLO y a cambio (o a lo mejor fue sólo una coincidencia) la esposa de Riobóo, Yasmín Esquivel fue nombrada ministra de la Suprema Corte de Justicia[3]; al respecto, AMLO aseveró en su momento, que no había “conflicto de interés”, porque Riobóo no era funcionario público y él no instruía a los senadores a quién nombrar para la Suprema Corte. Como si todo el país se chupara el dedo.

En su momento, otro de los personajes que “apoyaron” a AMLO, fue el ahora defenestrado Consejero Jurídico de la presidencia, Julio Scherer, quien era, hasta antes de su renuncia el pasado 2 de septiembre, un puente indispensable para poder resolver numerosos asuntos “espinosos”[4] de los que el propio presidente prefería distanciarse (recordemos que cuando AMLO fue jefe de gobierno de la CDMX, su entonces secretario particular, René Bejarano, era el encargado de realizar ese tipo de negociaciones en lo oscurito, hasta que una de ellas salió a la luz, con el empresario argentino Carlos Ahumada, quien grabó un video en el que entregó dinero en efectivo a Bejarano, por varias decenas de miles de pesos).[5]

Ahora Bonilla ha sido públicamente invitado por López Obrador a colaborar en su gobierno, al parecer en el gabinete presidencial, lo que apunta a que el empresario-político tiene algo más que una enorme cercanía con el presidente; a lo mejor AMLO le debe algo muy importante o Bonilla sabe demasiadas cosas sobre el actual presidente, por lo que es mejor tenerlo contento.

Así, el caso de la regularización de los “autos chocolate” ha sido una de las principales exigencias de Bonilla desde que llegó a la gubernatura, con el argumento de que la falta de documentación de dichos autos los hace propensos a ser utilizados por el crimen organizado para sus actividades ilegales; y además no pueden estar monitoreados en materia de control ambiental.

Pero da la casualidad de que la industria automotriz, ha insistido una y otra vez que legalizar esos autos, no sólo es legalizar un delito, sino que constituye una competencia desleal, porque esos autos son contaminantes, no cuentan con registros claros (pueden ser producto de robos) y en muchas ocasiones no cumplen con los requisitos mínimos de calidad que se le exigen a los autos nuevos y/o usados, legales del país; ni han debido pasar las inspecciones, ni pagar la serie de impuestos a que están obligados los autos producidos o vendidos por la industria legalmente constituida.

Al parecer, por lo menos hasta agosto del 2020, el presidente AMLO estaba de acuerdo con la posición de la industria automotriz[6], ya que desmintió al gobernador Bonilla que había afirmado categóricamente que estaba por firmarse un decreto para legalizar a los autos “chocolate”. AMLO señaló en ese momento que lo del decreto era falso y que la industria automotriz se oponía a dicha legalización.

¿Qué pasó en los últimos 14 meses que convenció a AMLO de cambiar su posición y firmar el decreto, que con toda firmeza Bonilla había señalado desde entonces que sí se aprobaría?

¿Qué gana Bonilla con el decreto? ¿Es sólo su preocupación por la seguridad y el medio ambiente de Baja California, o hay algún oscuro negocio detrás de todo esto? ¿Por qué la urgencia de AMLO para firmar el decreto antes de que saliera Bonilla de la gubernatura, como si fuera un regalo de último momento; y además, la serie de elogios a su gestión; y por si fuera poco, la invitación a que se sume a su gobierno, previsiblemente en una importante secretaría, donde se manejan muchísimos recursos; quizás la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde el Ingeniero Jorge Arganis está más “quemado” que un cuete en fiestas patrias, por su inclusión en el escándalo de los Papeles de Pandora? Algo huele muy, pero muy mal en todo esto.

Además, recordemos que Bonilla fue el principal impulsor de que AMLO propusiera y lograra la reducción del IVA en la frontera (a 8%), lo que favoreció los negocios de Bonilla, aunque para las arcas de las finanzas  públicas ha generado un enorme boquete fiscal, sin que se hayan visto mayores beneficios económicos en la frontera norte[7]; ni tampoco en la sur, en donde también se aprobó esa rebaja.



[1] Es el caso del ex gobernador de Chiapas, hoy senador por ese estado, Manuel Velasco Coello, quien mandó grabar a uno de sus operadores políticos, David León (quien después sería nombrado por AMLO coordinador de Protección Civil en la Segob, y estaba a punto de hacerse cargo de una corporación gubernamental encargada de la compra de medicinas y vacunas, cuando estalló el escándalo del video del hermano del presidente), entregando una fuerte suma de dinero en efectivo al hermano de AMLO, Pío, durante el proceso electoral del 2015. El abuelo del senador, Manuel Velasco Suárez, acaba de recibir post-mortem la medalla Belisario Domínguez en el Senado.

[2] En su gira por Baja California, AMLO anunció otro segundo piso en Tijuana. A lo mejor también se aparece Riobóo por ahí.

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